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Crónica de un saqueo anunciado

Crónica de un saqueo anunciado

Ordenes de relaciones económicas y de poder en torno al litio

 

 

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

 

 

 

 

 

La historia de los recursos naturales parece una narrativa de la condena, sobre todo ensañada con la inmensa periferia del sistema mundo capitalista. Así como se puede hablar de los ciclos largos del capitalismo también podemos hablar de los ciclos largos de los recursos naturales, saqueados en la periferia por el centro cambiante del sistema mundo capitalista y su geopolítica de dominación. En Bolivia se ha pasado del ciclo de la plata al ciclo del estaño, después al ciclo de los hidrocarburos y ahora se prepara el terreno para ingresar al ciclo del litio. Todos los ciclos anteriores han repetido el eterno retorno del saqueo, es decir, la extraterritorialización de los recursos naturales, que en palabras y los términos de la economía política consiste en la transferencia de valores y de riqueza a los centros industriales del sistema mundo capitalista. Es lo que podemos llamar una estrategia mundial de la geopolítica de la acumulación originaria y ampliada del capital, el modo de la dialéctica perversa del saqueo capitalista.

 

 

La pregunta es: ¿Cuáles son las condiciones de posibilidad para que esto ocurra, el saqueo de los recursos naturales, para que se haga imposible la independencia y autonomía los países la inmensa periferia del sistema mundo capitalista? La respuestas no es fácil, puesto que lo que hace el saqueo corresponde a la expropiación, la desposesión y despojamiento de los recursos naturales. Esto responde a estructuras de poder tanto mundiales, regionales y nacionales, también locales, que son concomitantes y complementarias en un diagrama de poder mundial que podemos llamar del saqueo. No solamente están los dispositivos de la geopolítica del sistema mundo capitalista, sino también los dispositivos nacionales, cómplices el saqueo, que a nombre del desarrollo viabilizan la extraterritorialización de los recursos naturales del país hacia el centro cambiante del sistema mundo de la valorización abstracta. Revisando la historia del saqueo, se puede constatar que los perfiles y los discursos políticos desatados y desplegados responden a la inclinación por el saqueo, responden a distintos colores y tonalidades  de diferentes discursos políticos. El saqueo se ha realizado acompañado con pretensiones de legitimización, tanto por lo que corresponde a la versión nacionalista, así como a lo que corresponde  a la versión liberal, tanto en lo que respecta a la emisión neopopulista, así como a lo que corresponde a la emisión neoliberal. La diferencia estriba en el estilo particular de sus discursos y en la característica de los personajes, que fungen de gobernantes y de representantes del pueblo.

 

Podemos decir que hay estructuras de poder locales y nacionales cómplices de las estructuras de poder regionales y mundiales, que sostienen la geopolítica de despojamiento y desposesión, que deriva en la industrialización, así como en la acumulación amplia de capital a nivel global. Como decía Sergio Almaraz Paz, la historia de la minería en Bolivia sólo ha dejado cementerios mineros. Haciendo una paráfrasis podemos decir que el ciclo de los hidrocarburos sólo ha dejado huecos, contaminación y depredación, sin beneficio a las poblaciones y pueblos de los territorios de la explotación de los hidrocarburos. Siguiendo las consecuencias, tampoco ha dejado beneficios sostenibles al erario del país, salvo si se entiende esto como el beneficio privado de la burguesía rentista, que gobierna, beneficio que se transfiere a los bolsillos de los gobernantes o del núcleo de poder que gobierna, que compromete varios órganos del Estado, incluyendo al órgano judicial. En otras palabras, el panorama es desolador, los pueblos y territorios se encuentran a merced de maquinarias económicas de explotación y de expoliación, a la vez. Lo grave es que esto se repite de manera patética en el teatro político. Una vez que se hace el recuento del saqueo, los gobernantes culpan de lo ocurrido a los anteriores gobernantes, se pasan la posta de la responsabilidad y de la conciencia culpable.

 

 

Quizás lo más triste, en este cuadro de la desolación, radica en aquel sector político que se dice “amigo del pueblo”, portador del fuego santo de la liberación nacional y de las otras liberaciones de carácter social cultural y nativo. El discurso de este sector es, en principio, convincente para las mayorías sociales que tienen expectativas y esperanzas en cambiar su situación social y su condición de vida. Empero, precisamente, cuando se da la confianza popular es cuando se aprovechan para esquilmar al referente de su propio discurso nacional popular o del socialismo del siglo XXI, que es el pueblo. Peor aún, lo que pasó en Bolivia, cuando hablamos de manera demagógica del socialismo comunitario. Es precisamente cuando más se ha destrozado a las comunidades indígenas, se han avasallados sus territorios, se efectúa una guerra no declarada contra las naciones y pueblos indígenas, se desmantelan sus derechos, consagrados constitucionalmente, las práctica y las instituciones propias,  sus lenguas y culturas, a pesar de lo que establece la Constitución del Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico.

 

Obviamente, por el lado neoliberal se da lo mismo, aunque de otra manera y con otros discursos. La pretensión aparece como si fuese técnica, apuntando al equilibrio económico, aunque este equilibrio económico, efectivamente y en la práctica deriva en el saqueo. Pero no se inmutan; a este saqueo le llaman desarrollo. Ocurre algo parecido, aunque simétrico y opuesto, pero complementario, con el neopopulismo, que llama al saqueo “liberación nacional, social e indígena”.

 

 

El país está solo ante este ataque sistemático de explotación y saqueo de los recursos naturales. Aunque el concepto de país es abstracto, tiene connotaciones, que son importantes tomarlas en cuenta en las repercusiones del imaginario social. El país es la patria, quizás mejor dicho la matria, como dice el discurso del feminismo radical, de manera apropiada. De manera más específica, el país es el pueblo y la sociedad que habita los territorios de la geografía política. Aunque pueblo, sigue siendo también un concepto universal, que corresponde a la voluntad general, que termina legitimando al Estado, se puede decir que el pueblo contiene a las multitudes, a los estratos sociales, a los diversos colectivos, distribuidos en las distintas territorialidades de la geografía política. Entonces, es esta conjugación social y cultural la que está sola y amenazada por las maquinarias de poder locales, nacionales, regionales y mundiales.

 

 

En lo que respecta al ciclo que se quiere iniciar, el ciclo del litio, que correspondería al lapso de clausura del largo ciclo del capitalismo vigente, las mismas estructuras y diagramas de poder, las cartografías políticas, persisten, aunque modificadas en sus propios desplazamientos; sobre todo afectadas por su propia crisis múltiple. En consecuencia, no se puede esperar otra cosa que un nuevo desenlace del saqueo, de la extraterritorialización de los recursos naturales. Los síntomas de este acontecer se muestran en su propia patética circunstancia. Un secretismo hermético oculta la información al pueblo, a pesar de que la Constitución es clara al respecto, habla de la democracia participativa, directa, comunitaria y representativa, de la participación y el control social, de la construcción colectiva de la ley y de la política. Nada de esto se ha dado desde la promulgación de la Constitución política del Estado (2009). Lo que se ha dado es lo que se dio antes, el desenvolvimiento de los dispositivos de poder local y nacional se prestan para servir a las empresas trasnacionales extractivistas, las cuales se niegan a industrializar el litio en el país. La “industrialización” solamente es un término usado en el discurso demagógico. El drama político y económico deriva en contubernios, en convenios y en contratos desconocidos, salvo la interpretación resumida y fragmentada de los propios voceros políticos. Vuelven a sobresalir en la pugna de poder los juicios, buscando culpables del fracaso, de la notoria ausencia de un proyecto de explotación nacional autónoma de litio. El drama se ensaña también individualmente; en su haber empieza a contar sus muertos, el costo trágico de los contubernios. ¿Cuánto son? Lo que recientemente se sabe es el fallecimiento del que fue gerente de yacimientos del litio boliviano (YLB). ¿Antes no hubo muertos acaso, que no aparecen en los noticiosos? Nadie explica lo que pasa, salvo el amarillismo sensacionalista de los medios de comunicación, y las diatribas de los opuestos, de los enemigos políticos, que pugnan por el poder. Esta es una manera de ocultar lo que pasa, de encubrir lo que ha pasado, tanto con una supuesta investigación, así como por las denuncias del llamado contrincante.

 

 

Todo parece indicar que se prepara el escenario para un nuevo ciclo de saqueo. Lo que llama a la atención es el silencio contemplativo del pueblo y la sociedad, acostumbrados a que esto, a tomarlo como si fuese normal esta rutina del contubernio político y económico con las trasnacionales extractivistas, conspirando contra el país, en busca compulsiva por el control monopólico de las reservas del litio. Con el aditamento de que el paso por el poder de los gobiernos neopopulistas ha terminado destruyendo el tejido social y la capacidad de lucha del pueblo. Corrompido el tejido social, afectado por la estrategia de dominación de la forma de gubernamentalidad clientelar. Organizaciones sociales apócrifas, dirigentes corruptos, son los agentes de esta corrupción y de la destrucción del tejido social. En consecuencia, asistimos a la expansión intensiva del drama de la desolación política y económica del país.

 

 

Ahora pasaremos a hacer una breve descripción de la situación de litio en Bolivia y a dar una mirada al panorama sucinto mundial.

 

Descripción del saqueo anunciado 

 

La empresa de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) es pública, es decir estatal. Tiene la potestad de la explotación e industrialización de los depósitos minerales de litio. La empresa responde, en la estructura del Estado,  al Ministerio de Energía de Bolivia; fue creada mediante la Ley N° 928 el 27 de abril de 2017,​ teniendo como sede a La Paz.​

 

 

Según informe oficial, en el año 2021 la producción llegó a 540 toneladas de litio. Al año siguiente bajó a 480 toneladas, valoradas en 27 millones de dólares.​ En el tercer año, 2023, la producción volvió a subir a 600 toneladas.​

 

 

En la jerga económica el litio es considerado materia prima para la producción de baterías. En lo que respecta a las reservas de litio se habla de yacimientos concentrados en el llamado  Triángulo del Litio, triángulo conformado en el espacio geográfico y geológico que atraviesa las fronteras de Argentina, Chile y Bolivia. Bolivia es considerado el país con las mayores reservas de litio del mundo. La mayor cantidad de reservas de litio se encuentran en el Salar de Uyuni.

