Más acá y más allá de la mirada humana
Raúl Prada Alcoreza
Más acá y más allá de la mirada humana
Índice:
Dos anotaciones de inicio
El zócalo epistemológico
Concepto restringido y concepto ampliado
de la vida
La materia está viva
El tejido espacio-tiempo
Desplazamientos epistemológicos
Más allá del amigo y enemigo
Más allá de las representaciones,
de las fuerzas y las voluntades
Narrativas en su entramado dramático
Las acciones y las prácticas sociales
como narrativas fácticas
Dos anotaciones de inicio
Elocuencia de las sensaciones
Todavía prepondera un materialismo pétreo, campea como prejuicio arraigado en las mentes, que, a su vez, se han detenido en la reiteración “ideológica” de la ciencia positivista. Ese es el materialismo que hemos superado, un materialismo pretendidamente objetivista, sin embargo restringido a los prejuicios positivistas de la modernidad. Desde las teorías de la complejidad se comprende que todo es vida, la capacidad de las partículas infinitesimales, sin materia, sin energía, una nada, que crean, precisamente, en sus interacciones, la materia. Los avances de la física cuántica y relativista, sobre todo en lo que respecta a lo virtual, que corresponde al almacenamiento de la información, nos muestra la complejidad del tejido espacio-temporal, una simultaneidad dinámica.
Históricamente, si podemos hablar así, de las estructuras del pensamiento, toda episteme epocal se basa en el suelo de la física de su tiempo. La filosofía griega se basó en la física de los presocráticos; la filosofía y ciencias modernas se basaron en la física newtoniana; ahora el suelo es la física cuántica y la física relativista; empero, las filosofías, las ciencias sociales, sobre todo el marxismo, se han anclado en el suelo anterior, geológicamente sedimentado, el de la física clásica. Son todas estas ciencias sociales y el marxismo profundamente, recalcitrantemente, conservadores.
Las apreciaciones de que primero es la materia, es, en primer lugar, lineal; en segundo lugar, determinista; en tercer lugar, responde a una concepción pétrea de la materia.
No podemos callarnos sobre nada, pues de eso se trata, de expresar nuestra perplejidad y alegría ante el acontecimiento de la vida, ante la proliferación dinámica de los universos. Callarnos es como castrarse, enmudecer las sensaciones y la percepción. Eso es suicidarse antes de morir. Preferimos gozar de la vida, sobre todo acercarnos a través de la intuición estética, también la percepción, recurriendo a lo que nos transmite la física contemporánea.
Dilemas de los saberes
Precisamente, ante la capacidad del “demonio de Maxwell”, las moléculas capaces de neguentropía, es decir, de oponerse a la entropía, y retener la energía, que, sorpresivamente, pueden interpretarse, hipotéticamente, como que son capaces de calcular y conocer. Algo que ya atribuye Edgar Morin a todo organismos vivo, a todo ser vivo; dejando sugerir, que también, en otra escala y bajo otras condiciones, la física comprende torbellinos y bucles auto-creativos. Ante la evidencia de la capacidad de asociación y composición de las partículas infinitesimales – no hay ninguna partícula que no esté asociada, ni que sea la última indivisible – se sugiere la posibilidad de retención de información, en otra escala y en otras condiciones, que hasta ahora no entendemos; por lo tanto, se sugiere, reconsiderar vitalidades constitutivas en el universo, en la materia del universo, la materia oscura y la materia luminosa, la energía oscura y la energía luminosa. Esto ya lo decía Gabriel Tarde en el tiempo coincidente con Karl Marx, el optimista siglo XIX.
Ante semejantes acontecimientos, nadie puede callarse, a no ser que se quede afásico. Si ese fue el estilo de Wittgenstein, en El tratado lógico filosófico, la de callarse sobre lo que no se conoce o no tiene sentido, lo fue y es explicable, en las condiciones de su tiempo, mediados del siglo XX. Pero, quería decir otra cosa, en el debate epistemológico y metodológico. De ninguna manera, se puede evitar que todos los seres se expresen, expresen su perplejidad y su incidencia en el universo; por eso son vida, responden; en concreto, los seres humanos constituyen mundos, en el sentido imaginario y en el sentido de composiciones sociales. Se expresan estéticamente, racionalmente, a través de sus saberes y de sus ciencias. Interpretan.
Callarse, en el silencio de Buda (Raimundo Pániker Alemany)[1], sobre Dios, es un procedimiento de monjes; procedimiento sabio por cierto; empero, se refiere a los límites de la gnosis y su reverencia a los ciclos del eterno retorno. En todo caso, no se callan con sus cantos, con sus alegorías, con sus mitos. No se puede dejar de interpretar.
Por otra parte, el sentido de ciencia ya ha cambiado. No es la gran verdad verificada, la verdad universal, la ley universal; ahora se comprende que los corpus teóricos científicos son prospecciones e interpretaciones, sostenidas por investigaciones, en todo caso, corpus teóricos útiles para orientarse; empero, desechables, cuando no sirvan. Hay como una herencia religiosa de parte de los apologistas de la ciencia positivista, la convierten en un mito, en el refugio de la nueva verdad indestructible. Estas formas de asumir la ciencia corresponden a los nuevos sacerdocios que castran.
Bueno, no sabemos quiénes son los responsables de estas consignas sobre la verdad indiscutible, afincada como primera piedra en el edificio de la eternidad abstracta, de la enseñanza de aprender a callarse; empero, me parece que es una enseñanza frustrante. Prefierimos a Stephen Hawking y a Iya Prigogine, quienes postulan, mas bien, la interpretación abierta y metafórica, dejando de lado esa sotana y esa toga de pretensión científica, que no es otra cosa que juego de poder de las instituciones académicas.
[1] Ver de Raimundo Pániker Alemany El silencio de Buda. Siruela.
Concepto restringido y concepto ampliado de la vida
Prolegómeno a un concepto vital
Nos hemos preguntado mucho sobre los entes, los existentes, los seres, más o menos individualizados, incluso lo hemos hecho respecto a conjuntos de existentes y de seres; quizás hasta considerando interacciones e interferencias entre estos conjuntos; empero, no se observan preguntas sobre los espesores donde se encuentran estos existentes y estos seres. No hay muchas preguntas sobre el tejido espacio-temporal, del que forman parte estos seres. Por ejemplo, a modo de ilustración, una cosa es preguntarse sobre los peces de los océanos, espesor acuático donde habitan, y otra cosa es preguntarse sobre el espesor del océano, que contiene a los peces y toda la fauna y flora marina. No podría haber peces sin el océano; el océano es una condición de posibilidad existencial y vital para los peces. No necesariamente se puede decir al revés, aunque, con el transcurso, el océano ya no sea el mismo; no podría concebirse un océano sin peces, sin fauna y flora marina. Lo mismo respecto al tejido espacio-tiempo; el tejido espacio-temporal es condición de posibilidad primordial para todo lo existente en sus espesores; no podríamos decir al revés lo mismo, aunque en el transcurso, si se puede hablar así, no podría concebirse el espacio-tiempo sin todo lo existente, conformado, componiendo, combinado, en sus espesores.
La vida, el concepto de vida, ha sido definida a partir de la experiencia humana, de la memoria humana, de la reflexión, análisis, interpretación y racionalidad humana. Por lo tanto, ha sido definida en la historia de las estructuras de pensamiento humanas. No es pues extraño ni ajeno, haber atribuido al ser humano un lugar privilegiado, una jerarquía, respecto a los demás seres, otorgándole una condición de vida superior. Después, en la medida que los conocimientos se fueron afincando y consolidando, además de corroborando, el concepto de vida adquiere una ampliación y profundización mayor. Cuando las ciencias logran sus autonomías relativas, en una especie de división del trabajo de los saberes, el concepto de vida adquiere una denotación y una connotación, si se quiere, universal. Este concepto de vida se circunscribe a los campos de la biología. La ciencia de la vida estudia la génesis, las estructuras, las transformaciones, adaptaciones y adecuaciones de las formas de vida. Desprende teorías explicativas y descriptivas de gran alcance y utilidad, práctica y teórica. Sin embargo, en los umbrales y límites de la biología, comienzan los problemas y las preguntas sobre el alcance de las formas de vida. Es precisamente en estos umbrales y límites desde donde se replantea la pregunta sobre la vida, considerada como complejidad y, para decirlo ilustrativamente, considerada como totalidad y totalización.
Como escribimos en La explosión de la vida y en Episteme compleja, no se trata de hacer física cuántica o física relativista; esta es la tarea de los físicos[1]. Sino de reconocer el suelo epistemológico en el que nos movemos ahora, en nuestra contemporaneidad; este suelo o zócalo es la física cuántica y la física relativista. Partiendo de esta premisa, de este principio de ubicación, de este principio de pertenencia, si se quiere, de este principio de realidad, sacar las consecuencias en lo que respecta a las transformaciones en las estructuras del pensamiento, en las estructuras científicas y en las estructuras filosóficas. Avanzar en la conformación de la episteme compleja, correspondiente a las teorías de la complejidad. Esta tarea ya ha comenzado; ahí están las primeras formas de la teoría de la complejidad; al respecto nos remitimos a lo que escribimos en los ensayos citados. Sin embargo, lo que se ha avanzado no es suficiente, pues todavía las ciencias sociales y la filosofía se encuentran ancladas en el suelo y zócalo de las epistemes de la modernidad; por lo tanto, las estructuras de pensamiento hegemónicas todavía corresponden a esta episteme, con pretensiones universales.
Concepto restringido de la vida
Llamamos concepto restringido de la vida a lo que conocemos, incluso si consideramos su arqueología del saber. En resumen, por más rica que sea la concepción biológica alcanzada, en términos amplios, profundos, en su teorización, explicación, así como en su descripción exhaustiva, todavía se sigue considerando como vida a lo que experimentan los organismos, los seres denominados vivos. Salvo la biología molecular, considerando sus avances e incorporaciones cuánticas, que ya ha incursionado en los umbrales y límites de la ciencia de la vida, para comenzar a proponer hipótesis prospectivas en los campos moleculares, atómicos y cuánticos.
En este sentido, vamos a bosquejar diseños de una arqueología del saber del concepto vida, para después, desde este mapa conceptual, incursionar expediciones hipotéticas a una concepción ampliada de la vida.
Arqueología del concepto de vida
Se puede atender el concepto de vida en su propia arqueología, recurriendo a esta metáfora de Michel Foucault; por lo tanto, partir de la concepción inicial, que alude a nacer, crecer, metabolizar, responder a estímulos “externos”, reproducirse y morir; después, sobre esta primera capa, acumular los sedimentos conceptuales que siguen. Se podría entonces definir la vida como la capacidad de administrar los recursos internos de un ser físico, de forma adaptada a los cambios producidos en su entorno, sin que exista una correspondencia directa causal entre el ser administrador de los recursos y el cambio introducido en el entorno por la actividad de ese ser, sino una asíntota de aproximación al ideal establecido por dicho ser, ideal que nunca llega a su consecución completa por la dinámica de los entornos y en los entornos.
Se podría decir que, en términos científicos, para la física y otras ciencias afines, la vida hace referencia a la duración de los existentes o a su proceso de evolución, vida media, ciclo vital de las estrellas. En biología, se considera la condición “interna” como medular, condición innata, que categoriza, tanto por sus semejanzas como por sus diferencias, a los seres vivos. Se trata del proceso intermedio entre el nacimiento y la muerte. Desde un punto de vista bioquímico, la vida puede definirse como una situación o atributo inconfundible alcanzado de la materia, debido a estructuras moleculares específicas, con capacidad de desarrollo, capacidad de preservarse en el entorno, reconocer y responder a estímulos, así como reproducirse, permitiendo, de este modo, la continuidad. Las estructuras de vida biomoleculares establecen un rango de estabilidad, dejando que la vida permanezca y continúe; a esta dinámica se la considera evolutiva. Se dice que los seres vivos se distinguen de los seres “inanimados”, de acuerdo a un conjunto de características, siendo las más importantes la organización molecular, la reproducción, la evolución y la administración autónoma de su energía “interna”. Desde la perspectiva médica, existen distintas interpretaciones científicas sobre el momento determinado en el que comienza a existir la vida humana, según los diferentes paradigmas teóricos, filosóficos, religiosos, culturales, incluso según los imperativos legales. Para algunos, la vida existe desde que se fecunda el óvulo; para otros, desde que ya no es posible legalmente el aborto, hasta el cese irreversible de la actividad cerebral o muerte cerebral. Desde otro ángulo, se define la vida vegetativa como un conjunto de funciones involuntarias nerviosas y hormonales, que adecuan el medio “interno” para que el organismo responda, en las mejores circunstancias, a las condiciones del medio “externo”; funciones que parecen estar regidas por el hipotálamo y el eje hipotálamo-hipofisario.
Desde la perspectiva cosmológica, no se sabe nada sobre la existencia de vida en otros rincones del universo. Una serie de proyectos científicos, los proyectos SETI, están dedicados a la búsqueda de vida inteligente extraterrestre. Por otra parte, la reciente teoría de supercuerdas lleva, entre otras conclusiones, a la posible existencia de infinitos universos paralelos, donde existirían mundos con vida idénticos al que conocemos, así como también, en otros universos, mundos con variaciones respecto al nuestro. Desde la perspectiva de la psicología, la vida es un sentimiento inestimable, considerando a las múltiples interacciones e interferencias con los entornos, así como la voluntad por lograr la homeostasis en circunstancias permanentes.
Para Ilya Prigogine, la vida es el ámbito de lo no lineal, de la autonomía del tiempo, de la multiplicidad de las estructuras, algo que no se ve en el universo “no viviente”. La vida se caracteriza por la inestabilidad; condición ambivalente por la cual nacen y desaparecen estructuras, considerando ciclos geológicos. Para Ilya Prigogine la vida es el tiempo que se inscribe en la materia; los fenómenos irreversibles son el origen de la organización biológica. Todos los fenómenos biológicos son irreversibles. Esta irreversibilidad es una propiedad común a todo el universo; todos envejecemos en la misma dirección, seguimos imperturbablemente la flecha del tiempo. Prigogine considera que es la función la que crea la estructura; los fenómenos irreversibles son el origen de la organización biológica; en otras palabras, de la vida. La vida no se corresponde a un fenómeno único; la vida se forma cada vez que las condiciones planetarias son favorables. Los sistemas dinámicos de la biología son inestables, por lo tanto se dirigen hacia un porvenir inestimable. El futuro está abierto a procesos siempre nuevos de transformación y de aumento de la complejidad de los sistemas vivos, de la complejidad biológica, en una creación continua.
Todo organismo vivo contiene información hereditaria reproducible, codificada en los ácidos nucleicos, los cuales controlan el metabolismo celular a través de unas moléculas, llamadas proteínas, denominadas enzimas; catalizadoras o inhibidoras de las diferentes reacciones biológicas. Esta definición tampoco es completamente satisfactoria, a pesar de sus precisiones; excluye la vida fuera de la química que conocemos; por ejemplo, no la concibe como tal lo que ocurre en el campo cibernético, así como en el campo de una química distinta.
En todo caso, recopilando estas consideraciones, se puede decir que la vida es todo sistema capaz de evolucionar. Sin embargo, el problema no es resuelto del todo, ya que esta definición no es aceptada en biología, pues incluye los virus dentro del grupo de los seres vivos; podría en un futuro introducir algún virus informático polimórfico, que incluyera algún tipo de rutina avanzada de evolución darwiniana.
En resumen, se puede decir que los sistemas vivos son una organización especial y localizada de la materia, donde se produce un continuo incremento de orden, sin intervención “externa”. Esta definición nace de la comprensión del universo. El apoyo teórico radica en el segundo principio de la termodinámica, principio que dice que la entropía o desorden de un sistema aislado siempre aumenta. Por lo tanto, la neguentropía, el logro del orden y la organización, en un sistema vivo, no desacata el citado principio termodinámico; al no ser un sistema aislado tal incremento se logra siempre a expensas de un incremento de entropía total del universo. Así pues, la vida formaría parte también de los llamados sistemas complejos.
Se optó por redefinir la vida en función de los resultados obtenidos tras el desarrollo completo del ADN; ya no respecto al potencial mismo de esa molécula. Es así que se establecieron algunas características comunes:
- Los seres vivos requieren energía. Es decir, se nutren.
- Los seres vivos crecen y se desarrollan.
- Los seres vivos responden a su medio ambiente.
- Los seres vivos se reproducen por sí mismos, sin necesitar ayuda externa; siendo éste un hecho clave.
Estas consideraciones logran una definición simple de vida; sin embargo, permiten incluir como seres vivos a los cristales minerales; los cristales minerales crecen, responden al medio, se reproducen, consumen energía al crecer y propagarse. Viendo en retrospectiva, la definición universal de vida ha venido enriqueciéndose; sin embargo, no logra alcanzar sus pretensiones; deja pendiente otros problemas, una vez solucionado algunos.
Repasando, se define en biología como vida la estructura molecular auto-organizada, capaz de intercambiar energía y materia con el entorno, con la finalidad de auto-mantenerse, renovarse y reproducirse. La manifestación evidente de lo anterior se muestra en forma de vida. Esta manifestación se singulariza del resto del ecosistema por un conjunto de propiedades características, comunes y relativas a ciertos sistemas orgánicos, a los que se denominan seres vivos. Un ser vivo consiste en la conjunción de diferentes sistemas, capaces de integrarse por la conveniencia relativa al ahorro en recursos, que supone la asociación. Los sistemas, por separado, necesitan un aporte “externo” y generan un desecho. El desecho de un sistema sirve para la alimentación del otro, a esto se llama reciclaje. Dicha integración permite que el organismo, el conjunto de todos los sistemas integrados, pueda soportar el desorden inherente a la tendencia natural de cada sistema, por separado, a desorganizar la información. El desorden genera una necesidad, manifestándolo mediante moléculas cargadas, aminoácidos o cadenas de proteínas. Dichas cargas ponen de manifiesto las propiedades inherentes del sistema, que el sistema vecino interaccionará aportando como desecho, lo que el otro necesita como materia prima. De esta forma se obtiene y procesa de manera sostenida los materiales y la energía, que se transfieren adecuadamente por cualquiera de los sistemas capaces de transmitir dicha información. El resultado final minimiza la entropía “interna” del sistema vivo, necesitando de aporte “externo” para que el proceso no decline. La tendencia al desorden es el resultado del desgaste natural asociado a las interacciones. Como remedio el organismo reacciona a través del desarrollo y la evolución, procesos dependientes de la existencia de un canal de transferencia y/o transacción de cargas, que para el caso de la vida en la tierra, se compila en la información genética, información nutriente de información a todo el sistema.
La revolución tecnológica y científica ha llevado recientemente al científico Raymond Kurzweil a afirmar, en su libro La era de las máquinas espirituales, que si, según su pronóstico, a lo largo del siglo XXI, fuese posible la creación de computadoras más sofisticadas, que nuestro propio cerebro, conscientes y capaces de alojar nuestro estado neuronal, dando así lugar a una copia virtual o real e inmortal de nosotros mismos, el concepto de inteligencia, de consciencia, y de vida, trascenderían probablemente a la biología.
En otras palabras, lo vivo es el estado característico de la biomasa, manifestándose en forma de organismos unicelulares o pluricelulares. Las propiedades comunes a los organismos conocidos que se encuentran en la tierra, plantas, animales, fungi, protistas, archaea y bacteria, se pueden apreciar en que los organismos están basados en el carbono y el agua. Los organismos son conjuntos celulares con disposiciones complejas, capaces de mantener y sostener, junto con el entorno que les rodea, el proceso homeostático; proceso que les permite responder a estímulos, reproducirse y adaptarse en generaciones sucesivas.
En conclusión, en la biología, se considera vivo lo que tenga las siguientes características:
- Organización: Formado por células.
- Reproducción: Capaz de generar o crear copias de sí mismo.
- Crecimiento: Capaz de aumentar en el número de células que lo componen y/o en el tamaño de las mismas.
- Evolución: Capaz de modificar su estructura y conducta con el fin de adaptarse mejor al medio en el que se desarrolla.
- Homeostasis: Utiliza energía para mantener un medio interno constante.
- Movimiento: Desplazamiento mecánico de alguna o todas sus partes componentes. Se entiende como movimiento a los tropismos de las plantas, e incluso al desplazamiento de distintas estructuras a lo largo del citoplasma. Una entidad con las propiedades indicadas previamente se lo considera un organismo. Hoy el conjunto de toda la tierra contiene aproximadamente 75 000 millones de toneladas de biomasa (vida), la que vive en distintos medios ambientes de la biósfera.
Todos los seres vivos sobre la faz de la tierra realizan tres funciones básicas, a saber, relación, nutrición y reproducción. Se excluye de esta definición a los virus, pues no son capaces de realizar las tres; únicamente se relacionan. No obstante, realizan todas, una vez que infectan a la célula objetivo; entonces son capaces de manipular su maquinaria celular.
Una estructura viva es una disposición de elementos químicos, dispuestos de tal forma que, en su estado más estable, se puede asemejar a un esquema energético a la espera de ser leído. Es en ese momento cuando se expresan las reacciones necesarias para obtener homeostasis. Dicha estructura, que comprende un organismo, es la base sobre la que pueden establecerse las estructuras materiales vivas. La acción de leer, no es otra que el evento que desencadena las reacciones necesarias para poner en marcha el programa genético, unidad en la que se condensa el esquema energético.
Se considera que no es vida cualquier otra estructura del tipo que sea, aunque contenga ADN o ARN, otra estructura incapaz de establecer un equilibrio homeostático – virus, viriones, priones, células cancerígenas o cualquier otra forma de reproducción, que no sea capaz de manifestar una forma estable, retroalimentaria, sostenible con el medio, y provoque el colapso termodinámico -. Así, se puede concluir que una célula está viva, pues posee una regulación homeostática relativa a ella misma; empero, si no pertenece a un organismo homeostático, no forma parte de un organismo vivo; sin embargo, consume recursos y pone en peligro la sostenibilidad del entorno en el cual se manifiesta.
La existencia de vida, concretamente la vida terrestre, puede definirse con más especificidad indicando, entre otras cosas, que los seres vivos son sistemas químicos, cuyo fundamento son cadenas de átomos de carbono, ricas en hidrógeno; cadenas que se distribuyen en compartimientos llenos de disoluciones acuosas, separados por membranas funcionalmente asimétricas, cuya zona “interior” es hidrófoba; esos compartimentos constituyen células o forman parte de ellas. Los compartimentos se originan por división de células anteriores, permitiendo así el crecimiento, también la reproducción de los individuos. Los sistemas vivos no forman un sistema continuo, cerrado y hermético, sino una multitud de sistemas discretos, que se denominan organismos[2].
Como se puede ver, el boceto de arqueología del saber del concepto vida plasma descripciones y clasificaciones de observaciones e investigaciones de la vida, sobre todo de los llamados organismos vivos. Estas clasificaciones y descripciones, sobre todo sus diferenciaciones, los análisis comparativos y también los análisis específicos, han llevado a teorías explicativas, propiamente de carácter evolutivo, además de los estudios de estrategias de adaptación, adecuación y equilibración. La biología ha llegado a revelar la inteligencia innata de los organismos vivos.
El perfil epistemológico de este campo científico, el de la biología, comprende una articulación dinámica con el campo de la química, el campo de la física, los campos de la geología y la geografía, así como, recientemente, con el campo de las ciencias sociales. En este último caso, la biología ha ingresado a la episteme compleja, relativa a las teorías de la complejidad; la configuración epistemológica es la ecología.
Se puede decir que la biología hace de transición ente la episteme universalista moderna, episteme de las especialidades, de las divisiones del trabajo del saber, de la historicidad y la formalización, y la episteme compleja, episteme multidisciplinaria, integradora de conocimientos, de la simultaneidad dinámica y del devenir. En el transcurso la biología se convirtió en el referente primordial, después de haberlo sido la cibernética, de las teorías de sistemas; la más compleja de estas teorías es la teoría sistémica autopoiética. Estos desenvolvimientos de la biología, tanto en términos prácticos y descriptivos, como en términos teóricos, han ocasionado interpretaciones filosóficas y epistemológicas de importancia, tanto para el nuevo acontecimiento epistemológico, que es este de las teorías de la complejidad, como en los campos de la crítica política y crítica filosófica. Los conceptos de biopolítica y biopoder han replanteado completamente el modo de los análisis de la crítica política, de la crítica social y de la crítica de las dominaciones.
Ahora, desde nuestro punto de vista, consideramos que, a partir de los avances de la biología molecular, estamos ingresando a la posibilidad de una teoría unificada no solamente de la física, no solamente, como dijimos en los textos citados, de la biología y la física, sino también de la biología, la física y las ciencias sociales.
Figuraciones del ser vivo
Un ser vivo es un complexo corpóreo de organización compleja, en la que intervienen sistemas de comunicación molecular, que lo relacionan “internamente”, así como con el entorno. Relación dada en procesos de intercambio de materia y energía, de una forma ordenada; manifestando la capacidad de desempeñar las funciones básicas de la vida, que son la nutrición, la relación y la reproducción. De tal manera que los seres vivos actúan y funcionan por sí mismos, sin perder su nivel estructural hasta su muerte. La materia que compone los seres vivos está formada en un 95 % por cuatro elementos, denominados bioelementos; éstos son el carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno; a partir de los cuales se forman biomoléculas:
- Biomoléculas orgánicas o principios inmediatos: glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos.
- Biomoléculas inorgánicas: agua, sales minerales y gases.
Estas moléculas se repiten constantemente en todos los seres vivos; de estas circunstancias comprobadas se deduce que el origen de la vida procede de un antecesor común. Sería muy improbable que hayan aparecido independientemente dos seres vivos con las mismas moléculas orgánicas. Se han encontrado biomarcadores en rocas con una antigüedad de hasta 3.500 millones de años; entonces, la vida podría haber surgido sobre la tierra hace 3.800-4.000 millones de años.
Todos los seres vivos están constituidos por células. En el interior de éstas se realizan las secuencias de reacciones químicas, catalizadas por enzimas, componentes necesarios para la vida. Aparentemente parece fácil, habitualmente, decidir si algo está vivo o no; esta impresión se debe a que los seres vivos comparten muchos atributos. Asimismo, la vida puede definirse según estas propiedades básicas de los seres vivos, que nos permiten diferenciarlos de la materia “inanimada”:
- Organización. Las unidades básicas de un organismo son las células. Un organismo puede estar compuesto de una sola célula, unicelular, o por muchas, pluricelular.
- Homeostasis. Los organismos mantienen un equilibrio interno, por ejemplo, controlan activamente su presión osmótica y la concentración de electrolitos.
- Irritabilidad. Es una reacción ante estímulos externos. Una respuesta puede ser de muchas formas, por ejemplo, la contracción de un organismo unicelular cuando es tocado o las reacciones complejas que implican los sentidos en los animales superiores.
- Metabolismo. Los organismos o seres vivos consumen energía para convertir los nutrientes en componentes celulares, anabolismo, también liberando energía al descomponer la materia orgánica, catabolismo.
- Desarrollo. Los organismos aumentan de tamaño al adquirir y procesar los nutrientes. Muchas veces este proceso no se limita a la acumulación de materia sino que implica cambios mayores.
- Reproducción. Es la habilidad de producir copias similares de sí mismos, tanto asexualmente, a partir de un único progenitor, como sexualmente a partir de al menos dos progenitores.
- Adaptación. Las especies evolucionan y se adaptan al entorno.
Autopoiesis
Se ha avanzado a una forma dinámica de los seres vivos, esta perspectiva es la concepción autopoiética; el concepto de autopoiesis, elaborado por Humberto Maturana y Francisco Varela, ayuda a comprender mejor la autonomía de los seres vivos, así como sus capacidades reproductivas, sus reducciones de la complejidad ocasionando complejidad “interna”, además de permitir comprender mejor la interrelación entre la dimensión filogénica y la dimensión ontogenética. La metodología es definir a los sistemas vivientes por su organización más que por un conglomerado de funciones. Un sistema se define como autopoiético cuando las moléculas producidas generan la misma red que las produjo, especificando su extensión. Los seres vivos son sistemas que viven en tanto que preservan su organización. Todas las transformaciones estructurales se explican por su adaptación y adecuación respecto al entorno. Para un observador “externo” al sistema, esta organización aparece como autoreferida. Las células son los únicos sistemas vivos primarios; es decir, aquellos capaces de mantener su autopoiesis en forma autónoma. Los organismos pluricelulares, formados por células, poseen características similares a las de las células, particularmente en lo que respecta a las equilibraciones; el despliegue vital es concedido por la organización autopoiética de las células que los constituyen.
Sin embargo, el problema aparece respecto a los virus; los virus cumplen con algunas de estas características, materia organizada y compleja, reproducción y evolución; empero, no tienen metabolismo ni desarrollo. Si consideramos que la característica básica de un ser vivo es tener descendencia y evolucionar, también los virus podrían considerarse seres vivos; empero, si añadimos la posesión de un metabolismo y la capacidad de desarrollo, entonces no. Si definimos a la vida como sistema autopoiético, la polémica si un virus es un ser viviente se resuelve con este concepto, ya que el virus no cuenta con una organización material autopoiética.
Los organismos son sistemas físicos, sustentados por reacciones químicas complejas, organizadas de manera que promueven la reproducción, en alguna medida la sostenibilidad, así como la supervivencia. Los seres vivos están integrados por moléculas; cuando se examinan individualmente estas moléculas, se observa que se ajustan a todas las leyes físicas y químicas, que rigen el comportamiento de la materia; las reacciones químicas son fundamentales a la hora de entender los organismos. También juega un papel importante la interacción con los demás organismos y con los entornos. De hecho, el desplazamiento epistemológico de la biología, desplazamiento que consiste en la conformación de la ecología, tiene, mas bien, una comprensión compleja de los seres vivos. .
Los organismos son sistemas físicos abiertos; intercambian materia y energía con su entorno. Aunque son unidades individuales de vida no están aislados de los entornos; para funcionar absorben y desprenden constantemente materia y energía. Los seres autótrofos producen energía útil, bajo la forma de compuestos orgánicos, a partir de la luz del sol o de compuestos inorgánicos, mientras que los heterótrofos utilizan compuestos orgánicos de su entorno.
La materia viva está constituida por unos sesenta elementos; casi todos los elementos estables de la tierra, exceptuando los gases nobles. Estos elementos se llaman bioelementos o elementos biogénicos. Se pueden clasificar en dos tipos: primarios y secundarios.
- Los elementos primarios son indispensables para formar las biomoléculas orgánicas, glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucléicos. Constituyen el 96,2 % de la materia viva. Son el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno, el fósforo y el azufre.
- Los elementos secundarios son todos los bioelementos restantes. Existen dos tipos: los indispensables y los variables. Entre los primeros se encuentran el calcio, el sodio, el potasio, el magnesio, el cloro, el hierro, el silicio, el cobre, el manganeso, el boro, el flúor y el yodo.
El elemento químico fundamental de todos los compuestos orgánicos es el carbono. Las características físicas de este elemento, como su gran afinidad de enlace con otros átomos pequeños, incluyendo otros átomos de carbono, además de su pequeño tamaño, le permiten formar enlaces múltiples. Entonces, lo convierten en ideal como base de la vida orgánica. Es capaz de formar compuestos pequeños, que contienen pocos átomos; por ejemplo, el dióxido de carbono, así como grandes cadenas de muchos miles de átomos denominadas macromoléculas. Los enlaces entre átomos de carbono son suficientemente fuertes para que las macromoléculas sean estables y suficientemente débiles como para ser rotos durante el catabolismo; las macromoléculas a base de silicio, siliconas, son virtualmente indestructibles en condiciones normales, lo que las descartan como componentes de un ser vivo con metabolismo.
Los compuestos orgánicos presentes en la materia viva muestran una enorme variedad; la mayor parte de ellos son extraordinariamente complejos. Las macromoléculas biológicas están constituidas a partir de un pequeño número de pequeñas moléculas fundamentales, monómeras; moléculas idénticas en todas las especies de seres vivos. Todas las proteínas están constituidas solamente por veinte aminoácidos distintos, así como por todos los ácidos nucleicos, por cuatro nucleótidos. Se ha calculado que, aproximadamente un 90 % de toda la materia viva, que contiene muchos millones de compuestos diferentes, está combinada por unas cuarenta moléculas orgánicas pequeñas. Aún en las células más pequeñas y sencillas, como la bacteria Escherichia coli, hay unos 5.000 compuestos orgánicos diferentes; entre ellos, unas 3.000 clases diferentes de proteínas. Se calcula que en el cuerpo humano puede haber hasta cinco millones de proteínas distintas; además ninguna de las moléculas proteicas de Escherichia coli es idéntica a alguna de las proteínas humanas, aunque varias actúen del mismo modo.
La mayor parte de las macromoléculas biológicas que componen los organismos pueden clasificarse en uno de los siguientes cuatro grupos: ácidos nucleicos, proteínas, lípidos y glúcidos. Los ácidos nucleicos, ADN y ARN, son macromoléculas formadas por secuencias de nucleótidos, que los seres vivos utilizan para almacenar información. Dentro del ácido nucleico, un codón es una secuencia particular de tres nucleótidos que codifica un aminoácido particular, mientras que una secuencia de aminoácidos forma una proteína.
Las proteínas son macromoléculas formadas por secuencias de aminoácidos; debido a sus características químicas se pliegan de una manera específica, así realizan una función particular. Se distinguen las siguientes funciones de las proteínas:
- Enzimas, que catalizan las reacciones metabólicas.
- Proteínas estructurales, por ejemplo, la tubulina y el colágeno.
- Proteínas reguladoras, por ejemplo, la insulina, la hormona del crecimiento y los factores de transcripción, que regulan el ciclo de la célula.
- Proteínas señalizadoras y sus receptores, tales como algunas hormonas.
- Proteínas defensivas, por ejemplo, los anticuerpos del sistema inmune y las toxinas. Algunas veces las toxinas contienen aminoácidos inusuales tales como la canavanina.
Los lípidos forman la membrana plasmática; constituye la barrera que limita el interior de la célula, evitando que las sustancias puedan entrar y salir libremente de ella. En algunos organismos pluricelulares se utilizan también para almacenar energía y para mediar en la comunicación entre células.
Los glúcidos o hidratos de carbono son el combustible básico de todas las células; la glucosa está al principio de una de las rutas metabólicas más antiguas, la glucólisis. También almacenan energía en algunos organismos, almidón, glucógeno, siendo más fáciles de romper que los lípidos; forman estructuras esqueléticas duraderas, como la celulosa – pared celular de los vegetales – o la quitina – pared celular de los hongos, cutícula de los artrópodos -.
Como dijimos, todos los organismos están formados por unidades denominadas células; algunos están formados por una única célula, unicelulares, mientras que otros contienen muchas, pluricelulares. Los organismos pluricelulares pueden especializar sus células para realizar funciones específicas. Un grupo de tales células forma un tejido. Los cuatro tipos básicos de tejidos en los animales son: epitelio, tejido nervioso, músculo y tejido conjuntivo. En las plantas pueden distinguirse tres tipos básicos de tejidos: fundamental, epidérmico y vascular. Varios tipos de tejido trabajan juntos bajo la forma de un órgano para producir una función particular, como el bombeo de la sangre por el corazón o como barrera frente al ambiente como la piel. Este patrón continúa a un nivel más alto, con varios órganos funcionando como sistema orgánico. Muchos organismos pluricelulares constan de varios sistemas orgánicos, que se coordinan para permitir la vida.
La teoría celular, propuesta en el año 1839 por Schleiden y Schwann, establece que todos los organismos están compuestos de unas o más células; todas las células provienen de otras células preexistentes; todas las funciones vitales de un organismo ocurren dentro de las células; las células contienen información hereditaria necesaria para las funciones de regulación de la célula, así como para transmitir información a la siguiente generación de células.
En lo que respecta a las células vegetales, en color verde, se aprecian los cloroplastos. Todas las células tienen una membrana plasmática, que rodea a la célula, separa el “interior” del entorno, regula la entrada y salida de compuestos, manteniendo de esta manera el potencial de membrana. Un citoplasma salino, que constituye la mayor parte del volumen de la célula y material hereditario, ADN y ARN.
Según la localización y la organización del ADN se distinguen dos tipos de células:
- Células procariotas, de los organismos procariontes, que carecen de membrana nuclear por lo que el ADN no está separado del resto del citoplasma.
- Células eucariotas, de los organismos eucariontes, que tienen un núcleo bien definido con una envoltura que encierra el ADN, que está organizado en cromosomas.
Todas las células comparten varias habilidades:
- Reproducción por división celular, fisión binaria, mitosis o meiosis.
- Uso de enzimas y de otras proteínas codificadas por genes del ADN y construidas vía un ARN mensajero en los ribosomas.
- Metabolismo, incluyendo la obtención de los componentes constructivos de la célula, energía y la excreción de residuos. El funcionamiento de una célula depende de su capacidad para extraer y utilizar la energía química, almacenada en las moléculas orgánicas. Esta energía se obtiene a través de las cadenas metabólicas.
- Respuesta a estímulos externos e internos; por ejemplo, cambios de temperatura, pH o niveles nutrientes.
Es la disposición de las estructuras corporales respecto de algún eje del cuerpo. Se clasifican en:
- Asimétrica: cuando no presentan una forma definida, como las amebas.
- Radial: es presentada por organismos en forma de rueda o cilindro y sus partes corporales parten de un eje o punto central. Ejemplo: los erizos y las estrellas de mar.
- Bilateral: la presenta la mayoría de los seres vivos. Es aquella en la cual al pasar un eje por el centro del cuerpo se obtienen dos partes equivalentes. Ejemplo: los vertebrados.
Los seres vivos pueden ser estudiados desde perspectivas diferentes y focalizándolos en visiones distintas: química, celular, tejido, individuo, población, comunidad, ecosistema y biosfera. La ecología plantea una visión integradora de los seres vivos con los entornos o ecosistemas, considerando la interacción de los distintos organismos entre sí, también con los ecosistemas. Así como los factores que afectan a su distribución y abundancia. El medio ambiente incluye tanto los factores físicos, factores abióticos, locales, tales como el clima y la geología, así como a los demás organismos que comparten el mismo hábitat, factores bióticos. Los procariontes y los eucariontes han evolucionado de acuerdo con estrategias ecológicas diferentes. Los procariontes son pequeños y sencillos; estas características les otorgaron la posibilidad de una alta velocidad de crecimiento y reproducción, por lo que alcanzan altos tamaños poblacionales en poco tiempo; condición que les permite ocupar nichos ecológicos efímeros, con fluctuaciones dramáticas de nutrientes. Por el contrario, los eucariontes, más complejos y de mayor tamaño, poseen un crecimiento y reproducción más lentos; en contrste, han desarrollado la ventaja de ser competitivos en ambientes estables con recursos limitantes.
Los seres vivos comprenden unos 1,75 millones de especies descritas y se clasifican en dominios y reinos. La clasificación más extendida distingue los siguientes taxones:
- Archaea, arqueas. Organismos procariontes que presentan grandes diferencias con las bacterias en su composición molecular. Se conocen unas 300 especies.
- Bacteria, bacterias. Organismos procariontes típicos. Están descritas unas 10.000 especies.
- Protista, protozoos. Organismos eucariontes generalmente unicelulares. Con unas 55.000 especies descritas.
- Fungi, hongos. Organismos eucariontes, unicelulares o pluricelulares talofíticos y heterótrofos, que realizan una digestión externa de sus alimentos. Comprende unas 100.000 especies descritas.
- Plantae, plantas. Organismos eucariontes generalmente pluricelulares, autótrofos y con variedad de tejidos. Comprende unas 300.000 especies.
- Animalia, animales. Organismos eucariontes, pluricelulares, heterótrofos, con variedad de tejidos, que se caracterizan, en general, por su capacidad de locomoción. Es el grupo más numeroso con 1.300.000 especies descritas.[3]
Como se puede ver estas descripciones y clasificaciones de los seres vivos corresponden a toda una taxonomía; se hace el cuadro a partir de las analogías y diferencias, tanto de las formas, morfología, como de las funciones, análisis de los comportamientos. No está lejos Linneo, tampoco las taxonomías introducidas en su época; la situación es distinta de la taxonomía biológica respecto de la taxonomía de la botánica, puesto que estas clasificaciones no pretenden ser explicativas, sino tan solo servir como descripciones útiles para el análisis, mas bien, dinámico, no estático como en el caso de Lineo. Por otra parte, las diferencias de periodos de la modernidad, nos muestra que la biología accede a la revolución de la información, generando, con más facilidad, cuadros comparativos más detallados. El debate entre las teorías acerca de su alcance explicativo lleva a la biología a una reflexión constante de los sentidos y significados de lo que se enuncia como teoría. Por otra parte, como dijimos, la biología incursiona en las teorías de sistemas avanzando a las teorías de la complejidad.
Sin embargo, se nota todavía, sobre todo en la enseñanza universitaria, un apego a las tradiciones de la ilustración, el enciclopedismo, las definiciones de diccionario, las clasificaciones botánicas; en otras palabras, el apego a la inclinación por el conocimiento de museo. Es menester afectar la enseñanza con la crítica epistemológica de la historia de las ciencias.
Concepto ampliado de la vida
Ahora retomaremos nuestras incursiones prospectivas, en los horizontes de la episteme compleja, de las teorías de la complejidad, incursiones que proyectan una interpretación integral de las llamadas fuerzas fundamentales del universo, que nosotros las rebautizaremos como fuerzas constitutivas de la vida, comprendiendo por vida, no sólo la capacidad reproductiva, adaptativa y evolutiva de los organismos vivos, sino la potencia inherente a la materia, a la oscura y a la luminosa, inherente a la energía, que es la misma materia, energía oscura y luminosa. Potencia creativa. En La explosión de la vida escribimos:
La vida no sólo se explica por la memoria que conserva y crea lo sensible, sino como torbellino auto-organizativo genético, fenoménico, egoísta y ecológico. Este remolino que retorna sobre sí mismo para crear vida en su infinita variedad, lo hace en forma de poli-bucles bullentes y diferenciados, entrelazados e interconectados, condicionándose mutuamente. La vida es auto-creación y re-organización de las condiciones de posibilidad mismas de la vida. La vida es auto-poiesis; por eso mismo supone inteligencia, cálculo, computación, cogitación, saber, aunque no sea evocativo; subjetividad, sobre todo por el espesor de afectividad. La vida considerada como constitución de la sensibilidad supone organismos y organizaciones capaces de sentir, de establecer una relación sensible entre “interioridad” y “exterioridad”, donde la “interioridad” es precisamente el cuerpo que capta la “exterioridad”, que captura fragmentos de “exterioridad”, convirtiéndolos en parte de su metabolismo y su experiencia. No interesa tanto la separación entre “interioridad” y “exterioridad”, sobre la que se ha insistido tanto, sobre todo en la teoría de sistemas, donde la relación, la separación, aparece tanto como clausura, así como apertura, sino, lo que es indudablemente importante es esta capacidad, esta facultad, de sentir. Sin lugar a dudas, esta constitución sensible es ya la constitución subjetiva, la sensación de autonomía. Por eso podemos decir que todos los organismos vivos son “sujetos”, decodifican físicamente, químicamente, biológicamente, sensiblemente, la información recibida, y actúan, responden. No se puede tener, en estos temas, no es sostenible, una mirada antropocéntrica, otorgando sólo a los seres humanos el privilegio de la subjetividad; la vida como memoria y creación de lo sensible es la “experiencia” que comparten todos los seres vivos. La vida es precisamente acontecimiento sensible, el mismo que no podría comprenderse sino como constitución de subjetividad[4].
Sobre el demonio de Maxwell escribimos:
Para decirlo en términos figurativos, como el que utilizó Maxwell, cuando supuso la entelequia de su demonio, quién conspira contra la segunda ley de la termodinámica. Tomemos en cuenta un recipiente dividido en dos mitades, donde en una hay gas frio y en la otra hay gas caliente; cuando se abre un orificio, por la segunda ley termodinámica, sabemos que las moléculas de gas frio y de gas caliente van a circular de un lugar a otro, hasta que la temperatura de todo el recipiente se estabilice. Para evitar que ocurra esto, el demonio de Maxwell devuelve las moléculas frías a su lugar y las moléculas calientes a su lugar, evitando pérdida de energía. De esta manera el demonio de Maxwell pone orden o crea orden, si se quiere; evita el camino de la degradación y la pérdida de energía por medio de su actividad diabólica de administrar estos flujos de moléculas. Esta precisamente es la actividad creadora de la vida.
Jacques Monod dice que la clave para resolver la paradoja de Maxwell la dio León Brillouin, quien se inspira en un texto de Szilard, para quién el ejercicio de las funciones cognitivas del demonio de Maxwell debe consumir necesariamente una cierta cantidad de energía que, en el balance de la operación, precisamente compensa la disminución de entropía del sistema. El demonio no puede efectuar esta tarea sin conocimiento de causa, debe tener la capacidad de adquirir información, de conocer, de medir la velocidad de cada partícula de gas. En otras palabras, toda adquisición de información supone la interacción del demonio mismo, interacción que consume energía, aunque sea en cantidades pequeñas[5]. Monod dice que este teorema es una de las fuentes de las concepciones modernas relativas a la equivalencia entre información y neguentropía o entropía negativa; es decir, orden. En biología, la labor del demonio de Maxwell la cumplen las enzimas, proteína que actúa como catalizador en las reacciones bioquímicas. Las enzimas ejercen, precisamente, a escala microscópica, una función creadora de orden[6]. Las enzimas drenan el potencial químico, de acuerdo al programa que ejecutan. Debido a la capacidad de formar, con otras moléculas, los complejos estero-específicos y no-covalentes, las proteínas ejercen su papel demoniaco[7].
Después, continuamos la exposición:
Lo que hay que anotar, a propósito de la paradoja de Maxwell y la elucidación de la misma, es que así como hay una física clásica, que se ocupa de la mecánica de los fenómenos experimentados en la vida cotidiana, concebidos en el supuesto del espacio absoluto y del tiempo absoluto; así como hay una física relativista, que se ocupa de los fenómenos dados en el universo, concebidos en el espacio-tiempo absoluto curvado por la gravedad, fenómenos que se comportan de manera notoriamente diferente cuando se aproximan a la velocidad de la luz; así como hay una física cuántica, que se ocupa de los fenómenos atómicos, que se dan en dimensiones “infinitamente” pequeñas, donde el conocimiento y el cálculo de las posiciones son desafiadas por la incertidumbre, pues la intervención de la investigación afecta al movimiento del objeto estudiado, objeto que no puede ser captado si no como probabilidad, en tanto banda, apareciendo en su dualidad, como partícula y onda; así también, podemos hablar de la ciencia de la vida, que se ocupa de fenómenos autopoiéticos, cuyos comportamientos exigen no sólo otra “mecánica” que las desarrolladas en la física clásica, en la física relativista y en la física cuántica, sino un abordaje diferente, pues se enfrenta al “demonio de Maxwell”, a la intervención de una racionalidad, de una cibernética, de un “propósito”, de una performance, de una teleonomía. No es que la biología se opone a las físicas, sino que son mas bien su substrato, las usa para lograr un uso y consumo creativo de la energía. Así como se postula la teoría integral de las físicas, la física clásica, la física relativista y la física cuántica, también se puede postular la teoría integral de las físicas y la biología, que logre descifrar, comprender y conocer la génesis, la producción, la reproducción y los ciclos de la vida[8].
A propósito de la perspectiva móvil y fluida del concepto de dinámicas moleculares, la exposición anota estas definiciones:
De la definición
Habíamos dicho que dinámicas moleculares sociales es una metáfora del uso que se hace en física de este término. Ciertamente las moléculas de las que se habla no son las moléculas de la física; no podrían serlo, sino, como dijimos, se remiten a individuos, a grupos, asociaciones, alianzas, no institucionalizados. Sin embargo, cuando hablamos de dinámicas nos aproximamos mucho al sentido dado por la física; se trata de una mecánica. Así como se habla de una mecánica clásica, de una mecánica molecular, de una mecánica relativista, de una mecánica cuántica, podemos hablar, metafóricamente, de una mecánica micro-social. Sabemos que las dinámicas moleculares sociales son singulares, múltiples, plurales, heterogéneas; también sabemos que suponen relaciones y que las relaciones suponen diferencias. Hay relación donde hay diferencia. Así mismo las dinámicas suponen movimiento; las relaciones son activas, se activan las relaciones por acciones. Si no se considera el movimiento, la actividad, la acción, la práctica, como lo que hacen a la relación, la categoría relación termina siendo una mera abstracción, un mero vínculo estático en un cuadro inmóvil. No basta decir que una situación es relacional, todo al final de cuentas es relacional; es indispensable comprender cómo se efectúa la relación, cómo se hace, cómo se produce la relación. La importancia radica en las dinámicas que hacen efectivas las relaciones[9].
Por último citamos, del ensayo mencionado, algunas reflexiones sobre la física cuántica:
La física cuántica no solo concierne al mundo microscópico atómico, al contrario, toda la física es física cuántica; las leyes de ésta, tal como las conocemos hoy, constituyen las leyes más generales de la naturaleza[10]. Si conocemos las leyes básicas a que obedecen las partículas elementales, podemos, también, en principio, predecir el comportamiento de los sistemas físicos macroscópicos formados por un número muy grande de tales partículas. Esto significa que las leyes de la física clásica se siguen de las leyes de la microfísica y, en este sentido, la mecánica cuántica tiene tanta importancia en el mundo macroscópico como en el mundo microscópico[11]. Desde esta perspectiva, las leyes de la física clásica no dejan de ser leyes aproximadas. Pueden ser tomadas como formas límite de las leyes de la física cuántica, más fundamentales y que abarcan mucho más[12].
Se ha venido hablando de una “revolución” en la física o de la conmoción o cisma de la física, sobre todo en lo que respecta a las transformaciones y desplazamientos epistemológicos realizados por la física relativista y la física cuántica. De alguna manera, se supone que lo anterior habría sido derribado; en este caso, la física clásica. Esto no es acertado; las leyes de la física clásica, en el dominio de esta macro-física, se conservan; no han sido derribadas. Los fenómenos macro-físicos, que se dan en ese dominio o ese campo, siguen siendo explicados y descritos de la misma manera[13].
A propósito, tenemos que decir que nunca ha habido una teoría general clásica de la materia. Las leyes de la física clásica son buenas leyes fenomenológicas. Mediante estas leyes se puede describir el comportamiento o el movimiento de un mecanismo; hasta nos puede dar cuenta de ciertas constancias materiales, como la densidad, el módulo elástico, así como de los materiales que constituyen el mecanismo. Sin embargo, si preguntamos por qué las densidades son lo que son, por qué las constantes elásticas tienen los valores que tienen, por qué una barra se romperá si la tensión en ella pasa de un cierto límite; entonces, ante un conjunto de preguntas, sobe las razones materiales y fundamentales últimas, la física clásica enmudece[14]. Al respecto, tampoco ahora podemos decir que se cuenta con una teoría general de la materia, a pesar de los grandes avances de la química, de la física relativista y de la física cuántica[15].
Hasta el siglo XIX, comprendiendo parte de este siglo, se mantuvo la hipótesis de que la materia estaba compuesta por átomos; es decir, por una unidad muy pequeña e indivisible. Esta hipótesis llevó a la teoría cinética de los gases, desarrolladas por J.C. Maxwell y L. Bolzmann. Con la teoría cinética de los gases se puede explicar muchas propiedades de los gases, partiendo de la figura de que un gas en un recipiente es un enjambre de moléculas, que se mueven turbulentamente al azar, chocando, sin interrupción entre sí y con las paredes del recipiente. Por otra parte, mediante la teoría cinética se pudo estimar el número de Avogadro, N0 = 6,02 X 10 elevado a la 23, que es el número de moléculas en un mol de gas cualquiera[16]. Ciertamente, esta hipótesis del átomo como indivisible, no corresponde, de ninguna manera, a la concepción que se tiene hoy del átomo, que mas bien es considerado como divisible y compuesto por un núcleo y una constelación de órbitas, un núcleo conformado por protones y neutrones, orbitado por electrones. Son entonces los protones, neutrones y electrones, además de una multitud de otras partículas elementales, las partículas que componen el átomo. El mismo problema que se tuvo con el átomo, que fue considerado antiguamente como indivisible, pasa ahora con el concepto de partícula, que, supuestamente es definida como indivisible. El profesor Eyvind H. Wichmann dice:
“Una partícula debe considerarse como elemental si no es posible describirla como un sistema compuesto por otras entidades elementales. Una partícula elemental no tiene “partes”, no se ha “construido” a partir de algo más simple”[17].
Sin embargo, ya se sabe, que estas particulas también son composiciones, estan compuestas por fermiones y bosones. En el modelo estándar existen dos tipos de fermiones fundamentales, los quarks y los leptones; hay tres tipos de bosones de gauge: fotones, bosones W y Z y gluones. A su vez, ahora se considera que los fermiones y bosones también corresponden a composiciones. Por lo tanto, tal parece, que no puede sostenrse la existencia de alguna particula indivisible, así como tampoco, mucho menos, que exista una unidad última homogénea de la materia; se trata de composiciones; por lo tanto de la manifestación primordial de la pluralidad y la asociación. Por lo tanto, podemos decir que el uso del término partícula es convencional, así como lo es el de átomo.
El argumento del profesor de física es de que el supuesto de divisibilidad indefinida proviene de los prejuicios heredados de la física clasica; que no se puede aplicar esta noción a la física cuática. Los fenómenos dados ante la ruptura del átomo y del núcleo del atomo no corresponden, de ninguna manera, a las particiones sucesivas que se pueden dar en un material macroscópico. Dice que, si bien se dan fenómenos como cuando chocan a alta velocidad dos moléculas de hidrógeno y se fragmentan, a menos que la velocidad sea muy grande, entre los fragmentos encontraremos átomos de hidrógeno, protones, electrones; es decir, componentes a partir de los cuales se constituye la molécula de hidrógeno. La violencia de la colisión supera las fuerzas de cohesión; entonces se dio lugar a la deisntegración de la molécula. Lo mismo ocurre con muchas reacciones nucleares, si un proton de alta energía choca con un nucleo, puede ocurrir que unos protones y neutrones sean expulsados[18]. Si estudiamos una colisión violenta entre dos partículas elementales, por ejemplo, dos protones, descubrimos fenómenos que son cualitativamente diferentes, en comparación con los fenómenos macroscópicos, cuando ocurren colisiones. Si un protón de energíua muy alta choca con otro protón, puede suceder que los dos protones subsistan y que nos encontremos con varias particulas elementales nuevas, como ser, mesones pi, como consecuencia de la reacción provocada. Ciertamente, también pueden desaparecer los protones y aparezcan varias partículas enteramente nuevas, conocidas con el nombre de mesones-K e hipermesones. De la misma manera, si se trata de la colisión entre electrones, puede suceder que como consecuencia de la reacción se tenga tres electrones y un positón[19]. Considerando otra situación, si un electrón y un positón chocan, las dos partículas desaparecen, se da lugar una aniquilación, quedandonos solamente la radiación electromagnética en forma de rayos gama[20]. Otro ejemplo sugerente es la creación de un par electrón-positón, cuando un rayo gama atraviesa el campo electrico de un átomo[21]. El profesor de física dice:
“Con los modernos aceleradores de partículas cabe producir haces de partículas de muy alta energía y tenemos así los medios para destruir partículas tales como los protones, si es que efectivamente estos pueden ser destruidos. Pero, los protones no se rompen como los átomos y los núcleos: ocurre algo muy diferente. Hemos de llegar así a la conclusión de que en el estudio de los electrones, protones, neutrones, etc., hemos alcanzado un límite: no parece razonable ni útil considerar estas partículas como formadas por otras partículas más elementales”[22].
Llama la atención el límite encontrado por el profesor de física. En primer lugar, no es cierto que la divisibilidad indefinida era el supuesto de la física clásica; al contrario, ésta se sustentó en la conjetura de la indivisibilidad del átomo, después, en la indivisibilidad de su composición o de sus sistema. Cuando se introduce la concepción de la divisibilidad del átomo se abre un horizonte epistemológico en la física contemoránera, relativista y cuántica. Por otra parte, no es sostenible el encontrar un límite; el descubrimiento de los femoinoes y bosones, que componen los protones, neutrones y electrónes, nos muestra que la divisibilidas prosigue. Lo que tiene que cambiar es esta idea de límite infranqueable; con este cambio, se debe cuestionar la idea cuantitativa y lineal entre lo pequeño y lo grande, incluyendo la idea heredada, todavía vigente del espacio[23].
Considerando estas citas largas, podemos aclarar el carácter de nuestras incursiones hipotéticas interpretativas. Nos interesa sugerir la hipótesis auscultadora de que no hay nada en el ser humano que no se encuntre en todos los seres orgánicos, tampoco hay nada en lo que llama vida la biología, que no se encuentre en el universo. De esta hipótesis auscultadora pasamos a la siguiente hipótesis, también prospectiva, basandonos en la figura comodín del demonio de Maxwell; la vida, en sentido biológico, no puede comprenderse como si fuera un comienzo de la nada; sólo se entiende la creación de la vida por parte de las macromoleculas cuando comprendemos que las moleculas contienen la potencia para crear, es decir, la capacidad de asociarse, componer, combinar, creando neguentropia. De esta manera podemos también inducir que las moleculas, al ser composiciones atómicas, también suponen la capacidad creativa, asociativa, de composición y combinatoria de los átomos. Los mismo pasa con los átomos, que son productos de asociaciones, composiciones y combinaciones de partícuas infinitesimales. Por eso, concluimos en la hipótesis especulativa de que la materia esta viva, si se quere, es vida misma, en toda su complejidad, variedad y diferenciación.
La materia está viva
La materia está viva, la materia oscura y la materia luminosa, están vivas. Vibran, definen múltiples ondas, se mueven en plurales frecuencias, se agitan en variadas oscilaciones de energía, dependiendo del estado del ambiente y el conjunto de las interacciones e interferencias. La materia luminosa no es otra cosa que la constelación de conjuntos de interacciones de vibraciones de ondas, concurrentes en distintas frecuencias, asociando ambientes bullentes de energía, la misma que oscila, dependiendo de los estados de estos ambientes o conjuntos de ambientes atómicos y moleculares.
Las diferencias de niveles de energía corresponden a frecuencias para las que el sistema puede entrar en resonancia. Las diferencias de niveles de energía son resonancias[24].
La materia no solo es movimiento, no sólo que está en movimiento, sino que es materia precisamente por multiplicidades de micro-movimientos e interacciones plurales que la constituyen como tal. La materia está compuesta por energías, frecuencias, ondas, variaciones de todas estas composiciones, así como oscilaciones. Desde este punto de vista, no se puede decir que la materia es estable, tampoco la energía, aunque se mantenga la tesis de la conservación de la energía. La materia se constituye en el conjunto de oscilaciones, variaciones e interacciones de energías, frecuencias y ondas; en el conjunto de inestabilidades, por así decirlo, en juego, la materia se consolida como masa. Esta masa no es estable, como se cree comúnmente, aunque aparenta serlo ante la mirada humana; al estar compuesta por energías, frecuencias, ondas, en interacción e interferencia constante, la aparente estabilidad molar se alcanza en la integración del conjunto de micro-inestabilidades. Entonces, se puede decir que la misma materia es oscilante, variante, imperceptiblemente.
Si pensamos la materia como sistema o sistemas, entonces, se puede concebir la estabilidad del sistema como capacidad de respuesta a las interferencias, respuesta dada en términos de resonancia.
Un nivel de energía cuasi-estable de un sistema mecánico cuántico “existe” precisamente en el sentido de que el sistema presenta una respuesta por resonancia, dada a la frecuencia apropiada[25].
Los átomos poseen niveles de energía; se producen transiciones entre niveles vecinos, no entre todos, sino en los compatibles, por así decirlo. Los átomos también se diferencian por estos comportamientos, dependiendo de su composición.
Debido a que la constante de estructura fina es pequeña, un cierto tipo de transición electromagnética representa un papel dominante en física atómica, a saber, las transiciones en las cuales la onda electromagnética emitida posee las mismas propiedades de simetría que una onda emitida por una onda emitida por un pequeño oscilador dipolar eléctrico… Una onda (o un fotón) de estas característica se llamado onda dipolar eléctrica (o fotón dipolar eléctrico). Se puede demostrar, dentro del marco de la mecánica cuántica, que una tal onda lleva consigo una cantidad de momento cinético h[26].
La isotropía del espacio físico significa que no existe en el universo ninguna dirección privilegiada: el comportamiento de un sistema aislado no depende de cómo está orientado en el espacio. En condiciones muy generales, ello implica (tanto en la mecánica cuántica como en la clásica) que el vector momento cinético de un sistema aislado se conserva: no cambia con el tiempo. Esto a su vez significa que si un átomo emite un fotón dipolar eléctrico, el momento cinético del átomo antes de la emisión debe ser igual al momento cinético después de la emisión más el momento cinético que lleva consigo de fotón dipolar. Este principio de conservación implica reglas de selección, porque cada estado estacionario de un átomo se caracteriza por un valor definido del momento cinético[27].
El momento cinético total de un electrón en un átomo consta de dos partes: es el vector suma del momento orbital y del spin[28].
La condición orbital de de los átomos modifica el comportamiento de los niveles energéticos, dependiendo no sólo de la diferencia entre las composiciones de los átomos, sino en el mismo átomo en cuestión.
Si un estado exitado puede decaer siguiendo diferentes caminos, cada modo de transición ocurre con una probabilidad determinada. Esta probabilidad se conoce con el nombrer de razón de ramificación correspondiente al modo de desintegración de que se trate. Que las razones de ramificacion son propiedades intrínsecas del estado exitado, es decir, son insensibles a cómo se ha alcanzado el estado exitado, es un hecho experimental[29].
Lo que concurre, para la mirada humana acontece como comportamientos probables, en un intervalo de probabilidades definido. En lo que corresponde al modo de transición, a esta probabilidad determinada, se le da el nombre de razón de ramificación, que corresponde al modo de desintegración del caso singular.
Los esquemas de términos, tan parecidos, del sodio y del litio, ambos metales alcalinos, son muy diferentes de los esquemas de términos del hélio y del talio. El examen de un gran número de esquemas de términos revelaría el hecho notable de que los elementos químicamente similares tienen esquemas de terminos asimismo similares… La razón de ello consiste en que el espectro óptico y las propieddes químicas de un elemento están determinados, ambos, por la configuración electrónica del átomo y, en particular, por la configuración de los electrones más exteriores[30].
En lo que respecta al núcleo del átomo, contituído fundamentalmente por protones y neutrones, aunque no solo, se puede decir, interpretando, de una manera provisional, que la composición del núcleo tiene que ver con la característica cualitativa y cuantitativa de las órbitas, conformadas primordialmente por electrónes. La composición del átomo supone una composición del núcleo y una composición de las orbitas de electrónes. Se conforma un sistema atómico, que establece, en la estrutura atómica, las relaciones entre núcleo y órbitas; también las relaciones asociativas entre atomos, así como con los entornos e interacciones con los entornos.
Como se puede ver, si seguimos con nuestra interpretación provisional, la materia no es ni estática ni está quieta; la materia es materia precisamente debido a la constelación de movimientos e interacciones energéticas, de frecuencias y de ondas, conformando una integración sólida, sobre la base de compósiciones no-sólidas.
Los fotones
Los fotones son cuantos del campo electromagnético[31].
El principio de la relatividad especial implica que si podemos hallar relaciones generales entre la energía, el impulso, la frecuencia y la dirección de propagación válidas para todos los fotones den un sistema de referencia inercial, estas mismas relaciones deben ser así mismo válidas en cualquier sistema inercial[32].
El fotón no tiene masa; por lo tanto, no podría ser llamada “particula”.
Se podría argüir que un objeto que jamás puede encontrarse en reposo no depería llamarse “partícula”. Sin embargo, ha llegado a ser una costumbre establecida el hablar de “partícula sin masa”, de las cuales el fotón y el neutrino son ejemplo, y a ella nos atendremos. En último término, es puramente cuestión de gusto el cómo definir la palabra “partícula”. Es claro que conviene tatar los fotones y los neutrinos en plan de igualdad con las partículas que poseen masa[33].
Se ha dicho que el fotón, esta “partícula” sin masa, es, a la vez, corpusculo y onda; aludiendo a esta situación como contradicción, incluso inexplicable. Sin embargo, puede pensarse, más bien, que el fotón como onda, al no tener masa, no puede ser denominado corpúsculo; por lo tanto, partícula. Ocurre como con las ondas en el agua, no son partículas que recorren y hacen las ondas, sino que las ondas son el movimiento del agua, ocasionado por un impacto. De la misma manera podemos decir que lo que se mueve es el tejido del espacio-tiempo, debido a un impacto. Entonces, lo que hay son ondas, sin necesidad que haya un corpúsculo. El impacto no se encuentra en la onda como “partícula”, sino como irradiación vibratoria del impacto; impacto, por cierto, que puede suponerse que es dado por una partícula. Por lo tanto, es explicable que aparezca como onda y no como corpusculo; empero, ¿por qué se capta también, en los experimentos, el corúsculo? ¿Por qué se supone que todo movimiento es movimiento de algo, en este caso un corpusculo? ¿Por qué no considerar un movimiento sin corpusculo, de lo que no es algo? En todo caso no es una “partícula” la que se mueve, sino su ausencia; lo que se mueve es el espacio–tiempo. ¿El espacio-tiempo se mueve, como onda, como vibración, como frecuencia, debido a una partícula de impacto desaparecida? ¿Lo que queda de ella, de la partícula, es la irradicación del impacto? Sea así o no sea así, lo sugerente es este movimiento ondulatorio del espacio-tiempo. Ahora bien, el comportamiento como corpúsculo es captado por la huella o marca que deja al impactar el foton en algo, que hace de pantalla de choque. ¿Entonces hay efectivamente un corpúsuculo, aunque no tenga masa? Esto es lo que se supone y se mantiene como paradoja del corpusculo y la onda; empero, ¿Por qué no podría dejar huella la onda, sin ser partícula, si lo que se mueve es el espacio-tiempo? Se podría pensar que es el espacio-tiempo el que deja la marca en la pantalla, al oponersele una pantalla, de la misma manera que el agua, en forma de onda, deja su huella en lo que se le oponga. Ahora bien, ¿por qué deja una marca singular en un un punto, por así decirlo, de la pantalla? ¿Si es así, entonces esto se debe a que lo que impacta es un corpúsculo?
Sabemos que el comportamiento del fotón, captado experimentalmente, se comporta tanto como “partícula” así como onda. Falta explicar este doble y aparente contradictorio comportamiento.
En su formulación actual, la electrodinámica cuántica es una teoría en la que el electrón y el positón representan un papel completamente simétrico. Este es un rasgo general de nuestras teorías de las partículas fundamentales: creemos que en correspondencia con cada partícula existe también una antipartícula (algunas particulas, tales como el pión neutro, pueden ser sus propias antiparticulas), y se cree que el universo es simétrico (en un cierto sentido) respecto del intercambio de partículas por antipartículas. Un antipartícula tiene la misma masa, pero la carga opuesta a la de la partícula. Se ha encontrado así experimentalmente que existen antiprotones y antineutrones, lo que no deja de complacer desde el punto de vista teórico: ello nos permite mantener nuestras teorías simétricas de la naturaleza[34].
Es una propiedad fundamental de las partículas y sus antipartículas la de que pueden aniquilarse entre sí, por ejemplo dando lugar a fotones, Sin embargo, ocurre a menudo que la aniquilación produce otras partículas. Por ejemplo, el sitema protón-antiprotón tiende a aniquilarse en mesones, siendo este proceso más probable que la aniquilación en fotones[35].
Si el universo es simétrico, si está formado por materia y antimateria, por partículas y antipartículas, por qué no aparece la antimateria, por que no aparecen las antiparticulas, por así decirlo frecuentemente, salvo en la experimentación? Una de las respuestas, no del todo convincentes es que si se mezclaran se aniquilarían las dos partes contrapuestas del universo simétrico. ¿Es entonces tan solo una teoría esto de la simetría? Es mejor aceptar que se trata de una de las paradojas todavía inexplicables.
Experimentalmente, cuando se capta al fotón como corpusculo no se lo capta como onda y cuando se capta al fotón como onda no se lo capta como corpusculo. ¿Es ambas cosas a la vez? Lo que parece es que depende del referente del observador, de los métodos y procedimientos empleados, de la posición en la que se coloca. No se trata de dos formas contradictorias de aparecer el fotón, sino de dos métodos diferentes del observador. Entonces, el fotón no deja de ser singular; empero, ¿qué es? ¿Onda o partícula? Vamos a poner en mesa una hipótesis especulativa, no tanto para contradecir las tesis de la física cuántica, al contrario, para ampliar el campo de posibilidades de la reflexión.
Hipótesis
La misma física contemporanea, la relativista y cuántica, ha interpretado, en algunas de sus versiones teóricas, de que lo que se mueve es el tejido del espacio-tiempo; no es exacto decir que se mueven los objetos. Por eso, es indispensable replantearla interpretación de la gravedad, en sus distintas escalas. De la misma manera, podemos sugerir, en relación al fotón, que lo que se mueve es el tejido espacio-tiempo.
Se trata del efecto de un impacto en el tejido espacio-tiempo. El impacto irradia, afecta, al tejido espacio-tiempo; lo que viaja es esta onda, que conmueve, por así decirlo, al tejido espacio-tiempo. Por eso, no hay masa en la “partícula”, no hay corpúsculo. ¿Ahora bien, cuando se capta el corpúsculo, qué es lo que se capta, un corpúsculo que impacta o un síntoma en el tejido espacio-tiempo? Si fuese así, si se toma esta hipotesis especulativa, entonces se puede comprender, por lo menos hipotéticamente, la doble presencia contrastante del fotón como onda y “partícula”. No habría una doble presencia, sino el síntoma del impacto en un lugar precisado, aunque sea probabílisticamente, del tejido espacio-tiempo.
Ahora bien, sabemos que nuestra hipotesis interpretativa es altamente especulativa y hasta temeraria; sin embargo, nos ayuda a acercarnos al tema de nuestro ensayo: La matria está viva. Nuestras preguntas no son tanto sobre qué pasa con el fotón, qué pasa si es “partícula”, qué pasa si es onda, qué pasa si es ambas cosas; sino qué pasa con el tejido del espacio-tiempo cuando hay irradiación de un impacto, incluso cuando cruza el fotón el espacio-tiempo, como “párticula”, como onda, incluso como ambas formas de presentarse. Siendo, de acuerdo a nuestra hipótesis, solo irradiación, onda que afecta al tejido espacio-tiempo, es decir, como síntoma, o, en su caso, el aceptado, “partícula” y onda, que cruza el espacio-tiempo, lo que importa, desde nuestra perspectiva, desde nuestra preocupación, es ¿qué pasa con el tejido espacio-tiempo, qué pasa en el tejido espacio-tiempo,cuando ocurre esto?
Ciertamente, cuando interpretamos desde la perspectiva del tejido del espacio-tiempo, la interpretación de que la materia está viva es como evidente, pues el espacio-tiempo se comporta como cuerpo o complejo de cuerpos vivos, que reaccionan ante el impacto. También puede decirse lo mismo, aunque no aparezca inmediatamente la evidencia, cuando concebimos la creación del espacio-tiempo a partir de las asociaciones, composiciones y combinaciones de las partículas infinitesimales, así como a partir de las fuerzas fundamentales del universo. La vida de la materia se encuentra precisamente en la multiplicidad de estas interacciones e interferencias cuánticas, atómicas, moleculares y molares.
Saliendo de la especulación, volviendo a lo que sabemos a partir de la física cuántica, en el caso de los fotones, se descubrieron, primero, las propiedades ondulatorias; más tarde, las propiedades corpusculares. Para los electrones, el orden fue justamente al revés. Debido a esta sucesión histórica de los acontecimientos, se cree que la luz está constituída por ondas y que los electrones son corpusculos. Esta es una imagen incompleta. Los fotones y los electrones; en realidad, todas las partículas, son entidades muy parecidas; ellas poseen ciertas propiedades corpusculares y ciertas propiedades ondulatorias.