 

 

Durante el 2008, el gobierno de Bolivia nacionalizó los yacimientos de litio. El proyecto gubernamental presentado y aprobado se propuso llegar a la producción industrial, es decir, a producir baterías de litio. Durante el 2019, Luis Alberto Echazú, viceministro de Altas Tecnologías Energéticas, declaró que en 2023 o 2024 se exportaría a Alemania las primeras baterías eléctricas, que serían empleadas por la industria automovilística alemana.​ Esto no ha ocurrido, ha quedado en el aire, en la voz perdida del fenómeno discursivo en los laberintos de audio de los noticiosos. 

 

 

Haciendo la contabilidad de lo invertido en el proyecto de la explotación del litio, el Estado boliviano desembolsó 900 millones de dólares en la construcción de una fábrica y otras instalaciones para extraer litio en el departamento de Potosí. Dicha fábrica se abrió en 2013.​ En 2017, la industria pasó de la empresa estatal Corporación Minera de Bolivia a Yacimientos de Litio de Bolivia. Juan Carlos Montenegro fue designado gerente de YLB.​

 

Durante el 2016 se dio lugar a una sociedad con el conglomerado chino CAMC, cuya tarea encomendada es de extraer cloruro de potasio en el Salar de Uyuni. Empero durante febrero de 2020 no quedó claro lo que pasaba con las empresas conjuntas chino-bolivianas, en lo que respecta a la explotación de los depósitos de litio en los salares, incluyendo al Salar de Coipasa y al de Pastos Grandes.

 

 

En todo caso, en la breve historia del fracaso en la explotación e industrialización del litio, YLB sostuvo conversaciones con ocho empresas trasnacionales del litio. Durante abril de 2018 se anunció que YLB se asociaría con un la empresa alemana ACI-Systems (una subsidiaria de ACI Group), y K-UTEC AG Salt Technologies. Durante octubre de ese año, YLB estableció una coalición empresarial con el conglomerado alemán. YLB tenía en esta empresa coaligada un 51% de las acciones. Según lo establecido, la sociedad se propuso una inversiones por 1.200 millones de dólares y la construcción de tres fábricas en Bolivia, incluida una planta de hidróxido de litio en el Salar de Uyuni, donde las reservas de litio se usarían para producir cátodos y baterías. Wolfgang Tiefensee, Ministro de Economía y Ciencia de Turingia, estableció que el financiamiento también contemplaría el diseño con propósitos sociales y ambientales. Sin embargo, durante el 2019 estallaron conflictos en el departamento de Potosí, que manifestaron su desacuerdo con el convenio firmado por el Estado de Bolivia y el conglomerado alemán. En noviembre de 2019 la empresa conjunta con ACI fue disuelta por decreto del presidente Evo Morales Ayma.​

 

 

A la llegada perentoria y provisoria del gobierno interino de Jeanine Áñez, se reemplazó al director general de YLB. Se hizo cargo, a principios de enero del año “transitorio”, Juan Carlos Zuleta, técnico y analista del mercado mundial del litio, en manifiesta actividad contra la participación alemana, en connivencia  con el Comité Cívico de Potosí. Fue destituido de su cargo a principios de febrero de 2020, asumiendo el cargo, en sustitución, en forma interina, el economista Gunnar Valda Vargas.​

 

 

El conflicto social departamental tuvo repercusiones, durante agosto de 2021 la movilización departamental impidió al presidente del país, Luis Arce Catacora, visitar las instalaciones de las plantas de litio.​ Carlos Humberto Ramos fue designado gerente de YLB.​ Durante el 2021, el gobierno seleccionó ocho empresas trasnacionales, ninguna de las cuales contaba con experiencia en la explotación del litio a escala comercial. Esas empresas llevaron a cabo pruebas piloto. 

 

 

Como dijimos, hasta la fecha, YLB informó haber producido 540 toneladas de litio durante el año 2021, después 600 toneladas, durante el 2023. Se dice que YLB captura apenas el 9% del litio extraído de los yacimientos.​ De acuerdo a el Wall Street Journal, en Chile se capturaba el 50% y se produce 540 toneladas cada 36 horas.​ Esto nos muestra el contraste entre la producción de litio en Bolivia y Chile.

 

 

En el contexto mundial durante el 2021 la producción mundial de litio alcanzó aproximadamente 500.000 toneladas de carbonato de litio equivalente. En 2023, Australia encabezó la producción minera de litio con 86.000 toneladas, le sigue Chile con 44.000 toneladas, después China con 33.000 toneladas y, por último, Argentina con 9.600 toneladas[1].

 

 

 

El mercado del litio 


Vamos a recurrir a fuentes especializadas de información sobre la explotación, producción, industrialización y comercialización del litio. En consecuencia, vamos a reproducir las descripciones y análisis que hacen al respecto. En todo caso, para comenzar, observando desde la historia económica capitalista, podemos decir que se trata de un mercado naciente, por lo tanto todavía incipiente.

 

 

En la conmensuración del mercado del litio se estima que éste llega a 0,71 millones de toneladas de carbonato de litio LCE, correspondientes al año 2024; en perspectiva se espera que alcance 1,72 millones de toneladas LCE hasta el año 2029. Hay que recordar que el litio es un componente clave de las baterías de los vehículos eléctricos, también anotar que las ventas de estos vehículos aumentaron hasta los 6,6 millones en 2021, casi el doble que un año antes.

 

 

Teniendo en cuenta los datos proporcionados por el US Geological Survey (USGS), sabemos  que Bolivia encabeza la lista de países poseedores de mayores recursos de litio, contando con 21 millones de toneladas; le sigue Argentina que cuenta con 19 millones de toneladas; después viene Chile, que cuenta con 9,8 millones toneladas; por último Australia, que cuenta con 7,3 millones de toneladas. 

 

 

En el contexto de las nuevas tecnologías, utilizadas en vehículos eléctricos, computadoras portátiles y teléfonos celulares, se recurre a las baterías de litio. Este mercado global está creciendo vertiginosamente. La fabricación de estas baterías está controlada por  grandes empresas como CATL y BYD, que, por otra parte, fabrican automóviles. Extendiendo la explotación de yacimientos de litio al Congo, Mali y Zimbabue, al África, y a Australia.

 

 

De acuerdo a información difundida por Fastmarkets[2], China es la fuerza dominante en el mercado del litio. Es responsable de más de un tercio de las importaciones globales del carbonato de litio. Los mercados mundiales siguen atentamente los precios internos del metal en China, país clave, como hemos dicho, en la fabricación de baterías. La demanda interna y exportación de autos híbridos y eléctricos es un factor indispensable para tener en cuenta la explicación de la evolución de los diversos precios mundiales del litio. Fastmarkets dice que si al gigante asiático le sumamos los mercados de Corea del Sur y Japón, nos encontraremos con más del 65% de la demanda internacional del litio. De esta manera, la evolución de la producción industrial en estos tres países es clave para analizar el mercado y consecuentemente los precios del litio a nivel internacional.

Haciendo historia, siguiendo con el informe de Fastmarkets, el consumo productivo mundial de litio creció desde menos de 25 toneladas, a principios del siglo XX, hasta llegar a 1.000 toneladas en 1950; después despega a 13.000 toneladas, a comienzos de los 2000. Una década más tarde, el consumo global de litio se ubicaba en más de 28.000 toneladas, esto para principios del 2010 (Maxwell, 2015). El 2021 cerró con una producción global de litio de más de 100.000  toneladas (USGS, 2022), con proyecciones de un sostenido crecimiento hasta acercarse a las 400.000 toneladas en 2030. Es decir, la producción mundial se cuadruplicaría en 9 añosEs menester recordar y hacer hincapié que se trata, hasta ahora, de toneladas de litio metálico (Li), que equivalen a 5,32 toneladas de Carbonato de Litio Equivalente (LCE). 

 

Tomando en cuenta el último anuario estadístico del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), cerca de tres cuartas partes de la producción mundial del litio se destinan a la producción de baterías. En menor proporción, el 14% se destina a la producción de vitrocerámicas, fundamentales para las cocinas eléctricas, en tanto que el 10% se destina a variados usos en las producciones de lubricantes, polvos para fundición, polímeros.

En lo que respecta al cálculo de los recursos y de las reservas, cabe destacar que entre los países integrantes del llamado Triángulo del Litio (Argentina, Bolivia y Chile) se encuentra más del 62% de los recursos mundiales de litio, estimados en 80 millones de toneladas (USGS, 2022). No hay que olvidar que se llama recursos a la estimación de existencia efectiva de minerales en cada país, mientras que las reservas son la parte de los recursos cuya extracción es hoy económicamente factible.

Siguiendo el informe de Fastmarkets, se proyecta una importante subida de la demanda, sobre todo teniendo en cuenta el año 2025, cuando el mercado mundial, se estima, seguirá creciendo notoriamente, desafiando a la oferta. Este año la producción no alcanzaría para cubrir el volumen de la demanda de baterías requerido en el mercado, considerando las proyecciones de la demanda y el volumen de inversiones que se vienen realizando. Este hecho esperado ya genera tensión sobre las cadenas de producción, en consecuencia,  incide sobre los precios del litio.  

En Argentina el carbonato de litio acumula exportaciones por más de 27.500 toneladas, evaluadas en más de 593 millones de dólares, de enero a noviembre del 2022. Con la exportación, en el mismo lapso, prácticamente igualando al comercio exterior del 2021, el importante alza de precios del litio lleva a un crecimiento del valor exportado de más del 220% respecto al año pasado. 

 

 

 

 

Características de Australia en el mercado mundial de litio

 

A continuación veremos las diferencias de Australia respecto al Triángulo del litio, Argentina, Bolivia, Chile, en lo que respecta a la explotación y producción del litio.