Hemos dicho que las particulas están asociadas a ondas correspondientes; ¿por qué lo están? ¿Por qué emiten las ondas o porque el imacto de su movimiento en el tejido del espacio-tiempo genera ondas en el tejido? Según nuestra hipótesis especulativa, porque generan ondas en el tejido espacio-tiempo. Por otra parte, las partículas comprenden masa, energía, impulso, frecuencia, velocidad y amplitud de onda. Sin embargo, dejando de lado nuestra hipótesis especulativa, que, como dijimos, la colocamos para hacer hincapié en la perspectica del tejido del espacio-tiempo, sabemos por la fisica cuántica de la dualidad onda-corpusculo.
Dualidad onda-corpusculo
Retomando la teoría de la física cuántica, sobre todo la premisa que parte de la dualidad onda-corpúsculo, denominada también dualidad onda-partícula, la teoría recaba que casi todas las partículas presentan propiedades, a la vez, de onda y partícula. En tanto partículas presentan interacciones muy localizadas, en tanto ondas despliegan la manifestación de interferencias. Comparando las apreciaciones de la física cuántica con la perspectiva de la física clásica, existen diferencias entre onda y partícula. En otras palabras, una partícula ocupa un lugar en el espacio y tiene masa, mientras que una onda se extiende en el espacio, caracterizándose por tener una velocidad definida y masa nula. Stephen Hawking dice que la dualidad onda-partícula es un “concepto de la mecánica cuántica según el cual no hay diferencias fundamentales entre partículas y ondas: las partículas pueden comportarse como ondas y viceversa”. Esta figura y concepto de la dualidad onda-partícula fueron incorporados por Louis-Victor de Broglie, físico francés de principios del siglo XX. En su tesis doctoral propuso la existencia de ondas de materia; en otras palabras, propuso que toda materia tiene una onda asociada a ella. Einstein valoró la importancia de la tesis. En resumen, la tesis de Broglie dice que la longitud de onda λ de la onda asociada a la materia es:
λ = h p = h mv,
Donde h es la constante de Planck y p es el momento lineal de la partícula de materia.
A fines del siglo XIX se concebía la electricidad como si fuese una especie de fluido; sin embargo, Joseph John Thomson demostró que consistía en un flujo de partículas llamadas electrones, en sus experimentos con rayos catódicos. Al mismo tiempo, las ondas eran bien entendidas, junto con sus fenómenos, como la difracción y la interferencia. En esta perspectiva, se suponía que la luz es ondulatoria; así como lo demostró el experimento de Young, también efectos tales como la difracción de Fraunhofer. En cambio, al siguiente siglo, el efecto fotoeléctrico, tal como fue analizado por Albert Einstein en 1905, demostró que la luz también poseía propiedades de partículas. Más adelante, la difracción de electrones fue predicha y demostrada experimentalmente, con lo cual, los electrones poseían propiedades que habían sido atribuidas tanto a partículas como a ondas. Ante esta confusión, que se enfrentaba, aparentemente, las propiedades de partículas y de ondas fueron resueltas por el establecimiento de la mecánica cuántica; esto ocurrió en la primera mitad del siglo XX. La mecánica cuántica hace de paradigma unificado, que ayuda a comprender que toda materia puede tener propiedades de onda y propiedades de partícula. De este modo se expresa que toda partícula, sea protón, electrón, átomo u otra entidad, se describe mediante una ecuación diferencial, generalmente, la ecuación de Schrödinger. Las soluciones a estas ecuaciones se conocen como funciones de onda, dado que son inherentemente ondulatorias en su forma. Pueden difractarse e interferirse, llevándonos a los efectos ondulatorios ya observados. Las funciones de onda se interpretan como descriptores de la probabilidad de encontrar una partícula en un punto del espacio dado. Quiere decirse esto que si se busca una partícula, se la encontrará una con una probabilidad dada, probabilidad formulada por el cuadrado del módulo de la función de onda.
En contraste, en la dimensión macroscópica, no se observan las propiedades ondulatorias de los objetos, debido a que dichas longitudes de onda, como en las personas, son demasiado pequeñas. La longitud de onda se da, en esencia, como la inversa del tamaño del objeto multiplicada por la constante de Planck h, un número extremadamente pequeño.
Por lo tanto, se puede decir que dos teorías diferentes convergen en el campo de la física cuántica. Las primeras teorías comprensibles de la luz fueron expuestas por Christian Huygens, quien propuso una teoría ondulatoria de la misma; específicamente, demostrando que cada punto de un frente de onda, que avanza, es de hecho el centro de una nueva perturbación y la fuente de un nuevo tren de ondas. Empero, su teoría tenía debilidades en otros puntos; fue pronto opacada por la Teoría Corpuscular de Isaac Newton. Aunque previamente Sir Isaac Newton, había discutido este prolegómeno vanguardista con Pierre Fermat, otro reconocido físico de la óptica en el siglo XVII, el objetivo de la difracción de la luz no se hizo patente hasta la célebre reunión que tuviera con el Karl Kounichi, a quien se considera creador del principio de primalidad y su máxima de secuencialidad, realizada en la campiña de Woolsthorpe, durante la gran epidemia de Peste de 1665. Apoyado en las premisas de sus contemporáneos, Newton propone que la luz es formada por pequeñas partículas, con las cuales se explica fácilmente el fenómeno de la reflexión. Después, dedicándose el tema, pudo explicar también la refracción a través de lentes y la separación de la luz solar en colores mediante un prisma. La teoría de Newton fue hegemónica durante este siglo, mientras que la teoría de Huygens fue marginada. Sin embargo, con el descubrimiento de la difracción, en el siglo XIX, la teoría ondulatoria fue recuperada.
A comienzo del siglo XIX, con el experimento de la doble rendija, Young y Fresnel certificaron científicamente las teorías de Huygens. El experimento demostró que la luz, cuando atraviesa una rendija, muestra un patrón característico de interferencias similar al de las ondas producidas en el agua. La longitud de onda puede ser calculada mediante dichos patrones. Maxwell, a finales del mismo siglo, explicó la luz como la propagación de una onda electromagnética, lo hizo mediante las ecuaciones de Maxwell. Tales ecuaciones, ampliamente demostradas mediante la experiencia, lograron que Huygens fuese nuevamente tomado en serio.
Einstein logró una notable explicación del efecto fotoeléctrico; un experimento hasta entonces preocupante que la teoría ondulatoria era incapaz de explicar. Lo hizo postulando la existencia de fotones, cuantos de luz, con propiedades de partículas. En el efecto fotoeléctrico se observaba que si un haz de luz incidía en una placa de metal producía electricidad en el circuito. Presumiblemente, la luz liberaba los electrones del metal, provocando su flujo. Los experimentos mostraron que mientras una luz azul débil, empero de ondas cortas, era suficiente para provocar este efecto, la más fuerte e intensa luz roja, empero de onda larga, no lo provocaba. De acuerdo con la teoría ondulatoria, la fuerza o amplitud de la luz se hallaba en proporción con su brillantez; en otras palabras, la luz más brillante debería ser más que suficiente para crear el paso de electrones por el circuito. Los experimentos contrastaban con esta teoría. Einstein llegó a la conclusión de que los electrones eran expelidos fuera del metal por la incidencia de fotones. Cada fotón individual acarreaba una cantidad de energía E, que se encontraba relacionada con la frecuencia ν de la luz, mediante la siguiente ecuación:
E = hν,
Donde h es la constante de Planck, cuyo valor numérico es 6,626 × 10−34 J·s). Sólo los fotones con una frecuencia alta, por encima de un valor numérico umbral específico, podían provocar la corriente de electrones. Por ejemplo, la luz azul emite unos fotones con una energía suficiente para arrancar los electrones del metal, mientras que la luz roja no. Una luz más intensa por encima del umbral mínimo puede arrancar más electrones; sin embargo, ninguna cantidad de luz por debajo del mismo podrá arrancar uno solo, por muy intenso que sea su brillo.
El físico francés, Louis-Victor de Broglie (1892- 1987), formuló una hipótesis en la que afirmaba que toda la materia presenta características tanto ondulatorias como corpusculares, comportándose, de uno u otro modo, dependiendo del experimento específico. Para postular esta propiedad de la materia De Broglie se basó en la explicación del efecto fotoeléctrico, que poco antes había dado Albert Einstein, sugiriendo la característica cuántica de la luz. Para Einstein, la energía transportada por las ondas luminosas estaba cuantizada, distribuida en pequeños paquetes de energía o cuantos de luz, que más tarde serían denominados fotones, cuya energía dependía de la frecuencia de la luz a través de la relación:
E = hν,
Donde ν es la frecuencia de la onda luminosa y h la constante de Planck. Albert Einstein propuso que, en determinados procesos, las ondas electromagnéticas, que forman la luz, se comportan como corpúsculos. De Broglie se preguntó: ¿que por qué no podría ser de manera inversa; es decir, que una partícula material, un corpúsculo, pudiese mostrar el mismo comportamiento que una onda? El físico francés relacionó la longitud de onda, λ, lambda, con el momento lineal de la partícula, mediante la fórmula:
λ = h mv,
Donde λ es la longitud de la onda asociada a la partícula de masa m, que se mueve a una velocidad v, y h es la constante de Planck. El producto mv es también el módulo del vector ⃗p, o momento lineal de la partícula. Viendo la fórmula se aprecia fácilmente, que a medida que la masa del cuerpo o su velocidad aumentan, disminuye considerablemente la longitud de onda. Esta hipótesis se confirmó tres años después para los electrones, con la observación de los resultados del experimento de la doble rendija de Young, en la difracción de electrones en dos investigaciones independientes. En la Universidad de Aberdeen, George Paget Thomson pasó un haz de electrones a través de una delgada placa de metal y observó los diferentes esquemas predichos. En los Laboratorios Bell, Clinton Joseph Davisson y Lester Halbert Germer, guiaron su haz a través de una celda cristalina. La ecuación de Broglie se puede aplicar a toda la materia. Los cuerpos macroscópicos, también tendrían asociada una onda; sin embargo, dado que su masa es muy grande, la longitud de onda resulta tan pequeña, que, en ellos, se hace imposible apreciar sus características ondulatorias.
Equivalentes experimentos han sido repetidos con neutrones y protones; el más famoso de ellos, realizado por Estermann y Otto Stern, en 1929. Experimentos más recientes realizados con átomos y moléculas demuestran que actúan también como ondas. Una serie de experimentos, enfatizando la acción de la gravedad, en relación con la dualidad onda-corpúsculo, fueron realizados, en la década de los setenta del siglo pasado, usando un interferómetro de neutrones. Los neutrones, parte del núcleo atómico, constituyen gran parte de la masa del mismo; por lo tanto, de la materia. Los neutrones son fermiones; estos, en cierto sentido, son la quintaesencia de las partículas. Empero, en el interferómetro de neutrones, no actúan sólo como ondas mecano-cuánticas sino que también dichas ondas se encuentran directamente sujetas a la fuerza de la gravedad. A pesar de que esto no fue ninguna sorpresa, ya que se sabía que la gravedad podía desviar la luz e incluso actuaba sobre los fotones, el experimento fallido sobre los fotones de Pound y Rebka, nunca se había observado anteriormente actuar sobre las ondas mecano-cuánticas de los fermiones, los constituyentes de la materia ordinaria. A fines del siglo pasado, investigadores de la Universidad de Viena informaron de la difracción del fulereno de C60. El fulereno es un objeto masivo, con una masa atómica de 720. La longitud de onda de Broglie es de 2,5 picómetros, mientras que el diámetro molecular es de 1 nanómetro, esto es, 400 veces mayor. Hasta el 2005, éste es el mayor objeto sobre el que se han observado propiedades ondulatorias mecano-cuánticas de manera directa.
Se puede ver que la mecánica cuántica hace una descripción de los corpúsculos materiales diferente de la descripción dada por la mecánica clásica. En mecánica clásica los corpúsculos se consideran puntos materiales o partículas cuasi puntales dotados de una masa, que siguen una trayectoria continua en el espacio. Las leyes de la mecánica clásica relacionan las fuerzas e interacciones físicas, a los que está sometida la partícula, con el modo en que dicha trayectoria se curva y la velocidad a la que la partícula recorre dicha trayectoria. En cambio, la mecánica cuántica abandona la idea de que una partícula es un ente casi puntual, que pueda ser observado en una región arbitrariamente pequeña del espacio, que al mismo tiempo tenga una velocidad definida; se puede decir que esta apreciación es una consecuencia matemática del principio de indeterminación de Heisenberg. La mecánica cuántica describe a las partículas como una especie de campo de materia, que se propaga por el espacio de modo similar a una onda; las propiedades del tipo “onda” que exhiben las partículas cuánticas son consecuencia del modo en que se propaga el campo de materia asociado a ellas. Ciertamente hay una cierta relación entre la localización de la partícula y las regiones del espacio donde el campo es más intenso, en un momento dado. Sin embargo, la mecánica cuántica introduce el principio, Postulado IV, de que cuando se realiza una medida de la posición de una partícula cuántica, se produce el llamado colapso de la función de onda hasta una región del espacio muy pequeña, lo cual hace aparecer al campo de materia como una partícula localizada. En cierto sentido la dualidad onda-corpúsculo ha sido substituida por otro tipo de dualidad más sutil y no resuelta, distinguida por Roger Penrose; hablamos de la dualidad entre evolución determinista, como función de onda, y evolución aleatoria, colapso de la función de onda, por el cual la función de onda sufre un cambio abrupto, irreversible y no determinista. Esta dualidad se llama usualmente problema de la medida. Si bien la formalización de la teoría admite que existen los dos tipos de evolución y los experimentos lo corroboran, no está claro a priori qué desencadena, en última instancia, un tipo u otro de evolución. Por esa razón, tanto Penrose como otros autores han señalado que la mecánica cuántica, en su formulación actual, no es una teoría completa. El propio Penrose ha señalado que existen razones teóricas para suponer que una teoría unificada de la gravedad y la mecánica cuántica, comprendiendo la gravedad cuántica, podría aclarar dicha dualidad.
De todas maneras, se puede asumir que la paradoja de la dualidad onda-corpúsculo es resuelta hipotéticamente en el marco teórico de la mecánica cuántica. Dicho marco es complejo y contra-intuitivo, ya que nuestra intuición del mundo físico está basada en los cuerpos macroscópicos, que son ampliamente consistentes con la mecánica newtoniana; sólo, muy marginalmente, exhiben efectos cuánticos. Comparando y contrastando la física clásica y la física cuántica, podemos identificar algunos de los efectos cuánticos incompatibles con la mecánica newtoniana; estos son:
- Los sistemas físicos pueden evolucionar de manera no determinista, esto se produce cuando se realiza una medida filtrante sobre el sistema de acuerdo con el Postulado IV de la mecánica cuántica.
- Exclusividad de las medidas. Resulta imposible determinar con precisión infinita y simultánea ciertas magnitudes físicas; por consiguiente no es posible construir un análogo clásico del estado de una partícula; este efecto es consecuencia del principio de incertidumbre de Heisenberg.
- Los experimentos no realizados no tienen resultados; esto choca con la suposición objetivista de que los atributos físicos de las partículas existen aunque nadie los observe directamente. Esto es consecuencia del teorema de Kochen-Specker.
- Las partículas cuánticas exhiben características duales; según el tipo de experimento muestran un comportamiento típico de las partículas materiales cuasi-puntales de la mecánica clásica o bien un comportamiento típico de ondas que se propagan en un medio. Cada partícula, sea fotón, electrón, átomo u otra entidad, puede describirse en términos de la solución de una ecuación diferencial, apropiadamente de la ecuación de Schrödinger, en el caso no relativista, o de la ecuación de Dirac, en el caso relativista. Estas soluciones son funciones matemáticas llamadas funciones de onda. Las funciones de onda contienen información sobre el comportamiento cuántico de las partículas, que se pueden difractar e interferir unas con otras, incluso consigo mismas, además de otros fenómenos ondulatorios predecibles, descritos en el experimento de la doble rendija. Las funciones de onda admiten una interpretación, en términos de probabilidades, de encontrar la correspondiente partícula en un punto dado del espacio en un momento dado. Por ejemplo, en un experimento que contenga una partícula en movimiento, uno puede buscar que la partícula llegue a una localización, en particular, en un momento dado, usando un aparato de detección, que apunte a ese lugar. Mientras que el comportamiento cuántico sigue unas funciones determinísticas bien definidas, como las funciones de onda, la solución a tales ecuaciones son probabilísticas. La probabilidad de que el detector encuentre la partícula es calculada usando la integral del producto de la función de onda y su complejo conjugado. Mientras que la función de onda puede pensarse como una propagación de la partícula en el espacio, en la práctica el detector verá o no verá la partícula entera en cuestión, nunca podrá ver una porción de la misma, como dos tercios de un electrón. Esta situación corresponde a la paradoja de la dualidad; la partícula se propaga en el espacio de manera ondulatoria y probabilística; sin embargo, llega al detector como un corpúsculo completo y localizado. Esta paradoja conceptual tiene explicaciones en forma de la interpretación de Copenhague, la formulación de integrales de caminos o la teoría universos múltiples. Es importante puntualizar que todas estas interpretaciones son equivalentes y resultan en la misma predicción, pese a que ofrecen unas interpretaciones filosóficas muy diferentes.
¿Qué significa para un protón comportarse, a la vez, como onda y como partícula? ¿Cómo puede ser un antielectrón matemáticamente equivalente a un electrón moviéndose hacia atrás, en el tiempo, bajo determinadas circunstancias? ¿Qué implicaciones tiene este comportamiento para nuestra experiencia unidireccional del tiempo? ¿Cómo puede una partícula tele-transportarse a través de una barrera, mientras que un balón de fútbol no puede atravesar un muro de cemento? Las implicaciones de estas facetas de la mecánica cuántica aún siguen desconcertando a muchos de los que se interesan por ella. Algunos físicos íntimamente, relacionados con el esfuerzo por alcanzar las reglas de la mecánica cuántica, han visto este debate filosófico sobre la dualidad onda-corpúsculo como los intentos de sobreponer la experiencia humana en el mundo cuántico. Dado que, por naturaleza, este mundo es completamente no intuitivo, la teoría cuántica debe ser aprendida bajo sus propios términos, independientes de la experiencia basada en la intuición del mundo macroscópico. El teorema de Bell y los experimentos que inspira son un buen ejemplo de la búsqueda de los fundamentos de la mecánica cuántica[36].
Artesanías en el tejido del espacio-tiempo
Algo sabemos del universo, en lo que respecta a la materia luminosa, a la energía luminosa; nada sabemos del universo, en lo que respecta a la materia oscura y a la energía oscura. Sobre estas bases endebles es difícil sostener una teoría del universo; esta es una pretensión pretensiosa; en el mejor de los casos, son hipótesis interpretativas prospectivas; en el peor de los casos, es afirmar como verdad la mirada humana, que no está en condiciones de abarcar la complejidad del universo.
No intentamos hacer ninguna de estas cosas, solo queremos, sobre lo poco que sabemos, lo poco, entonces, que captamos de lo poco que se sabe, interpretar esta información, estos saberes, estas ciencias, en relación a la percepción del universo, percepción en el sentido de la fenomenología integral de las sensaciones, las imaginaciones, las racionalidades. Por lo tanto, percepción en sentido de la experiencia y la memoria como acontecimientos vitales. Interpretación, entonces, del universo, haciendo intervenir al cuerpo como totalidad estética. Así como interpretaciones desde la intuición como acontecimiento inmanente de la totalidad.
Decimos que la materia está viva, pues de lo que hablamos es de la multiplicidad plural de las interferencias e interacciones, en distintas escalas y niveles, que hacen a la materia. Hablamos de las leyes fundamentales que hacen al universo, que tienen que ver también con las formaciones diversas de la materia. Nos referimos a la dualidad onda-partícula, que revela las composiciones paradójicas de la materia, así como también composiciones dinámicas y en constante devenir. Sobre todo nos remitimos al placer de entregarse a la comprensión de los espesores que habitamos, los espesores del tejido del espacio-tiempo.
Estamos ante el acontecimiento creativo, múltiple y plural, de la vida, más acá y más allá de la mirada humana, incluso, más acá y más allá de la sensibilidad biológica. No hablamos sólo de memoria sensible, sino de memoria cósmica, por así decirlo.
Descartamos entonces la concepción vulgar de la materia como consistencia sólida; muy distante del materialismo vulgar, que tiene una concepción pétrea de la materia. Incluso separados del materialismo erudito, que reduce la materia a la mirada usual, al tacto del habitus, a la audición cotidiana, al olfato culinario. También críticos del materialismo dialéctico, cuya pretensión es ser síntesis del materialismo y el idealismo, tesis y antítesis; empero, lo único que hace es combinar los prejuicios de los materialismos positivistas y las teleologías de la negatividad idealista. La materia de la que hablamos es la de la complejidad cuántica, atómica, molecular, molar y social.
El tejido espacio-tiempo
¿Se puede concebir que el tejido del espacio-tiempo está compuesto por el 95% de materia oscura y energía oscura y el 5% de materia luminosa y energía luminosa? Si fuese así, si se pudiera concebir este tejido de esta forma, ¿de qué manera se da esta composición? ¿Cuál es la relación entre materia oscura, energía oscura, y materia luminosa, energía luminosa? Se dice que la materia oscura está formada por partículas que, en vez de irradiar energía, la retienen, la absorben, en tanto que la materia luminosa está formada por partículas que irradian energía. ¿A qué se debe estos diferentes comportamientos de las partículas, de la asociación y composición de las partículas infinitesimales? ¿Se trata de diferencias cualitativas de las partículas en las composiciones, de la materia oscura y la materia luminosa? Estas preguntas solo las puede responder la física cuántica y la física relativista, la física contemporánea. Nosotros sólo apuntamos estas circunstancias y condiciones problemáticas de la conformación y composición del universo, sobre todo para señalar la inmensidad de lo que desconocemos, frente a la pequeñez insignificante de lo que conocemos. Ante estas evidencias no se pueden sostener empíricamente, lógicamente y teóricamente las pretensiones de verdad, sean éstas religiosas, filosóficas, “ideológicas”, políticas, incluso científicas. Estas pretensiones de verdad no son otra cosa que refugios desesperados ante el sentimiento de desolación del hombre, no hablamos de la mujer, tampoco del ser humano, que es el cuerpo, ámbito de potencia y fuerzas, que interactúa con la potencia y fuerzas del universo. Mas bien, deberíamos agradecer que no conocemos todo, que no conocemos la verdad, pues de esta manera reconocemos, en primer lugar, que no estamos solos en el universo, que estamos acompañados por la multiplicidad plural de seres que lo habitan. Por lo tanto, estamos ante la posibilidad de complementarnos recíprocamente con todos los seres, comprendiendo al universo como pluriverso, en constante devenir.
Las pretensiones de verdad son síntomas de la decadencia, síntomas de que se han llegado a un momento de inadecuaciones, inadaptaciones, des-equilibraciones, con los entornos, después de haber logrado adaptaciones, adecuaciones y equilibraciones de los entornos en expansión, recortados y dominados por el hombre. Los entonos de ahora son no solamente más extensos sino más complejos, entornos que tiene que ver con lo que no domina el hombre en la tierra y fuera de ella, también en los entornos del universo o pluriverso, además de los entornos cuánticos. Las inadaptaciones, las inadecuaciones y des-equilibraciones evidentes anuncian que el hombre se encamina a su perecimiento. La pregunta es entonces: ¿Podremos los humanos corregir este error, inscrito en las instituciones, en las “ideologías”, inscritas, a su vez, en los habitus y comportamientos, en las subjetividades? Para aplacamiento de unos y otros, los enemigos, que, en realidad son cómplices de lo mismo, de la reproducción del poder, ninguno tiene la verdad, ninguno tiene razón, aunque unos más que otros; pero, eso no tiene importancia para el alcance de lo que decimos. Los enemigos, cómplices y reproductores del poder, para hacerlo se necesitan, requieren del otro como enemigo. Esta paradoja del poder, también de la política, entendida como continuación de la guerra en la filigrana de la paz, muestra patentemente la perversidad de esta violencia desatada históricamente.
Corregir el error quiere decir ir más acá y más allá de la mirada humana, ir más allá del amigo y enemigo, abolir la dualidad hombre-naturaleza, retornar a la interacción integral entre los seres en un universo o pluriverso en constante devenir. Sólo así la humanidad continuará enriqueciéndose con nuevas adaptaciones, adecuaciones equilibraciones, en los entornos complejos del universo en devenir.
Materia oscura
Se denomina materia oscura a la hipotética materia que no emite suficiente radiación electromagnética, para ser detectada con los medios técnicos actuales; sin embargo, la existencia de la materia oscura se puede deducir a partir de los efectos gravitacionales que causa en la materia visible. Las estrellas o las galaxias, así como en las anisotropías del fondo cósmico de microondas presente en el universo, son afectadas por la materia oscura. No se debe confundir la materia oscura con la energía oscura; son diferentes. De acuerdo con las observaciones, dadas el 2010, de estructuras mayores que una galaxia, así como la cosmología del Big Bang, la materia oscura constituye la magnitud del orden del 21% de la masa-energía del universo observable, en tanto que la energía oscura el 70%. La figura, es decir, la hipótesis conceptual de la materia oscura fue propuesta por Fritz Zwicky en 1933; frente a la evidencia observable, medible, de una masa no visible, que influía en las velocidades orbitales de las galaxias en los cúmulos. Posteriormente, otras observaciones han indicado la presencia de materia oscura en el universo; estas observaciones incluyen la citada velocidad de rotación de las galaxias, las lentes gravitacionales de los objetos de fondo por los cúmulos de galaxias, tales como el Cúmulo Bala (1E 0657-56), así como la distribución de la temperatura del gas caliente en galaxias y cúmulos de galaxias. La materia oscura también desempeña un papel central en la formación de estructuras y la evolución de galaxias; tiene efectos medibles en la anisotropía de la radiación de fondo de microondas. Todas estas pruebas sugieren que las galaxias, los cúmulos de galaxias y todo el universo contiene mucha más materia que la que interactúa con la radiación electromagnética; lo restante es llamado el componente de materia oscura.
Se desconoce la composición de la materia oscura; sin embargo, se puede incluir neutrinos ordinarios y pesados, partículas elementales recientemente postuladas como los WIMPs y los axiones, cuerpos astronómicos como las estrellas enanas, los planetas, colectivamente llamados MACHO, así como las nubes de gases no luminosos. Las pruebas actuales favorecen los modelos en que el componente primario de la materia oscura son las nuevas partículas elementales llamadas colectivamente materia oscura no bariónica. El componente de materia oscura tiene bastante más masa que el componente visible del universo. Se estima la densidad de bariones ordinarios y la radiación en el universo, equivalente aproximadamente a un átomo de hidrógeno por metro cúbico de espacio. Sólo aproximadamente el 5% de la densidad de energía total en el universo, inferido de los efectos gravitacionales, se puede observar directamente. Se estima que en torno al 23% está compuesto de materia oscura. El 72% restante se piensa que consiste de energía oscura, un componente incluso más extraño, distribuido difusamente en el espacio. Alguna materia bariónica, difícil de detectar, realiza una contribución a la materia oscura, aunque algunos autores defienden que constituye sólo una pequeña porción. Aun así, hay que tener en cuenta que del 5% de materia bariónica estimada, la mitad de ella todavía no se ha detectado; se puede considerarla materia oscura bariónica; hablamos de todas las estrellas, galaxias y gas observable, que forman menos de la mitad de los bariones, que se supone debería haber. Se cree que toda esta materia puede estar distribuida en filamentos gaseosos de baja densidad formando una red por todo el universo, en cuyos nodos se encuentran los diversos cúmulos de galaxias. En mayo de 2008, el telescopio XMM-Newton, de la agencia espacial europea, ha encontrado pruebas de la existencia de dicha red de filamentos. La determinación de la naturaleza de esta masa no visible es una de las cuestiones más importantes de la cosmología moderna y la física de partículas. Se ha puesto de manifiesto que los nombres materia oscura y la energía oscura sirve principalmente como expresiones de nuestra ignorancia, casi como los primeros mapas etiquetados como tierra incógnita.
La materia oscura, la energía oscura y la antimateria son tres acontecimientos absolutamente distintos. La antimateria es como la materia común de la que estamos hechos; empero, conformada por partículas cuya carga eléctrica es de signo contrario. Por ejemplo, un anti-electrón, por razones históricas también conocido como positrón, es una partícula igual al electrón, con su misma masa y carga, pero de signo eléctrico positivo; el electrón tiene carga negativa. Un anti-protón es una partícula con la misma cantidad de masa y carga de un protón, pero con carga de signo eléctrico negativo. La antimateria se forma con antipartículas; del mismo modo que un átomo de hidrógeno consiste en un electrón orbitando alrededor de un protón, si juntáramos un anti-protón con un anti-electrón podríamos, en teoría, tener un átomo de anti-hidrógeno, lo cual ha sido logrado en el CERN, por fracciones de segundo.
La primera persona en proporcionar pruebas y deducir la existencia del fenómeno que se ha llamado materia oscura fue el astrofísico suizo Fritz Zwicky, del Instituto Tecnológico de California (Caltech), en 1933. Aplicó el teorema de virial al cúmulo de galaxias Coma; obtuvo pruebas de masa no visible. Zwicky estimó la masa total del cúmulo basándose en los movimientos de las galaxias cercanas a su borde. Cuando comparó esta masa conjeturada con la estimada en el número de galaxias, con el brillo total del cúmulo, encontró que había unas 400 veces más masa de la esperada. La gravedad de las galaxias visibles en el cúmulo resultaba ser muy poca para tal velocidad orbital, por lo que se necesita mucha más. Esto es conocido como el problema de la masa desaparecida. Basándose en estas conclusiones, Zwicky dedujo que tendría que haber alguna forma de materia no visible, materia que proporcionaría suficiente masa y gravedad, constituyendo todo el cúmulo. Muchas de las evidencias de la existencia de materia oscura provienen del estudio de los movimientos de las galaxias. Muchas de estas parecen ser bastante uniformes, con lo que el teorema de virial de la energía cinética total debería ser la mitad del total de la energía gravitacional de las galaxias. Sin embargo, se ha hallado experimentalmente que la energía cinética total es mucho mayor; en particular, asumiendo que la masa gravitacional es debida sólo a la materia visible de la galaxia; las estrellas alejadas del centro de las galaxias tienen velocidades mucho mayores que las predichas por el teorema de virial. La curva de rotación galáctica, que muestra la velocidad de rotación frente a la distancia del centro de la galaxia, no se puede explicar sólo mediante la materia visible. Suponiendo que la materia visible conforma sólo una pequeña parte del cúmulo, es la manera más sencilla de tener en cuenta esto. Las galaxias muestran signos de estar compuestas principalmente de un halo de materia oscura, concentrado en su centro, con simetría casi esférica, con la materia visible concentrada en un disco central. Las galaxias de brillo débil superficial son fuentes importantes de información para el estudio de la materia oscura, ya que tienen una baja proporción de materia visible respecto de la materia oscura; tienen varias estrellas brillantes en el centro, lo que facilita la observación de la curva de rotación de estrellas periféricas. De acuerdo con los resultados publicados en agosto de 2006, la materia oscura se ha detectado por separado de la materia ordinaria a través de medidas del Cúmulo Bala. Efectivamente dos cúmulos de galaxias cercanos, que colisionaron hace unos 150 millones de años. Los investigadores analizaron los efectos de las lentes gravitacionales para determinar la masa total de la distribución de ambas, compararon los resultados con los mapas de rayos X de gases calientes, que se pensaba que constituían la mayor parte de la materia ordinaria en los cúmulos. Los gases calientes interactuaron durante la colisión, permaneciendo cerca del centro. Las galaxias individuales y la materia oscura no interactuaron; están más alejadas del centro.
Durante casi cuarenta años, después de las observaciones iniciales de Zwicky, ninguna otra observación, corroborando las observaciones, indicó que la relación masa-luz era distinta de la unidad; una alta relación masa-luz indica la presencia de la materia oscura. A finales de la década de los 1960 y 1970, Vera Rubin, una astrónoma del Departamento de Magnetismo Terrestre del Carnegie Institution of Washington, presentó los hallazgos basados en un nuevo espectrógrafo muy sensible, que podía medir la curva de velocidad de galaxias espirales con un grado de precisión mayor que cualquier otro conseguido anteriormente. Junto con su compañero de staff Kent Ford, Rubin anunció, en un encuentro en 1975 de la American Astronomical Society, el asombroso descubrimiento de que muchas estrellas en distintas órbitas de galaxias espirales giraban a casi la misma velocidad angular, lo que implicaba que sus densidades eran muy uniformes más allá de la localización de muchas de las estrellas, el bulbo galáctico. Este resultado sugiere que incluso la gravedad newtoniana no se aplica universalmente o que, conservativamente, más del 50% de la masa de las galaxias estaba contenida en el relativamente oscuro halo galáctico. Este descubrimiento fue inicialmente tomado con escepticismo. Rubin insistió en que las observaciones eran correctas. Posteriormente, otros astrónomos empezaron a corroborar su trabajo; se logró determinar muy bien el hecho de que muchas galaxias estuvieran dominadas por materia oscura; las excepciones parecían ser las galaxias con relaciones masa-luz cercana a las de las estrellas. Consecuencia de esto, numerosas observaciones han indicado la presencia de materia oscura en varias partes del cosmos. Junto con los hallazgos de Rubin, para las galaxias espirales y el trabajo de Zwicky sobre los cúmulos de galaxias, se han estado recopilando más evidencias relacionadas con la materia oscura durante décadas, hasta el punto de que hoy muchos astrofísicos aceptan su existencia. Como un concepto unificador, la materia oscura es una de las características dominantes consideradas en el análisis de estructuras a escala galáctica y mayores.
El trabajo pionero de Rubin ha resistido la prueba del tiempo. Las medidas de las curvas de velocidad en galaxias en espiral pronto continuaron con velocidades de dispersión de galaxias elípticas. Mientras algunas veces aparece con menores relaciones masa-luz, las medidas de elípticas siguen indicando un relativamente alto contenido en materia oscura. Así mismo, las medidas de los medios interestelares difusos encontrados en el borde de las galaxias indican no sólo las distribuciones de materia oscura, que se extienden más allá del límite visible de las galaxias, sino también de que las galaxias son virializadas por encima de diez veces su radio visible. Esto supuso estimar la materia oscura como una fracción de la suma total de masa de gravitación, desde el 50%, medido por Rubin, hasta la actualmente estimada de casi el 95%. Hay lugares donde la materia oscura parece ser un pequeño componente o estar totalmente ausente. Los cúmulos globulares no muestran evidencias de contener materia oscura, aunque sus interacciones orbitales con las galaxias muestran pruebas de materia oscura galáctica. Durante algún tiempo, las mediciones del rango de velocidad de las estrellas parecían indicar la concentración de la materia oscura en el disco galáctico de la Vía Láctea; sin embargo, ahora parece que la alta concentración de la materia bariónica en el disco de la galaxia, especialmente en el medio interestelar, puede influir en este movimiento. Se piensa que los perfiles de las masas de las galaxias parecen muy diferentes de los perfiles de la luz. El modelo típico para las galaxias de materia oscura es una distribución lisa y esférica en halos virializados. Ese tendría que ser el caso para evitar los efectos dinámicos a pequeña escala estelar.