 

El método de producción y el producto derivado de litio que se produce en el país oceánico es rotundamente distinto al que se produce en el Triángulo del Litio. En Australia la extracción de litio se realiza desde pegmatitas, es decir, desde fuentes minerales de roca dura, mientras en que en Sudamérica la extracción se realiza en salmueras. Desde el litio que se extrae de las pegmatitas se produce espodumeno de litio. El crecimiento de la industria del litio en Australia ha consistido fundamentalmente en exportar este producto a China, donde se ha integrado la cadena de valor para que el grueso de la industrialización del litio se realice en el gigante asiático.

 

La cercanía geográfica y los acuerdos entre Australia y China robustecen a las industrias de litio en estos países. En este sentido, el procesamiento de espodumeno es más barato que el carbonato para producir hidróxido de litio (Obaya y Céspedes, 2021), aunque el carbonato hoy es cerca de diez veces más caro que el espodumeno, de manera tal que los modelos de negocio cambian sustancialmente. En este sentido, por su mayor desarrollo relativo, hoy Australia tiene el 25% de las reservas globales (viables económicamente de extracción) de litio, pero el 9% de los recursos de litio en todo el mundo, en la perspectiva de que aún resta esperar a que se vea aún más extendido el volumen de reservas del Triángulo del Litio.

 

Los recursos comprobados de litio a nivel mundial se concentran en un 26% en pegmatitas, frente a un 66% en salmueras, las cuales están ubicadas mayoritariamente en el Triángulo del Litio (Obaya y Céspedes, 2021). Consecuentemente, en tanto la demanda siga creciendo, las oportunidades del mercado giran cada vez con más peso hacia la extracción de litio en salmueras”. 

 

 

Anotaciones ambientales sobre el litio: la producción del Triángulo del Litio y la de Australia

 

“Además de su aporte a la electromovilidad y a la descarbonización, la producción de litio en el Triángulo del Litio resulta mucho más sustentable que la que se realiza en Australia. En un reciente informe de CEPAL (Jimenéz y Sáez, 2022) se dio cuenta de tres impactos sobre la producción de litio en salmueras (cómo se realiza en el Triángulo del Litio) respecto a la producción en pegmatitas (cómo se realiza en Australia).

 

En este sentido, una tonelada de carbonato de litio producida de minerales emite 7,8 veces más gases invernadero que la producida desde un salar. En el caso de la producción de hidróxido de litio se mantiene la tendencia, pero la brecha es menor, siendo 2,7 veces más contaminante la producción desde espodumeno respecto al salar. En cuanto al consumo de energía, las relaciones entre carbonato e hidróxido de litio de cada fuente dan cuenta de un espodumeno australiano que requiere cerca de 3 veces más uso de energía que el litio del Triángulo.

 

Finalmente, el consumo de agua fresca para la producción de químicos de litio es menos intensiva desde salares respecto a pegmatitas. Mientras una tonelada de LCE extraída de salares requiere cerca de 30 m3 de agua, la misma tonelada extraída desde una pegmatita requiere cerca de 100 m3 de agua fresca (Jimenéz y Sáez, 2022).

 

 

El incremento de la demanda de vehículos eléctricos hizo que los precios del litio se dispararan en el año 2022, antes de retroceder a principios del año 2023. Pero, ¿qué se puede esperar del mercado del litio en el futuro y qué factores determinarán la demanda, la oferta y los precios?[4]

 

A propósito de los seis factores que determinan el mercado del litio. Para entender los matices del mercado del litio es vital para prever la demanda, la oferta y los precios en el futuro[5]

Ahora es conveniente repasar lo que se consideran los seis factores que condicionan el mercado del litio. El primero tiene que ver con el cambio de paradigma energético, de la energía fósil a las energías limpias, que Allan Pedersen llama el fuerte crecimiento de la demanda de litio. El segundo tiene que ver con la calidad del litio. La tercera tiene que ver con diferencia entre el carbonato y el hidróxido de litio. La cuarta tiene ver con las fuentes del suministro de litio. La quinta tiene que ver con la inmadurez del mercado del litio. La sexta tiene que ver con la conformación de asociaciones en la industria del litio. Estos son, a juicio de Allan Pedersen, analista principal de litio en Wood Mackenzielos factores que, en estos momentos, están determinando el mercado del litio.

 

1. El fuerte crecimiento está creando un mercado del litio agitado

“El litio muestra claramente las características de un mercado inmaduro, en el que el equilibrio de la oferta fluctúa entre el déficit y el superávit. Un único uso final está dominando rápidamente el mercado, y las baterías recargables representan ya aproximadamente el 85% de la demanda mundial. Con el despegue de los vehículos eléctricos en 2021 y 2022, la demanda se disparó”.

“Sin embargo, el desarrollo de infraestructuras, tanto en términos de minas como de refinerías, requiere una inversión masiva de tiempo y dinero. Como resultado, la oferta tuvo dificultades para seguir el ritmo y este desequilibrio hizo que los precios se dispararan en 2022, superando los 70.000 dólares por tonelada”.

Se observa que el crecimiento de la demanda se ha ralentizado un poco a medida que se reducen o eliminan las subvenciones a los vehículos eléctricos y los precios han vuelto a caer en 2023. “De cara al futuro, esperamos que los precios entren en un periodo de descenso controlado y vuelvan a situarse en torno a los 20.000 dólares por tonelada a finales de la década”. “Los precios del litio deberían experimentar un descenso controlado desde sus máximos históricos durante el resto de esta década”.

 

2. La calidad es un problema a medida que las baterías se convierten en el mercado dominante del litio

“Aunque cada vez se utiliza más litio para fabricar baterías recargables, no todo el litio es apto para este fin. Los productos de litio aptos para baterías tienen que ser de la máxima calidad y pureza y, por tanto, son los más complejos de producir. Las nuevas refinerías tenderán a empezar produciendo litio de menor calidad, de grado técnico, que no es directamente utilizable en baterías”.

“A medida que los operadores de las nuevas plantas adquieran experiencia y afinen sus operaciones, la pureza del producto refinado puede mejorarse hasta el punto de que sea viable para las baterías. Sólo en este punto puede comenzar el proceso de cualificación, que es algo que cada fabricante de cátodos hace individualmente”.

“Como resultado, a pesar de un elevado excedente de oferta global, los productos de litio aptos para baterías verán un mercado más ajustado, al menos a corto plazo”.

 

3. El litio no es realmente un producto único

“Otro factor que complica la evaluación de la oferta y la demanda futuras de litio es que el mercado comprende en realidad dos productos clave diferentes. Tanto el carbonato como el hidróxido de litio se utilizan en la producción de baterías recargables para vehículos eléctricos y aparatos electrónicos. Sin embargo, el uso de uno u otro depende de la química catódica utilizada en las baterías.”

“El carbonato de litio está impulsado principalmente por el fosfato de hierro y litio (LFP), que se ha utilizado ampliamente en baterías en el mercado chino y ahora se está abriendo camino en otras regiones. El hidróxido de litio está impulsado por la química de cátodos con alto contenido en níquel, cada vez más favorecida por el mercado de vehículos eléctricos de gama alta debido a su mayor consumo energético”.

 

 

4. Las fuentes de suministro de litio a largo plazo no están claras

“En opinión de Pedersen, el conocimiento de los proyectos existentes, previstos y potenciales permite proyectar la trayectoria de la oferta de litio hasta el final de la década con una precisión razonable. La comparación con la demanda prevista permite prever la trayectoria de los precios a medio plazo con una confianza razonable.”

“A medida que los operadores de las nuevas plantas adquieran experiencia y afinen sus operaciones, la pureza del producto refinado puede mejorarse hasta el punto de que sea viable para las baterías. Sólo en este punto puede comenzar el proceso de cualificación, que es algo que cada fabricante de cátodos hace individualmente.

“Como resultado, a pesar de un elevado excedente de oferta global, los productos de litio aptos para baterías verán un mercado más ajustado, al menos a corto plazo”.

 

5. El mercado del litio está aún relativamente inmaduro

“Tal vez el mayor reto a la hora de prever el futuro del mercado del litio sea que la industria está todavía en pañales. No existen especificaciones globalmente aceptadas para el producto y, por tanto, no hay anclajes aceptados para fijar los precios.”

“La necesidad de especificaciones únicas y muy precisas hace que los productos del litio sean casi comparables a las especialidades químicas en términos de complejidad de precios. Al mismo tiempo, la necesidad de mantener el ritmo de crecimiento continuo de la demanda impide a la industria dar un paso atrás y evaluar cómo establecer un enfoque más uniforme y coherente. “Es probable que en el futuro haya una mayor normalización, pero tardará en surgir.”

 

6. Las asociaciones serán clave para el futuro de la industria del litio

“En 2022, el 52% del suministro de litio procedía de sólo cinco empresas. Sin embargo, en Woodmac no prevén una actividad significativa de fusiones y adquisiciones en la industria y pronostican que la cuota de estas empresas se reducirá al 36% en 2032 a medida que crezcan las empresas más pequeñas y surjan nuevas empresas. “Aunque la integración horizontal no será un tema importante en el futuro, sí lo será la integración vertical.”

“Las asociaciones entre mineros y refinadores tienen sentido, ya que pueden compartir tanto el riesgo como las enormes necesidades de capital que implican los nuevos proyectos. Trabajando juntas, las operaciones ascendentes y descendentes pueden aprovechar la experiencia de la otra parte para mejorar los márgenes y captar más cuota de mercado. Este tipo de alianzas ya se están produciendo; por ejemplo, Pilbara Minerals se ha asociado con POSCO en Corea del Sur, mientras que SQM y Wesfarmers han unido sus fuerzas en un proyecto en Australia Occidental. Esperamos que este tipo de alianzas se impongan en el sector en el futuro.”

 

Conclusiones

En Chile como en Argentina la producción del litio es aprovechada por empresas trasnacionales, que son las que verdaderamente industrializan, en las centros industriales del sistema mundo capitalista. Aunque en Bolivia no haya comenzado, propiamente hablando, la producción de litio, en la medida que sigue el mismo paradigma de dependencia, se va a repetir la misma historia de la venas abiertas de América Latina. 