Las investigaciones realizadas en enero de 2006 en la Universidad de Massachusetts, Amherst, explicarían la previamente misteriosa curvatura en el disco de la Vía Láctea por la interacción de la Grande y la Pequeña Nube de Magallanes, además de la predicha de un incremento de veinte veces la masa de la Vía Láctea, teniendo en cuenta la materia oscura. En 2005, los astrónomos de la Universidad de Cardiff expusieron haber descubierto una galaxia compuesta casi enteramente de materia oscura, a 50 millones de años luz del Cúmulo de Virgo, que fue denominada VIRGOHI21. Inusualmente, VIRGOHI21 no parece contener ninguna estrella visible; fue vista con observaciones de radio-frecuencia de hidrógeno. Basada en los perfiles de rotación, los científicos estimaron que este objeto contiene aproximadamente 1000 veces más energía oscura que el hidrógeno y tiene una masa total de un décimo de la Vía Láctea. En comparación, la Vía Láctea se cree que tiene unas diez veces más materia oscura que materia ordinaria. Los modelos del Big Bang y de la estructura a gran escala del universo han sugerido que tales galaxias oscuras deberían ser muy comunes en el universo; sin embargo, hasta el momento, no ha sido detectada ninguna. Si la existencia de estas galaxias oscuras se confirmase, proporcionará una gran prueba para la teoría de la formación de las galaxias, plantearía problemas para explicaciones alternativas a la materia oscura.
La materia oscura también afecta a las agrupaciones galácticas. Las medidas de Rayos X del caliente gas intracumular se corresponden íntimamente a las observaciones de Zwicky de las relaciones masa-luz para grandes cúmulos de casi 10 a 1. Muchos de los experimentos del Observatorio de rayos X Chandra utilizan esta técnica para determinar independientemente la masa de los cúmulos. El cúmulo de galaxias Abell 2029 está compuesto de miles de galaxias envueltas en una nube de gas caliente y una cantidad de materia oscura equivalente a más de 1014 soles. En el centro de este cúmulo hay una enorme galaxia de forma elíptica, que se supone que se formó a partir de la unión de muchas galaxias más pequeñas. Las velocidades orbitales de las galaxias medidas dentro de los cúmulos de galaxias son consistentes con las observaciones de materia oscura. Una importante herramienta para detectar la materia oscura son las lentes gravitacionales. Estas lentes son un efecto de la relatividad general, que predice la dinámica que depende de las masas, siendo un medio completamente independiente de medir la energía oscura. En las lentes fuertes, la curvada distorsión observada de las galaxias de fondo, cuando la luz pasa a través de una lente gravitacional, ha sido observada alrededor de un cúmulo poco distante como el Abell 1689. Midiendo la distorsión geométrica, se puede obtener la masa del cúmulo que causa el fenómeno. En docenas de casos donde se ha hecho esta medición, las relaciones masa-luz obtenidas se corresponden a las medidas de materia oscura dinámica de los cúmulos. Durante los últimos diez años se ha desarrollado una técnica – tal vez más convincente – llamada lentes débiles, que mide las distorsiones de galaxias a una micro-escala, en las grandes distancias debidas a objetos de fondo mediante análisis estadístico. Examinando la deformación de las galaxias de fondo adyacentes, los astrofísicos pueden obtener la distribución media de energía oscura por métodos estadísticos, encontrando las relaciones masa-luz, que se corresponden con las densidades de materia oscura predichas por otras mediciones de estructuras a gran escala. La correspondencia de las dos técnicas, la de lentes gravitacionales, junto con otras medidas de materia oscura, han convencido a casi todos los astrofísicos de que la materia oscura es realmente el mayor componente del universo.
La materia oscura es crucial para el modelo cosmológico del Big Bang, como un componente correspondiente directamente con las medidas de los parámetros asociados con la métrica FLRW a la relatividad general. En particular, las medidas de las anisotropías del fondo cósmico de microondas se corresponden a una cosmología, donde gran parte de la materia interactúa con los fotones de forma más débil que las fuerzas fundamentales conocidas, que acoplan las interacciones de la luz con la materia bariónica. Así mismo, se necesita una cantidad significativa de materia fría no-barionica para explicar la estructura a gran escala del universo. Las observaciones sugieren que la formación de estructuras en el universo procede jerárquicamente, con las estructuras más pequeñas, uniéndose hasta formar galaxias, después cúmulos de galaxias. Según se unen las estructuras en la evolución del universo, empiezan a brillar, ya que la materia bariónica se calienta a través de la contracción gravitacional y los objetos se aproximan al equilibrio hidrostático. La materia barionica ordinaria tendría una temperatura demasiado alta y demasiada presión liberada desde el Big Bang, como para colapsar y formar estructuras más pequeñas, como estrellas, a través de la inestabilidad de Jeans. La materia oscura actúa como un compactador de estructuras. Este modelo no sólo se concuerda con investigaciones estadísticas de la estructura visible en el universo, sino también se armonizan de forma precisa con las predicciones de materia oscura de la radiación de fondo de microondas. Este modelo inverso de formación de estructuras necesita algún tipo de la materia oscura para funcionar. Se han utilizado simulaciones por ordenador de miles de millones de partículas de materia oscura, para confirmar que el modelo de materia oscura fría de la formación de estructuras es consistente con las estructuras observadas en el universo, mediante las observaciones de galaxias, como la Sloan Digital Sky Survey y la 2dF Galaxy Redshift Survey, así como las observaciones del bosque Lymanalfa. Estos estudios han sido cruciales en la construcción del modelo Lambda-CDM, que mide los parámetros cosmológicos, incluyendo la parte del universo formado por bariones y la materia oscura.
¿Qué es la materia oscura? ¿Cómo se genera? ¿Está relacionada con la supersimetría? Aunque la materia oscura fue detectada por lentes gravitacionales en agosto de 2006, muchos aspectos de la materia oscura continúan siendo cuestionados. En el experimento DAMA/NaI se afirma haber detectado materia oscura pasando a través de la tierra, aunque muchos científicos siguen siendo escépticos al respecto, ya que los resultados negativos de otros experimentos son casi incompatibles con los resultados del DAMA, si la materia oscura consiste en neutralinos. Los datos de varios tipos de pruebas, como el problema de la rotación de las galaxias, las lentes gravitacionales, la formación de estructuras y la fracción de bariones en cúmulos, así como la abundancia de cúmulos, combinada con pruebas independientes para la densidad bariónica, indican que el 85-90% de la masa en el universo no interactúa con la fuerza electromagnética. Esta materia oscura se evidencia por su efecto gravitacional. Se han propuesto varias categorías de materia oscura:
- Materia oscura bariónica.
- Materia oscura no-bariónica, que está dividida en tres tipos diferentes:
- Materia oscura caliente: partículas no bariónicas que se mueven ultrarrelativistamente.
- Materia oscura templada: partículas no bariónicas que se mueven relativistamente.
- Materia oscura fría: partículas no bariónicas que no se mueven relativistamente.
Si la materia oscura está compuesta de abundantes partículas ligeras, que son relativistas hasta poco antes de la recombinación, entonces deberían ser denominadas calientes. El mejor candidato para la materia oscura caliente es el neutrino. Una segunda posibilidad es que las partículas de materia oscura interactúen más débilmente que los neutrinos, sean menos abundantes y tengan una masa del orden de 1eV. Tales partículas se denominan materia oscura templada, porque tienen menos velocidad térmica que los neutrinos masivos; actualmente hay algunas partículas candidatas que cumplen esta descripción. Se han sugerido los gravitinos y los fotinos – Pagels y Primack 1982; Bond, Szalay y Turner 1982 -. Cualquier partícula que se convierta en no-relativista rápidamente, así pueda reflejarse a una distancia insignificante, es llamada materia oscura fría. Hay muchos candidatos para la materia oscura fría, como las partículas supersimétricas. La materia oscura caliente consiste en partículas que viajan con velocidades relativistas. Se conoce un tipo de materia oscura caliente, el neutrino. Los neutrinos tienen una masa muy pequeña, no interactúan a través de fuerzas electromagnéticas o de la fuerza nuclear fuerte; son, por tanto, muy difíciles de detectar. Esto es lo que les hace atractivos como materia oscura. Sin embargo, los límites de los neutrinos indican que los neutrinos ordinarios sólo harían una pequeña contribución a la densidad de la materia oscura. La materia oscura caliente no puede explicar cómo se formaron las galaxias desde el Big Bang. La radiación de fondo de microondas, medida por el COBE y el WMAP, es increíblemente homogénea, indica que la materia se ha agrupado en escalas muy pequeñas. Las partículas de movimiento rápido no pueden agruparse en tales pequeñas escalas y, de hecho, suprimen la agrupación de otra materia. La materia oscura caliente, aunque existe en nuestro universo, en forma de neutrinos, es, por tanto, la única parte de la historia.
El modelo de concordancia necesita que, para explicar la estructura en el universo, es necesario invocar la materia oscura fría, no-relativista. Las grandes masas, como los agujeros negros del tamaño de galaxias, pueden ser descartadas con las bases de los datos de las lentes gravitacionales. Las posibilidades involucrando materia bariónica normal incluyen enanas marrones o tal vez pequeños y densos pedazos de elementos pesados, que son conocidos como objetos de tipo halos masivos compactos – massive compact halo object o “MACHOs” -. Sin embargo, los estudios de la Nucleosíntesis del Big Bang han convencido a muchos científicos de que la materia bariónica, como los MACHOs, no pueden ser más que una pequeña fracción de la materia oscura total. El punto de vista más aceptado es que la materia oscura es principalmente no-bariónica, compuesta de una o más partículas elementales, distintas de los normales electrones, protones, neutrones y los neutrinos conocidos. Las partículas propuestas más comunes son los axiones, neutrinos estériles y WIMPs, partículas masivas de interacción débil, incluyendo neutralinos. Ninguna de éstas es parte del modelo estándar de física de partículas, pero pueden aparecer en ampliaciones del modelo estándar. Muchos modelos supersimétricos ocasionan naturalmente los WIMPs, en forma de neutralinos. Los pesados, neutrinos estériles existen en ampliaciones del modelo estándar, que explica la pequeña masa de los neutrinos a través del mecanismo del balancín. Han sido llevadas a cabo búsquedas experimentales de estos candidatos a materia oscura; las búsquedas continúan. Estos esfuerzos se pueden dividir en dos grandes categorías: detección directa, en los que las partículas de materia oscuras se observan en un detector; y la detección indirecta, que busca los productos de aniquilaciones de materia oscura. Los experimentos de detección de materia oscura han descartado algunos modelos de WIMP, lo mismo que de axiones. También hay varios experimentos reclamando pruebas positivas de detección de materia oscura, como el DAMA/NaI y el Egret; sin embargo, están lejos de ser confirmados; difícilmente reconcilian los resultados negativos de otros experimentos. Varias búsquedas de materia oscura están actualmente en proceso, como la Cryogenic Dark Matter Search, en la Mina de Soudan y el experimento XENON, en Gran Sasso; otros que están en desarrollo, como el experimento ArDM. En investigaciones publicadas en la primavera de 2006, los investigadores del Instituto de Astronomía de la Universidad de Cambridge afirman haber calculado que la energía oscura sólo está en cúmulos mayores de 1.000 años luz de radio, implicando una velocidad media para las partículas de materia oscura de 9 km/s, una densidad de 20 amu/cm³ y una temperatura de 10.000 kelvins.
Estimaciones basadas en los efectos gravitacionales de la cantidad de materia presente en el universo sugieren, consistentemente, que hay mucha más materia de la que es posible observar directamente. Además, la existencia de materia oscura resolvería varias inconsistencias en la teoría del Big Bang. Se cree que la mayoría de la masa del universo existe en esta forma. Determinar cuál es la naturaleza de la materia oscura es el llamado problema de la materia oscura o problema de la masa desaparecida; es uno de los más importantes de la cosmología moderna. La cuestión de la existencia de la materia oscura puede parecer irrelevante para nuestra existencia en la tierra; sin embargo, el hecho de que exista o no afecta al destino del universo. Se sabe que el universo está expandiéndose, por el corrimiento al rojo que muestra la luz de los cuerpos celestes distantes. Si no hubiera materia oscura, esta expansión continuaría para siempre. Si la actual hipótesis de la materia oscura es correcta, dependiendo de la cantidad de materia oscura que haya, la expansión del universo podría ralentizarse, detenerse o incluso invertirse, lo que produciría el fenómeno conocido como Big Crunch. Sin embargo, la importancia de la materia oscura para el destino del universo se ha relativizado en los últimos años, en que la existencia de una constante cosmológica y de una energía oscura parece tener aún mayor importancia. Según las mediciones realizadas en 2003 y 2006 por el satélite WMAP, la expansión del universo se está acelerando, se seguirá acelerando debido a la existencia de la energía oscura, aunque sin causar un Big Rip[37].
La metáfora del tejido espacio-tiempo
El tejido espacio-tiempo, usado como concepto por los físicos relativistas y cuánticos, es una metáfora. Las metáforas ayudan por metonimia y analogía, figuraciones aproximativas, ilustrando los sentidos captados y que se quieren transmitir. Sin embargo, no dejan de ser metáforas; es decir, comparaciones efectivas. De totas maneras, hay que preguntarse, cada cierto tiempo, si son adecuadas las metáforas usadas, sobre todo en las ciencias. ¿Es adecuada la metáfora del tejido espacio-tiempo?
El tejido alude a la textura, a la composición, que, en principio, tiene que ver con la artesanía de los tejidos, diseñados, hilados, confeccionados, con la finalidad de cubrir la desnudez, abrigar u ocultar al cuerpo. Después, adquiere fuerza metafórica, cuando se desplaza la figura para interpretar otras composiciones. Las narrativas se perciben como composiciones, es decir, como tramas; en otras palabras, como tejidos discursivos. Estas composiciones tienen como ancestro, también como referente, así mismo como recurrencia cambiante al mito. Cuando la física relativista y cuántica usan la metáfora de tejido espacio-tiempo hacen lo mismo, recurren a la imagen inicial de tejido para aludir a una composición en el universo, una textura compleja que imbrica espacio y tiempo, a la vez, de manera inmediata. Este recurso metafórico ha ayudado a salir de la idea encasillada de espacio absoluto, también de tiempo absoluto, del imaginario de la física newtoniana. Sin embargo, hay que preguntarse si es adecuada, teniendo en cuenta los avances y alcances de lo encontrado por la física relativista y cuántica. ¿Lo es?
El espacio ha sido pensado en sus tres dimensiones, el tiempo no ha salido de su encasillamiento en una dimensión lineal y sucesiva. Cuando se le atribuye ser la cuarta dimensión en un espacio-tiempo complejo se corrige la separación entre espacio y tiempo, incluso se corrige el supuesto de linealidad sucesiva, concibiendo, mas bien, la simultaneidad dinámica; empero, se mantiene la idea de espacio y de tiempo, aunque estén unidas e imbricadas. ¿Es adecuado usar la metáfora del espacio y la metáfora del tiempo en una metáfora compuesta para referirse a la complejidad cuántica, a la complejidad molecular, a la complejidad molar, que componen el universo? Cuando vemos, no solo por la física cuántica, la física relativista, sino también, incluso por la física clásica, que se trata de interacciones, interferencias, asociaciones, composiciones y combinaciones, entre partículas, átomos, moléculas, masas molares, observamos que se trata, mas bien, de topologías complejas, que conectan, conexidad, que avecinan; vecindad, que promueven distancias, incluso distanciamientos, refiriéndonos lejanamente a lo que se llamó tiempo. No se trata pues de espacio-tiempo, sino de interacciones, interferencias, asociaciones, composiciones, combinaciones, distanciamientos, conexidades, vecindades y transformaciones, en distintas escalas. Como aproximación, todavía abstracta, se puede configurar estos acontecimientos como topologías complejas; topologías que, en su propia complejidad, son dinámicas.
Si bien es cierto que, de todas maneras, también la topología se refiere al espacio; sin embargo, desde su perspectiva ha ocasionado transformaciones en las perspectivas del espacio, transformando también las nociones, figuraciones y concepciones del espacio. Estamos hablando de pluralidad de formas no solamente espaciales, sino topológicas, donde las formas espaciales son parte de estas topologías. Esto ayuda no solamente a considerar una pluralidad de espacios posibles, sino también a comprender la posibilidad de formaciones que van más allá del espacio, formaciones complejas que introducen ductilidades, maleabilidades, flexibilidades, composiciones de espesores complejos, que ya no pueden interpretarse como espacios; es decir, como res extensa, sino como complejidades dinámicas, que generan distancias, distanciamientos, vecindades, conexidades, compacidades, convergencias, separaciones. Estamos ante acontecimientos generativos de energía, materia, vida; acontecimientos que pueden interpretarse desde las perspectivas topológicas complejas.
Ciertamente nada deja aludir a la metáfora, tampoco los conceptos que se nombran; ni siquiera los conceptos científicos. La metáfora atraviesa el lenguaje, sobre todo, se podría decir que lo constituye. Sin embargo, cuando se habla de topología, cuando se piensa desde la topología, cuando se hace topología, a pesar que topos alude a lugar, la topología se propone pensar y concebir las formas y las transformaciones espaciales; por lo tanto, el espacio deja de ser la res extensa estática, que hace de explanada, donde se dan los lugares. Lo que importa son las transformaciones espaciales, las formas de estas transformaciones, aunque también la composición o estructura de las formas antes de las transformaciones y después.
Ya que hemos hablado de metáfora, sería bueno preguntarnos sobre la narrativa científica, en el caso que nos ocupa de la narrativa de la física, ahora, de la narrativa de la física relativista y de la física cuántica. Sabemos que la literatura, sobre todo la novela, compone tramas, incluso, desde nuestra interpretación, las tramas se encuentran en condiciones pre-narrativas, en las acciones. Los imaginarios sociales componen tramas, desde la constitución e institución del mito hasta la “ideología”. También sabemos que la ciencia ha criticado a la filosofía por pretender encontrar finalidades en el universo y en la vida, incluso en la sociedad humana; la ha descalificado como teleología. Sin embargo, también sabemos que ciertas teorías científicas han incorporado la teleología en sus interpretaciones; por ejemplo, el evolucionismo. Esto no es otra cosa que construir tramas; es decir, encontrar una composición que deriva en un desenlace esperado. ¿Ocurre lo mismo o algo parecido con la física relativista y la física cuántica? Obviamente, si hubiese algo parecido, aunque mucho más matizado, no estaría como evidente, expresado explícitamente. La respuesta a esta pregunta es importante para comprender no tanto la física sino sus narrativas.
Haremos preguntas provocadoras. ¿Buscar las fuerzas fundamentales, conformadoras del universo, no es buscar el mito del origen? Por lo tanto, no tanto un telos, un fin, una finalidad del universo, sino precisamente lo opuesto, el comienzo de todo, el origen. ¿No es lo mismo que hacer una trama, que se realiza en el desenlace, buscar el origen, en vez del fin? De todas maneras, este fin también se lo busca, pues se pregunta sobre el fin del universo. ¿Este fin, que es lo opuesto al big-bang, no es acaso el desenlace de una trama? Hay, por lo menos dos alternativas a estas preguntas; o la trama se encuentra inherentemente en el universo, como forma pre-narrativa o, si se quiere, forma no-narrativa; empero, siguiendo un decurso causal; la trama forma parte del imaginario de los científicos, entonces, ellos se inclinan a interpretar sus investigaciones en forma de narrativa estructurada por una trama.
Si fuese el caso la primera alternativa, no habría problema en que los científicos compongan una narrativa, vale decir, una trama, explicando en sus teorías teleológicamente, lo que encuentran descriptivamente en sus investigaciones. En cambio, si fuese la segunda alternativa, hay problema. No hay trama inherente en el universo; en cambio, los científicos componen una trama en la interpretación teórica de las descripciones de las investigaciones. En este caso, las preguntas van dirigidas a encontrar el comienzo de la trama, así como el desenlace. Por lo tanto, no serían las preguntas más pertinentes para indagar en la complejidad del universo. Menudo problema.
Apuntes sobre topología
La palabra topología viene del griego τόπος, que quiere decir lugar, y λόγος, que significa estudio. La topología es el campo de las matemáticas dedicada al estudio de aquellas propiedades de los cuerpos geométricos, que permanecen inalteradas por transformaciones continuas. Es campo teórico que estudia las propiedades de los espacios topológicos y las funciones continuas. La topología se interesa por conceptos como proximidad, número de agujeros, el tipo de consistencia o textura que presenta un objeto; se dedica a comparar objetos y clasificar múltiples atributos donde destaca conectividad, compacidad, metricidad o metrizabilidad, entre otros. Los matemáticos usan la palabra topología en dos sentidos; informalmente, es el sentido arriba especificado; de manera formal, es la referencia a una cierta familia de subconjuntos de un conjunto dado, familia que cumple unas reglas sobre la unión y la intersección.
Se presenta a la topología como la geometría de la página de goma. Esto hace referencia a que, en la geometría euclídea, dos objetos serán equivalentes mientras podamos transformar uno en otro mediante isometrías, rotaciones, traslaciones, reflexiones; mediante transformaciones que conservan las medidas de ángulo, área, longitud, volumen y otras. En topología, dos objetos son equivalentes en un sentido mucho más amplio. Por ejemplo, han de tener el mismo número de trozos, huecos, intersecciones. En topología está permitido doblar, estirar, encoger, retorcer, los objetos, siempre que se lo haga sin romper ni separar lo que estaba unido, ni pegar lo que estaba separado. Poniendo un ejemplo, un triángulo es topológicamente lo mismo que una circunferencia, ya que podemos transformar uno en otra de forma continua, sin romper ni pegar. Pero una circunferencia no es lo mismo que un segmento, ya que habría que partirla o pegarla por algún punto. Ésta es la razón de que se la llame la geometría de la página de goma, porque es como si estuviéramos estudiando geometría sobre un papel de goma, que pudiera contraerse y estirarse.
Esta visión, aunque intuitiva, es, sin embargo, sesgada y parcial. Por un lado, puede llevar a pensar que la topología trata sólo de objetos y conceptos geométricos, siendo más bien, al contrario; se trata que la geometría se ocupa de un cierto tipo de objetos topológicos. Por otro lado, en muchos casos es imposible dar una imagen intuitiva de problemas topológicos, incluso de algunos conceptos. Por último, la topología se nutre también en buena medida de conceptos cuya inspiración se encuentra en el análisis matemático. Se puede decir que casi la totalidad de los conceptos de la geometría son conceptos topológicos.
Las primeras ideas topológicas conciernen al concepto de límite y al concepto de completitud de un espacio métrico; se manifestaron principalmente en la crisis de los inconmensurables de los pitagóricos, ante la aparición de números reales no racionales. El primer acercamiento concreto al concepto de límite, también al de integral, aparece en el método de exhaución de Arquímedes. La aparición del análisis matemático en el siglo XVII puso en evidencia la necesidad de formalizar los conceptos de proximidad y continuidad, develándose la incapacidad de la geometría para resolver este problema. La fundamentación del cálculo infinitesimal, así como los intentos de formalizar el concepto de variedad en geometría, lo que llevó a la aparición de la topología, a finales del siglo XIX y principios del XX. Se suele fechar el origen de la topología con la resolución, por parte de Euler, del problema de los puentes de Königsberg, en 1735. La resolución de Euler del problema utiliza una forma de pensar topológica; la solución del problema nos lleva a la característica de Euler; el primer invariante de la topología algebraica. El término topología fue usado por primera vez por Johann Benedict Listing, en 1836 en una carta a su antiguo profesor de la escuela primaria, Müller; posteriormente en su libro Vorstudien zur Topologie, Estudios previos a la topología, publicado en 1847. Anteriormente se la denominaba analysis situs. Maurice Fréchet introdujo el concepto de espacio métrico en 1906.
Como hemos dicho, el concepto fundamental de la topología es la relación de proximidad, que puede parecer ambigua y subjetiva. El gran logro de la topología es dar una formulación precisa, objetiva y útil de este concepto. Para ello tomamos un conjunto de referencia X, que será el ambiente en el que nos moveremos, al que llamaremos espacio. Tomaremos un elemento cualquiera x de X. A los elementos del espacio se les llama puntos, así que x será llamado punto, independientemente de que x sea una función, un vector, un conjunto, un ideal maximal, en un anillo conmutativo y unitario. Un subconjunto V de X será un entorno de x si x es elemento de V y existe un conjunto abierto G de manera que G esté incluido en V. ¿Qué entenderemos por conjunto abierto? Aquí está el quid de la cuestión. Una colección T de subconjuntos de X se dirá que es una topología sobre X si X es uno de los elementos de esa colección, si ∅ (vacío) es un elemento de la colección, si la unión de elementos de la colección da como resultado un elemento de la colección y si la intersección finita de elementos de la colección también es un elemento de la colección. A los elementos de la colección T se les denomina abiertos de la topología T, y al par (X, T) se le denomina espacio topológico. Las condiciones para que T sea topología sobre X son entonces estas:
(1) ∅ ∈ T, X ∈ T
(2) (O1 ∈ T, O2 ∈ T) ⇒ (O1 ∩ O2 ∈ T)
(3) ∀S ⊂ T, ∪O∈SO ∈ T
Puede parecer extraño que de una definición tan altamente formal y conjuntista se obtenga una formulación precisa del concepto de proximidad. Lo primero que se observa es que sobre un mismo espacio X se pueden definir distintas topologías, generando entonces distintos espacios topológicos. Por otra parte, precisamente la manera en que quede determinada una topología sobre un conjunto; es decir, la elección del criterio que nos permita decidir si un conjunto dado es o no abierto, es lo que va a dar carácter visualizable o no a ese espacio topológico. Una de las maneras más sencillas de determinar una topología es mediante una distancia o métrica; método que sólo es aplicable en algunos casos, si bien es cierto que muchos de los casos más interesantes de topologías en la geometría y en el análisis matemático pueden determinarse mediante alguna distancia. Una distancia sobre un conjunto X es una aplicación d: X × X −→ R que verifica las siguientes propiedades:
d(x, y) ≥ 0 ;
d(x, y) = d(y, x)
d(x, y) = 0 si y sólo si x = y ;
d(x, y) ≤ d(x, z) + d(z, y)
Cualesquiera que sean x, y, z ∈ X. Si tenemos definida una distancia sobre X, diremos que la pareja (X, d) es un espacio métrico. Dado un espacio métrico (X, d), queda determinada una topología sobre X en la que los conjuntos abiertos son los subconjuntos G de X tales que cualquiera que sea el punto x de G existe un número ϵ > 0 de tal manera que el conjunto {y ∈ X: d(x, y) < ϵ} está totalmente incluido en G. Al conjunto {y ∈ X: d(x, y) < ϵ} se le denomina bola abierta de centro x y radio ϵ, y será precisamente un entorno del punto x. Como se ha apuntado antes, por desgracia no toda topología proviene de una distancia; es decir, existen espacios topológicos que no son espacios métricos. Cuando un espacio topológico es además espacio métrico, esto es, cuando dada una topología sobre un conjunto, puede definirse en ese conjunto una distancia, de manera que la topología generada por la distancia coincida con la topología dada, se dice que el espacio topológico es metrizable. Un problema clásico en topología es el de determinar qué condiciones debe satisfacer un espacio topológico para que sea metrizable.
Se suelen considerar principalmente tres ramas:
- La topología general o conjuntista,
- La topología algebraica y
- La topología diferencial.
Además de estas tres divisiones, que podríamos decir propiamente topológicas, la implicación, en mayor o menor medida, en otras disciplinas matemáticas, hace que muchos consideren parte de la topología al análisis funcional, la teoría de la medida, la teoría de nudos, parte de la topología de dimensiones baja, la teoría de grupos topológicos. Es fundamental su contribución a la teoría de grafos, análisis matemático, ecuaciones diferenciales, ecuaciones funcionales, variable compleja, geometría diferencial, geometría algebraica, álgebra conmutativa, estadística, teoría del caos, geometría fractal. Incluso tiene aplicaciones directas en biología, sociología.
La topología general constituye la base de los estudios en topología. En ella se desarrollan tópicos como lo que es un espacio topológico o los entornos de un punto. Los conceptos fundamentales referidos a la topología de un conjunto son: Topología, espacio topológico, abiertos, cerrados, subespacios.
Sea X un conjunto cualquiera y P(X) el conjunto de sus partes. Una topología sobre X es un conjunto T ⊂ P(X) que cumpla que X ∈ T, ∅ ∈ T, si A, B ∈ T entonces A∩B ∈ T, y que si S ⊂ T entonces ∪G∈SG ∈ T. A los elementos de T se les denomina conjuntos abiertos. Al par (X, T) se le denomina espacio topológico. A los elementos de x se les suele denominar puntos. Nótese que desde un primer momento hemos especificado que el conjunto X es cualquiera, no necesariamente un conjunto de naturaleza geométrica. La denominación de espacio topológico y de punto se mantiene, aun cuando X sea un conjunto de números, de funciones, de ecuaciones diferenciales, de figuras geométricas, de vectores, de conjuntos. Como puede observarse, la definición es muy formal y general; lo primero que se observa es que sobre un mismo conjunto pueden darse multitud de topologías distintas. Los conceptos de conjunto abierto en R o en R2 o R3 cumplen las condiciones exigibles a una topología. Es precisamente el comprobar qué otras familias de conjuntos, en otros conjuntos de naturaleza no geométrica, comparten estas mismas propiedades, como en el conjunto de soluciones de una ecuación diferencial, o el conjunto de los ceros de los polinomios con coeficientes en los ideales en un anillo conmutativo. Así podremos aplicar a estos conjuntos las mismas o parecidas técnicas topológicas que aplicamos a los abiertos del plano. La situación es análoga a la que se da en álgebra lineal cuando se pasa de trabajar en R2 o R3 a trabajar en espacios vectoriales arbitrarios. En lo que sigue, (X, T) representará siempre un espacio topológico.
Ligado al concepto de conjunto abierto está el de conjunto cerrado. Un conjunto F ⊂ X se dice que es cerrado si su complementario X \F es un conjunto abierto. Es importante observar que un conjunto que no es abierto no necesariamente ha de ser cerrado, y un conjunto que no sea cerrado no necesariamente ha de ser abierto. Así, existen conjuntos que son abiertos y cerrados a la vez, como ∅, y pueden existir conjuntos que no sean ni abiertos ni cerrados. Es inmediato comprobar que la intersección de cerrados es un conjunto cerrado, que la unión de una cantidad finita de conjuntos cerrados es un conjunto cerrado, y que tanto X como ∅ son conjuntos cerrados. Si Z ⊂ X, el conjunto TZ:= {G ∩ Z: G ∈ T} es una topología para Z. Se dirá entonces que el espacio (Z, TZ) es subespacio topológico del (X, T). La noción de subespacio topológico se presenta de manera natural, y es el concepto análogo al de subgrupo en teoría de grupos o al de subespacio vectorial en álgebra lineal. Una propiedad relativa a espacios topológicos se dice que es hereditaria cuando si un espacio la tiene, entonces también la tiene cualquiera de sus subespacios[38].
Base de una topología, entornos, bases locales, axiomas de numerabilidad
Una familia (B) ⊂ T se dice que es base de la topología T si para cualquiera que sea el G ∈ T existe un conjunto M ⊂ (B), de manera que G = ∪B∈MB. No siempre es cómodo trabajar con una topología. A veces resulta más complicado establecer una topología que una base de topología, como en espacios métricos. En cualquier caso, una base es una manera muy cómoda de establecer una topología. Aún más sencillo es establecer una subbase, que es una familia de conjuntos para la que el conjunto de sus intersecciones finitas forma una base de topología. Uno de los casos más importantes de topología, la de los espacios métricos, viene dado por una base, la del conjunto de bolas abiertas del espacio. Un espacio topológico se dice que cumple el Segundo Axioma de Numerabilidad (IIAN) si existe alguna base de su topología que tenga cardinalidad numerable. Sea A ⊂ X un conjunto cualquiera y sea x ∈ A un punto arbitrario. Se dice que A es entorno de x si existe un conjunto abierto G, de manera que x ∈ G ⊂ A. Todo conjunto abierto es entorno de todos sus puntos. Al conjunto de todos los entornos de un punto x se le denomina sistema de entornos de x. Obsérvese que no se ha exigido que un entorno sea un conjunto abierto. Los entornos abiertos son un tipo de entornos muy útiles, sobre todo en geometría y análisis; por lo tanto, muy usados, tanto que en muchas ocasiones se omite el calificativo abierto. Esto es un abuso de lenguaje y debe evitarse. Una colección (V) de entornos de un mismo punto x se dice que es una base de entornos o base local de x si dado cualquier entorno V de x existe un B ∈ (V ) de manera que B ⊂ V . Se dice que un espacio topológico cumple el Primer Axioma de Numerabilidad (IAN) si cada punto del espacio tiene alguna base local de cardinal numerable.
Ahora podemos establecer una serie de definiciones de gran importancia, pues serán las piezas básicas del estudio de la topología; constituirán la materia prima de los conceptos posteriores.
Interior, exterior, frontera
Un punto x ∈ X se dirá que es un punto interior de A si existe un entorno N de x tal que N ⊂ A. Así, el conjunto de los puntos interiores a A es un conjunto abierto, denominado Interior de A, denotado por Int (A) o también como ◦ A. Es el mayor conjunto abierto incluido en A. Un punto y ∈ X se dirá que es un punto exterior a A si existe un entorno N de y tal que N ⊂ X\A. Asimismo, el conjunto de los puntos exteriores a A es otro conjunto abierto, denominado Exterior de A y denotado por Ext (A). Un punto z ∈ X se dice que es un punto frontera de A si todo entorno V de z es tal que V ∩ A ̸= ∅ y V ∩(X \ A) ̸= ∅. Al conjunto de los puntos frontera de A se le denomina Frontera de A y se denota por Fr(A). En otras palabras, todo entorno con centro en z tendrá elementos pertenecientes al conjunto A y otros elementos fuera del conjunto A. La frontera de A es un conjunto cerrado.
Adherencia, acumulación, puntos aislados
Un punto x ∈ X se dice que es un punto de adherencia de A si todo entorno V de x es tal que A ∩ V ̸= ∅. Se hace pues evidente que todo punto interior y todo punto frontera es punto de adherencia. Al conjunto de los puntos de adherencia del conjunto A se le denomina adherencia o clausura de A, y se denota por Cl(A) o por A¯. La clausura de un conjunto A es un conjunto cerrado, y es el menor conjunto cerrado que contiene al conjunto. Un punto x ∈ X se dice que es un punto de acumulación de A si todo entorno V de x es tal que (V \ {x}) ∩ A ̸= ∅. Al conjunto de los puntos de acumulación de un conjunto se le denomina acumulación del conjunto, o conjunto derivado, y se le denota por Ad o por A′. Un punto x ∈ X se dice que es un punto de Ω – acumulación de A si todo entorno V de x es tal que (V \ {x}) ∩ A es un conjunto infinito. Al conjunto de los puntos de Ω –acumulación de un conjunto se le denomina Ω –acumulación del conjunto, o conjunto Ω –derivado, y se le denota por Ad Ω o por A′ Ω. Todo punto de Ω –acumulación es punto de acumulación, y todo punto de acumulación es punto de adherencia del mismo conjunto. Un punto x ∈ X se dice que es un punto aislado de A si existe algún entorno perforado V de x; es decir, un conjunto V ⊂ X de manera que V ∪{x} es un entorno de x de manera que V ∩A = ∅ . Al conjunto de los puntos aislados de A se le denomina conjunto de los puntos aislados de A, y se le denota por Aa. Todo punto aislado es punto frontera y también es punto de adherencia del mismo conjunto. En topología son de una importancia capital los conjuntos interior y clausura de un conjunto. Su importancia radica en ser, respectivamente, el mayor abierto contenido en el conjunto y el menor cerrado que contiene al conjunto. El interior puede obtenerse también como la unión de todos los abiertos contenidos en el conjunto, y la clausura como la intersección de todos los cerrados que contienen al conjunto. Sin tanta importancia en topología pero de mucha en otras áreas de la matemática son los conjuntos de acumulación, frontera y de los puntos aislados de un conjunto.
Conceptos fundamentales referidos a aplicaciones continuas y convergencia
Convergencia
La idea de la convergencia es la de aproximar un objeto por otro, es decir, sustituir un objeto por otro que está próximo a él. Evidentemente, al hacerlo así se está cometiendo un error, error que en general dependerá de lo próximo que se encuentre el objeto sustituido del objeto sustituto. Para hacer esta sustitución de una manera sistemática, de forma que el error pueda ser elegido arbitrariamente pequeño, aparecen distintos tipos de conjuntos. Se obtiene así un proceso de sucesivas aproximaciones que, si todo va bien, terminarían llevándonos al objeto, aunque fuese después de un número infinito de aproximaciones. El más sencillo de estos conjuntos es una sucesión, es decir, una colección infinita, numerable, y ordenada de objetos, aunque con el mismo carácter de orden hay otros conjuntos que reflejan mejor el concepto de convergencia. Es importante observar que la topología no trabaja con errores ni con aproximaciones. Eso entra en el ámbito del análisis numérico e incluso del análisis matemático. La topología lo que hace en este problema es aportar las herramientas básicas y los conceptos teóricos para afrontar correctamente el problema, siempre desde un punto de vista conceptual y cualitativo. Estudia qué es lo que debe entenderse cuando decimos que un conjunto, como puede ser una sucesión, se acerca a un objeto, que puede ser un punto, un conjunto, etcétera.
Convergencia de sucesiones
Una sucesión es una aplicación en un conjunto cuyo dominio es el conjunto de los números naturales. En particular, una sucesión en un espacio topológico (X, T) es una aplicación (xn)n∈N: N −→ X . Una sucesión es el caso más sencillo de aplicación de dominio infinito. Se dice que x ∈ X es un punto límite de la sucesión (xn)n∈N , o bien que (xn)n∈N converge al punto x , si se cumple que, cualquiera que sea el entorno V de x existe un número natural n0 de tal manera que si n es otro número natural mayor o igual que n0 (o sea, n ≥ n0 ) entonces se cumple que xn ∈ V . Hay que hacer dos observaciones sobre esto:
- En primer lugar, puede darse el caso de que la sucesión no tenga puntos límites, o incluso que tenga más de un punto límite. Al conjunto de puntos límites de una sucesión (xn)n∈N se le denomina límite de (xn)n∈N, y se le denota por limn∈N xn , o también por limn→∞ xn ).
- En segundo lugar, la interpretación de este concepto es la siguiente: tan cerca como queramos de un punto límite podemos encontrar a todos los puntos de la sucesión, excepto a lo más a una cantidad finita de ellos, que podrá o no ser muy grande, pero no deja de ser finita. Un punto x ∈ X es punto de aglomeración de la sucesión (xn)n∈N si cualquiera que sea el entorno V de x se cumple que el conjunto {n ∈ N : xn ∈ V } es infinito. Todo punto límite es punto de aglomeración, pero el recíproco no es cierto. Por ejemplo, los límites de oscilación de una sucesión no convergente de números reales, como por ejemplo la sucesión (−1)n + 1/n) son puntos de aglomeración, pero no son puntos límites; no existe límite para dicha sucesión, mientras que 1 y −1 son puntos de acumulación.
Continuidad de aplicaciones
Otro concepto totalmente fundamental, estudiado en esta rama, es el de aplicación continua. Una aplicación f: X −→ Y entre dos espacios topológicos se dice que es continua si dado cualquier conjunto G abierto en Y, el conjunto f −1 (G) = {x ∈ X: f(x) ∈ G} es un conjunto abierto en X. Con la misma notación, si x ∈ X, diremos que f es continua en x cuando se obtiene que f −1 (V) es un entorno de x, cualquiera que sea el entorno V de f(x). Es inmediato entonces comprobar que f es continua cuando y sólo cuando es continua en x ∈ X, cualquiera que sea éste, es decir, cuando y sólo cuando sea continua en cada uno de los puntos de su dominio. Informalmente hablando, una aplicación es continua si transforma puntos que están cerca en puntos que están cerca; es decir, si respeta la relación de cercanía. Esto además quiere decir que una función continua no rompe los que están unidos y no pega lo que está separado.
Conjuntos conexos, conexos por caminos y arco-conexos
Un conjunto se dice que es conexo si no puede expresarse como unión de dos abiertos disjuntos no vacíos. Un conjunto X se dice que es conexo por caminos si todo par de puntos puede unirse mediante un camino, esto es, ∀x, y ∈ X ∃ϕ: [0, 1] −→ X continua de tal manera que ϕ(0) = x y ϕ(1) = y. Todo conjunto conexo por caminos es conexo, pero no todo conjunto conexo es conexo por caminos. Estos conjuntos están hechos de una pieza, los conexos, o hechos de manera que no tienen piezas totalmente sueltas, los conexos por caminos. Naturalmente esto es sólo una manera de interpretarlos. Las piezas de un conjunto, los mayores subconjuntos conexos que contiene el conjunto, se denominan componentes conexas. Por ejemplo, un puñado de arena sería un conjunto en el que las componentes conexas son cada granito de arena. Un espejo roto sería un conjunto en el que cada trozo de espejo es una componente conexa. Una bola de hierro es un conjunto con una sola componente conexa, es decir, un conjunto conexo. Una rejilla también es un conjunto conexo, formado por una sola componente conexa. Existe otra noción de conexión, la conexión por arcos o arco conexión ligeramente más restrictiva que la conexión por caminos. Se exige que el camino sea un homeomorfismo sobre su imagen. Aun así, la conexión por arcos y por caminos coincide sobre los espacios de Hausdorff.
Compacidad
Los conjuntos compactos son un tipo de conjunto mucho más difíciles de definir. Un espacio es compacto si para todo recubrimiento por abiertos, familia de abiertos cuya unión contiene al espacio total X, existe subrecubrimiento finito, familia finita de abiertos, formada sólo por conjuntos de la familia anterior, cuya unión contiene a X. En un espacio métrico, un conjunto es compacto si cumple dos condiciones: es cerrado; es decir, contiene a todos sus puntos frontera; y es acotado; es decir, es posible trazar una bola que lo contenga. La compacidad es una propiedad muy importante en topología, así como en geometría y en análisis matemático. En cualquier espacio topológico, un conjunto cerrado dentro de un compacto, siempre es compacto. Además, en un espacio topológico de Hausdorff, un compacto siempre es cerrado.
Metrización
Una topología sobre un conjunto es metrizable si es posible encontrar una distancia de forma que los abiertos para esa distancia sean exactamente los abiertos de la topología de partida. La metrizabilidad es también una propiedad muy deseable en un espacio topológico, pues nos permite dar una caracterización muy sencilla de los abiertos de la topología, además de implicar otras ciertas propiedades.
Separación
Las propiedades de separación son ciertas propiedades, cada una un grado más restrictiva que la anterior, que nos indican la resolución o finura del grano de una topología. Por ejemplo, la propiedad de separación T2 significa que para dos puntos distintos siempre pueden encontrarse entornos disjuntos; es decir, que no se cortan.
Densidad
Un conjunto es denso en el espacio si está cerca de todos los puntos de ese espacio. De manera más precisa, un conjunto es denso si su clausura topológica es todo el espacio. Un conjunto se dice que es separable si tiene algún subconjunto denso y numerable.
Topología producto y Topología cociente
La topología producto nos proporciona una manera de dotar de una topología al producto cartesiano de varios espacios topológicos, de tal manera que se conserven buenas propiedades, en particular que las proyecciones sobre cada factor sean aplicaciones continuas y abiertas. La topología cociente nos proporciona una manera de dotar de una topología al cociente, espacio de clases, de un espacio por una relación de equivalencia, de manera que tenga el mayor número posible de conjuntos abiertos y sin embargo la proyección sea continua; es decir, la imagen recíproca de cada abierto sea un abierto.
Topología algebraica
La topología algebraica estudia ciertas propiedades relacionadas con la conexión de un espacio, propiedades que podríamos describir como la porosidad de un espacio, la cantidad de boquetes que presenta. Para ello se vale de instrumentos algebraicos, fundamentalmente la teoría de grupos y el álgebra homológica, hasta tal punto que su desarrollo es totalmente algebraico. En la topología algebraica se consideran una gran diversidad de problemas incluidos en la teoría de nudos, por ejemplo, o en la teoría de homotopías y la teoría de homología. Para comprender sucintamente estas cuestiones, volvamos a los ejemplos de conjuntos conexos. Según hemos dicho, una rejilla, una bola de hierro o una esponja son conjuntos conexos. Sin embargo todos entendemos que parece que no tienen los mismos grados de conexión, por expresarlo de alguna manera. Mientras que una bola de hierro es maciza, una esponja y una rejilla tienen agujeros, e incluso parece claro que entre estos hay también una cierta diferencia. La homotopía y la homología tratan estas cuestiones[39].
Boceto de hipótesis especulativas
Propuestas prospectivas para topologías complejas
- No hay relación si es que no hay separación; la relación se da entre lo separado.
- Dos puntos cualesquiera se relacionan porque están separados.
- Ahora bien, los puntos no existen, salvo en el imaginario geométrico. Un punto, de todas maneras, supone, conceptualmente, unidad, vale decir, no separación, indivisibilidad. Se supone que esto, el punto, es ya una relación, en tanto relación “consigo mismo”, del punto; lo que no podría darse, según nuestro primer postulado, pues solo hay relación de lo separado. Entonces, tampoco los puntos podrían existir como relación.
- Si no hay puntos, ¿qué es lo que se relaciona? En otras palabras, si no hay unidades, indivisibilidades, qué es lo que se relaciona. Para que haya relación se requiere que algo se relacione con algo; si ese algo siempre es descomponible, siempre es divisible, lo que supone asociación, composición, por lo tanto, relaciones, ¿qué es lo que se relaciona en última instancia o, si se quiere, como relación inicial? Teóricamente nos encaminaríamos ad infinitum, lo que hace imposible encontrar esa relación inicial, puntos, que, en términos físicos, se pueden interpretar como de partículas infinitesimales indivisibles.
- Si no hay estos puntos, que son imaginarios geométricos, desde la perspectiva física, si no hay esas partículas infinitesimales indivisibles, se puede concebir que todo punto, que toda partícula infinitesimal, por más pequeña que sea, que ya es una composición, es producto o, mejor dicho, acontecimiento de la relación energética, entre la energía oscura y la energía luminosa; esto en términos físicos, que, en términos matemáticos, tendría que nombrarse como relación compleja en topologías complejas; incluso puede pensarse como relación no-topológica. En otras palabras, la materia, oscura y luminosa, por más infinitesimal forma en que aparezca, es como “coagulo” del encuentro entre la energía oscura y la energía luminosa. En términos matemáticos, la topología compleja, compacta y conectiva, que supone dos formas interconectadas, es una compacidad compleja de la relación de topologías complejas o, si se quiere, de no-topologías complejas.
- La relación energética no es espacial, no se da en la red extensa, concebible a partir de la materia luminosa, sino potencial.
- Como producto o acontecimientos de las relaciones energéticas, entre la energía oscura y la energía luminosa, se da la materia, quizás antes, lo que llama la física las fuerzas fundamentales; la materia en sus múltiples formas y en sus distintas escalas.
- Las más infinitesimales partículas son composiciones de fuerzas fundamentales, por lo tanto de relación energética, entre la energía oscura y la energía luminosa. De esta manera, toda partícula, por más infinitesimal que sea, es ya composición, asociación, supone relaciones de las fuerzas fundamentales, así también relación energética.
- Ahora bien, se han encontrado partículas infinitesimales casi sin energía, que se mueven en las proximidades de la energía cero, entonces ¿cómo se puede decir que hasta las más ínfimas partículas son acontecimientos de la relación energética? ¿No es, mas bien, que estas partículas infinitesimales, estas nadas, por sus características propias, son las que también crean la energía? Este es un tema que dejamos pendiente. Es la física la que tiene que respondernos.
- Lo que nos ocupa ahora, las topologías complejas, nos lleva a plantear una configuración topológica, recogiendo un tópico medular en topología; este tópico es el de las vecindades.
- Volviendo al imaginario geométrico del punto, por razones de ilustración, también de mapeo, por así decirlo, podemos decir, con la topología general, que todo punto tiene su vecindad; en las topologías métricas, su distancia, conformando un intervalo, en la escala unidimensional, el círculo, en la escala bidimensional, la esfera, en la escala tridimensional, y así sucesivamente.
- Manteniéndonos en el imaginario geométrico, un punto se relaciona con otro punto, suponiendo, además nuestro primer postulado, que solo hay relación entre lo separado, lo que se relacionan entonces son las vecindades de estos puntos.
- Las vecindades de los puntos comprenden la distancia; es decir, la separación.
- Ahora bien, para decirlo de algún modo, aunque inadecuado, ¿qué es esta separación?, ¿cómo se “llena” esta separación, con qué se “llena”? La hipótesis especulativa que proponemos, para resolver provisionalmente este problema es: La relación energética, ya sea directa, que no sabemos, ya sea indirecta, que tampoco sabemos, construida por partículas infinitesimales, entre la energía oscura y la energía luminosa, ocasiona los “coágulos” de materia, como composiciones de vecindades, que, a su vez, son otras composiciones, composiciones que suponen puntos de referencia y distancias. Dicho en términos matemáticos: La relación topológica compleja entre puntos de esa topología compleja ocasiona compacidades complejas, en tanto compacidades de vecindades.
- Toda la materia, en sus distintas escalas, es porosa, por así decirlo. Se trata de compacidades de vecindades. En términos matemáticos, estas topologías complejas suponen porosidad, lo que habría que definir topológicamente, topologías complejas que ocasionan compacidades de vecindades.
- Sin embargo, ¿se puede decir, usando metáforas, que la materia son como grumos de condensación en un inmenso océano de energía no condensada? Si mantenemos esta figura – con toda la tosquedad del caso, buscando ilustraciones aproximativas -, vemos que lo poroso son estos grumos de condensación, en tanto que lo que abunda, donde se pierden estos grumos, es en un océano abismal habitado por estos grumos, en plena dispersión, océano que no es el vacío, por cierto, sino, ¿qué es?
Propuestas prospectivas para topologías complejas sociales
- Sabemos que lo que llamamos hábitat es vital. ¿Qué es el hábitat? No solamente es donde vivimos, donde moramos, donde desplegamos actividades que tienen que ver con la reproducción social, sino también es el espacio – utilizando provisionalmente este término que lo hemos cuestionado – donde desplegamos nuestros movimientos, descargando energía. No hay un cuerpo solo, no hay cuerpos solos, aislados; hay cuerpos en un espacio, en el espacio, con el espacio. Todos los cuerpos tienen que entenderse y comprenderse en esta vinculación vital con el espacio. Son entonces los cuerpos y el
- ¿Podemos llamar a esta relación entrelazada de los cuerpos y el espacio el tejido espacio-temporal-territorial-social-cultural – usando provisionalmente metáforas de las que señalamos sus limitaciones y problemas -? Es decir, se trata de cuerpos y espacios-tiempos vitales, que forman una unidad, por así decirlo, una integralidad; que forman ciclos vitales, que no pueden disociarse, salvo en la analítica de las ciencias. En otras palabras, estos cuerpos no son fuera del tejido espacio-temporal-territorial-social-cultur El haberlos estudiado fuera de este tejido equivale a un aislamiento abstracto, a un supuesto metodológico, que ayuda a concentrarse en el objeto de estudio; empero, al ganar en analítica pierde en contexto. Un cuerpo o cuerpos aislados son una abstracción, no una realidad. Esta es la razón por la que solo se tiene un conocimiento restringido, abstracto, reducido de los cuerpos. Es menester comprender, entender, conocer la dinámica del tejido espacio-temporal-territorial-social-cultural. En otras palabras, la complejidad de las mecánicas y dinámicas de cuerpos y espacio-tiempos.
- ¿Se puede decir, filosóficamente, que los cuerpos son una especie de plegamiento del tejido espacio-temporal-territorial-social-cultural? ¿O, de modo distinto, que los cuerpos tienen su propia historia genética, filogenética y ontogenética, teniendo al tejido espacio-temporal-territorial-social-cultural como escenario de desenvolvimiento? Si fuese este el caso, ¿cómo pueden tener historia propia, al margen de la historia del tejido espacio-tiempo? No solamente por lo nutriente del tejido, sino también ¿cómo podrían contener una memoria genética al margen de la memoria inherente al tejido espacio-tiempo? ¿Hay que negarle al tejido espacio-tiempo memoria? En todo caso, es difícil, si no decimos imposible, disociar cuerpos del tejido espacio-temporal-territorial-social-cultural. Podemos mantener, provisionalmente, la hipótesis filosófica de que los cuerpos son una especie de plegamiento del
- Siguiendo esta hipótesis filosófica, interpretación, por cierto metafórica, además de provisional, ¿cuándo en el tejido espacio-tempo-territorial-social-cultural no se trata de plegamientos, cuando no hay cuerpos, qué hay? ¿En el tejido espacio-tiempo físico esto que se llamaba vacío, que obviamente no lo es, por lo menos, en el sentido usual del término, qué es? ¿Estos no-cuerpos? El vacío, del latín vacīvus, es la ausencia total de material en los elementos, en un determinado espacio; la falta de contenido en el interior de un recipiente. Se denomina vacío a la condición de una zona donde la densidad de partículas es muy baja; por ejemplo, el espacio interestelar; así también la de una cavidad cerrada donde la presión del aire u otros gases es menor que la atmosférica. El espacio interestelar es el contorno que media entre las estrellas; no debe confundirse con el espacio intergaláctico, que, comparando, es mucho más vacío. El espacio interestelar suele estar habitado por grandes cantidades de polvo cósmico; la densidad de esta extensión es variable; depende de la actividad en la demarcación. El espacio intergaláctico es el espacio físico entre las galaxias. Se puede decir que se halla lleno de plasma intergaláctico, formado por el flujo del viento estelar proveniente de las galaxias. Cada estrella emite fotones de distintas longitudes de onda, el plasma intergaláctico está formado principalmente por electrones y protones, que se encuentran muy diluidos. Sin polvo y escombros, el espacio intergaláctico está cerca del vacío total; sin embargo, lleno de campos electromagnéticos, colmado de las partículas cargadas. Ciertas teorías conjeturan que la densidad media del universo es el equivalente a un átomo de hidrógeno por metro cúbico. De todas maneras, la densidad del universo no es uniforme; varía desde una densidad relativamente alta, en galaxias, donde puede llegarse a una densidad muy alta en estructuras interiores; por ejemplo, planetas, estrellas, y agujeros negros; así como se puede llegar a condiciones de enormes vacíos, cuya densidad es muy inferior a la media del universo. En cúmulos de galaxias abundantes, como es el caso de Virgo, el espacio intergaláctico está ocupado por un gas muy rarificado, encontrándose a elevadas temperaturas, detectable gracias a su emisión de rayos X. En resumen, el espacio entre las estrellas, el espacio entre las galaxias, y el espacio entre el núcleo de un átomo y sus electrones, están supuestamente vacíos. En el siglo XVII se experimentó con unas bombas de vacío, quitando todo el aire de un recipiente, dejándolo vacío. Entonces, se consideró que el vacío sí podía existir. Si con vacío se hace referencia a eliminar por completo todo el aire, se puede hacer que no quede aire. Sin embargo, ahí, en el vacío, continuarán ocurriendo eventos. En el espacio sideral pueden verse las estrellas; el espacio está repleto de luz estelar[40]. Se percibe la fuerza de la gravedad; el espacio está lleno del campo gravitatorio. La gran pregunta filosófica consiste en saber si el espacio existe solamente porque hay cosas que lo definen, cual matriz que muestra dónde está el espacio; en otra palabras, si el espacio, que contiene lo existente, prevalece por derecho propio o, de lo contrario, si necesitamos espacio para contener la nada. A partir de la formulación de la teoría cuántica, sabemos que estamos ante la complejidad cuántica; por ejemplo, en todo momento, entre bastidores, surgen y desaparecen, burbujeantes, pequeñas partículas de materia y de antimateria. Son efímeras, efervescentes, no las notamos. La teoría sostiene que estas partículas infinitesimales, estas casi nada, están contantemente Si ilustramos con una figura, la imagen del vacío se parece a un océano burbujeante de partículas y antipartículas, que emergen de la nada, para luego, inmediatamente desaparecer. El átomo está vacío, en lo que respecta a partículas. En el centro del átomo se halla el núcleo atómico, que es compacto; luego, bastante lejos, encontramos partículas llamadas electrones, partículas que giran alrededor del núcleo. Nos encontramos que entre el núcleo y los electrones hay aparentemente nada. ¿Qué es lo que hace que los electrones giren alrededor del núcleo? La atracción, la fuerza eléctrica que atrae a las cargas opuestas. El núcleo tiene una carga eléctrica positiva, mientras que los electrones tienen una carga negativa. Lo negativo y lo positivo se atraen. Las fuerzas eléctricas mantienen unidos a los átomos. Si bien el interior del átomo parece vacío, desde la perspectiva de las partículas, en cambio, cambiando de perspectiva, este interior se halla copado por fuerzas electromagnéticas. Aunque los átomos estén vacíos, si consideramos en referencia a las partículas, se hallan copados por fuerzas. En pocas palabras, la materia no está vacía, sino colmada de fuerzas. Lo que es el vacío, lo que es la nada, está atiborrado de algo extraño llamado campo de Higgs. De acuerdo a lo que sabemos, el vacío, como todo, tiende al estado de mínima energía. Resulta que si el vacío estuviera verdaderamente vacío tendría más energía, que si estuviera lleno de este misterioso campo de Higgs. Es difícil saber qué es un campo de Higgs, así como entender qué es un campo gravitatorio; en cambio, se sabe lo que hace el campo gravitatorio, a diferencia, de lo que no se sabe del campo de Higgs. Aunque se sabe lo que hace el campo de Higgs; atribuye masa a las partículas con las que interactúa, como los electrones. Está presente. Parece que el vacío, en su estado de mínima energía, contiene algo, algo que llamamos campo de Higgs. El vacío no es el éter, suposición anterior de la física clásica; Einstein descartó el éter hace más de un siglo. Durante el siglo XIX, la figura generalizada era que el espacio estaba ocupado de una sustancia que definía, en un sentido absoluto, el estado de reposo, que nos movíamos a través de dicha sustancia. Einstein nos enseñó que el estado de reposo absoluto no existe; todo se mueve de un modo relativo respecto a todo lo demás. Se descartó el éter; en ese sentido, no existe ninguna sustancia que defina el estado absoluto de reposo. Ahora, creemos que ese algo es el campo de Higgs. De todas maneras, manteniendo la vieja figura, se trata de un éter insondable, que responde a todas las reglas de la Teoría de la Relatividad. No nos percatamos de que está ahí, salvo por una de sus consecuencias, cuyo efecto resulta profundamente importante; cuando las partículas fundamentales lo atraviesan, sienten su presencia, presencia que se manifiesta; el electrón adquiere lo que denominamos masa. Esta situación, que el electrón tenga masa, es lo que acaba suscitando que los átomos tengan estructura y tamaño. El hecho de que existan estructuras en el universo, establece la prueba de la presencia de masa que, a su vez, dota la prueba de la presencia de esta especie de éter subyacente, que aparece tan extraño; éter, que ahora denominamos campo de Higgs. En lo que respecta a las cuatro fuerzas fundamentales, la gravedad, el electromagnetismo, la nuclear débil y la nuclear fuerte, parece que, si no fuera por los efectos del vacío, la intensidad de todas las fuerzas sería igual. No ocurriría, como ahora, con una gravedad muy débil y un electromagnetismo muy fuerte. Si esto es cierto, el vacío es lo que decide, no solo la fuerza de las interacciones fundamentales, sino cómo es la estructura de la realidad. En conclusión, la física cuántica demuestra que el vacío no está vacío. La teoría cuántica demostró que el vacío no está vacío, que, cuanto más atentamente se examina, más se manifiestan lo que denominamos fluctuaciones virtuales: partículas y antipartículas, que emergen y raudamente desaparecen. La idea, en teoría, según confirman los experimentos, es que, si pudiéramos entrar en estas diminutas nubes cuánticas, entonces sería posible observar la verdadera naturaleza de las fuerzas sin el vacío cuántico, que las distorsione. El espacio que existe en las estrellas no está vacío. El espacio entre las estrellas no está vacío; contiene una cantidad copiosa, pero difusa, de gas y polvo; de hecho, entre un 5 y un 10% de la masa total de la Vía Láctea, nuestra galaxia, es gas interestelar; alrededor de un 1% del contenido de este material interestelar se encuentra en forma de delgados granos de polvo, granos compuestos predominantemente de silicatos; algunos granos también están compuestos por carbón, así como de otros elementos. Los granos de polvo son importantes, bloquean la luz visible, mientras emiten luz infrarroja; esto ayuda a determinar lo que los astrónomos observan mientras controlan mucho del balance de energía en el medio interestelar, en virtud de la absorción y subsecuente re-emisión en ondas más largas de luz, que proviene de las estrellas. El polvo también resulta esencial para la química, que tiene lugar en el medio interestelar, porque provee moléculas de gas, con una superficie que les permite reaccionar con otras moléculas. El polvo contiene un gran porcentaje de elementos sumamente importantes en el universo, como el silicón, el carbono y el hierro. Los astrónomos creen que, en el algún momento de la evolución de nuevas estrellas, el polvo que existe alrededor de estas, se coaguló en grupos grandes, dando lugar a la formación estelar. El astrónomo del Instituto Smithsoniano de Astrofísica de Harvard, Jonathan Slavin, y un equipo de otros seis astrónomos, se preguntan qué sucede con el polvo interestelar cuando se pasea dentro del sistema solar y se acerca lo suficiente al Sol, para caer bajo la influencia de su radiación, viento y gravedad. Hacen notar que el sol y sus planetas se mueven a través de una nube de baja densidad de gas parcialmente ionizado. Este movimiento, junto con el viento de partículas, que nuestro astro emite, produce una región en forma de arco, llamada heliósfera. En este sentido, asumiendo que los granos típicos están hechos de silicatos, el equipo encontró que los granos de menor tamaño, que son más pequeños que una onda de luz ultravioleta, se mantienen alejados del Sol, pero aquellos que tienen un grado intermedio, que son del tamaño de una onda de luz visible, pueden acumularse en las estructuras difusas en los bordes de la heliósfera[41].
- Entonces, al no haber vacío, al descartar esta imagen inapropiada, el tejido espacio-tiempo está compuesto por campos de fuerzas, campos electromagnéticos, el campo de Higgs, además de esos coágulos que reconocemos como materia condensada.
- Es en estos campos de fuerzas donde se crean las partículas que conocemos, donde se crea la materia, donde se crea el universo y lo que contiene éste. El tejido del que hablamos es de estos campos de fuerzas, que, metafóricamente, se pliegan sobre sí mismos, generando, metafóricamente también, estos coágulos, que hemos nombrado como cuerpos.
- Ahora bien, los campos de fuerzas, las fuerzas en los campos, interactúan y se interfieren, los cuerpos interactúan entre ellos; ¿los cuerpos interactúan con los campos de fuerza? Ciertamente que sí, y más que esto, pues los cuerpos están compuestos por campos de fuerza, plegados sobre sí mismos.
- En el caso del tejido espacio-temporal-territorial-social-cultural del que hablamos, los espacios que separan los cuerpos están copados de aire, agua, distancias geográficas, que, a su vez, se encuentran atravesadas por fuerzas de campos y campos de fuerzas.
- No solamente la separación es indispensable para la actividad y movimiento de los cuerpos, sino que, en la medida que estos espacios de separación están copados por campos de fuerzas, vemos que los cuerpos también están atravesados por estas fuerzas y estos campos de fuerzas. Por lo tanto, los cuerpos actúan en campos de fuerzas, en el sentido de las fuerzas invisibles, de la que hemos hablado. Los cuerpos no solo son móviles por los espacios de separación y distanciamiento, que usan, sino que los cuerpos son usados por los campos de fuerza que los atraviesan, usando, a su vez, estas fuerzas, sin necesariamente saberlo.
- La vitalidad, si podemos hablar así, se encuentra en el tejido espacio-tiempo, también el tejido espacio-temporal-territorial-social-cultural, se encuentra en la dinámica de las fuerzas en estos campos de fuerza.
- No se puede conocer a los cuerpos, a sus comportamientos, a sus composiciones, solo atendiendo a los cuerpos y sus interacciones; la comprensión de los cuerpos está más allá de esta analítica. La comprensión integral de los cuerpos solo se puede lograr atendiendo al tejido espacio-tiempo; en el caso de las sociedades, al tejido espacio-temporal-territorial-social-cultural. Para decirlo en el lenguaje antiguo, solo se puede lograr atendiendo a lo que ocurre en el vacío.
Más allá del amigo y enemigo
Sobre la política, en sentido restringido
Los opuestos son parte de una relación; si no fuera así, no serían opuestos. Es la relación la que los convierte en opuestos. Lo que es uno es en relación al otro; lo que afecta el otro en uno; lo mismo pasa con el otro; lo que afecta el uno en el otro. Ni el uno ni el otro se explican por sí mismo; se explican en la relación. No hay un en sí ni en uno ni en otro. Hay que descartar toda interpretación esencialista, que busca el secreto en el en sí de uno o de otro, o de uno y de otro. Por lo tanto, tampoco hay secreto; hay relaciones constitutivas.
El dualismo o los dualismos han tratado de explicarse la contradicción por las esencias del uno y del otro, como si hubiera una oposición en sí, cuando la oposición es construida en la relación. La clave es la relación constitutiva de uno y de otro. La relación no puede concebirse como dualismo, sino como relación, como actividad relacional, como dinámica relacional; entonces, como ligazón, que puede ser entendida también como complicidad, en el tejido espacio-temporal.
La relación es una curva construida por ambos; esa relación es mirada por ambos como oposición; empero, mirada, más allá de ellos, como complicidad, es la que configura los ciclos del antagonismo, interpretado por ambos, los ciclos de la concomitancia, interpretando más allá de ellos. No es posible salir de esta dualidad imaginaria si se mantiene la relación constitutiva; es menester salir de esta relación; la única manera es conformando otra relación o relaciones constitutivas, que en vez de mostrar, en las unilateralidades, la contradicción de los opuestos, muestre lo que efectivamente se da, la concomitancia; empero, ahora, de una manera complementaria, o quizás de otras formas.
Creer que hay una esencia en uno de los polos o en ambos es atribuir contenidos anteriores a la relación, lo que no es posible. Esta atribución es una herencia religiosa, que separa el mundo entre el bien y el mal, herencia que se convierte en filosófica, cuando se muda este dualismo inicial en múltiples dualismos, que pretenden explicar esencialmente la presencia de las contradicciones, incluso el carácter inmutable de los sujetos involucrados. Estos dualismos los hereda la política, en sentido restringido, y las “ideologías”, construyendo éstas dualismos esquemáticos y maniqueos.
El problema no son los sujetos, identidades filosóficas-psicológicas, conceptos atribuidos a pluralidades de subjetividades, en constante devenir. El problema no son las supuestas esencias, fantasmas teóricos, sino las relaciones mismas, sobre todo aquellas que constituyen dominaciones.
La pregunta es entonces: ¿Cómo emerge la relación? Ciertamente la relación es establecida por los y las involucradas, en ese acto de percepción, de reconocimiento, de comunicación, de acción, de contacto. Se trata de una relación constitutiva, que, a su vez, ha sido constituida. Pero, ¿por quienes? Los que establecen la relación no son los mismos que la padecen; han sido transformados por la relación constituida por ellos, en su condición anterior. ¿Cómo es que ocurre esto? La tesis que ha atravesado la filosofía dialéctica es que el acto constitutivo de la relación de dominación es la violencia inicial; la victoria de uno en la lucha a muerte y la derrota del otro, marcan el comienzo mismo de la relación de dominación. La renuncia del otro a continuar la lucha, por lo tanto a someterse, da lugar a la aceptación no sólo de la victoria del otro respecto de uno, sino de la dominación del otro sobre uno mismo. Sin embargo, esta tesis no deja de ser una metáfora histórica, pues las relaciones no se establecen entre personas aisladas, sino entre sociedades, comunidades, colectivos, grupos.
Es muy difícil aceptar que una sociedad actúe como si fuera una persona sobre otra sociedad, que también actúe como si fuera otra persona. Las sociedades no son personas; tampoco una parte de la sociedad, que actuara sobre otra parte de la sociedad. Las sociedades mismas, las comunidades, los colectivos, los grupos, hasta los individuos, suponen asociaciones, composiciones sociales, por lo tanto relaciones. Entonces estamos ante genealogías de relaciones. Relaciones humanas y relaciones de los humanos con otros seres, con los territorios que habita y recorre. Las relaciones mismas son inherentes a la condición humana; las relaciones mismas son inherentes a los seres, las relaciones mismas son inherentes a los territorios. No hay algo que no sea relación, que no esté constituida por relaciones. Entonces es imposible pensar algo aislado, algo puro, indivisible; todo, por así decirlo, es plural, está dado por relaciones, asociaciones y composiciones.
No se puede separar algo de su composición, de su constitución relacional. Si es algo, lo es por este acontecimiento relacional. Por lo tanto son inconcebibles las identidades, las esencialidades, salvo por ilusión abstracta; es decir, por especulación racional. Lo que hay son composiciones en contante devenir, en contante descomposición y recomposición. La existencia y la vida, en sus multiplicidades, son pues este devenir plural, en distintos niveles y a distintas escalas, de proliferaciones múltiples de composiciones, descomposiciones y recomposiciones relacionales.
No se puede separar relaciones de las composiciones; ambas forman complejidades articuladas y dinámicas. Se puede decir que la complejidad está inscrita desde la ínfima partícula hasta las fabulosas masas molares del universo, incluyendo los agujeros negros. La complejidad está inscrita en las plurales y proliferantes formas de la vida, la complejidad está inscrita en la composición de las sociedades, humanas y no humanas.
Entonces los individuos, que son otras complejidades, que suponen composiciones y relaciones, establecen relaciones, heredan relaciones, asumen relaciones sociales, cambian las relaciones, sobre la base de las relaciones y composiciones que son ellos mismos. Entonces estamos ante devenires de relaciones y composiciones, donde se encuentran estas experiencias y memorias, a las que interpretamos y las configuramos como narrativas, figuras a las que nombramos y les atribuimos identidades.
Somos pasajeros, si se quiere, individualmente, sin embargo, formamos parte de continuidades recurrentes y en devenir, continuidades que nos constituyen y nos envuelven. Continuidades de las que somos fragmentos fugaces, testimonios momentáneos de la profusión creativa de la vida. Quizás experimentaciones de estas complejidades relacionales y de composiciones en devenir. Lo maravilloso es ser parte de esta creación recreadora existencial y vital.
Esta fugacidad y momentaneidad, esta condición de fragmento, no nos hace insignificantes, sino parte de una de las aventuras de estas capacidades creadoras de las relaciones y composiciones infinitesimales.
¿Quién es el enemigo?
El enemigo es la amenaza, es lo que se teme y se odia; es el mal. El enemigo es lo opuesto, lo que afecta desde el exterior; aparece como inminente ataque, terror, invasión. El enemigo es repulsivo, es, incluso, un monstruo. No solamente la defensa ante el enemigo, sino su asesinato, es indispensable para la sobrevivencia y tranquilidad.
Empero, para el enemigo, yo soy su enemigo. Tiene los mismos pensamientos y sentimientos respecto a mí. También quiere asesinarme, por bien de su sobrevivencia y tranquilidad. Estamos, ambos, condenados a odiarnos, a temernos, a buscar nuestra desaparición. Estamos en guerra desde tiempos inmemoriales.
Para nuestros imaginarios, esta guerra sólo acaba con una victoria, de uno o del otro. Incluso así, parece que nunca acaba, pues los derrotados no renuncian a la revancha, no aceptan la derrota, busca la oportunidad de un nuevo enfrentamiento para lograr la victoria añorada. Solo acabaría con la desaparición completa de uno o del otro. ¿No implica esto, en realidad, la desaparición de ambos? Al final los enemigos se encontraran entrelazados en la muerte.
Los enemigos son, en el fondo, parecidos. Ambos odian, temen, consideran al otro un monstruo; ambos están dispuestos asesinar al monstruo, a la amenaza, al terror. Es este parecido el que los encamina a la muerte. Si hubieran sido diferentes, no hubieran pensado de manera parecida. Hubiera preponderado el asombro y la curiosidad, se hubieran dejado seducir por la diferencia, tomada como alteridad. Hubieran preferido aprender del otro.