A pesar que las los recursos y las reservas del litio se concentran en el llamado Triángulo del litio, no son los países involucrados los que controlan la industrialización y los mercados del litio. Son las grandes empresas transnacionales y emporios industriales, que controlan, a su vez la tecnología, las que detentan el monopolio de la industrialización del litio. Bolivia, donde se sitúa los mayores recursos y reservas del litio, no ha ni siquiera iniciado el proceso de explotación producción, industrialización y comercialización del litio. Sigue, por así decirlo, en una etapa provisional, improvisada y piloto. 

En Bolivia ha preponderado la forma de gubernamentalidad clientelar, que incide negativamente en lo que podemos denominar la industrialización. Es más, refuerza las cadenas de la dependencia por la vía de la demagogia, la improvisación y la corrosión institucional. El Estado se ha convertido en un botín de la burguesía rentista que gobierna y de las organizaciones corporativas, que manejan el poder en forma de cuoteo.

En consecuencia, no se produce la acumulación de capital, sino el saqueo, el vaciamiento de los recursos naturales, el despojamiento y la desposesión. Se deja el cuadro desolador de cementerios mineros, huecos abiertos como heridas incurables, ecosistemas destrozados, territorios depredados, contaminación atmosférica y destrucción del tejido social. El sistema de la valorización abstracta de capital, da lugar a la dialéctica perversa de la acumulación originaria y la acumulación ampliada de capital, desvalirizando lo que toca. Volviendo lo que toca una mera cosa y hasta nada, para dar lugar a la valorización abstracta del valor dinerario, que sólo se incrementa en el delirio de la metafísica económica, de un ideología que se llama economía, con pretensiones de ciencia económica. Donde efectivamente podemos constatar que rinde, fácticamente, de manera demoledora, como máquina de la destrucción planetaria.

   

 

 

 

Notas


[1] Gonzalo Colque: Litio, el sueño boliviano que no despega.

[2] Guido D’Angelo – Julio Calzada: ¿Cómo es el mercado mundial del litio? https://www.bcr.com.ar/es/mercados/investigacion-y-desarrollo/informativo-semanal/noticias-informativo-semanal/como-es-el-1.

 

[3] Bolsa de Comercio de Rosario: Litio estratégico: cadenas de valor, extracción y electromovilidad.

https://www.bcr.com.ar/es/mercados/investigacion-y-desarrollo/informativo-semanal/noticias-informativo-semanal/litio.

[4] Ibídem. Referencia citada. 

[5] INCOSA: Seis factores que determinan el mercado del litio. Entender los matices del mercado del litio es vital para prever la demanda, la oferta y los precios en el futuro.

https://elperiodicodelaenergia.com/seis-factores-que-determinan-el-mercado-del-litio/.

 

Apuntes para una arqueología del concepto de dinero


Apuntes para una arqueología del concepto de dinero 

Apuntes para una arqueología del concepto de dinero 

 

 

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La pregunta no es la que se hace Ludwig von Mises, ¿cuál es el valor del equivalente general, es decir del dinero? Sino: ¿Qué clase de sociedad es aquella que se deja llevar y arrastrar por la valorización del valor abstracto? Incidiendo con el dinero en los comportamientos sociales, a tal punto, que la gente se comporta respecto al mundo de las representaciones económicas y no respecto al mundo efectivo de las dinámicas sociales. Es ajena al mundo efectivo de la realidad compleja.

 

Si hay algo que rescatar de la teoría del dinero de Ludwig von Mises es el análisis que hace del dinero, teniendo en cuenta la composición económica, desde la perspectiva de la teoría objetiva y de la teoría subjetiva del valor. Es decir tiene en cuenta como referente a una composición dinámica de la economía y a una incidencia diferencial del dinero en la composición económica. Algo tan distinto de lo que ocurre con los discípulos posmodernos y bizarros de la escuela austriaca, quienes han reducido la composición económica a un esquematismo simple de oferta y demanda, de equilibrio económico, de ingresos y egresos, de superávit y de déficit. No toman en cuenta para nada lo que viene hacer la tesis fundamental de las escuelas neoclásicas y posneoclásicas, que consisten no solamente en el análisis marginalista, sino, sobre todo, en la perspectiva subjetiva del individuo.

 

Para ilustrar lo que decimos propondremos algunas figuras que nos muestren el decurso de este desplazamiento. Lo que hacen los discípulos posmodernos de la escuela austriaca es como usar simples instrumentos aritméticos para resolver problemas de cálculo en el análisis algebraico. Dicho de otra manera, es como pretender resolver con instrumentos mecánicos problemas que corresponden a la electrónica. Otro ejemplo, no tan adecuado, pero también ilustrativo, es el que figura la pretensión de querer resolver en el plano de dos dimensiones problemas que corresponden al volumen de tres dimensiones, incluso más, si consideramos el tiempo y, en la concepción posneoclásica, si consideramos la perspectiva subjetiva del individuo.

 

Uno de los fenómenos que analiza la escuela austriaca y le preocupa es el fenómeno de la inflación, que tiene que ver con los precios y con los cambios de la valoración del dinero, sobretodo de la valoración subjetiva del dinero, que determina, de algún modo, la valoración objetiva del dinero. En otras palabras, la escuela austriaca toma en cuenta el comportamiento de la gente, mientras que sus discípulos posmodernos no toman en cuenta para nada a la gente, salvo como materia de sacrificio, ante la obsesión compulsiva por equilibrar la balanza macroeconómica. Que, por cierto, corresponde al enfoque simple para una comprensión esquemática del equilibrio económico. En otras palabras, hay una distancia grande entre el análisis de la escuela austriaca, sobre todo de los referentes teóricos, en contraste con los discípulos posmodernos, de los que no se puede decir que manejan la teoría, salvo si se entiende esto como un aprendizaje mecánico, una comprensión reductiva y operativa manualista.

 

Un ejemplo de lo que ocurre, en la historia reciente, al respecto de las políticas económicas, es lo que hacen, de manera manifiesta, las menudas generaciones de neoliberales. El llamado ajuste estructural no es otra cosa que una intervención estatal en la economía, por más paradójico que parezca. De esto hemos hablado ya antes. Las políticas económicas neoliberales intentan volver al equilibrio usando instrumentos de ajuste estructural de lo más esquemáticos, solo entendibles en el cuadro económico circunscrito y, por así decirlo, en el pizarrón. Por eso, una y otra vez, desencadenan no solamente crisis social, debido al costo social de la ajuste estructural, sino crisis en lo que hubieran querido cambiar y modificar; desatan más crisis económica. La razón de esta situación es que tienen una concepción estática de la economía, excesivamente esquemática y simple, sin tener en cuenta las dinámicas económicas y la composición de la complejidad del campo económico. Además, tal cómo hemos dicho, no toman en cuenta el enfoque subjetivo, es decir, la teoría subjetiva del valor, en consecuencia, no toman en cuenta, paradójicamente, al individuo.

 

Sabemos que estas contradicciones, entre maestros y discípulos, no solamente se han dado en el neoliberalismo y, ampliando un poco, en el panorama en las corrientes clásicas y neoclásicas, sino también ha ocurrido con otras teorías diferentes, inclusive opuestas y antagónicas. De esto también hemos hablado; nos hemos referido a la crítica de la economía política y a las teorías marxistas, tanto de la economía como de la sociedad, así como de la historia. De esto no nos corresponde hablar ahora, sino decir que lo mismo se repite, esta diferencia entre maestros y discípulos, esto de matar por segunda vez a los maestros, una vez que mueren al convertirlos en momias. Estas regresiones se dan cuando se hace presente en la coyuntura, lo que corresponde a la corriente supuestamente actualizada, pero en realidad anacrónica, la escuela austriaca. No hay pues una actualización como tal, sino, más bien, una reducción, un esquematización simple, que operativamente se convierte en inútil, pues no resuelve el problema económico del desequilibrio.

 

 

Está claro para Ludwig von Mises que hay que distinguir entre el dinero mercancía, el dinero signo, el dinero crédito, el dinero fiduciario, el dinero que corresponde a los títulos, pues no son lo mismo. Tienen incidencias distintas en la economía, en los comportamientos de la gente y en los enfoques subjetivos individuales, es decir, en las valorizaciones individuales subjetivas. Por otra parte, es importante en el análisis del dinero, de los precios y de las dinámicas económicas, diferenciar lo que significa la demanda de dinero respecto a la demanda de mercancías, que pueden servir para consumo o utilizarse como valor de cambio. Distinguir esto respecto a la cantidad de dinero emitido, a la cantidad de dinero en circulación, a la cantidad del dinero ahorrado, que no es de ninguna manera dinero ocioso, sino que es susceptible de utilizarse cualquier rato. En relación a estas consideraciones no se pierde de vista la crítica a la emisión de dinero por parte del Estado y la crítica al papel del Banco Central, que de por sí afectan de manera negativa en el intercambio de valores de cambio y de valores de uso, teniendo en cuenta el papel que cumple de manera espontánea, por así decirlo, el equivalente general. Para decirlo de manera sencilla, una emisión displicente de dinero lleva a la desvalorización del dinero mismo y a la subida de precios de las mercancías.

 

Esta crítica por cierto es importante desde la perspectiva operativa y de las políticas monetarias, pues inciden de manera negativa, deformado el comportamiento económico. Las críticas corresponden a lo que se viene llamar, desde el sentido común, neoliberalismo, respecto a su postulado de achicamiento del Estado. Sin embargo, hemos hablado de esto y hemos demostrado que, paradójicamente, el achicamiento del Estado implica el totalitarismo estatal. No vamos a volver sobre esto, que ya hemos tocado en otros ensayos. Lo que nos importa es tomar nota de la crítica de la intervención gubernamental con la emisión dineraria, usando el Banco Central como el gran emisor. Ciertamente esta intervención es una de las causas de la inflación, pero no la única, puesto que, como hemos apuntado, otro factor importante de la inflación es la condición expansiva del monopolio; incide en la economía provocando precios de monopolio. Hay que considerar otros factores, por cierto, desde la perspectiva postneoclásica, que considera la desvalorización subjetiva del equivalente general. ¿Por qué remarcamos esto? Lo hacemos para hacer hincapié en la diferencia de la que hemos hablado más arriba, entre maestros y discípulos, entre fuentes teóricas y usos manualistas de teorías mal aprendidas.