En el fondo, el enemigo es uno mismo, ese parecido al otro, al que se odia y se teme. Es la insatisfacción con uno mismo; el espíritu de venganza responde a la consciencia culpable. ¿Se puede decir que es el poco afecto que tenemos hacia nosotros mismos? El problema del enemigo no está en el enemigo, sino es uno mismo. Uno es su propio enemigo. Este desgarramiento, esta consciencia desdichada, nos arrastra a la desesperación y a la infelicidad. El único sentido que encontramos es este encono y esta tarea de acabar con el enemigo.
¿Es éste un sentido? En todo caso, ¿qué clase de sentido es? ¿De vida o de muerte?
El enemigo es un imaginario, aunque este imaginario se sustente en una maquinaria armada. Es una construcción imaginaria, emergida de nuestro desgarramiento, de la consciencia desdichada, del espíritu de venganza, de la consciencia culpable. El enemigo, que es uno mismo proyectado en el otro, aparece en la relación antagónica conformada entre los dos enemigos mutuos. Sobre la base de esta relación se componen las instituciones encargadas de la guerra, siendo la más importante el Estado. Una vez construidas las máquinas de guerra, no queda más que usarlas, hacer el más grande daño posible en los enemigos.
Es una guerra de nunca acabar, a no ser que se logre el aniquilamiento completo.
La pregunta que queda en los muertos es: ¿valió la pena este sacrificio?
¿Quién es el amigo?
El amigo no puede ser uno mismo; nadie es amigo de sí mismo. El amigo es el complemento, el apoyo, la solidaridad, la fraternidad, incluso la concomitancia afectiva. Pero, ¿quién puede ser el amigo? Se dice que los próximos, con los que convives, los vecinos, los compañeros de clase, los compañeros de ruta, los de tu pueblo, los coterráneos, también los extranjeros que se cruzan en el camino. Sin embargo, no se deja de desconfiar de estas amistades; de vez en cuando, si no es a menudo, se aparecen también como enemigos o, si se quiere, como amigos falsos. ¿Hay realmente amigos? O hay que decir: ¡O amigos, no hay ningún amigo!
Si los amigos terminan, a veces, siendo enemigos circunstanciales, ¿por qué el enemigo absoluto no puede ser amigo?
Hemos dicho que los enemigos son parecidos, por eso se odian, se temen, quieren asesinarse. Entonces, ¿este parecido no hace posible que puedan ser amigos? ¿Se puede decir que el que aparece como amenaza, como terror, como monstruo, precisamente porque se parece, porque tiene el mismo temor, el mismo odio, el mismo deseo de matar, es evidentemente el que puede ser el amigo absoluto?
Sería no solo una paradoja, sino el ciclo de la paradoja, lo que contiene la paradoja como secreto, como contraste dinámico de un mismo movimiento. ¿Siendo yo mismo enemigo de mí mismo, no podría ser mi enemigo absoluto amigo absoluto de mí mismo?
No es el odio que se convierte en amor; no es dialéctica; es paradoja. Según nuestra tesis, el odio al otro es también insatisfacción conmigo mismo; ¿la satisfacción plena con uno mismo puede llevar al amor al otro, al que se consideraba el enemigo absoluto?
Partiendo de la pregunta de los muertos, ¿valió la pena?, el amor a la vida también es un amor a todos, al que consideraba otro, el enemigo. No se trata del amor cristiano, que es un amor falso, un amor interesado, para ganarse la entrada al cielo, no es amor al prójimo, no es dar la otra mejilla, cuando te han abofeteado una de las mejillas. No se renuncia jamás a la defensa, por amor a la vida. Es amor a lo que se encuentra más allá del dualismo esquemático y maniqueo de amigo y enemigo. Es amor a la vida y sus creaciones insólitas, sus juegos al azar, sus profusas manifestaciones, sus experiencias encontradas, sus memorias dinámicas. Este amor a la vida o amor de la vida misma nos permite descubrir que la guerra sangrienta entre enemigos arranca de los imaginarios delirantes de los enemigos, que inventan un enemigo como sentido de vida, cuando ese sentido no lo encuentran en la vida misma, pues están ocupados en la guerra, por eso no pueden apreciar lo único que tienen, lo único que hay, la vida proliferante y creativa.
El amor a la vida no implica dejar de luchar. Se lucha por la vida, en defensa de la vida, en defensa de los bienes comunes que otorga la vida. Empero, ¿se lucha contra el enemigo? ¿No es este enemigo absoluto también el amigo absoluto, enemigo de sí mismo, tal como lo que le ocurre a uno? Hay que liberarse del enemigo que uno tiene dentro, este enemigo íntimo, que me desgarra, que me convierte en consciencia desdichada, hay que liberar al enemigo de su enemigo interno, de su propia consciencia desdichada, de su propio desgarramiento, que lo empuja al abismo de la nada. La lucha es por liberar la potencia social.
Esta lucha no es guerra de aniquilamiento, es contra-guerra, es contra-poder. Cuando se olvida la premisa primordial de la emancipación y el axioma de la liberación, que es liberar la potencia social, se cae en la guerra de exterminio, en el mismo método y la misma estrategia que llevó a construir el poder y el Estado, las máquinas de guerra, las instituciones de captura, que tienen atrapada a la humanidad en guerras fratricidas.
¿Es la mujer una amiga o enemiga para el hombre? ¿Es el hombre un amigo o enemigo de la mujer?
Se dice, por sentido común, que la mujer es la pareja del hombre, que el hombre es la pareja de la mujer. ¿Es amiga, es amigo? ¿Puede serlo? Para intentar responder a estas preguntas vamos a efectuar una digresión, vamos a retomar lo que escribimos, a propósito, en Paradojas de la rebelión y en Acontecimiento político.
En el primer ensayo, en el apartado La guerra, el concepto y la metáfora, escribimos:
La guerra quiere decir conflicto armado; según el diccionario etimológico viene del germánico werr, cuya fuente es el alemán antiguo werra, que significa confusión, discordia, contienda; también proviene del indoeuropeo wers, que quiere decir confundir. Sorprendentemente se encuentra en una familia lingüística donde se hallan los términos barrendero, barrer, basura[42]. Se dice que no se puede hablar de hostilidades prolongadas hasta bien entrada la edad de piedra, cuando la comunidad logró un relativo grado de organización. Se constata esto arqueológicamente por la presencia de fortificaciones. La guerra parece formar parte intrínseca de las historias de las sociedades humanas, de sus memorias, de sus experiencias pasadas y presentes, también de sus expresiones artísticas y literarias, que figuran estos recuerdos intensos. La guerra, según Carl Schmitt es la hostilidad extrema, no solo como efectuación, sino también como posibilidad[43]. En este caso no hablamos del enemigo, en el sentido de inmicus, sino de hostis; si se quiere, el enemigo extremo, el hostil. Alguien al que se puede matar, al que hay que matar, alguien que es posible matar, sin problemas morales o jurídicos, pues se trata de la guerra, donde se suspenden los derechos. Según Schmitt el concepto político antecede al Estado y la política tiene como matriz la guerra; la política vendría a ser una prolongación de la guerra por otros medios. Entonces, de acuerdo a esta interpretación, el sentido ancestral, “originario”, de la política se encontraría en la guerra, en el concepto de la guerra, como experiencia o posibilidad. Empero, para este autor, la guerra extrema, siendo la guerra la hostilidad extrema, es la guerra civil, la guerra fratricida. Con esto, llegamos a la paradoja de que el enemigo extremo, el hostis, es el hermano. Derrida escribe a propósito en Políticas de la amistad lo siguiente:
“No habría una cuestión del enemigo – o del hermano -. El hermano o el enemigo, el hermano enemigo, ésa es la cuestión, la forma cuestionadora de la cuestión, esa cuestión que yo planteo porque ella se me plantea a mí en primer lugar. Yo la planteo solamente desde el momento que cae sobre mí sin miramientos, en la ofensiva y en la ofensa. En el crimen o en el agravio. La pregunta me hiere, es una herida en mí. Sólo la planteo, esta pregunta, solo la planteo efectivamente allí donde me pone en cuestión. Agresión, traumatismo, guerra. El enemigo es cuestión, y mediante el hermano, el hermano enemigo, aquélla se asemeja originariamente, se asemeja indiscerniblemente al amigo, al amigo de origen (Freund) como amigo de alianza, hermano jurado, de acuerdo con el “juramento de fraternidad”, Schwurbrüderschaft. La pregunta está armada. Es el ejército – amigo enemigo[44]”.
El enemigo es el hermano. Podríamos extremar esta hermenéutica extremista y llegar a decir el enemigo es uno mismo. Esta declaración de enemigo, la concepción que encierra esta declaración, no solamente convierte la política, la diferencia política, en una guerra, en una hostilidad extrema, sino que abre la posibilidad de convertir la pugna política en un asesinato. Esta concepción de la política ha llevado al ejercicio político, a la paranoia política, a cometer el crimen político. La historia política, en sus momentos más extremos, está plagada de asesinatos políticos. Uno de los casos más notorios es el asesinato de los miembros del comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética, ordenados por Stalin, el único miembro del comité central que quedó vivo. A esto fue reducido el centralismo democrático.
El convertir la política de manera inmediata en una guerra, abre la posibilidad, en el sentido que usa esta palabra Carl Schmitt, en convertir, de manera inmediata, al enemigo político en enemigo de guerra; por lo tanto, abre la posibilidad de comprender como necesidad su inminente destrucción, justificada como acto de guerra. La pasión política, el fanatismo político, la paranoia política, llevan indefectiblemente a esta posibilidad. Tal parece, que cuando se llega a un callejón sin salidas, cuando no se ven salidas para el conflicto, la contradicción la diferencia política, la única salida que se encuentra es la destrucción del enemigo, la guerra, ya sea efectiva o, en su caso, como concepto, posibilidad, y también, si se quiere, como metáfora. La guerra entendida como exterminio.
Después de dicho todo esto, la pregunta es: ¿Por qué no se acepta, no se tolera, la crítica? ¿Se cree que se está en la verdad suprema, fundamental, qué se es la verdad misma, ya no solamente en el sentido yo soy el Estado, sino yo soy el proceso de cambio? ¿Se cree que esto da derecho absoluto a extirpar la crítica, prohibir el pensamiento libre, incluso y sobre todo en las filas y partícipes del proceso, en tanto lucha de multitudes, movimientos sociales anti-sistémicos, naciones y pueblos indígenas originarios, proletariado nómada y pueblo boliviano? ¿O, viendo, desde otra perspectiva, se tiene la recóndita intuición de garrafales errores, de desfases irremediables, en la conducción del proceso, por lo tanto, se deduce, sin mucha convicción, que se trata de cerrar filas? En uno u otro caso, la muerte de la crítica equivale también a la muerte del proceso de cambio; esto significaría la muerte de las dinámicas moleculares propias de la vida de un proceso vital[45].
En el segundo ensayo, en el apartado sobre La política, más allá del amigo y enemigo, se escribe:
El concepto de lo político se ha estructurado a partir de esa dicotomía del amigo y enemigo, primordialmente a partir de la identificación del enemigo. Como si se hubiera hecho política contra el enemigo, de la misma manera como se le ha hecho la guerra. Desde esta perspectiva habría pues un continuo entre guerra y política, política y guerra. Izquierdas y derechas parecen compartir este arquetipo. Empero, este modelo es el único posible para la política, en todas sus versiones, incluyendo a la política en sentido pleno, lo que comprende la lucha de clases y las luchas por las emancipaciones. Jacques Derrida pone en cuestión esta estructura en Políticas de la amistad, hace una interpretación crítica, deconstructiva, de los sedimentos discursivos que sostienen la historia de la política pensada a partir de la diferenciación amigo/enemigo. En esta deconstrucción se abre a otras posibilidades de concebir la política, ya no desde la dicotomía amigo/enemigo, poniendo en consideración también la interpretación crítica de las políticas de la amistad. Ahí aparece la figura alterativa de la mujer como absoluta alteridad, también aparecen consideraciones criticas de las éticas, alumbrando otras posibilidades de las experiencias humanas, afectivas, lúdicas, estéticas, éticas y lúcidas. Es conveniente un repaso por estas perspectivas que posibilitan la comprensión de la política ya no como la continuación de la guerra por otros medios, ya no como identificación del enemigo, sino en términos de las políticas de la amistad[46].
El primer capítulo lleva el sugestivo título de Oligarquías: Nombrar, enumerar, contar. Comienza con una frase, atribuida a Aristóteles, que la recoge Montaigne, la frase dice:
Oh, amigos míos, no hay ningún amigo.
A lo largo del texto, para no entrar en la discusión del origen de esta frase, pues se convierte en rumor, que atraviesa los tiempos, Derrida figura un cuadro donde el sabio moribundo reúne a los amigos para decirles eso, que no hay ningún amigo. La discusión sobre los significados de esta frase forma parte de las reflexiones del texto. Esta frase es contrastada con la de Nietzsche, quien se expresa de manera opuesta, empero con la misma lógica:
Oh, enemigos, no hay ningún enemigo.
Esta frase también tiene su cuadro y su personaje, se trata del loco viviente. Ambas frases nos dicen que no hay amigo, que no hay enemigo. Haciendo con esto desaparecer la política como confrontación. Las significaciones de las implicaciones de que no haya enemigo también son expuestas y reflexionadas a lo largo de la interpretación crítica. En ambos casos lo que llama la atención es que no se tenga en cuenta a la mujer, en a consideraciones de la amistad. ¿Es que la mujer no pude ser amigo? ¿Tampoco enemigo? Lo que pone en juego las estrategias de la fraternidad, las formas de la amistad entre hombres. ¿Por qué la mujer es tan difícil de asumir por la filosofía?
Este es el tema, ¿cuáles son los límites de la amistad? Cuando entra la mujer, más allá del erotismo y la religión, ¿qué espacio abre? ¿Qué clase de relación? No hablamos sólo de la amistan entre mujeres, la sororidad, sino lo que políticamente propone su presencia activa, su interpelación. ¿Qué forma de política se libera? ¿Más allá del amigo y enemigo? ¿Más allá de la confrontación? No parece tratarse del retorno al matriarcado, como utopía buscada en el pasado más remoto, sino otra forma de relación, construida como contrapoder. ¿Más allá de los constructos histórico-culturales de género, de sexo? ¿A qué clase de subjetividades ingresaríamos? Al respecto, también debemos preguntarnos sobre los alcances demoledores de la des-patriarcalización, demoledores en cuanto a la historia de la institucionalidad, la institucionalidad como agenciamientos concretos de poder. Entra también en juego la familia, las figuras de la familia.
La liberación femenina da lugar a otro comienzo, pues demuele no sólo las estructuras institucionales, sino los arquetipos sobre los que se han basado estas estructuras y estas instituciones. Hablamos de la posibilidad de la construcción de otras relaciones, prácticas y concepciones de la política, hablamos de la política no patriarcal, tampoco conformada en base a la identificación del enemigo y la dicotomía amigo/enemigo. Esta posibilidad, la posibilidad de esta experiencia también tiene que ver con otra atmósfera de sensaciones y sensibilidades, también otra ética. La pregunta es pertinente: ¿Cómo sería el mundo sin las instituciones patriarcales, fundadas en esta matriz y arquetipo del poder que es el patriarcalismo? Esta pregunta induce a otra: ¿Cómo serían los sujetos y las intersubjetividades en este mundo des-patriarcalizado? Estos temas son fuertes e importantes en lo que respecta al horizonte abierto por el debate de la descolonización, por las exigencias políticas de la descolonización. Las formas de la dominación colonial, formas múltiples, son relaciones de poder que atraviesan los cuerpos e inscriben en ellos historias políticas, también modelaciones e identidades, constructos culturales. La dominación masculina sobre las mujeres, el cuerpo de las mujeres, pasa por estas construcciones culturales y modelaciones. ¿Qué pasa cuando las mujeres se liberen de estas representaciones sociales, de estos constructos culturales, de estas identidades, qué potencialidades se liberan, no sólo en las mujeres sino también en los hombres?
Estos problemas nos llevan a volver a la cuestión de la genealogía del Estado. Esta institución macro-política, que también corresponde al imaginario del poder, que es el gran cartógrafo y la instrumentalización compleja de las tecnologías de poder que atraviesan los cuerpos. No sólo entendido como un instrumento separado de la lucha de clases, para mejor servir a la burguesía dominante. Sino una maquinaria fabulosa construida sobre la experiencia política de la modulación y modelación de los cuerpos, podríamos decir colonización de los cuerpos. Con estos tópicos la problemática de la colonización se agranda enormemente, pues se encuentra íntimamente vinculada con la expansión y proliferación de las tecnologías de poder, tecnologías de poder que tenían que atender a las tareas de domesticación de los cuerpos en los extensos territorios conquistados y colonizados. Ya no se trata solamente de disciplinar los cuerpos, sino inscribir en ellos formas de comportamiento de subordinación, sometimiento, supeditación, convertirlos en cuerpos marcados, pero también aptos no solo para el trabajo y la producción sino también como flujos de energía, como recursos biológicos, de los que se puede absorber información genética y prácticas útiles a la acumulación y concentración del poder.
Entonces se trata de pensar la posibilidad de una práctica y concepción política sobre la base de la descolonización radical, que pone en suspenso los múltiples mecanismos de dominación que atraviesen los cuerpos. La liberación entonces de las potencialidades corporales, estéticas, éticas, creativas, de nuevos ámbitos de relación, de nuevos espacios de prácticas, de nuevos imaginarios, universos simbólicos, lingüísticos y figurativos. Un nuevo horizonte político, de la política y de lo político, de las prácticas, de las fuerzas y de las relaciones, un mundo alternativo, otra alternativa civilizatoria y cultural, ya no estructurados en la dicotomía amigo/enemigo, sino más allá. ¿Qué es el más allá del amigo/enemigo? Esta es una pregunta primordial cuando nos preguntamos sobre los umbrales y horizontes de la política. Será una pregunta latente a lo largo del análisis[47].
¿Cuándo hablamos de hombre y mujer de qué hablamos? ¿De la clasificación de género; es decir, de la economía política patriarcal? ¿Hablamos de los roles institucionalizados, trabajo y reproducción? ¿Hablamos de las imágenes románticas? ¿Hablamos de las imágenes del feminismo? ¿Hablamos de la mujer como alteridad? En este último caso, entonces estamos más allá de la economía política patriarcal, más allá de la economía política de género, estamos más allá del hombre y la mujer. Lo que recuerda la mujer al poder es el cuerpo, la potencia del cuerpo, que teme el poder; la dominación patriarcal es también dominación sobre los cuerpos; dominación compuesta por estrategias, diagramas y tecnologías de poder, que buscan inscribir habitus políticos en la superficie del cuerpo, inocular subjetividades subalternas en el espesor del cuerpo; buscan capturar la energía y las fuerzas que emanan de los cuerpos, usar esta energía y estas fuerzas para la reproducción del capital y del poder. La alteridad al poder y al capital es el cuerpo, lo que puede el cuerpo, lo que excede el cuerpo a las mallas institucionales de captura, a los diagramas disciplinarios, de control y simulación, lo que excede a las máquinas de guerra.
La mujer, entendida como alteridad absoluta, es el cuerpo, la potencia, como alteridad absoluta, el devenir que desborda las mallas y los diques institucionales. No se trata de convertir a la mujer en una amiga, de incorporarla en la fraternidad, que es la red de complicidades masculinas, formando una sororidad, que sería lo mismo, solo que simétrico, sino de seguir la alteridad de la mujer, de atravesar con ella las mallas institucionales patriarcales, de demoler el Estado, de destruir el poder, liberando la potencia social, abriendo el decurso a contra-historias efectivas, inventando mundos posibles.
Más allá de las representaciones, de las fuerzas y las voluntades
Zdzislaw Berksinki
¿Por qué no hemos logrado lo que queríamos lograr? ¿Debido a nuestras teorías o debido a nuestras fuerzas? ¿Nuestras teorías eran inadecuadas o nuestras fuerzas débiles? ¿O se trata de un problema de voluntades; no se tuvo la voluntad? Representaciones, fuerzas y voluntades, he ahí los ejecutantes de las acciones, de las prácticas, del perfil y contenido de los hechos, de sus secuencias y los desenlaces. ¿Hay un óptimo, por así decirlo, en esta composición? ¿Las representaciones dirigen a las fuerzas y voluntades? ¿O son las fuerzas los verdaderos mecanismos, que al realizarse, utilizan representaciones y constituyen voluntades? ¿O, de modo diferente, es la voluntad la que constituye la causa inmanente de las fuerzas y se expresa en representaciones? ¿Cada una pretende legislar a las otras, se considera a sí misma la conductora? ¿Si es así, si lo hacen, no hay conflicto de estos ejecutantes? ¿Cómo se resuelve el conflicto? Cuando se resuelve por las representaciones, la pretensión es de verdad; cuando se resuelva por las fuerzas la pretensión es de poder; cuando se resuelven por las voluntades, la pretensión es de deseo. Verdad, poder y deseo, he ahí los telos, los fines, inscritos en las acciones mismas. Pero, estos fines, estas finalidades, son fines presupuestos, construidos imaginariamente.
Lo no-imaginario, lo que acontece, escapa a las pretensiones imaginarias, escapa a las legislaciones o de las representaciones, o de las fuerzas o de las voluntades. El acontecimiento no pertenece ni las representaciones, ni a las fuerzas, ni a las voluntades. Mas bien, éstas son composiciones en el acontecimiento. El acontecimiento es azar creativo; este azar no es controlable ni por las representaciones, ni por las fuerzas, ni por las voluntades. Lo que se representa son apenas fotografías de fragmentos del acontecimiento; las fuerzas son apenas una parte de inserción en el acontecimiento, compartiendo con otras fuerzas en otras contingencias en la inmensidad múltiple del acontecimiento. Las voluntades son apenas una parte de la constelación volitiva del acontecimiento. Lo que acontece es una singularidad compuesta de múltiples singularidades; esta singularidad es la necesidad del azar y la necesidad en el azar, siendo el azar mismo una necesidad.
Los esencialismos no han sido otra cosa que representaciones, asumidas dramáticamente, como si estas tuvieran sustancia, más aún, fueran la sustancia explicativa del mundo. Ese mundo también era el mundo de las representaciones, no el mundo efectivo en constante devenir. Los esencialismo se trasformaron en verdades; estas compusieron los cimientos de los corpus teóricos; sin embargo, las verdades como las esencias no son más que representaciones; por lo tanto, las verdades tienen validez en el mundo de las representaciones. No pueden reclamar lo mismo en el mundo efectivo. Los corpus teóricos se aplicaron como religión, después como “ideología”, después como ciencia; todas no eran más que creaciones de las representaciones. Sus logros no son más que logros en el mundo de las representaciones. Es una pretensión auto- centrada considerar que son logros en el mundo efectivo.
Los seres humanos se han refugiado en estas burbujas que son las representaciones y sus composiciones representativas. Estos refugios han dejado de serlo, pues ya no protegen ante la complejidad misma, ocasionada por la propia intervención humana en el mundo efectivo. Se han convertido en prisiones, peor aún, en trampas que colocan en situación de capturado y vulnerabilidad ante las contingencias. Para salir de su prisión, para salir de la trampa, se debe desbaratar las burbujas y entregarse al mundo efectivo, abandonando el mundo de las representaciones. ¿Es posible?
No se dice que se descartan las representaciones, lo que no podría hacerse, sino que no se puede confundir el mundo efectivo con el mundo de las representaciones, que no se puede actuar en el mundo efectivo como si fuera el mundo de las representaciones. Aunque esto se lo hace casi siempre, es desafortunado persistir en un mundo de representaciones cuando éste ha entrado en crisis, evidenciando sus restricciones, para abarcar el mundo efectivo. Solo se puede persistir en el mundo de representaciones represivamente, acudiendo a las formas de violencia, para resguardar la imagen inmaculada de ese mundo, como si correspondiera al mundo efectivo y en devenir. Entregarse al mundo efectivo significa establecer una relación dinámica entre mundo efectivo y mundo de representaciones. Si el mundo efectivo está en constante devenir, lo que se espera es que el mundo de las representaciones también se encuentre en devenir, por más mimético sea este devenir representado. Sin quedarse en el camino, sin fijarse en algún lugar, pretendiendo que ese es el fin, donde se edifica como verdad; pues esto no es más que disfrazar la modorra. Si el mundo efectivo sigue adelante, entonces el mundo de las representaciones tiene que seguir trotando, mutando, transformándose.
Se ha dicho, alguna vez, que los humanos, por eso, las sociedades humanas, específicamente sus composiciones políticas, pelean por quimeras, vale decir por representaciones. Nosotros dijimos que, al final, pelean representaciones contra representaciones, aunque sosteniendo estas banderas estén contingentes humanos, de un lado y en otro, asumidos como enemigos encarnizados. Esto es relativamente apropiado, pues lo que tienen los enemigos en mente es la representación del otro, de su opuesto, representación que casi siempre es la de un monstruo, al que hay que exterminar. Este tipo de representaciones descalificatorias, demonizadoras, son como una extensión de los fantasmas, de los miedos, por lo tanto, de los prejuicios que se tiene. Dijimos que es como la patentización representativa del desgarramiento interno de la consciencia desdichada; al final, el enemigo es uno mismo. Esto puede ser apreciable en la interpretación filosófica; sin embargo, cuando acontece, se da de manera dramática, desencadenándose efectivamente las violencias sobre el otro, el enemigo, aunque también se ponga el propio pellejo en peligro, aunque también la violencia desencadenada termina afectando a uno mismo. ¿Cómo explicar esto del enemigo interno, que, al final es uno mismo, en el espesor de su desgarramiento, y el enemigo externo, que es el otro, el representado como monstruo?
Ciertamente se lo puede hacer acudiendo a las relaciones sociales, a las estructuras de estas relaciones, a las instituciones encontradas, incluso a los estados enfrentados, si es una guerra civil, al Estado con el que se enfrenta. Si bien estas son representaciones, lo son referidas a experiencias, memorias, y prácticas sociales; entonces se tratan de representaciones que describen y explican estas experiencias, memorias y prácticas. Evidencian las contingencias de la realidad social, en una coyuntura determinada; ayudan a situar el escenario y a situarse en el escenario histórico. El conjunto de las representaciones conjugadas y puestas en escena, las representaciones descriptivas y las representaciones del otro, del enemigo, actúan en apoyo de la guerra contra el enemigo. Se parte del principio de realidad, por así decirlo, se pasa al principio de defensa, que se convierte en principio de ofensiva, que, al final, se convierte en principio de exterminio. El realismo ha servido para la aniquilación.
Hay que preguntarse si las representaciones del enemigo son realistas, incluso si es real el realismo descriptivo y explicativo que sirve de premisa. Esto debido a que el aniquilamiento del otro, que termina resultando en aniquilamiento mutuo, no parece muy realista que digamos; sobre todo ponderando el principio de sobrevivencia.
Lo que decimos no implica, de ninguna manera, la renuncia a la defensa; empero, la pregunta es si las representaciones que demonizan al enemigo son útiles, incluso si se trata de ataque o de ofensiva. Parece que no. Son representaciones de legitimación del acto. Si no son adecuadas, hay que preguntarse si la consideración del esquema dualista amigo/enemigo es pertinente. Es aceptable que este esquema dualista del amigo/enemigo tenga que ver con la experiencia de enfrentamientos, de luchas, de guerras, dadas, asumidas dramáticamente o trágicamente en la memoria; empero, la descripción, la explicación y la interpretación de por qué ocurren no es completa, no termina de explicar y de lograr interpretaciones más abarcadoras y consistentes. ¿No hay otros órdenes de relaciones, que contienen a los órdenes de relaciones descritos, explicados e interpretados por las teorías en boga? Otros órdenes de relaciones que hacen de substrato de los órdenes de relaciones reconocidos. ¿Qué sentido tiene, por ejemplo, enriquecerse ilimitadamente, si lo que se acumula no se logra usarse? ¿Qué sentido tiene asumirse dominante, peor aún, superior, dejando sumisos a los dominados, en caso extremo exterminándolos, cuando la sobrevivencia de unos depende de la sobrevivencia de otros, sobre todo en las mejores condiciones para unos y otros? ¿Qué sentido tiene dejar huecos en los subsuelos de la tierra, en las montañas, dejando contaminadas las cuencas de los ríos y los mismos suelos depredados, contaminando el aire que respiramos, si todo esto es la condición de posibilidad de existencia de la vida, de nuestras vidas? ¿Qué sentido tiene expoliar a pueblos, reducidos a donantes de fuerza de trabajo barata y dadores de materia primas, si en el ciclo largo de la producción y reproducción social esto se convierte en un bumerang? Son explicables las historias acaecidas, donde esto precisamente ha ocurrido, sobre todo dado el alcance de las representaciones usadas, asumidas y convertidas en “ideologías”, debido a su corto alcance en la facultad de describir y de explicar la complejidad. ¿Seguimos en la misma situación, por más que haya mejorado la aproximación a la complejidad?
En todo caso, lo que hayamos avanzado en la comprensión de la complejidad ya nos indica que lo que hemos hecho, en cuanto a representaciones, explicaciones e interpretaciones, resulta, a estas alturas, insostenible empíricamente. Más parecen relatos de prolongados desvaríos sociales, donde sociedades o, mas bien, parte de ellas, extraviadas en sus propias quimeras, cometieron los crímenes más grandes a nombre de la verdad de estas quimeras. La comprensión de la complejidad que comenzamos a tener, por más inicial que sea, nos muestra que es indispensable salir de estas pesadillas o sueños quiméricos, donde las representaciones parecen exigirnos sacrificios, para mantener suspendida la quimera, como si tuviera vida.
Debemos ir más allá de las representaciones, de las fuerzas y de las voluntades. Más allá de las representaciones que se convierten en quimeras, también en fósiles de descripciones rezagadas y explicaciones anacrónicas. Más allá de las fuerzas, que si bien son la energía en acción, no son la potencia, como acontecimiento integral. Más allá de las voluntades, que si bien aparecen como lo que se quiere, lo que se desea alcanzar, tampoco son la inmanencia de la potencia, en su condición integral.
Más acá y más allá de la mirada humana
En La explosión de la vida[48], en el apartado Más acá y más allá de la mirada humana, escribimos:
Todas las representaciones de las culturas y civilizaciones humanas están estructuradas por la mirada y el cuerpo humano; es decir, por la experiencia de sus sensaciones, por la memoria de sus percepciones. Es el cuerpo humano la medida de todo lo que le rodea. Por más que no se llegue a mencionar al humano, por más que se lo coloque diluido en el principio de todo, por lo tanto, no se lo consideré principio de nada, por más que se haga hincapié en la narrativa “cosmológica”, de todas maneras, se mencionan los referentes cósmicos desde la mirada humana, desde las sensaciones y las percepciones humanas. En el centro de este punto “ciego” está el cuerpo humano, el cuerpo que puede, incluso, estar diferenciado en dos, el correspondiente al cuerpo “masculino”, el correspondiente al cuerpo “femenino”. ¿Comenzando temprano con la diferenciación de género? ¿O se trata de una distinción más general, entre la categoría “macho” y la categoría “hembra”? ¿O ya connota esta distinción un sincretismo cristiano, contrayendo la taxonomía de género, que forma parte de la dominación patriarcal europea? De todas maneras, sea así o no lo sea, es el cuerpo humano la medida de las “cosas” o, mejor dicho, de los fenómenos.
Todas las culturas humanas parten de esta “métrica”, el cuerpo humano. Entonces todas las culturas humanas son antropomórficas, aunque en sus narrativas no esté mencionado como principio el humano. Si podemos distinguir entre narrativas explícitamente antropomórficas y narrativas implícitamente antropomórficas, se lo puede hacer; empero esto no desliga a ninguna narrativa de su perspectiva humana. La pregunta entonces es: ¿puede salirse de esta perspectiva humana? La otra pregunta, vinculada a la anterior, en relación a la física contemporánea: ¿La física relativista y la física cuántica han salido de la perspectiva humana? Ambas preguntas son importantes para poder pensar la posibilidad de una interpretación parti-cular, es decir desde las más ínfimas partículas, una interpretación ondulatoria, es decir, desde los arcos, las curvas, de las ondas, asociadas a las partículas simultáneamente. En otras palabras, en resumen, las preguntas anteriores pueden expresarse de la siguiente manera: ¿puede pensarse de una manera no-humana?
Los que parten de que el pensamiento es propiamente humano, un atributo humano, obviamente, concluirán que no, que no se puede pensar de una manera no-humana. Sin embargo, ahora que sospechamos que el “pensamiento”, no solamente como “saber” no evocativo, no solamente como memoria sensible, sino como “cognición”, “cogitación”, “calculo”, incluso “reflexión”, forma parte de la vida, de las composiciones múltiples y plurales de la vida, entonces, podemos atrevernos a lanzar la hipótesis de que sí, que sí se puede pensar la posibilidad de un “pensamiento” no-humano. De esto se trata, pues el pensamiento humano, tal como se ha expresado en todas las culturas, en todas las civilizaciones, en todas las lenguas conocidas, es un obstáculo para “comunicarse” con todos los “seres” del macro-cosmos y del microcosmos. Se concibe a estos “seres” desde la percepción humana; pueden ser considerados, incluso como deidades matriciales; empero, siguen siendo figurados desde las sensaciones y percepciones del cuerpo humano, el punto “ciego”. Lo peor que ha ocurrido, es que se los conciba, reduciéndolos a “naturaleza”, también a “cosas”, es decir, recursos u objetos de dominación. Esto ha ocurrido en la modernidad.
Lo que generalmente ha olvidado el ser humano es que no es solamente ser humano, pues está compuesto por fenómenos y acontecimientos que escapan a su control “racional” o “cultural”. Acontecimientos y fenómenos micros y acontecimientos y fenómenos macros. El ser humano es también no-humano. El ser humano es inmediatamente, con anterioridad, parte, si se quiere, para utilizar ese término compartido, del “cosmos”. El ser humano ha caído en el olvido, no en el sentido heideggeriano, no en el sentido del olvido del “ser”, sino en el olvido de lo que lo constituye como “ser”, en el olvido de lo que lo constituye “materialmente”, energéticamente, “espiritualmente”, vale decir, virtualmente, como “ser”. Este olvido le impide entrar en “comunicación” con la pluralidad y multiplicidad de seres que componen el pluriverso.
¿Cómo hacer memoria? La hipótesis de la que partimos es que la física contemporánea, la física relativista y la física cuántica, han dado un gran paso en este sentido. Al matematizar, por una parte, y al intuir, por otra parte, fenómenos y acontecimientos desde “percepciones” no humanas, en el extremo de velocidades próximas a la velocidad de la luz, en el extremo de campos gravitacionales relativistas, de campos gravitacionales cuánticos. Este debe ser nuestro punto de partida para incursionar en la posibilidad de “comunicación” con los seres del pluriverso. Este debe ser el punto de partida para pensar de una manera no-humana.
Este es un pensamiento que va más allá de la filosofía, del amor y filiación con el saber, saber constituido por las culturas desde la perspectiva humana. Se trata de un “saber” inherente a las partículas, a una información, adquisición de información, memoria, anticipación, inherente a las partículas. No se trata solamente de “leyes” físicas, que se dan en el entorno cercano, física clásica, en los entornos relativistas, física relativista, en los entornos cuánticos, física cuántica, sino de saber, de información virtual contenida en las partículas. Es este saber el que está enterrado en el olvido.
La pregunta crucial es: ¿cómo piensa una partícula? Sigamos con otra hipótesis. Una partícula piensa como el punto de un holograma, contiene la totalidad de la información del “universo”, está inmediatamente, simultáneamente comunicada con otra partícula del universo, por más alejada que esta se encuentre. ¿Podemos decir también que está inmediatamente comunicada con todas las partículas del “universo”? La deducción de esta hipótesis es que es este pensamiento hologramático, si podemos hablar así, el que debe ser recuperado del olvido.
Vamos a continuar poniendo en juego una especulación, quizás desmesurada, con la tesis sobre la virtualidad.
Tesis sobre la virtualidad
- Todo cabe en la nada.
- Lo virtual no es una dimensión, no tiene ninguna dimensión, no es espacio, no es tiempo, no es espacio-tiempo.
- Sin embargo, por más paradójico que parezca, lo virtual requiere de dimensiones, de espacio-tiempo, de espesores, por más ínfimos que sean, de energía, de movimiento, de ondulaciones o vibraciones.
- Se puede decir que lo virtual es inmanente a la materia, a la energía, al espacio-tiempo, al espesor, al movimiento, a las ondulaciones y vibraciones. Es como la “memoria” de la materia, la energía, el espacio-tiempo, el espesor, el movimiento, las ondulaciones y vibraciones.
- ¿Cómo puede darse la memoria, las formas de memoria, en un no-lugar, en una nada, donde cabe todo, que, sin embargo, requiere para “existir” de materia y energía, de espacio-tiempo, de movimiento, ondulaciones y vibraciones?
- Se podría decir también al revés, la materia, la energía, el espacio-tiempo, el movimiento, las ondulaciones o vibraciones, no podrían existir sin la inherencia de la virtualidad.
- Toda partícula requiere de memoria para existir, para manifestarse, para desplegar o capturar energía, para moverse, para ondular o vibrar.
- Puede ser que haya distintas formas de memoria, la memoria de las partículas ínfimas, la memoria sub-atómica, la memoria cuántica, la memoria atómica, que ya connota una composición de partículas, comprendiendo su núcleo y su entorno orbital, la memoria molecular, la memoria genética, las formas de memoria biológica. ¿Se puede hablar de la memoria de las constelaciones, de la memoria del universo? ¿Se pierde la memoria en el agujero negro? Sin embargo, se puede sugerir la hipótesis de la memoria virtual, en sentido amplio, como la posibilidad de que un punto cualquiera contenga la información del todo.
- Ningún punto es el último, ni hay punto de partida. Todo punto es descomponible, se halla en constante actividad.
- Nada es de por sí solo. Todo es en relación con su propia composición, en relación a sus entonos, en relación a la totalidad cambiante, desbordada y des-totalizable.
- Estamos ante una curvatura distinta, donde lo pequeño, por más ínfimo que sea, se convierte en grande, por más inmenso que sea, y lo grande, por más inmenso que sea, se convierte en pequeño, por más ínfimo que sea.
- Hay que abandonar la figura lineal y jerárquica que diferencia pequeño de grande. Así como abandonamos la figura lineal y recta en el espacio, cuando se pensó, más bien, la curvatura, logrando entender la paradoja de cuan más alejado y distante se encuentra el recorrido, más cerca está del punto de partida. Este es el fenómeno de la circularidad o de la esfericidad. De la misma manera se puede pensar la curvatura en el tiempo, cuánto más alejado parece estar un momento, por ejemplo, el momento actual, de su pasado más remoto, es cuando más próximo está. Este es el fenómeno de la memoria.
- En el espacio-tiempo, el fenómeno de la curvatura aproxima todo alejamiento y diferenciación. Es como decir, no hay pasado sino un eterno presente; también como decir, no hay distancia sino una estancia en el mismo lugar; así como decir, no hay movimiento sino una eterna quietud. También es como decir, no hay ni grande ni pequeño sino lo mismo.
- Esto hace que la virtualidad se convierta en primordial. Estas paradojas pueden resolverse en la virtualidad, que no es ninguna dimensión, sino la ausencia de toda dimensión. Virtualmente lo pequeño se hace grande, lo grande pequeño; cuando lo más remoto se hace presente; también donde la más grande distancia se da cuando no hay ninguna distancia, el infinito es la nada misma, el movimiento es la quietud.
- Empero, la paradoja más extraña es que la virtualidad no puede existir, no puede darse, sin la existencia de la materia y la energía.
- Toda partícula no solamente es un corpúsculo sino una onda, una vibración.
- Toda partícula lo es en interacción con otras.
- Toda partícula existe inmediatamente con la existencia de otras partículas con las que interactúa. Hay pues simultaneidad de existencias; en otras palabras, pluralidad.
- La masa, la materia, se da en la interacción de partículas; es energía.
- Pero, cómo pueden existir las partículas, que interactúan y producen la energía y la materia, sin que estas partículas y estas energías comprendan inmediatamente la energía y la materia. ¿Cómo puede haber partículas sin energía y materia?
- Hay partículas virtuales[49], entre estas partículas se encuentran los bosones[50] de gauge sin masa. Estas partículas son las que transmiten las fuerzas fundamentales; vale decir, la gravedad, la nuclear débil, la nuclear fuerte, el electromagnetismo. Los bosones de gauge[51] son creados en el vacío, cuya energía nunca llega a cero; es esta energía del punto cero la que mueve a las partículas virtuales. Este es el vacío mecánico cuántico.
- Hay pares partícula-antipartícula, que cuando surgen se aniquilan inmediatamente. Son llamadas virtuales.
- Estamos ante el fenómeno del umbral de la nada. El vacío es el “lugar” donde la materia y la energía “prácticamente” desaparecen o tienden a desaparecer.
- El vacío es donde las partículas virtuales interactúan dando lugar a la polarización del vacío y a fenómenos como el apantallamiento, que consiste en la reducción de la carga efectiva de la partícula real. En el caso de los quarks[52] reales, los quarks virtuales apantallan tanto la carga eléctrica como la carga de color. Los gluones[53] virtuales también se polarizan; los gluones tienen carga de color y de anti-color; su polarización es opuesta a la de los pares quarks-antiquarks virtuales, haciendo que la carga de color efectiva de la partícula real sea mayor cuanto más grande sea la distancia a la carga real. Este fenómeno se llama anti-ampantallamiento.
- Hay tres tipos de bosones de gauge: fotones, bosones W y Z y gluones. Se trata tres de las cuatro interacciones; los fotones son los bosones de gauge de la interacción electromagnética, los bosones W y Z contraen la interacción débil, los gluones transportan la interacción fuerte. El gravitón, transportaría, hipotéticamente, la interacción gravitacional, hipótesis, que a la fecha no ha sido verificada. Debido al confinamiento del color, los gluones aislados no aparecen a bajas energías. Lo que sí se podría es dar a lugar a glueballs masivas.
- El fermión es uno de los dos tipos básicos de partículas que existen, el otro tipo son los bosones. En el modelo estándar existen dos tipos de fermiones fundamentales, los quarks y los leptones. En el modelo estándar de física de partículas los fermiones se consideran los constituyentes básicos de la materia, que interactúan entre ellos vía bosones de gauge.
- Los fermiones elementales se dividen en dos grupos: A) quarks, que forman las partículas del núcleo atómico, y que son capaces de experimentar la interacción nuclear fuerte; B) leptones, entre los que se encuentran los electrones y otras que interactúan básicamente mediante la interacción electro débil. La materia ordinaria está básicamente formada por fermiones y a ellos se debe prácticamente toda su masa. Los átomos están básicamente formados por quarks que a su vez forman los protones y los neutrones del núcleo atómico y también de leptones, que forman los electrones. El principio de exclusión de Pauli, cumplido por los fermiones, es la explicación de la «impenetrabilidad» de la materia ordinaria, que hace que esta sea una substancia extensa. El principio de Pauli también explica la estabilidad de los orbitales atómicos, haciendo que la complejidad química sea posible.
- La teoría de campo gauge es un molde de teoría cuántica de campos. Parte de la interacción entre fermiones; interacción que puede ser vista como el resultado de introducir transformaciones «locales», pertenecientes al grupo de simetría interna, en el que se basa la teoría gauge. Una transformación de gauge es una transformación de algún grado de libertad interno, grado de libertad que no modifica ninguna propiedad observable física. Un campo gauge es un campo de Yang-Mills, asociado a las transformaciones de gauge, asociadas, a su vez, a la teoría, que describe la interacción física entre diferentes campos fermiónicos. Por ejemplo, el campo electromagnético es un campo de gauge, campo que describe el modo de interactuar de fermiones dotados con carga eléctrica.
- La “partícula de Dios”, es decir, el bosón de Higgs, no posee carga eléctrica ni carga de color; no interacciona con el fotón ni con los gluones. Interacciona con todas las partículas del modelo que poseen masa: los quarks, los leptones cargados y los bosones W y Z de la interacción débil. El bosón de Higgs tiene espín 0, esto es, se trata de un bosón escalar. Sus constantes de acoplo, que miden cuan intensa es cada una de esas interacciones, son conocidas; su valor es mayor cuanto mayor es la masa de la partícula correspondiente. En la versión original del modelo estándar, no se incluía la masa de los neutrinos ni, por tanto, una interacción entre estos y el Higgs. Aunque ésta podría explicar la masa de los neutrinos, en principio su origen puede tener una naturaleza distinta. El bosón de Higgs es además su propia antipartícula.
- Estamos ante la pluralidad misma del Acontecimiento de la creación de la materia, de la energía, de las fuerzas fundamentales. Acontecimiento, que es la Vida misma en el pluriverso. Múltiples partículas son responsables de esta creación.
- Estamos ante el acontecimiento de la pluralidad. Ninguna partícula es la última, todas son producto de composiciones y asociaciones diversas, dependiendo de las “lógicas” inherentes a las combinaciones de las composiciones, que dependen de las condicionalidades de las fuerzas fundamentales.
- Estamos ante el acontecimiento de la nada. Partículas sin masa, partículas sin carga, partículas sin spin. En fin, partículas en el vacío, en el límite cero de la energía. Acontecimiento de la nada que, sin embargo, es algo, una pluralidad de nadas.
- Estas nadas son las que crean la materia, la energía, las fuerzas.
- La nada es nada desde el punto de vista de la materia; pero, ¿qué es la materia desde el punto de vista de la nada? La nada es nada desde el punto de vista de la energía; pero, ¿qué es la energía desde el punto de vista de la nada? La nada es nada desde el punto de vista de las fuerzas; pero, ¿qué son las fuerzas desde el punto de vista de la nada?
- ¿Es la perspectiva la que decide o es, mas bien, la relatividad de las perspectivas la que nos abre a la pluralidad alternativa y simultanea de posibilidades?
- No hay nada absoluto, ni materia absoluta, ni energía absoluta, ni fuerzas absolutas. Todo es creado por asociaciones y composiciones infinitesimales.
- Por eso, es posible guardar el “todo” en la nada, porque no ocupa ningún lugar y está en todas partes. ¿Se debe este fenómeno virtual a una partícula sin masa llamada memorión? No lo sabemos, tampoco sabemos si nos dirán esto u otra cosa, algún día, los físicos cuánticos.
- Lo importante es comprender que la mayor parte de lo que percibimos, que corresponde a composiciones de materia, energía, ondas y fuerzas, está atravesada por el vacío. Es decir, somos, proporcionalmente, mayormente vacío. La materia es porosa, por así decirlo, molarmente, molecularmente, atómicamente; la energía es cargas y campos diferenciales; las ondas son vibraciones, las fuerzas son, a la vez, potencias y condiciones primordiales. Empero, todo esto está suspendido en el vacío, atravesado por el vacío, rodeado por el vacío, contiene vacío, se mueve en el vacío. ¿Nace en el vacío?
- ¿Qué es el vacío?
- No hablamos de vacío sólo como ausencia de materia, así como falta de contenido, también como densidad baja de partículas, como ocurre en el espacio interestelar, o cuando la presión es más baja que la atmosférica, sino, particularmente hablamos del vacío cuántico.
- El vacío cuántico es el estado de la menor energía posible, llamada punto cero de energía. De acuerdo a la mecánica cuántica, el vacío cuántico no está verdaderamente vacío sino que contiene ondas electromagnéticas fluctuantes y partículas que saltan adentro y fuera de la existencia.
- El vacío es un “componente” físico; en el vacío se puede cargar energía, además de “transformarlo” en varios estados distintos. Hay vacíos diferentes. La clase de partículas elementales, su masa y sus interacciones están determinados por el vacío subyacente. La relación entre las partículas y el vacío es similar a la relación entre las ondas del sonido y la materia por la que se propagan, las formas de ondas y la velocidad a la que viajan varía dependiendo del material.
- Habitamos el vacío de menor energía, el vacío “verdadero”. En este vacío se conocen parte de las partículas que lo ocupan y las fuerzas que actúan entre ellas; vale decir, la fuerza nuclear fuerte, la fuerza nuclear débil, la fuerza electromagnética y la gravedad. En otros vacíos, las propiedades de las partículas elementales pueden ser muy distintas.
- Fuera del vacío que habitamos, teóricamente hay, por lo menos, dos vacíos más. En estos vacíos, no son posibles tanta simetría y diversidad, ni entre las propias partículas ni en las interacciones, como las encontramos en nuestro vacío[54].
Como se puede ver, estamos ante grandes desafíos que implican nuestra inserción, primero en el mundo efectivo; segundo, en el universo en el que nos encontramos; en tercer lugar, posiblemente en la gama de universos de los que forma parte nuestro universo. La comprensión de esta complejidad no es posible desde la mirada humana; es menester nuestra comunicación abierta, plural, plena, con el universo, los planos de intensidad del universo, a distintas escalas, con los múltiples seres del universo. Es menester acceder racionalmente a los saberes, las memorias, sobre todo las intuiciones, inmanentes, de lo existente, de las múltiples y proliferantes formas de la vida. No es que seamos ningún telos, ningún fin, del universo; sino que es la tarea que asumimos ante estos desafíos mayúsculos, como parte de nuestra inserción en el universo.
Entonces ir más allá de las representaciones, de las fuerzas y de las voluntades es recuperar la memoria de la existencia y de la vida misma, es comprender la complejidad en la que estamos insertos, los tejidos del espacio-tiempo, sus curvaturas, sus despliegues y repliegues, en los distintos niveles de los espesores y vacíos del universo.
Para lograr asumir esta tarea debemos resolver los problemas pendientes que tenemos, problemas históricamente acumulados. Esta parece ser una condición indispensable para hacerlo. Por lo tanto, los problemas políticos, económicos, sociales, culturales, no resueltos tienen que ser abordados, buscando lograr consensos en lo que podrían ser transiciones. A esto hemos llamado liberar la potencia social; lo que significa salir de las mallas institucionales, que son como prisiones, trapas, redes de captura de las fuerzas de la potencia social. ¿Podremos avanzar a una gubernamentalidad plural, democrática, autonómica, de los pueblos del mundo, para iniciar esta tarea?
Narrativas en su entramado dramático
Formaciones discursivas en la modernidad local; narrativas: oligárquica, nacionalismo revolucionario, proletaria e indianista
El entramado de narrativas de una época es como un bosque tupido, arborescencias mezcladas; es decir, toda una ecología, mejor dicho un ecosistema. ¿Se podría hablar de una ecología narrativa, mejor dicho, de un ecosistema narrativo? La idea es sugerente, utilizando la metáfora ecológica. Las narrativas encontradas forman un entrelazamiento que, parece, en principio, quizás caprichoso; sin embargo, en la medida que el sistema narrativo se consolida, los tejidos narrativos no se ignoran, tampoco funcionan aislados, sino siempre lo hacen en referencia a la otras narrativas, quizás, más claramente, en relación a su entorno próximo, también a las narrativas afines, en el sentido del tratamiento de problemáticas, aunque aparezcan como antagónicas. Vamos a acercarnos a las narrativas políticas, por así decirlo, de una época, la que comprende como dos siglos, siglo XIX y siglo XX, en Bolivia. Por más contrapuestas que aparezcan en su discursividad y en sus enunciados, de todas maneras, comparten una episteme, un horizonte de decibilidad y de visibilidad, un suelo, un zócalo epistemológico. También comparten, más o menos, una estructura narrativa. Esta es nuestra tesis.
En adelante, después de una apreciación teórica y crítica, armaremos un perfil de esta episteme; sobre todo, intentaremos armar la estructura narrativa compartida, por lo menos en lo que respecta a los perfiles divulgados. Las formaciones discursivas de las que hablamos, relacionadas a “ideologías” respectivas, además de proyectos políticos correspondientes, son, dichos de manera resumida, de modo simple, hasta de forma esquemática: el discurso oligárquico, el discurso proletario, el discurso del nacionalismo revolucionario y el discurso indianista. Ciertamente no podemos tratar estas formaciones discursivas exhaustivamente; no podemos detenernos, por el momento, en sus estratificaciones, sus desplazamientos internos, sus diferencias inter-discursivas; tampoco distinguir los discursos comunes, más de difusión, incluso de rumor, de los discursos elaborados, con pretensiones académicas. Esta tarea la dejaremos para después; lo que haremos es optar por un esquema simple, empero ilustrativo, del cuadro de las diferencias y analogías discursivas de estas formaciones enunciativas. De todas maneras, la anterior tarea, que queda pendiente, en parte ha sido expuesta en otros escritos; nos remitimos a éstos[55].
Las metamorfosis de la trama
En Tiempo y narración, en el segundo tomo, en el dedicado a la Configuración del tiempo en el relato de la ficción, Paul Ricoeur escudriña y reflexiona sobre Las metamorfosis de la trama. La trama, como metáfora de tejido o de textura, hace referencia a una composición que, a su vez, supone temporalidad; si se quiere, supone el despliegue del tiempo o, mejor dicho, despliegue en el tiempo. En otras palabras, los sucesos acaecen secuencialmente, se los interpreta como un orden o en un orden, donde un suceso o secuencia tiene origen, es decir, nacimiento; después, se desenvuelve, desplegando sus posibilidades inscritas. A continuación, aparece una estructura de lo puesto en escena; empero, la composición narrativa, vale decir la configuración de la trama, no está todavía resuelta. Luego, vienen los desenlaces. La trama es esta composición que interpreta los sucesos, eventos, acontecimientos, donde los hechos, que aparentemente, se dan aleatoriamente, se interpretan como formando parte de un sentido o varios, de una dirección o varias; secuencias fácticas que se resuelven como fin, como telos o desenlace.
En el apartado Más allá del “mythos” trágico, Ricoeur escribe:
En primer lugar, se ha definido la construcción de la trama, en el plano más formal, como un dinamismo integrador que extrae una historia, una y completa de un conjunto de incidentes: eso es tanto como decir que transforma ese conjunto en una historia una y completa[56].
Estamos ante el fenómeno, por así decirlo, de transformaciones reguladas, que pueden ser llamadas tramas, bajo consideraciones ampliadas y extendidas; la condición es que lo son siempre que puedan distinguirse totalidades temporales, que realizan la síntesis de lo heterogéneo, manifestado en circunstancias, fines, medios, interacciones, resultados, queridos o no[57]. En otras palabras, se puede formular la hipótesis de que las metamorfosis de la trama consisten en usos siempre nuevos del principio formal de configuración temporal en géneros, tipos y obras singulares inéditas[58].
En relación a las transformaciones efectuadas en el carácter de la narrativa, particularmente de la novela, Paul Ricoeur anota:
Sin embargo, en estas expansiones sucesivas del carácter a expensas de la trama, nada escapa al principio formal de configuración y, por lo tanto, al concepto de construcción de la trama[59].
Con el campo de la trama se acrecienta también el campo de la acción. No se trata solamente de las conductas de los protagonistas, también es acción, en un sentido amplio, la transformación moral de un personaje, su crecimiento y educación, su iniciación en la complejidad de la vida moral y afectiva[60].
Paul Ricoeur acude a la Anatomie de la critique de Northrop Frye[61] para abordar, desde la teoría de los modos y la teoría de los arquetipos, esta cuestión de la metamorfosis de la trama. Ricoeur escribe:
En los modos trágicos, el héroe es aislado de la sociedad (a esto corresponde una distancia estética análoga por parte del espectador, según se ve en las emociones “purificadas” del temor y de la compasión); en los modos cómicos, el héroe es reincorporado a su sociedad. Por tanto, Frye aplica el criterio de los grados de poder de la acción en estos dos planos de lo trágico y de lo cómico. Distingue así, en cada uno de ellos, cinco modos, repartidos en cinco columnas. En la primera columna, la del mito, el héroe nos es superior por naturaleza (in kind): los mitos son, en grandes líneas, las historias de los dioses; en el plano de lo trágico, tenemos los mitos dionisiacos, que celebran a dioses que mueren; en el plano de lo cómico, encontramos los mitos apolíneos, en los que el héroe divino es recibido en la sociedad de los dioses. En la segunda columna, la de lo maravilloso (romance), la superioridad del héroe no es innata, sino de grado, respecto de los demás hombres y de su entorno: a esta categoría pertenecen los cuentos y las leyendas; en el plano trágico tenemos el relato maravilloso de tono elegiaco: muerte del héroe, muerte del santo mártir, etc. (a esto corresponde, por parte del oyente, una cualidad especial de temor y de compasión propia de lo maravilloso); en el plano cómico, nos encontramos con el relato maravilloso de tono idílico: el pastoril, western. En la tercera columna, la de lo mimético elevado (high mimetic), el héroe ya sólo es superior a los demás hombres, no a su entorno, como veremos en la epopeya y en la tragedia; en el plano trágico, el poema celebra la caída del héroe: la catarsis que le da respuesta recibe de la harmatia trágica su nota específica de compasión y de temor; en el plano cómico, tenemos la comedia antigua de Aristófanes: damos respuesta a lo ridículo por una mezcla de simpatías y de risa punitiva. En la cuarta columna, la de lo mimético bajo, el héroe ya no es superior ni a su entorno ni a los demás hombres: es igual; en el plano trágico encontramos al héroe patético, aislado por dentro y por fuera, desde el impostor (alazon) hasta el “filósofo” obsesionado por sí mismo, como Fausto y Hamlet; en el plano cómico, tenemos la comedia nueva de Menandro, la trama erótica, basada en encuentros fortuitos y en agniciones; la comedia doméstica; la novela picaresca, que narra la ascensión social del pícaro; aquí hay que situar la ficción realista descrita por nosotros en el apartado anterior. En la quinta columna, la de la ironía, el héroe es inferior a nosotros en poder y en inteligencia: lo miramos con arrogancia; pertenece al mismo modo el héroe que finge parecer inferior de lo que en realidad es, que se esfuerza en decir menos para significar más; en el plano trágico encontramos toda una colección de modelos que responden de una manera variada a las vicisitudes de la vida mediante un humor desprovisto de pasión, y que se presta al estudio del aislamiento trágico en cuanto tal: la gama es vasta, desde el pharmakos o víctima expiatoria, pasando por el héroe de la condenación inevitable (Adán, en la narración del Génesis; el señor K, en El proceso, de Kafka) hasta la víctima inocente (el Cristo de los evangelios y, no lejos, entre la ironía de lo inevitable y de lo incongruente, Prometeo); en el plano de la comedia tenemos el pharmakos expulsado (Shylock, Tartufo), el cómico punitivo, al que solo la barrera del juego salva del linchamiento, y todas las parodias de la ironía trágica, cuyos variados recursos son explotados por la novela policiaca o la de la ciencia-ficción[62].
Lo que acabamos de citar y exponer antes es sugerente; sobre todo por lo que vamos a hacer, un análisis de las narrativas políticas y sus tramas, al considerar los discursos “ideológicos”, los discursos políticos, también los discursos histórico-políticos, incluso en su forma de análisis y de historia, también de crítica, como narrativas, en el sentido de construcciones de tramas. Como dijimos, esta vez vamos a acudir al esquematismo simple de un cuadro sencillo, con el objeto de ilustrar, dejando pendiente el análisis exhaustivo para después.
Hipótesis teórica
Los discursos “ideológicos”, los discursos políticos, los discursos histórico-políticos, los análisis, la historia política, la crítica política, son narrativas, que parten de mitos y de arquetipos, también de esquemas, para abordar sus interpretaciones, descripciones, explicaciones y convocatorias. Construyen tramas; es decir, transforman la experiencia social y la memoria social en tramas, en totalidades de sentido, que relacionan el origen o nacimiento de una tragedia histórica o un drama histórico con el desenlace esperado; desenlace congénito en los hechos, en las secuencias y en los eventos desatados. Es una trama en el sentido de principio, mediación y fin; es decir, realización dada en una totalidad compuesta. Estas narrativas interpretan, de alguna manera, más directa o, en su caso, mas bien, indirecta, las historias en cuestión como destino. Los actores intervienen en la realización de su destino, estén o no conscientes; lo que hagan, a favor o en contra, de todas maneras coadyuvan, como formando parte de una astucia inherente a la realización del destino inscrito. Los discursos “ideológicos” y políticos están más cerca de la epopeya, del imaginario de la epopeya, cuando arman sus narrativas. Es el héroe el protagonista.
Ahora bien, los discurso “ideológicos” se distinguen por el contenido de la narración; dependiendo a quien le asignan el papel de héroe. En el caso del discurso oligárquico, se puede decir que esta asignación es atribuida al protomártir, al libertador, al símbolo del emprendedor, del empresario; incluso, considerando lo más avanzado del discurso conservador, teniendo un discurso, mas bien, liberal, se transmuta la figura del héroe en la figura abstracta del progreso, incluso en la figura “filosófica” de la libertad; convertidas estas figuras en personajes de la narrativa “ideológica” y política. Esto último es el caso del discurso conservador, considerando todos sus estratos, sobre todo en su forma liberal.
En el caso del discurso proletario – refiriéndonos, en conjunto, a los discursos marxistas -, el héroe es la clase proletaria; el proletariado es el encargado de emancipar a la humanidad; también pueden aparecer, en condición de héroes, formando parte de la trama de la narrativa, los mártires de las luchas sociales, de las reivindicaciones de los trabajadores. En su versión más elaborada, también más abstracta, pueden aparecer, en condición de héroes, fuerzas históricas, como las fuerzas productivas, que entran en contradicción con las relaciones de producción. Haciendo hincapié al arquetipo de la epopeya, aparece el partido como el héroe histórico vanguardista.
En el caso del discurso del nacionalismo-revolucionario, la heroína es la nación, que aparece, en principio, como víctima; después, en el desenvolvimiento de la trama, resistiendo a los embates; para aparecer después en la rebelión popular, en la subversión de la nación; por último, como revelación de la finalidad inscrita en los espesores de la historia, la nación se realiza triunfando con la revolución nacional. De la misma manera, también en este caso, aparecen personajes encarnando la nación, héroes de carne y hueso y con nombres, que luchan por la liberación de la nación oprimida. El caudillo es el héroe paradigmático en esta narrativa del discurso del nacionalismo revolucionario.
En el caso del discurso indianista, la heroína es la raza indígena, la raza conquistada, sometida, colonizada, despojada y desposeída, hasta de su cultura. La raza resiste, se rebela, subvierte el orden colonial, se da la tarea de liberar a la nación indígena oprimida por los ocupantes, refiriéndose tanto a los primeros conquistadores, así como, a los herederos del colonialismo, los criollos, los blanco-mestizos, que dominan en la república. La raza profunda tiene como tarea recuperar las tierras, los territorios, la civilización y la cultura perdidos. Entonces este es el fin, la realización del destino del indio colonizado y explotado.
Como se puede ver, en tanto discursos que se mueven en el campo “ideológico” y en el campo político, son discursos distintos y contrarios, hasta antagónicos, opuestos; empero, en lo que respecta a la forma de construir la narrativa, de conformar la trama, se comportan de la misma manera, habitan la misma episteme, el mismo horizonte de visibilidad y de decibilidad. Recurren al mito, a la convocatoria del mito, recurren al arquetipo de la tragedia o del drama, recurren a los nombres universales, que absorben, en su dramático simbolismo, la representación de las multitudes enfrascadas en los avatares de la historia.
Los discursos también pueden variar por la complicación de los contenidos manejados, sus espesores, sus alcances e irradiaciones. Pueden darse formaciones discursivas más simples, más esquemáticas, mas apegadas a los prejuicios; obsesiones no elaboradas, sino planteadas descarnadamente. Este quizás sea el caso de los discursos más retrógrados en el despliegue mismo de los discursos conservadores, siendo de estos discursos los más avanzados los discursos liberales. Los discursos más apegados a los prejuicios y valores más arraigados quizás sean los que reproducen de manera evidente sus concepciones religiosas internalizadas, expresadas como sentido común de la iglesia; aunque se puede encontrar en este ámbito conservador, discursos religiosos y conservadores más trabajados. En cambio, los discursos liberales son más abiertos, pretensiosamente más mundanos y cosmopolitas, precisamente por sentirse apegados a los conceptos y valores universales, emitidos por la ilustración.
En contraste y en comparación, es notoria la elaboración conceptual y la crítica a los valores conservadores, así como a los valores liberales, por parte de la formación discursiva proletaria. La formación discursiva marxista, tal como aparece en la historia social del país, viene de la elaboración experimentada por debates intensos y confrontaciones con las otras teorías, dadas en el mundo, sobre todo con la economía política. Aunque el lenguaje teórico haya sido reducido a un lenguaje directo, más cerca de la propaganda, así como de convocatoria, el discurso no deja la tonalidad de los bagajes teóricos de donde emerge. También aparecen análisis y críticas atentas a la coyuntura, al periodo, al estudio de la situación social y económica, a la caracterización de la crisis y de la formación social en cuestión.
El discurso del nacionalismo revolucionario también presenta su exposición conceptual; sin embargo, con menos alcance teórico que la formación discursiva marxista. De todas maneras, el discurso de nacionalismo revolucionario no deja de estar influenciado por la irradiación marxista; empero, preserva su concepción convocativa a la nación y al pueblo, en contra de la anti-nación. Es un discurso menos abstracto, más local, incluso regional, vinculado a la memoria nacional de las luchas por la soberanía. Ciertamente, entre las formaciones discursivas, particularmente entre la formación discursiva marxista y el discurso del nacionalismo revolucionario se dan yuxtaposiciones y combinaciones; por ejemplo, en lo que respecta a la llamada izquierda nacional.
El discurso indianista emerge de la lucha y la memoria larga de las naciones y pueblos indígenas contra el colonialismo y su herencia, la colonialidad. En principio, se trata de un discurso directo; plantea la dominación colonial de los conquistadores, los ocupantes y sus herederos de manera señalada. Mientras las naciones y pueblos indígenas no recuperen sus tierras, sus territorios, sus instituciones, su cultura y civilización, no se vive otra cosa que la historia reiterada del colonialismo, del despojamiento y la dominación por parte de los que no han dejado de ser extranjeros. Como dijimos en otro texto, el radicalismo de este discurso se circunscribe en la tesis de la guerra de razas, no en la teoría de la lucha de clases, si bien comparte con la formación discursiva marxista el formar parte de lo que llamamos las teorías histórico-políticas[63].
Esquemáticamente, con el objeto de ilustrar, podemos decir que en el campo “ideológico”, estos cuatro discursos configuran un mapa de oposiciones concurrentes. El discurso indianista se opone a todos los otros discursos, los considera foráneos; sin embargo, el antagonismo directo es notoriamente contra el discurso oligárquico, discurso donde radican los prejuicios raciales abiertamente. La oposición con los otros discursos, el marxista y el nacionalismo revolucionario, es más una interpelación a las pretensiones de verdad de estos discursos, a las pretensiones emancipadoras de estos discurso, que terminan ocultando nuevas formas de dominación y colonialismo.
Las contradicciones entre la formación discursiva marxista y el discurso del nacionalismo revolucionario tienen que ver con la interpretación de la liberación nacional, con el carácter de la revolución nacional y el alcance histórico de esta revolución. Fuera de esta concurrencia, en lo que respecta a las llamadas tareas democrático burguesas, las diferencias son grandes en lo que corresponde a las finalidades socialistas, que el nacionalismo revolucionario no las comparte, salvo en las combinaciones dadas en la llamada izquierda nacional.
Observando el mapa del campo “ideológico”, tenemos en los extremos, de un lado, al discurso oligárquico, del otro lado, al discurso indianista; en el medio se encuentran la formación discursiva marxista y el discurso del nacionalismo revolucionario. Estas ubicaciones no tienen nada que ver con el esquematismo dual de “derecha” e “izquierda”, sino con los contenidos, las formas y las expresiones de los discursos; tienen que ver con la forma peculiar con la que conforman la trama narrativa, tienen que ver con el uso del mito y la utilización de los arquetipos.
En lo que respecta al campo político, puede ser que sea ilustrativo usar el esquematismo dualista de “derecha” e “izquierda”; empero, hay que aclarar al respecto en relación a qué se definen estas ubicaciones políticas. No sería difícil catalogar al discurso oligárquico, incluyendo al discurso liberal, como de “derecha”; empero, qué hay de los demás discursos, en lo que respecta a su distribución en el mapa del campo político. Ciertamente las concepciones marxistas consideran a los demás como estando a la “derecha” de la “izquierda” marxista, incluyendo al discurso indianista, que se les antoja “conservador”, a pesar de su lucha anticolonial; una especie de anacronismo. El nacionalismo revolucionario incluso llega a considerar a la “izquierda” internacional como colonial, extranjera y hasta ajena a la lucha nacional y en la defensa de los recursos naturales. Dependiendo de la corriente del nacionalismo revolucionario, pueden considerar próximo o alejado al discurso indianista.
En términos generales, se puede decir que el prejuicio del progreso y el supuesto del telos del desarrollo son ideales que persigue el grueso de estos discursos, excluyendo a lo más conservador del discurso oligárquico, que, mas bien, se apegaría a la tradición señorial; en contraste a este conservadurismo, son estos ideales modernos una de las características emitidas por el liberalismo. El marxismo y el nacionalismo revolucionarios postulan abiertamente la modernización, el progreso y el desarrollo; la diferencia radica en que unos, los marxistas, entienden estos postulados como condiciones históricas de socialismo, en tanto que los nacionalistas revolucionarios entiende estos postulados como soberanía, independencia nacional, así como parámetros del desarrollo nacional. Es decir, el fin no es el socialismo sino convertir en una potencia al Estado-nación. Aunque una parte de las corrientes indianistas, sobre todo las primeras, no se desapegan del todo de estos postulados, no se puede decir lo mismo de otras corrientes, más contemporáneas, que entienden la descolonización como alternativa al desarrollo y a la modernidad, actualizando la civilización y la cultura indígena.
Sin embargo, a pesar de todas estas diferencias, todos los discursos de la época comparten la metamorfosis de la trama; es decir, las transformaciones de la experiencia y de la memoria de las acciones y prácticas, en el marco del arquetipo de la epopeya. También comparten la episteme local y regional de la época, su horizonte de visibilidad y de decibilidad, así como el suelo, el zócalo epistemológico territorial. Hablamos de universales en boga. Aunque suene un poco raro decirlo respecto al discurso indianista, pues parte de la reivindicación cultural y civilizatoria; sin embargo, este planteamiento “ideológico” se construye con conceptos generales, si es que no pretenden ser universales. Por ejemplo, el concepto de indio, de indígena, adquiere una irradiación general, en los condenados de la tierra, condenados de color. Esto es comprensible, no solo por la época, no solo porque comparte el campo “ideológico” con los demás discursos, sino también porque se trata de una convocatoria política.
En resumen, las narrativas de los discursos “ideológicos” y políticos se circunscriben, en la configuración de la trama, al arquetipo de la epopeya y a la convocatoria del mito, aunque en algunos casos aborden su argumentación haciendo uso de la ciencia y de la filosofía. Estos son recursos de exposición, incluso de análisis, que sirven, en la configuración de la trama, para armar de mejor manera la composición narrativa, la misma que recurre a la totalización de sentido estructurada en la epopeya.
Los desplazamientos narrativos, las metamorfosis de la trama, se dan después de esta época moderna o de ilusión de la modernidad, fines del siglo XX, quizás en el transcurso de las dos últimas décadas. Los desplazamientos hacia los arquetipos romántico, de lo mimético elevado, de lo mimético bajo, incluso llegando, en algunos casos, al arquetipo de la ironía, aparecen a fines del siglo XX, cuando la narrativa “ideológica” y política, estructurada en la trama de la epopeya, con sus tonalidades trágicas y dramáticas, entra en crisis, se desmorona ante la experiencia de la crisis de las mismas revoluciones modernas. Aparecen no sólo discursos críticos de las pretensiones de verdad de los discursos “ideológicos” y políticos, sino discursos de la duda, del cuestionamiento a los paradigmas, discursos anti-vanguardistas o que renuncian a las pretensiones vanguardistas e iluministas. Discursos donde la figura del héroe estalla en mil pedazos para convertirse en autodeterminación de las multitudes. Incluso aparecen discursos de la ironía, cuestionando toda pretensión de verdad, toda representación como acto de poder. A estas formaciones discursivas heterodoxas e iconoclastas las analizaremos después, en otros ensayos.