 

 

El problema no es solamente el equívoco al que lleva esta actitud esquemática y simplona al momento de aplicar la teoría en el campo de las dinámicas económicas, sino sobre todo el efecto demoledor que tiene en la población, en la gente, en las mayorías que consumen y padecen estas políticas de aprendices de brujo. Hablamos del empeoramiento de la crisis social, del incremento de las desigualdades. Lo peor del enriquecimiento pornográfico de una minoría especulativa e inescrupulosa de la burguesía financiera.

 

 

La incidencias destructiva de estas políticas económicas neoliberales se muestran de manera grotesca, también sádica, cuando para lograr el equilibrio económico disminuye el presupuesto de la inversión social, que corresponde a la salud, a la educación, a la cultura, también a la manipulación del salario diferido, que son las jubilaciones, que son prácticamente robadas, ururpando los ahorros que han acumulado durante toda su vida, durante el ejercicio del trabajo en su vida activa. No es nada difícil lograr una disminución del déficit fiscal mediante este procedimiento, que no es otra cosa que el sacrificio de la sociedad y del pueblo, de la mayoría de la población. A largo plazo, este tipo de políticas deben considerarse genocidio diferido. 

 

 

Aparentemente, tomando en cuenta este cálculo aritmético en el cuadro económico restringido, puesto en plano, mediante este tipo de sacrificio de la población, se da lugar al acercamiento al llamado equilibrio económico. Empero se trata de un equilibrio dado en la representación económica, para decirlo de un modo ilustrativo, dado en el pizarrón. No corresponde a un equilibrio económico efectivo, dado en la complejidad de las dinámicas económicas. Entonces este tipo de medidas, por lo menos, en el mediano plazo son un fracaso, constatado de manera palmaria en el largo plazo. El costo social, la martirización de la gente y la tortura de la población, no resuelven el problema económico a mediano y largo plazo. Lo que ocasionan es el enriquecimiento morboso de una casta empresarial, dedicada precisamente a la especulación financiera.

 

 

El problema de comprender este tipo de incidencias destructivas en el campo económico es de que se repite, una y otra vez, como si no se aprendiera de los errores, sino, más bien, se manifiesta un apego a volverlos a cometer de una manera compulsiva. El ajuste estructural y sus consecuencias desastrosas en la economía se dieron ya con las políticas de ajuste estructural de Carlos Menem, después se volvió a repetir con Mauricio Macri, ahora se vuelven a repetir, de una manera obsesiva, con Javier Milei. Incluso se repiten los mismos argumentos, la diferencia se da en la tonalidad en la que se hace elocuente, en la coyuntura y, si se quiere, mediante el partido político que lo dice. En el caso de Carlos Menem fue el justicialismo mismo el encargado de sacrificar a la población y torturarla. En el caso de Mauricio Macri fue una alianza de centro derecha, en el caso de Javier Milei es un nuevo partido con pretenciones del liberalismo radical, que se beneficia del voto en contra del kirchnerismo, en un contexto de inflación continua y de crisis económica y social. En la segunda vuelta se forma una coalición con la derecha y el conservadurismo, es decir, con lo que el mismo excandidato y ahora presidente llama la “casta política”, que sostiene su candidatura y termina ganando las elecciones.

 

 

En los tres casos se hace prácticamente lo mismo, el eterno retorno del sacrificio de la población. Sólo que se lo hace en contextos diferentes y en coyunturas distintas. Lo que hay hay que anotar es que la situación de la población es cada vez más grave, sobre todo por el incremento de la pobreza. El contingente de la población que cae en la pobreza ha aumentado notoriamente, sobrepasa el 50%, lo que es un indicador del fracaso inmediato del ajuste estructural mileista, a pesar de los discursos, que solamente son válidos ante el auditorio de la casta política más conservadora. Hablamos de la cháchara del discurso de la inflación controlada o en disminución.

 

 

Cómo se dice popularmente, para muestra basta un botón. No se puede hablar de superávit cuando sólo se trata de la manipulación en el gasto público, atentando contra la inversión social, es decir, sacrificando a la población, cuando el aparato productivo está prácticamente colapsado. Esto sólo se puede sostener en el delirio de un presidente que confunde el país con un esquema reducido del cuadro económico, a su vez circunscrito al plano de los ejes cartesianos.

 

 

 

A propósito de la teoría del dinero 

 

 

Ludwig von Mises en La teoría del dinero y del crédito [1], en el capítulo de la función del dinero, en Condiciones económicas generales del uso del dinero, dice:

 

“Donde no hay libre intercambio de bienes y servicios no hay lugar para el dinero dinero. En una situación en que la división del trabajo fuera puramente doméstica y la producción y el consumo se resolvieran en familia sería tan inútil como para el individuo aislado. Pero incluso en un orden económico basado en la división del trabajo el dinero sería también innecesario si los medios de producción estuviesen socializados y el control de la producción y la distribución de los artículos acabados fuese ejercido a través de un organismo central, no permitiendo a los particulares cambiar los bienes de consumo asignados a ellos por los los asignados a otros.”[2]

 

Yendo al núcleo de la teoría neoclásico y posneoclásica de la escuela austriaca, en el capítulo de La medida del valorEl valor de uso subjetivo no es mensurable, von Moises escribe:

 

 

“Aunque es corriente referirse al dinero como la medida del valor y de los precios, este concepto es totalmente falaz. Si se acepta la teoría subjetiva del valor, el problema de su medida no puede plantearse. En la antigua economía política tenía sentido la búsqueda de un principio rector en la medida del valor. Si, de acuerdo con una teoría objetiva del valor, se acepta la posibilidad de un concepto objetivo del valor de los bienes y se completa el cambio como entrega recíproca de bienes de valor equivalente, entonces habrá que concluir necesariamente que las operaciones de cambio deben venir precedidas por la medida de la cantidad de valor contenida en cada uno de los objetos que se intercambian. Por lo que es perfectamente lógico considerar el dinero como medida del valor.”[3]

 

“Pero la teoría moderna del valor tiene un punto de partida diferente. Concibe el valor como el significado que un ser humano atribuye a las distintas unidades de un bien determinado que quiere consumir o de las que desea disponer para su mayor provecho. Toda transición económica presupone una comparación de valores. Pero la necesidad de tal comparación, tanto como su posibilidad, se debe solamente a las circunstancias de qué la persona que quiere cambiar tiene que escoger entre varios bienes. No importa si tiene que escoger entre un bien que posee y otro que está en posesión de otro sujeto y por el cual podría cambiarlo, o entre los usos diferentes a que puede destinar una determinada cantidad de medios de producción.” 

 

 

En el capítulo sobre las diferentes clases de dinero el autor trata del dinero y sustitutos monetarios, de las peculiaridades de los títulos monetarios del dinero mercancía, dinero crédito y dinero signo, del dinero mercancía en el pasado y en la actualidad. En lo que respecta a la diferencia entre dinero mercancía, dinero crédito y dinero signo hace una anotación que consideramos es importante, puesto que muchas veces no se tienen en cuenta, dejándose llevar por concepciones jurídicas del dinero. Von Mises escribe:

 

“La teoría económica del dinero se expresa generalmente en una terminología que no es económica sino jurídica. Esta terminología ha sido elaborada por escritores, políticos, comerciantes, jueces y otros que se interesaban principalmente por las características jurídicas de las diferentes clases de dinero y de sus títulos. Esto es útil cuando se trata de aquellos aspectos del sistema monetario que son importantes desde el punto de vista jurídico; pero para los fines de la investigación económica resulta prácticamente inútil. No se ha prestado la debida atención a este defecto, a pesar de que la confusión de los respectivos territorios de las ciencias jurídicas y la economía en ninguna parte ha sido tan frecuente y tan preñada de malas consecuencias como en el campo de la teoría monetaria. Es un error tratar los problemas económicos con criterios jurídicos. La fraseología jurídica, como resultado de la investigación jurídica sobre problemas monetarios, debe contemplarse por la economía como uno de los objetos de sus investigaciones. No es tarea de la economía criticarla, aunque pueda utilizarla para sus fines propios. Nada puede objetarse con el uso de términos jurídicos en el discurso económico mientras no conduzca a consecuencias indeseables. Pero la economía debe construir su propia terminología para poder alcanzar sus particulares fines.”[4]

 

Respecto a las particularidades del dinero dice que:

 

“Dos clases de objetos pueden emplearse como dinero: Por una parte, biene físicos en cuanto tales, como los metales oro y plata; y, por otra parte, objetos que no difieren técnicamente de otros que no son dinero, en los que el factor decisivo para considerarlos dinero no es un factor físico sino una característica jurídica. Un trozo de papel que se considera dinero por la firma de una autoridad no difiere, técnicamente considerado, de otro trozo de papel que lleve la marca de una persona no autorizada, lo mismo que una pieza de cinco francos auténtica no difiere técnicamente de una “imitación exacta”. La sola diferencia estriba en la ley que regula la fabricación de tales monedas, reservada a la autoridad. (Para evitar todo posible error, diremos expresamente que todo lo que la ley puede hacer es regular la emisión de moneda y que excede el poder del Estado asegurar además que éstas se conviertan efectivamente en dinero; es decir, que se empleen efectivamente como medio común de cambio. Todo lo que el Estado pude hacer por medio de su sello oficial es apartar ciertas piezas de metal o papel papel de todas las otras cosas de la misma clase, de tal suerte que puedan someterse a un proceso de valoración independiente del resto. De este modo permite que estos objetos que poseen una cualificación jurídica especial sean empleados como medio común de cambio, mientras que las demás mercancías de la misma clase siguen siendo simples mercancías. También puede el Estado tomar varias medidas con objeto de impulsar el empleo real de las mercancías cualificadas como medio común de cambio. Pero estas mercancías nunca podrán convertirse en dinero por el mero hecho de que el Estado así lo ordene; el dinero sólo puede crearse por el uso de quienes participan en las transacciones comerciales.)”[5]

 