Las acciones y las prácticas sociales como narrativas fácticas
¿Se puede considerar a las acciones y las prácticas sociales como narrativas; es decir, como constructoras de tramas fácticas, sin necesidad de que estas sean evocadas? Esta es una pregunta que, si su respuesta fuese afirmativa, nos llevaría a la hipótesis de que los humanos se comportan, en lo que respecta a las acciones, no solamente a las representaciones, prácticamente como componiendo tramas, que hasta quizás sean anteladas. De aquí a encontrar regularidades en las historias singulares, no ya referidas a los habitus, sino a procesos históricos acaecidos y que acaecen; por ejemplo, que las revoluciones deriven en su decadencia, que los “revolucionarios” continúen la reproducción del poder por otros caminos, medios, escenarios, que las revoluciones restauren lo que derriban. Como hipótesis es tremendamente sugerente; sin embargo, no se trata de contrastar la hipótesis, sino de, si fuese así, explicarse por qué funciona así el conjunto secuencial de las acciones humanas.
Ahora bien, las hipótesis interpretativas de la anterior hipótesis teórica serían las siguientes:
- Las acciones humanas responden a una trama fáctica No hablamos de comportamientos, que pueden responder a habitus o, en contraste, a desplazamientos y rupturas respecto de los habitus, sino del conjunto te acciones sociales cuya secuencia dibuja una trama fáctica.
- ¿Cómo explicar que hay una trama fáctica? No se trata de recurrir a las relaciones sociales, a las estructuras de estas relaciones, a las instituciones, que suponen estas estructuras, a los sistemas, que se conforman sobre estas mallas institucionales, sino de explicarse por qué el ser humano es un ser narrador.
- El ser humano sería un ser narrador pues estructuralmente está constituido para serlo. Lo que nos lleva a suponer también que la vida misma está constituida para serlo; es decir, para componer, para crear composiciones.
- Ciertamente hay que diferenciar narratividades vitales, correspondientes a la vida, narratividades fácticas humanas de narratividades evocativas, transmitidas en las sociedades en sus distintas formas de expresión. En estas diferentes narratividades se conformarían tramas también diferenciales cualitativamente. Las tramas vitales corresponderían como a programas inscritos genéticamente; las tramas fácticas corresponderían a estructuras civilizatoria y culturales; las tramas evocativas corresponden a todas las interpretaciones culturales construidas y por construir por las sociedades humanas.
- Se han estudiado las narrativas evocativas; sin embargo, no se habrían estudiado las narrativas fácticas humanas, tampoco y mucho menos, las narrativas vitales.
Si fuese así, es imprescindible estudiar las narrativas fácticas humanas, con más urgencia, las narrativas vitales.
Narrativas fácticas humanas
Las narrativas fácticas no solo responden a relaciones sociales, no solo responden a fuerzas, relaciones de poder, sino que responden a estructuras subyacentes biosociales y biopolíticas. Si la trama es una mimesis de la acción, es decir, transformación de la acción en una interpretación, entonces la trama fáctica vendría a ser una mimesis corporal de la experiencia y la memoria social; es decir, una transformación de la experiencia y de la memoria en acción. Ahora bien, ¿por qué tendría que ser la acción o, mas bien, la secuencia de acciones una narrativa no evocativa? No solo que las acciones desencadenan consecuencias sino que persiguen finalidades, buscan lograr la realización de las finalidades con sus actos. Se puede hacer seguimiento a la secuencias de acciones; este seguimiento puede no solamente ser interpretado para continuar las siguientes acciones, sino que hasta puede ser narrado evocativamente; empero, ahora, éste no es nuestro tema. El tema es: ¿Cómo la secuencia de acciones se convierte en una narrativa fáctica, la cual puede ser decodificada sin necesidad que sea evocada? Es decir, la secuencia de acciones puede ser entendida como si fuese una narración, sin necesidad que haya sido narrada, propiamente halando.
Esta pregunta puede ser respondida; primero, porque la interpretación se efectúa a partir de una cultura, que aunque no se presente como narración, decodifica los hechos a partir de bagajes culturales. Decir esto, en todo caso no es tan problemático; pues se entiende que sea así. El tema no es cuando se decodifican las acciones desde una cultura, sino si las secuencias de acciones son, de por sí, por sí mismas, una especie de narrativa fáctica. Obviamente no lo son en tanto entendamos la narrativa como representación, como un orden de representaciones, como una estructura representativa; empero, si entendemos también la narrativa como composición, en sentido amplio, en este caso, como composición fáctica, entonces se abre la posibilidad de sugerir la hipótesis que estamos manejando, la de que esta composición pueda ser interpretada como si fuese una narrativa no evocativa, pues totaliza el sentido de las acciones mismas.
Conscientes de que se trata de una hipótesis arriesgada, la colocamos en mesa para sugerir que pueden darse composiciones, análogas a la narrativa, composiciones que se conforman en la sucesión de hechos. Ciertamente, la experiencia y la memoria juegan un papel preponderante en la interpretación inmediata de las secuencias de acciones, incluso, pueden presuponer, desde el principio, lo que viene después, su sentido total. Por lo tanto, pueden llegar estas secuencias a aparecer como narrativas fácticas en la medida que la memoria interviene. En otras palabras, la memoria es la que narra la experiencia.
No es que la narrativa, incluso y sobre todo, en el sentido usual, sea tiempo, una representación de la temporalidad, fuera de ser mimesis de la acción, sino que es, sobre todo, memoria. La memoria no solo que actualiza los recuerdos sino que los interpreta, hace como una composición. En sí mismos, los hechos, las secuencias de hechos, las sucesiones de acciones, no son narración; la narración fáctica se da lugar con la memoria y en la memoria. Entonces, la memoria no solo recuerda, almacena, guarda, selecciona, actualiza, sino que, además de interpretar, narra; atribuye a las secuencias una composición de sentido.
Así como se habla de un lenguaje corporal, de manera, si se quiere, metafórica, también se puede hablar de una gramática de las acciones, así como también de una narrativa de las acciones, aunque se lo haga metafóricamente. Sin embargo, esta metáfora nos ayuda a comprender las composiciones no evocativas. Lo que decimos tiene su importancia en lo que respecta a la vuelta de la discusión de la distinción de sentido/no-sentido; para la memoria todo tiene sentido. La memoria no recuerda hechos aislados, experiencias aisladas, aunque hayan sido deformadas por la memoria, recuerda conjuntos de hechos relacionados, recuerda este conjunto de hechos como parte del acontecimiento experimentado. La experiencia tampoco se circunscribe a hechos aislados, no experimenta hechos aislados, sino el conjunto de hechos que se convierten en inscripción o huella. Inscripción o huella que es precisamente la de la relación de hechos; inscripción o huella que es precisamente la hendidura del acontecer.
En conclusión, es sostenible hablar de narrativa fáctica, en tanto y en cuanto se trata de la narrativa de la memoria.
Narrativas vitales
La vida, de acuerdo a la biología contemporánea, como ya lo dijimos y asumimos antes, es memoria sensible, entonces, siguiendo la exposición de nuestras hipótesis auscultadoras, en tanto memoria sensible es ya composición inmediata, para lo que respecta a la vida; primordialmente de información genética. Si bien como filogénesis transmite la información de la especie, no deja de interactuar en el perfil ontogenético; es decir, en la conformación de la memoria singular del individuo, por así decirlo. En el sentido que asumimos la vida en La explosión de la vida[64], cuando concebimos la vida más allá de la biología, cuando extendimos la concepción de vida a las dinámicas moleculares y a las dinámicas cuánticas, además de a las dinámicas molares del cosmos, cuando retomamos la idea paradigmática de que cada punto del universo contiene la información del todo, refiriéndonos a las infinitesimales partículas cuánticas, entonces podemos hablar hipotéticamente, en la misma forma auscultadora, de una memoria cósmica. Por lo tanto, en tanto memoria cósmica, memoria, por cierto, aludida metafóricamente, es también una composición, en ese sentido, una especie de narrativa material, cuántica, molecular y molar.
Composiciones fácticas
En nuestras hipótesis auscultadoras hemos llevado lejos la configuración de la narración, hemos llevado lejos las metamorfosis de la trama, hasta incluso cuando pierden su carácter propio, la de mito, epopeya, relato, historia, novela, ironía, en el despliegue de la comprensión. Lo hicimos para jugar con ciertas analogías posibles, que, aunque metafóricas, pueden ayudarnos a comprender la condición no aleatoria de los hechos y las acciones, que, por cierto, se contrastan y entrelazan con la condición aleatoria de los hechos y las acciones. Se da, como dijimos en otros ensayos, la paradoja existencias del juego del azar y la necesidad[65]. Las acciones y los hechos, si bien pueden aparecer en el azar de la proliferación de las singularidades, ocasionando efectos molares, efectos masivos, donde adquieren regularidad, si bien pueden concebirse como actos de voluntades intervinientes, por lo tanto, de fuerzas, también responden como a una necesidad; esta necesidad se expresa como composición fáctica. En este sentido dejaremos de usar los términos de narración y de narrativa, para referirnos a estas composiciones, dejando el uso de los términos para la narración y la narrativa, propiamente dichas; es decir, evocativas, simbólicas, alegóricas, metafóricas, históricas, literarias, estéticas, que construyen la totalidad del sentido en formas figurativas variadas, orales, escritas, pictóricas, corporales, como la danza.
Los hechos y las acciones sociales pueden comprenderse e interpretarse como composiciones fácticas, composiciones donde interviene la experiencia y la memoria social; memoria que precisamente retiene y guarda información, que la procesa, que la usa para actuar, sobre todo actualiza la memoria, dependiendo de las coyunturas, y lo hace decodificando, interpretando, componiendo una construcción de totalidad o totalización, si no es de sentido lo es de configuración del campo fáctico, donde se despliegan las acciones y los hechos. De todas maneras, si bien ya no llamaremos narrativa, se trata de tejidos fácticos, de interrelaciones y entrelazamientos fácticos, que componen cuadros de secuencias y sucesos, mapas de hechos conectados; por lo tanto, dan la idea de condiciones, mediaciones y desenlaces.
Aclaraciones necesarias
Hemos diferenciado, en principio, narratividades en distintos planos y espesores de intensidad; distinguido el plano o espesor de intensidad propiamente narrativo, el de la memoria evocativa, de los planos de intensidad o espesores de intensidad pre-narrativos, propiamente dichos, de las memorias no evocativas, la memoria no-evocativa fáctica y la memoria no-evocativa vital, por así decirlo. Hemos establecido que estas dos últimas memorias, estas pre-narrativas, incluso podrían ser post-narrativas, son composiciones de totalizaciones de campos, en un caso, campos fácticos, en el otro caso, campos vitales. Si bien se puede hacer esta distinción, no hay que olvidar que los planos o espesores de intensidad no se encuentran aislados y separados, sino que están entrelazados, imbricados, interpenetrados y yuxtapuestos. De tal manera que el lenguaje y la cultura, de por sí evocativos, atraviesan los planos o espesores de intensidad atribuyéndoles su propio lenguaje, simbolismos, alegorías, narratividades, a los planos o espesores de intensidad no-evocativos. Al revés, también se puede decir que se da este entrelazamiento; los planos o espesores de intensidad pre-narrativos atraviesan el plano o espesor de intensidad propiamente narrativo, lingüístico y cultural, atribuyéndole sus propias imágenes, fuerzas y espesores. De tal forma que unos planos o espesores de intensidad prestan su complejidad a los otros planos o espesores de intensidad para interpretar o ser interpretados.
En este sentido o algo parecido menciona Paul Ricoeur cuando se refiere a la semiótica narrativa de A. J. Greimas; dice:
La historia narrada, ya explique el orden existente o proyecte otro, establece, en cuanto historia, un límite a todas las nuevas formulaciones puramente lógicas de la estructura narrativa. Es en este sentido como la inteligencia narrativa, la comprensión de la trama, precede a la reconstrucción dela narración sobre la base de una lógica sintáctica[66].
Si partimos de la tesis de la física relativista, por lo menos en una de sus versiones e interpretaciones, de que el tiempo no existe, de que es una construcción subjetiva, de que lo que hay es el tejido del espacio-tiempo, que es, mas bien, una complejidad, entonces, podemos decir que la narrativa es una de las expresiones más acabadas de la construcción del tiempo por parte de la subjetividad humana. En este caso, el que abordamos, de la composición fáctica, lo que llamamos composiciones pre-narrativas, también son procedimientos y expresiones de la construcción del tiempo, como diferimiento representativo de la simultaneidad dinámica, que es la complejidad material del universo. A propósito Ricoeur escribe:
Nuestra meditación sobre el tiempo narrativo encuentra aquí un enriquecimiento precioso; puesto que el elemento diacrónico no se deja tratar como un residuo de análisis, podemos preguntarnos qué cualidad temporal se oculta bajo este vocablo de diacronía, cuya relación de dependencia respecto de los de sincronía y de acronía ya hemos subrayado. A mi entender, el movimiento del contrato al combate, de la enajenación al restablecimiento del orden, movimiento constitutivo de la búsqueda, no implica sólo un tiempo sucesivo, una cronología, al que se intenta continuamente descronologizar y logicizar, como decíamos antes. Me parece que la resistencia del elemento diacrónico en un modelo de vocación esencialmente acrónico es el indicio de una resistencia más fundamental, la resistencia de la temporalidad narrativa a la simple cronología. Si la cronología puede reducirse a un efecto de superficie, es que antes se ha privado a la pretendida superficie de su dialéctica propia: la competición entre dimensión secuencial y la dimensión configuradora de la narración, competición que hace del relato una totalidad sucesiva o una sucesión total. Y, lo que es más importante aún, el tipo de distanciamiento entre el contrato y el combate, subyacente en la dialéctica, revela ese rasgo del tiempo que Agustín, tras Plotino, caracterizaba como distensión del espíritu. Entonces ya no habría que hablar de tiempo, sino de temporalización[67].
Más abajo, Ricoeur expone:
La semiótica narrativa según Du sens y Maupasant no constituye, hablando con propiedad, un nuevo modelo, sino la radicalización, y al mismo tiempo el enriquecimiento, del modelo actancial que acabamos de discutir. Radicalización, en el sentido de que el autor intenta reducir las restricciones de la narrativa a su origen último: las restricciones vinculadas al funcionamiento más elemental de todo sistema semiótico; la narratividad se justificaría entonces en cuanto actividad sustraída al azar. Enriquecimiento, en el sentido de que el movimiento de reducción a lo elemental es compensado por otro de despliegue hacia lo complejo. Se pretende, pues, por la vía regresiva del recorrido, remontar un plano semiótico más fundamental que el propio plano discursivo y encontrar en él la narratividad ya situada y organizada antes de su manifestación. Inversamente, por la vía progresiva, el interés de la gramática narrativa de Greimas es componer gradualmente las condiciones de la narratividad desde un modelo lógico, lo menos complejo posible y que no implique inicialmente ningún carácter cronológico[68].
En conclusión:
Sigamos, pues, el orden recomendado por los “juegos de las restricciones semióticas”: en primer lugar, las estructuras profundas que definen las condiciones de inteligibilidad de los objetos semióticos; en segundo lugar, las estructuras intermedias, llamadas superficiales, por contraste con las precedentes, en las que la construcción narrativa encuentra sus articulaciones efectivas; finalmente, las estructuras de manifestación, propias de tal o cual lengua y de tal o cual material expresivo[69].
Como se puede ver, lo pre-narrativo y lo narrativo se encuentran imbricados, se parte de las condiciones de inteligibilidad de los objetos semióticos, se continúa con las condiciones, por así decirlo, de articulación efectiva, para luego pasar a la manifestación de la narrativa.
[1] Ver de Raúl Prada Alcoreza: La explosión de la vida. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-2015. Amazon: https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_savepub. http://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/la_explosi__n_de_la_vida. También Episteme compleja. Dinámicas moleculares; La Paz 2014-2015.
[2] Vida Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Vida?oldid=81735544 Colaboradores: Sabbut, Moriel, Pabloes, Lourdes Cardenal, Bigsus, Rosarino, Cyberdespacio, Dodo, Truor, Cookie, Tano4595, Jsanchezes, Kernel panic, Melocoton, Xenoforme, Gengiskanhg, Cinabrium, Loco085, Robotico, Ecemaml, Richy, FAR, Javierme, Alexan, Soulreaper, JMPerez, Taichi, Emijrp, LP, AgD, Alhen, Caiserbot, Jairzlr, Unificacion, Yrbot, Amadís, Seanver, Pristigaster, Oscar ., FlaBot, Vitamine, .Sergio, Mortadelo2005, Icvav, Lin linao, Equi, Beto29, Eloy, Sargentgarcia89, Bichologo, Banfield, José., Er Komandante, Carlos Alberto Carcagno, Cheveri, Nihilo, Axxgreazz, BOTpolicia, Xobra, CEM-bot, Laura Fiorucci, Pello~eswiki, RoRo, Unic, Roberpl, Eamezaga, Rastrojo, Antur, Loquetudigas, Jorge Acevedo Guerra, Damianews, Montgomery, FrancoGG, Thijs!bot, Pera6, Tortillovsky, Escarbot, Yeza, RoyFocker, IrwinSantos, PhJ, Isha, Mpeinadopa, JAnDbot, Lasai, Serg!o, Loquo, Kved, MoN 02, Mansoncc, Raimundo Pastor, Gsrdzl, Flafus, TXiKiBoT, ^ DeViL ^, Mercenario97, Gustronico, Lascorz, Millars, Humberto, Netito777, Xsm34, Rmcampero, Phirosiberia, Amanuense, Idioma-bot, Qoan, Pólux, Jmvkrecords, Xvazquez, Italonewman, Uruk, HéctorCuadrado, AlnoktaBOT, Aibot, VolkovBot, Technopat, C’est moi, Erfil, Matdrodes, Fernando Estel, Synthebot, Juancharlie, DJ Nietzsche, BlackBeast, Muro Bot, Bucho, Marcelo2891, YonaBot, Srbanana, SieBot, PaintBot, ÁWá, Dgw1988, Rigenea, Drinibot, BOTarate, Byrialbot, Mel 23, Manwë, Erudito234, Correogsk, BuenaGente, Relleu, Belb, Fadesga, Copydays, Tirithel, Mutari, XalD, Jarisleif, Javierito92, Franciscosp2, NeVic, HUB, Antón Francho, Kikobot, Nicop, Makete, Eduardosalg, Sacel, Fanattiq, Leonpolanco, Alejandrocaro35, Alex5791, Raulvara, Descansatore, Petruss, Poco a poco, Lord Gnosis, BatteryIncluded, Açipni-Lovrij, Hahc21, Martin buchinichi, Camilo, UA31, Shalbat, Ucevista, Deambulando, Krysthyan, AVBOT, David0811, Jorghex, Nereu, Jose Marcial, Votinus, Louperibot, Hemingway10, MarcoAurelio, Maleonm01, Diegusjaimes, Davidgutierrezalvarez, MelancholieBot, Pedro Pedron, Luckas Blade, Arjuno3, Stefhany, Lampsako, Andreasmperu, Luckas-bot, Dalton2, MystBot, Wikisilki, Vic Fede, Diucón, Naroh, Draxtreme, Joarsolo, Nixón, DSisyphBot, Luis Felipe Schenone, Panxocore, SuperBraulio13, Manuelt15, Xqbot, Jkbw, Fobos92, Ilescas, Dreitmen, Lycaon83, BOTrychium, Cositer, Daniel Santiago Bonilla, Davidperdomoc, Torrente, Jrobertiko, Montag99, Panderine!, D’ohBot, Adilingi, BOTirithel, Aledesanfer95, , Jesús GL, Hprmedina, Mono92, RedBot, Sermed, Lungo, Jukas43, Galletafeliz-uv, PatruBOT, Abdiela, AldanaN, TjBot, Tarawa1943, Fersistoeq221, Jo Alvarez, Partrso21, Jorge c2010, Ticcianoalejandro, Phesrios22, Foundling, GrouchoBot, Miss Manzana, Presiqe1242, Restrer121, EmausBot, Savh, AVIADOR, Sennheiser, ZéroBot, HRoestBot, Alrik, Grillitus, Tenan, JackieBot, Juanve98, Rubpe19, ChuispastonBot, Waka, WikitanvirBot, Cordwainer, TaTo 713, Hiperfelix, Jmdoren, Abián, MerlIwBot, KLBot2, Franel genio, Jaluj, Tonirie, UAwiki, Sebrev, Travelour, MetroBot, Eddson guerrero, Mauricioasiel, Here29, Ileana n, Maria jesusa juanita, DBermudez95, Gabriel19700124, Mega-buses, Diego98031455502, Creosota, Helmy oved, Aleydi, Jhairelcapo, Kika moll, Profe Alejandro, Legobot, Diegopalma01, Leitoxx, Lautaro 97, Erika Jaramillo, La masacre, Estudiante2323, Mrdps99, JacobRodrigues, Bleach2009, Laura.yesenia-R.2001, Giovanny Lennon, Jhonatan09, Shiruo09, Cabc134, Jarould, Matiia, Egis57, Eurodyne, BenjaBot, Realistaqlo, Vanesa903, Grup 8 FTEL UOC, Xiomara barreto, AgusHoran18, Jbum Paziom:3, Elcurtipatucombo, Maguii123, INUDREW, JBUM CAPO, Carlos, Fabriandkelly, Loboandtiti, Lectorina, Ja pon Ja, Catli mirde y Anónimos: 523. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre. http://es.wikipedia.org/wiki/Vida.
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[4] Ver de Raúl Prada Alcoreza: La explosión de la vida. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-2015. Amazon: https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_savepub. http://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/la_explosi__n_de_la_vida.
[5] Ibídem: Págs. 82-83.
[6] Ibídem: Pág. 83.
[7] Ibídem: Pág. 83.
[8] La explosión de la vida. Ob. Cit.
[9] Ibídem.
[10] V, Berkeley, er de Eyvind H. Wichmann, profesor de física, Universidad de California, Física Cuántica. Berkeley Physics course; volumen 4. Pág. 24.
[11] Iídem: Págs. 24-25.
[12] Ibídem: Pág. 25.
[13] Ibídem: Pág. 26.
[14] Ibídem: Pág. 27.
[15] Ibídem: Pág.27.
[16] Ibídem: Pág. 29.
[17] Ibídem: Pág. 29.
[18] Ibídem: Pág. 30.
[19] El positón es una partícula elemental, análoga al electrón, a diferencia de su carga, de signo opuesto.
[20] Eyvind H. Wichmann: Ob. Cit.; Págs. 31-32.
[21] Ibídem: Pág. 33.
[22] Ibídem: Pág. 34.
[23] La explosión de la vida. Ob. Cit.
[24] Eyvind H. Wichmann: Física cuántica. Berkeley Physics Course. Capítulo 3: Niveles de energía. Volumen 4. 1986.
[25] Ibídem.
[26] Ibídem.
[27] Ibídem.
[28] Ibídem.
[29] Ibídem.
[30] Ibídem.
[31] Eyvind H. Wichmann: Física cuántica. Berkeley Physics Course. Capítulo 4: Fotones. Volumen 4. 1986.
[32] Ibídem.
[33] Ibídem.
[34] Ibídem.
[35] Ibídem.
[36] Bibliografía: Nature, volumen 401, páginas de la 680 a 682: Waveparticle duality of C60 por M. Arndt, O. Nairz, J. VossAndreae, C. Keller, G. van der Zouw, A. Zeilinger, 14 de octubre de 1999. Naturaleza onda corpúsculo del Fulereno C60 (pdf). Referencias: • R. Nave. Dualidad Onda-Corpúsculo HyperPhysics. Georgia State University, Department of Physics and Astronomy. • Anton Zeilinger. Difracción e interferencia con el fulereno C60. University of Vienna. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre. http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=96ee44072e74449e1b676f1b0d9c9902f64f0ec5&writer=rdf2latex&return_to=Dualidad+onda+corp%C3%BAsculo.
[37] Materia oscura Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Materia%20oscura?oldid=81959463. Colaboradores: AstroNomo, 4lex, Sanbec, Zwobot, Trujaman, Wintermute~eswiki, Dodo, Sms, Rsg, Xgarciaf, Tano4595, Lopezmts, Melocoton, Dianai, Xenoforme, Fergarci, Mandramas, Richy, Dylaks, Pati, Taichi, Rembiapo pohyiete (bot), Kokoo, Orgullobot~eswiki, RobotQuistnix, Chobot, Pabloab, Caiserbot, Yrbot, Seanver, Varano, YurikBot, GermanX, Emepol, Cacique500, Gaijin, KnightRider, C-3POrao, Nirgal~eswiki, José., Maldoror, Camima, Tazguy00, RafaGS, Juanjo Bazan, Alejandrosanchez, CEM-bot, Machin, JMCC1, Kurtan~eswiki, Retama, Ugur Basak Bot~eswiki, Davius, Rastrojo, Rosarinagazo, FrancoGG, Thijs!bot, Cvmontuy, P.o.l.o., NeguGorriak, RoyFocker, Mr. X, Albireo3000, Talibán Ortográfico, Hanjin, JAnDbot, Robinson marte, Muro de Aguas, Gsrdzl, CommonsDelinker, TXiKiBoT, Nioger, Idioma-bot, Alefisico, Jmvkrecords, Dpeinador, AlnoktaBOT, VolkovBot, Technopat, Penelopina, KronT, Pejeyo, Matdrodes, Javichu el jefe, Gaiano andino, Nudo-Marinero, Muro Bot, SieBot, SaMex, Loveless, Cobalttempest, Drinibot, Bigsus-bot, BOTarate, PipepBot, HUB, RmC Edwin, StarBOT, Gato ocioso, Gusbellu, Eduardosalg, Fanattiq, Leonpolanco, Alecs.bot, Petruss, Poco a poco, Fushigi-kun, Jorgevazquez72, CestBOT, Numen17, UA31, AVBOT, Elliniká, LucienBOT, Asram 4371, NjardarBot, Diegusjaimes, MelancholieBot, EnriqueSalvador, Luckas-bot, FaiBOT, EDDYCUBAUSA, Barteik, SuperBraulio13, Almabot, Oddworld, Xqbot, Jkbw, FrescoBot, Ricardogpn, Kismalac, Panderine!, TobeBot, Alan256, PatruBOT, Weyhambriento, Foundling, Ensayossobre, Axvolution, SusanaMultidark, EmausBot, JackieBot, Cordwainer, Arboleroafull, Abián, MerlIwBot, KLBot2, Urbanuntil, Travelour, MetroBot, FrikiDude, Vetranio, RomelMartinez, Leitoxx, Lautaro 97, Addbot, Balles2601, Pentalis, Roger de Lauria, Trinito.balbastrou, Luis.torresq, Rumbo 14, Ricardo concepcion, BenjaBot, Andriakamano, Tetra quark, Sabe gujo y Anónimos: 153. Ver Wikipedia: Enciclopedia libre.
[38] Text: Topología Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Topolog%C3%ADa?oldid=81279640 Colaboradores: Brion VIBBER, Andre Engels, Maveric149, Joseaperez, Fibonacci, Moriel, JorgeGG, Sanbec, Tony Rotondas, Ivn, Dodo, Sms, Cookie, Tostadora, Tano4595, Aracne, Fmariluis, Robotico, Renabot, Digigalos, Boticario, Fermar, AlfonsoERomero, Rembiapo pohyiete (bot), Lumen, Halcón, Further (bot), RobotQuistnix, Chobot, Caiserbot, Ivansiiito, Yrbot, Adrruiz, FlaBot, GermanX, Wewe, Gaijin, Fmercury1980, Eskimbot, José., Maldoror, Juan Marquez, CEM-bot, JMCC1, Alexav8, Baiji, Ingenioso Hidalgo, Thijs!bot, Smontero, Roberto Fiadone, Escarbot, Yeza, Drake 81, RoyFocker, IrwinSantos, Arcibel, JAnDbot, Wadim, Xavigivax, TXiKiBoT, HiTe, Chabbot, Rovnet, VolkovBot, Technopat, Matdrodes, House, Seraphita~eswiki, Muro Bot, Dodecaedro, SieBot, Daniarmo, Drinibot, BOTarate, Garber, Jarisleif, Javierito92, Dnu72, HUB, Antón Francho, Nicop, Gato ocioso, Leonpolanco, Alecs.bot, Furti, Petruss, Alexbot, Lugowii, AVBOT, NicolasAlejandro, Diegusjaimes, Davidgutierrezalvarez, MelancholieBot, CarsracBot, Luckas-bot, Alpinu, Xtquique, Kevineitor, ArthurBot, SuperBraulio13, Kender00, Xqbot, Jkbw, Josetomas2008, AstaBOTh15, TobeBot, RedBot, Tzihue, Jerowiki, AldanaN, Veronoa, Proferichardperez, Jorge c2010, EmausBot, ZéroBot, ChessBOT, Sergio Andres Segovia, Kerny65, Grillitus, JackieBot, Quetzal02, Abián, MerlIwBot, KLBot2, Metro- Bot, Acratta, KundaliniZero, Mechita korn, LlamaAl, Érico Júnior Wouters, Helmy oved, Syum90, Suhagja, Addbot, JacobRodrigues, JaimeDes y Anónimos: 142. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre. http://es.wikipedia.org/wiki/Topolog%C3%ADa. También revisar de D. Bushaw Fundamentos de topología general. Editorial Limusa; México 1970.
[39] Notas: [1] Stewart, Ian: Conceptos de matemática moderna. Alianza Universidad, 1988. p. 171. [2] Tony Crilly (2011). 50 cosas que hay que saber sobre matemáticas. Ed. Ariel. [3] Ayala y otros: “Elementos de la topología general”. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre: http://es.wikipedia.org/wiki/Topolog%C3%ADa.
[40] Frank Close: ¿De qué hablamos cuando hablamos de la nada?
[41] El espacio que existe entre las estrellas no está vacío: http://circuitoaleph.net/2012/11/19/el-espacio-que-existe-entre-las-estrellas-no-esta-vacio/.
[42] Guido Gómez de Silva: Breve diccionario etimológico de la lengua española. Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México 1998; México.
[43] Ver de Carl Schmitt El concepto de lo político; Ob. Cit. También revisar de Jacques Derrida Políticas de la amistad; Ob. Cit.
[44] Jacques Derrida; Ob. Cit.; Pág. 173.
[45] Ver de Raúl Prada Alcoreza Las paradojas de la rebelión. Dinámicas moleculares; La Paz-2023-2015. http://issuu.com/raulpradaalcoreza/stacks.
[46]Jacques Derrida: Políticas de la amistad. Trotta 1998; Madrid. Debería decir: en términos de políticas más allá de la amistad.
[47] Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento político. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-2015. Amazon: https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_savepub. http://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/acontecimento_pol__tico.docx.
[48] Ver de Raúl Prada Alcoreza La explosión de la vida. Dinámicas moleculares. La Paz 2013-2015.
[49] La llamada partícula virtual es una partícula elemental cuya existencia dura un tiempo extremadamente corto. Se usa el nombre de «partícula virtual» en contraste al nombre de «partícula real».
[50] Bosón: Viene de la combinación de Bose-Einstein, estadística que sigue esta partícula, y –ón, debido a la terminación necesaria. Partícula elemental que, como el fotón, ejerce la interacción entre fermiones.
[51] El bosón de gauge es un bosón que actúa como portador de una interacción fundamental de la naturaleza. La interacción de las partículas elementales descrita por la teoría de campo de gauge se ejerce por medio de los intercambios de los bosones de gauge, usualmente como partículas virtuales.
[52] Los quarks, junto con los leptones, conforman los constituyentes fundamentales de la materia. Diversas especies de quarks se combinan para formar partículas tales como protones y neutrones; lo hacen de una manera específica. De las partículas fundamentales que se conocen, los quarks son las únicas partículas que interactúan con las cuatro fuerzas fundamentales; vale decir, la gravedad, la nuclear débil, la nuclear fuerte, el electromagnetismo. Se trata de partículas similares a los gluones en peso y tamaño; esto se asimila en la fuerza de cohesión que estas partículas ejercen sobre ellas mismas. Son partículas de espín 1/2, por lo que son fermiones. Hay seis tipos distintos de quarks que los físicos de partículas han denominado de la siguiente manera: up (arriba), down (abajo), charm (encanto), strange (extraño), top (cima) y bottom (fondo).
[53] El gluón es una partícula virtual, es decir, un bosón, portador de la interacción nuclear fuerte; una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza. Deriva del inglés glue, que quiere decir pegamento, concebido entonces como el pegamento que mantiene a los quarks unidos entre sí; por lo consiguiente, a la materia que conocemos.
[54][54] El primero de esos vacíos es el vacío electrodébil. En él, las interacciones electromagnética y débil poseen la misma fuerza y se manifiestan como partes de una sola fuerza unificada. En este vacío, los electrones tienen una masa igual a cero y no se les puede distinguir de los neutrinos. Se mueven a la velocidad de la luz y no se vinculan a ningún núcleo para formar átomos. En tales condiciones, por supuesto, ése no puede ser el tipo de vacío en el que vivimos. El otro vacío es el que postula la teoría de la gran unificación. En él, los tres tipos de interacciones entre las partículas están unificadas en un estado simétrico en el que los neutrinos, los electrones y los quarks son intercambiables. Se puede decir casi con toda certeza que el vacío electrodébil existe, pero este otro vacío es más especulativo. Las teorías que predicen su existencia son muy atractivas, pero requerirían de energías extraordinariamente elevadas de las cuales hay indicios escasos y muy indirectos. Cada centímetro cúbico del vacío electrodébil contiene una gran energía y, gracias a la relación masa-energía de Einstein, una enorme masa de aproximadamente diez mil trillones de kilogramos. El vacío unificado tendría la pasmosa densidad de 10 elevado a la 51 potencia de kilogramos por centímetro cúbico. No hace falta aclarar que estos vacíos nunca se han sintetizado en ningún laboratorio porque para eso se requerirían energías que exceden con mucho la capacidad técnica de los laboratorios actuales. Por comparación con estas enormes energías, la del vacío “verdadero”, normal, es minúscula. Durante mucho tiempo se pensó que era exactamente igual a cero, pero observaciones recientes indican que nuestro vacío tiene una pequeña energía positiva equivalente a la masa de tres átomos de hidrógeno por metro cúbico. De los vacíos de elevadas energías se dice que son falsos – a diferencia de nuestro vacío, que es el “verdadero” – porque son inestables. Al cabo de un período de tiempo muy breve – normalmente una fracción de segundo –, un vacío falso se descompone y se convierte en un vacío verdadero y su exceso de energía se transforma en una bola de fuego de partículas elementales. Wikipedia: Referencias: [1] AIP Physics News Update,1996 (http:/ / www. aip. org/ pnu/ 1996/ split/ pnu300-3. htm); [2] Physical Review Focus Dec. 1998 (http:/ / focus. aps. org/ story/ v2/ st28).
[55] Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento político, también Pensamiento propio. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-2015.
[56] Paul Ricoeur: Tiempo y narración II. Configuración del tiempo en el relato de ficción. Siglo XXI; México 1995. Pág. 384.
[57] Ibídem. Pág. 384.
[58] Ibídem. Págs. 384-385.
[59] Ibídem. Pág. 388.
[60] Ibídem. Pág. 388.
[61] Northrop Frye: Anatomy of criticism. Four essays. Princeton, 1957.
[62] Ibídem. Págs. 397-398.
[63] Ver de Raúl Prada Alcoreza La guerra de razas, en Crítica de la economía política generalizada. Dinámicas moleculares; La Paz 2014-2015.
[64] Ver de Raúl Prada Alcoreza: La explosión de la vida. Dinámicas moleculares; La Paz 2014-2015.
[65] Ver de Raúl Prada Alcoreza: Episteme. Dinámicas moleculares; La Paz 2014-2015.
[66] Paul Ricoeur: Ob. Cit.; Pág. 449.
[67] Ibídem: Págs. 449-450.
[68] Ibídem: Pág. 450.
[69] Ibídem: Pág. 451.