Queda claro aquí qué el Estado no es una condición necesaria para el decurso del dinero, podemos deducir, incluso para el funcionamiento de la economía o lo que nosotros llamamos las dinámicas económicas, que son dinámicas moleculares de los sujetos sociales y son dinámicas molares de las instituciones. En todo caso son dinámicas sociales, lo que obvian y olvidan las teorías clásicas, neoclásicas y posneoclásicas marginalistas. Esto del Estado y de la posición respecto al Estado de la escuela austriaca es algo que debemos tomar en cuenta, tener como referente en la interpretación de la teoría económica posneoclásica y marginalista. En la aplicación de la ajuste estructural se utiliza al Estado para imponer estas políticas económicas de equilibrio. En el capítulo sobre El dinero y el Estado, en La posición del Estado en el mercado, von Mises escribe:

 

“La posición del Estado en el mercado no difiere en modo alguno de la de cualquier sujeto que interviene en las transacciones comerciales. Como éstos, el Estado intercambia mercancías y dinero en  los términos fijados por las leyes del precio. Ejerce sus derechos soberanos sobre su súbitos exigiéndoles coactivamente sus contribuciones; pero en los demás aspectos se adapta como cualquier otro a la organización comercial de la sociedad. En cuanto comprador y vendedor, el Estado tiene que acomodarse a las condiciones del mercado. Si desea alterar alguna de las relaciones de cambio establecidas en el mercado, sólo puede hacerlo a través del mecanismo propio del mercado. Generalmente podrá actuar de manera más efectiva que cualquier otro, gracias a los recursos de qué dispone al margen del mercado. Es responsable de las más acusadas perturbaciones del mercado debido a su capacidad de ejercer la mayor influencia sobre la demanda y la oferta. Pero no por ello deja de estar sujeto a las reglas del mercado, sin que puede esquivar las leyes del proceso de formación de los precios. En un sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción ninguna regulación gubernamental puede alterar los términos del intercambio a no ser modificando los factores que los determinan.”[6]

 

 

En el capítulo sobre El dinero como bien económico, en El dinero no es ni un bien de producción ni un bien de consumo, el teórico de la escuela austriaca escribe:

 

“Los bienes económicos se suelen dividir en dos clases: la primera, la de aquellos que satisfacen las necesidades humanas directamente, y la segunda, la de aquellos que las satisfacen indirectamente; en otras palabras: bienes de consumo, o de primera orden, y bienes producción, o de órdenes superiores. El intento de incluir el dinero en alguno de estos grupos tropiezas con dificultades insuperables. No es necesario demostrar que el dinero no es un bien de consumo. Pero también resulta incorrecto calificarlo como un bien de producción.”[7]

 

 

Ante la dificultad Karl Gustav Adolf Knies propone una clasificación tripartita, para incluir en la clasificación al dinero, considerándolo como bien de cambio. Después de una larga circunspección sobre las insuficiencias de la posición de Knies, von Mises termina aproximandose a la misma, a partir de otras rutas y consideraciones. En El dinero como parte del capital privado, anota:

 

“No hemos acometido esta investigación sobre la relación entre dinero y bienes de producción simplemente por su interés terminológico. Lo verdaderamente importante en sí mismo no es nuestra última conclusión, sino la posible luz que nuestros argumentos arrojan sobre aquellas peculiaridades del dinero que le distinguen de otros bienes económicos. Estas características especiales del medio común de cambio recibirán mayor atención cuando volvamos a considerar las leyes que regulan el valor del dinero y sus variaciones.”[8]

 

 

Al abordar esta discusión von Mises opta por los dos conceptos de capital de Eugen von Böhm-Bawerk, la que corresponde al capital privado y la que corresponde al capital social. Böhm-Bawerk define el capital privado como la suma de productos que sirven de medios para la adquisición de bienes. Nunca se ha discutido que el dinero debe incluirse en esta categoría. Al respecto von Mises anota:

 

“En efecto, el desarrollo del concepto científico de capital parte de la noción de un interés devengado por una suma de dinero. Este concepto de capital ha ido ampliándose poco a poco hasta tomar la forma que tiene la moderna discusión científica, en general coincide aproximadamente con el uso popular.”[9]

 

 

Sin embargo como el mismo von Mises dice, el capital es estéril, en consecuencia no puede ser incluido en el concepto de capital. Para Böhm-Bawerk el capital social o productivo corresponde al conjunto de productos destinados a ser empleados en una ulterior producción. En consecuencia, el dinero no puede ser considerado como bien de producción, tampoco puede ser considerado como capital social. 

 

 

En la segunda parte de La teoría del dinero y del crédito, en el bloque dedicado a El valor del dinero, en el capítulo sobre El concepto de valor del dinero, factores subjetivos y objetivos en la teoría del valor del dinero, von Mises escribe:

 

“El elemento central en el problema económico del dinero es su valor de cambio objetivo, llamado popularmente su poder adquisitivo. Este es el punto de partida obligado en toda su importancia, ya que sólo en conexión con su valor de cambio objetivo aparecen en toda su importancia las peculiares propiedades que diferencian al dinero de los bienes.”[10]

 

 

Al respecto no debe olvidarse que, en la teoría citada, es el valor subjetivo el que condiciona y determina el valor objetivo. Von Mises dice: 

 

“Las apreciaciones objetivas de los individuos son la base de la valoración económica del dinero como de la de los demás bienes. Y estas estimaciones subjetivas se derivan en definitiva, tanto en el caso del dinero como en el de otros bienes económicos, de la importancia que se atribuye a un bien o conjunto de bienes como condición considerada necesaria para la existencia de una utilidad, dados ciertos fines últimos por parte de algunos individuos. Sin embargo, mientras la utilidad de otros bienes dependen de ciertos hechos externos (el valor de uso objetivo de la mercancía) y de ciertos hechos internos (la jerarquía de las necesidades humanas), es decir de condiciones que no pertenecen en absoluto a la categoría de lo económico, sino que son parte de la naturaleza tecnológica y en parte de naturaleza psicológica, el valor subjetivo del dinero está condicionado por el valor de cambio objetivo, es decir por una característica que entra de lleno en el campo de la economía.”[11]

 

 

Von Mises dice que el valor de uso subjetivo y el valor de cambio subjetivo coinciden en lo que respecta al dinero. La anotación es la siguiente:

 

“Ambos se derivan del valor de cambio objetivo, ya que el dinero no tiene más utilidad que la que surge de la posibilidad de obtener otros bienes económicos a cambio de él. Es imposible concebir ninguna función del dinero que pueda separarse del hecho de su valor de cambio objetivo. Por lo que se refiere al valor de uso de un artículo, no importa si este artículo tiene también valor de cambio o no, pero para que el dinero tenga valor de uso es esencial que tenga valor de cambio.”[12]

 

 

Cómo se puede ver el valor de uso subjetivo y el valor de cambio subjetivo no solamente coinciden, sino que dependen del valor valor de cambio objetivo. En otras palabras el valor de cambio subjetivo y el valor de cambio objetivo están enmarañados, por así decirlo. ¿Cómo lograr una mejor comprensión de lo que se acaba de anotar? Podríamos recurrir a una perspectiva dialéctica para resolver el problema que enuncia y no puede resolver del todo la escuela austriaca, debido a su alejamiento de la lectura dialéctica del campo económico. Se ha quedado en una perspectiva y enfoque analítico, que en el mejor de los casos es deductivo, sin embargo por su oposición a una metodología inductiva y preferir una metodología deductiva, están también alejados de una contrastación ilustrativa y pedagógica, que puedan mejorar su propia comprensión del problema. 

 

 

Desde la perspectiva dialéctica, que por cierto no compartimos del todo, puesto que adolece de una interpretación conceptual especulativa, en el buen sentido de la palabra, en lo que respecta a la fenomenología de las representaciones de la conciencia y de la experiencia. Como hemos dicho nosotros optamos, más bien, por una perspectiva compleja. Sin embargo, por ahora, es sugerente hacer notar que entre la concepción objetiva y la concepción subjetiva de la realidad, la dialéctica ha aportado con la concepción de la íntima relación y contradicción complementaria, derivando en una síntesis teórica, que ayuda a comprender mejor la dinámica de la experiencia, de la consciencia y del conocimiento. En el caso que nos ocupa, el concepto de valor, concepción explicativa de lo que podemos llamar la inclinación por la ponderación de las necesidades y de lo que satisface a las necesidades, la crítica de la economía política ha heredado los conceptos de valor de uso y valor de cambio, su diferenciación, de la economía clásica. Von Mises considera que esta diferenciación es anticuada, sin embargo nosotros consideramos útil. Lo que decimos queda demostrado en la propia concepción de valor de uso que hace la escuela austriaca cuando habla de utilidad. Por cierto la valoración no puede ser sino hecha por el sujeto, tanto individual como social, ambos que no pueden disociarse, de ninguna manera, como creen la escuela austriaca, la escuela de Friburgo y la escuela de Chicago, es decir, algunos referentes de la arqueología de la concepción marginalista de la economía. El individuo es un producto social y la sociedades producto de las actividades individuales, por así decirlo, singulares. Hay pues una dialéctica entre ambas perspectivas, enfoques, situaciones y experiencias. El valor de cambio objetivo deriva del el encuentro relativo a los movimientos de la oferta y la demanda, que según la teoría objetiva, es donde se sitúa el precio o la definición del precio. El valor de cambio subjetivo deviene de las consideraciones particulares, que hace el individuo respecto a sus necesidades y a la forma de satisfacer sus necesidades, incluyendo no solamente aquellas vinculadas al consumo, sino también a la producción y al cambio. En consecuencia, se puede interpretar dialécticamente lo que acontece con la valorización objetiva y la valorización subjetiva. Son contradictorias, pero, a la vez, logran su síntesis a partir de su complementariedad y mutuo condicionamiento.

 

 

 

Esta disgreción larga que hemos hecho, que se puede considerar filosófica, tiene la intención de mostrar los problemas expositivos de las teorías neoclásicas y posneoclásicas marginalistas. Esta no es nuestra principal preocupación. Lo que nos interesa, ahora, es rescatar las descripciones que hace von Mises de las dinámicas de las composiciones económicas, en los límites de la complejidad que logra asumir la escuela austriaca. Algo que han perdido precisamente los seguidores posmodernos de esta escuela y de estas teorías. Nos referimos al empobrecimiento teórico en el uso interpretativo. Los discípulos posmodernos estan más inclinados a la aplicación y la operatividad de las políticas económicas del ajuste estructural. Que en todo caso terminan siendo disfuncionales a la sociedad y a la economía.

 

 

En Crítica de la economía política del signo Jean Baudrillard propone que hay que interpretar y explicar algo por el orden de relaciones en el que se mueve. Desde está perspectiva se requiere interpretar y explicar el dinero a partir del orden de relaciones en el que se mueve. Entonces, no se podría explicar el dinero sin el contexto o los contextos de órdenes de relaciones. Volvemos a remitirnos al ámbito de las relaciones sociales. Algo que es ajeno al enfoque y a las interpretaciones de las escuelas neoclásicas y posneoclásicas, incluyendo en ellas a la escuela austriaca. Gran parte de los problemas de explicación en el que incursiona la escuela austriaca, concretamente Ludwig von Moises, se pueden resolver con el desplazamiento a la perspectiva propuesta por Baudrillard. 

 

 

En El valor de cambio objetivo del dinero von Mises dice que no se puede discutir el problema del valor del dinero sin considerar su valor de cambio objetivo. Que en las condiciones actuales, el valor objetivo de cambio es la clase más importante de valor, según Friedrich von Wieser. Esto porque rige el aspecto social y no el meramente individual de la vida económica. Dice que excepto en su explicación de los fundamentos de la teoría del valor, la economía se ocupa casi exclusivamente del valor de cambio objetivo. “Esto es aplicable en cierta medida a todos los bienes, incluso los que son útiles al margen del poder de cambio que posean; pero lo es mucho más tratándose del dinero.”[13]

 

Sin embargo, hace la siguiente observación:

 

“Hay que observar que ni siquiera el valor de cambio objetivo es realmente una propiedad de los bienes mismos que les haya sido dispensada por la naturaleza, ya que en ultima instancias se deriva también del proceso humano de valorar bienes individuales. Pero las relaciones de cambio que se establecen entre diferentes bienes en las transacciones comerciales, y se determinan por la influencia colectiva de las valoraciones subjetivas de todas las personas que intervienen en las transacciones del mercado, surgen también en los distintos individuos, que generalmente tienen una influencia infinitesimal en la determinación de las relaciones, como hechos consumados, que en la mayoría de los casos hay que aceptar incondicionalmente. Prescindiendo de esta situación, se ha formado así fácilmente la opinión de qué cada bien llega al mercado con una cantidad definida de valor independiente de las valoraciones individuales. Desde este punto de vista, los bienes no son cambiados unos por otros por los seres humanos, sino que sencillamente se cambian.”[14]

 

Al respecto la aclaración consiste en que se han heredado terminología y conceptualización de la escuela clásica que en la actualidad ya no es pertinente. “En la teoría del valor de Smith y Ricardo, y en la de sus sucesores, el valor de cambio representa el papel más importante. Estas teorías tratan de explicar todos los fenómenos del valor partiendo del valor de cambio, que interpretan como valor-trabajo o valor-coste-de-producción. Para la moderna teoría del valor, esta terminología no tiene más que una importancia histórica, y no hay motivo para tener una confusión entre los dos conceptos de valor de cambio. Esto excluye las objeciones formuladas recientemente contra el uso continuo de la expresión “valor de cambio objetivo”.” (Pág 75)

 

 

En Problemas que implica la teoría del valor del dinero el autor establece que:

 

“La teoría del dinero debe tener en cuenta la diferencia fundamental entre los principios que rigen el valor del dinero y los que rigen el valor de las mercancías. En la teoría del valor de las mercancías no es necesario, al principio, prestar atención al valor objetivo de cambio. En esta teoría todos los fenómenos de la determinación del valor y del precio pueden explicarse tomando como punto de partida el valor de uso subjetivo. No ocurre lo mismo con la teoría del valor del dinero. En efecto, puesto que el dinero, al revés que los otros bienes, sólo pueden realizar su función económica cuando posee un valor valor de cambio objetivo, el análisis de su valor subjetivo requiere previamente el de su valor de cambio objetivo. En otras palabras, la teoría del valor del dinero nos retrotrae del valor de cambio subjetivo al valor de cambio objetivo.”[15]

 

 

La pregunta sobre el valor de cambio del equivalente general del dinero parece una pregunta tautológica, es como preguntar cuál es el valor del valor, en este caso económico. Parece algo parecido a preguntarse cuál es el metro del metro y cuál es la medida de la medida. Sin embargo hay que meditar sobre esta pregunta, que es respondida a medias por von Mises en La teoría del dinero y del crédito. Después de varias consideraciones el teórico de la escuela austriaca propone, para responder esta pregunta tutológica, que para tener valor de cambio el dinero tiene que tener valor de uso, tiene que ser útil. ¿Cuál es la utilidad del dinero? Si recogemos un criterio de sentido común usual, se podría decir que el dinero es un activo financiero, que sirve para calcular el valor de bienes y servicios, así como para comparar los productos y servicios que se desean adquirir o contratar, teniendo en cuenta los precios. Es un medio de pago y de intercambio, que permite a las personas especializarse en una actividad productiva concreta. También sirve para calcular cuánto valen los diferentes bienes y servicios en una misma unidad. Al ser un activo, el dinero permite mantener riqueza, de hecho tanto las personas como las familias o las empresas, suelen mantener parte de su patrimonio en forma de dinero. Si vamos a las funciones del dinero se puede decir que en la economía mercantil desarrollada, el dinero cumple las cinco funciones siguientes: 1) Medida del valor, 2) medio de circulación, 3) medio de acumulación o de atesoramiento, 4) medio de pago y 5) dinero mundial.

 

 

Ahora bien, si es así, sin discutir esas definiciones, tampoco debatir sobre otras alternativas, para hacer lo mismo, que hace el dinero, en un mundo de avanzada tecnología comunicacional y cibernética, que conlleva lo que podemos llamar la revolución de la información, en una etapa de la aplicación de inteligencia artificial, la pregunta es: ¿Dada esta utilidad del dinero cuál es el valor de cambio del dinero? ¿Tiene que ver con la demanda de dinero por parte de la gente? ¿Tiene que ver con su ductibilidad y maleabilidad extremas, sobre todo cuando hablamos del billete, de la circulación del billete, también del dinero virtual que ya se usa y tiene gran circulación a través de la implementación, aplicación y uso de la informática y la cibernética? Esto tendría un costo por el uso, empero el costo del dinero no termina respondiendo a la pregunta del valor de cambio del dinero. ¿Tiene que ver entonces con el interés que genera o se hace generar a partir del sistema bancario y otros dispositivos? ¿Empero el valor de cambio del equivalente general, el dinero, no altera su función de dinero, de equivalente general? ¿En la medida que se inventa una medida de la medida, no altera esto la función de la medida misma? Tal parece que sí, que este valor de cambio del dinero altera no solamente las funciones del dinero como equivalente general, sino que afecta en los funcionamientos de las dinámicas económicas.

 

 

Ahora bien está implementación de la tautología en la vida económica no podría entenderse sin la intervención estatal. Es el Estado el que establece las reglas del juego, incluso las reglas del juego del mercado, aunque lo haga considerando la misma espontaneidad del mercado. A diferencia de lo que creen los neoliberales sobre el fantasma de la mano invisible del mercado, es el Estado el que juega un papel importante, no solamente en lo que respecta a la emisión dineraria, sino también en lo que respecta a la definición arbitraria del valor de cambio del equivalente general, que es el dinero.

 

 

 

El círculo vicioso del valor de uso y el valor de cambio del dinero

 

En el capítulo sobre Los determinantes del valor de cambio objetivo o poder adquisitivo del dinero, en El elemento de continuidad en el valor de cambio objetivo del dinero, particularmente en La dependencia de la valorización subjetiva del dinero respecto a la existencia de valor de cambio objetivo, Ludwig von Mises escribe:

 

“Según la moderna teoría del valor, el precio es la resultante de la acción recíproca en el mercado de las valoraciones subjetivas de las mercancías y de los bienes entregados a cambio. De principio a fin, es el resultado de valoraciones subjetivas. Los bienes se valoran por los individuos que los cambian, según su valor subjetivo de uso, y sus razones o relaciones (ratios) de cambio se determinan dentro del radio en qué oferta y demanda se hallan en un exacto equilibrio cuantitativo. La ley del precio formulada por Menger y Böhm-Bawerk nos ofrece una completa y numéricamente precisa explicación de estas relaciones de cambio; dicha ley aplica exhaustivamente a todos los fenómenos del cambio directo. En la concurrencia bilateral, el precio de mercado se halla comprendido entre un límite superior fijado por las valoraciones del postor más bajo entre los compradores efectivos y de el oferente más alto entre los posibles vendedores excluidos, y otro límite inferior fijado por las valoraciones del oferente más bajo entre los vendedores efectivos y el postor más alto entre los posibles compradores excluidos.”[16]

 

 

En relación al valor de cambio del dinero von Mises dice que depende de la consideración subjetiva de los individuos que lo demandan. En relación a la aplicación de la utilidad marginal al problema del dinero, considerando la teoría de la utilidad marginal, se trata de pasar al valor de cambio de los bienes, en el grado de utilidad que estos proporcionan al individuo. Se puede decir que el grado de utilidad del dinero para el individuo dependerá de su valor de cambio, ya que sólo puede tener utilidad si tiene valor de cambio; el grado de utilidad está determinado por el nivel del valor de cambio. A la pregunta de ¿cuál es el valor de cambio del dinero?, se responde que el dinero tiene valor de cambio si es útil, es decir, si tiene valor de uso, también depende de las consideraciones subjetivas de los involucrados a usarlo. Después se dice que el grado de utilidad está determinado por el valor de cambio. Un verdero círculo vicioso. ¿De qué depende que el círculo vicioso se convierta en un círculo virtuoso? Si el dinero tiene valor de cambio porque es útil y si es útil es porque tiene valor de cambio, se pueden concluir en dos interpretaciones diferentes y opuestas, además de contradictorias. La primera diría que, en consecuencia, el dinero no es inútil, tampoco tiene valor de cambio. La segunda diría que el dinero es necesario porque es útil y tiene valor de cambio.

 

 

¿Cuándo y dónde aparece el valor de cambio? Supuestamente cuando y donde se desarrolla el intercambio, sin embargo, la moneda aparece acuñada por el Estado para pagar el tributo. Lo del intercambio como origen del dinero es un mito, aunque se haya dado el intercambio. El intercambio no es el origen de la moneda, tampoco del dinero; el intercambio comienza con el trueque, la moneda aparece con el Estado. Cuando el intercambio usa la moneda es cuando ya estaba impuesta por el Estado. Se pasa del pago al tributo, a la valoración de los bienes de intercambio a ser usados como equivalentes generales del valor, que encierran los bienes de intercambio. El dinero se convierte en equivalente general precisamente por la reglamentación del Estado. Por así decirlo, el campo económico y el campo político siempre estuvieron entrelazados. 

 

 

En La aplicabilidad al dinero de la teoría de la utilidad marginal, von Mises, dice:

 

“Quienes han comprendido la importancia de los valores históricamente transmitidos en la determinación del valor de cambio objetivo del dinero no encontrarán grandes dificultades para salir de este aparente círculo vicioso. Es cierto que la valoración de la unidad monetaria por el individuo es sólo posible en el supuesto de que exista con anterioridad en el mercado una relación de cambio ante el dinero y otros bienes económicos. Sin embargo, es un error deducir que la teoría de la utilidad marginal no puede proporcionar una completa y satisfactoria explicación de la determinación del valor de cambio objetivo del dinero. El hecho de que esa teoría sea incapaz de explicar el valor de cambio objetivo del dinero enteramente por referencia a su utilidad monetaria, de que para completar su explicación, como ya demostramos, sea preciso retroceder a aquel valor de cambio originario basado no en una verdadera función monetaria sino en los demás usos del objeto que se utiliza como dinero; todo ello, en fin, no debe considerarse como un fallo de la teoría, pues corresponde exactamente a la naturaleza y origen del particular valor de cambio objetivo que nos ocupa. Exigir una teoría del valor del dinero que explique la relación de cambio entre el dinero y las mercancías solamente con referencias a su función monetaria y sin la asistencia del elemento de continuidad histórica en el valor del dinero es exigir una cosa totalmente opuesta a su verdadero objeto y naturaleza.”[17]

 

Después anota que:

 

“La teoría del valor del dinero como tal sólo puede remontarse en la búsqueda del valor de cambio objetivo del dinero hasta que el punto en que deja de ser el valor del dinero para convertirse simplemente en el valor de una mercancía. En este punto, la teoría del valor del dinero debe ceder el paso a la teoría general del valor, la cual no encontrará entonces nuevas dificultades en la solución del problema. Es cierto que la valoración subjetiva del dinero presupone un previo valor de cambio objetivo; pero el valor que se presupone no es el mismo que el valor que tiene que explicarse; lo que sea de presuponer es el valor de cambio de ayer, y es completamente lícito servirse de él para explicar el precio de hoy. El valor de cambio objetivo del dinero que domina en el mercado de hoy se deriva del de ayer, De la influencia de las valoraciones subjetivas de los individuos que intervienen en el mercado, de la misma forma que el de ayer se derivó, a su vez, de la influencia de las valoraciones subjetivas, según el valor de cambio objetivo vigente con anterioridad.”[18]

 

 

Como hemos dicho antes, algo tiene significado en el orden de relaciones en el que se mueve. Lo mismo pasa con el dinero, sus significados se dan lugar en el trajín, en las dinámicas, en las compulsas y realizaciones que se dan en el orden de relaciones en el que se mueve. De por sí el dinero no es nada, por así decirlo; si algo es lo es por el orden de relaciones en el que se mueve, por el contexto en el que circula. Obviamente no sólo el Estado es el que da lugar a la institucionalización, legalización y función jurídica del dinero, además de disponer el funcionamiento económica del dinero. Hay otras instituciones sociales que usan el dinero de acuerdo a sus fines y objetivos que se proponen. En otras palabras, hablamos de ámbitos de relaciones, que conforma la complejidad, por así decirlo, atmosférica, en la que se mueve el dinero y donde adquiere sentido social. No se trata, de ninguna manera, como cree el neoliberalismo, de individuos aislados que establecen relaciones económicas. Los individuos están asociados, están organizados, están condicionados por las instituciones, que los anteceden, que los usan y les dan un destino por así decirlo. Hablamos de empresas y de instituciones o, dicho de otra manera, más clara, hablamos de instituciones empresariales, de instituciones sociales y culturales, que a su vez usan el dinero para realizarse, reproducirse y manifestar socialmente su incumbencia.

 

 

Desde la perspectiva de la complejidad ya no hay una división de los saberes, de las disciplinas y, abusando del término, de las ciencias. En otras palabras, ya no es posible una economía aislada de una sociología, de una antropología, de una psicología y sobretodo de una ecología. Esto es cosa del pasado. La perspectiva de la complejidad requiere de la complejidad misma de la realidad efectiva y comprenderla, entenderla, conocerla para interpretarla, para potenciar las actividades y las prácticas sociales, en la perspectiva de la armonización integral de las dinámicas sociales y ecológicas.

 

 

La valoración desde una perspectiva compleja adquiere una connotación problemática, vale decir se valora las conjugaciones de distintos planos y espesores de intensidad sociales y ecológicos. Se valora la armonización de todos estos planos y espesores de intensidad. Ya no se trata del valor de uso, del valor de cambio, sino del valor vital, que da lugar a la proliferación recreativa de la vida. 

 

 

Ahora bien ¿cómo interpretar la permanencia del dinero en la sociedad en crisis múltiple, sobre todo en crisis ecológica? Retomando lo que dijimos, no hablamos ciertamente de una sola forma de dinero y menos de un dinero en general, pues hay variadas formas de dinero, más aún en una sociedad que ha desarrollado ampliamente el crédito, los mecanismos de crédito, la cuantificación minuciosa de la valorización aritmética y sobretodo la virtualización del dinero mismo. No desaparecen los fenómenos que ha estudiado la economía, sino que adquieren otra connotación y sentido desde la perspectiva interpretativa de la complejidad. Podemos decir que asistimos a la revolución de la medida de las magnitudes en movimiento, asistimos a la cuantificación minuciosa, detallada y clasificada de los movimientos y de los procesos inherentes a lo que se llamó producción, distribución y consumo, pero ahora en el contexto de procesos sociales afectados por la crisis económica, sobre todo, teniendo en cuenta el contexto mayor ecológico, afectado por lo que podríamos llamar o volver a llamar el desarrollo capitalista.

 

 

El dinero no es más que un instrumento de medida de las transacciones de las producciones de los consumos así como de las acumulaciones y transformaciones, no sólo económicas sino sociales. Puede convertirse también en una medida de la destrucción planetaria. 

 

 

 

 

 

 Notas


[1] Ludwig von Mises: La teoría del dinero y del crédito. Unión Editorial. Buenos Aires 2012. 

[2] Ibídem. Pág. 3.

[3] Ibídem. Pág. 11.

[4] Ibídiem. Págs. 32-33.

[5] Ibídem. Pág. 33.

[6] Ibídem. Pág. 41.

[7] Ibídem. Pág. 53.

[8] Ibídem. Pág. 60.

[9] Ibídem. Pág. 62.

[10] Ibídem. Pág 71.

[11] Ibídem. Pág 71.

[12] Ibídem. Pág 72.

[13] Ibídem. Pág 74.

[14] Ibídem. Pág 75.

[15] Ibídem. Pág 76.

[16] Ludwig von Mises: La teoría del valor y del crédito. Unión editorial. Buenos Aires 2012. Pág. 83.

 

[17] Ibídem. Pág. 95.

[18] Ibídem. Pág. 95.

El retorno a las cavernas del oscurantismo

Hay una regresión hacia los prejuicios de decimonónicos. Las formaciones discursivas ideológicas han quedado en el olvido, mucho más, si se trata de la crítica de la ideología. Ni hablar de la epistemología de las formaciones discursivas y enunciativas, mucho menos. Ni hablar de la crítica de la epistemología y de las formaciones discursivas y enunciativas. Se ha retornado a las cavernas de Platón, por así decirlo, figurativamente, cuando solo se veía sombras, recuperando la metáfora del filósofo griego en la modernidad tardía. Volvemos a la preponderancia de los residuos de lo oscurantismo, se trata de la abolición del iluminismo, que es crítica. Ni pensar en la crítica de la crítica, en el iluminismo del iluminismo, propuesto por Max Horkheimer y Theodor Adorno. Volvemos a los museos del reino de las sombras.

 

Hablar de “adoctrinamiento” en las universidades es pues volver a las cavernas de Platón. Esta figura expresa claramente la situación de la mirada perdida en los perfiles oscuros de las sombras. Se trata de una especie de exilio y condena en los socavones y recovecos de la niebla de los ateridos prejuicios. No es exactamente la política la que padece esta condena de mirar las sombras de sus propios miedos y fantasmas, puesto que la burguesía liberal estaba encandila por los primeros rayos de luz del iluminismo y la ilustración. Se trata de los estratos más conservadores de las clases dominantes, aquellas vinculadas a latifundios, a terratenientes, vinculadas al genocidio y el exterminio de las naciones y pueblos indígenas.

 

Llama a la atención que sean los medios de comunicación, precisamente, los que se presten a tomar en serio estos argumentos trasnochados del “adoctrinamiento” en las universidades. Esto es un indicador del alcance de la decadencia cultural, de la trivialidad insoslayable, que expresan y representan los medios de comunicación. Los liberales del siglo de las luces postulaban la separación entre iglesia y Estado, se opusieron en contra del adoctrinamiento religioso en las escuelas. Hoy en día son los nietos de la casta latifundista, de la casta militarista, que exterminó a naciones y pueblos indígenas, los que hablan de “adoctrinamiento” en las universidades. Se puede entender a las universidades públicas como una gran conquista institucionalizada del iluminismo, de la ilustración, de la revolución científica, de la revolución crítica, de la invención de las ideas iluminadoras. Ante esta evidencia, el oscurantismo político pretende abolir esta conquista y clausurar las universidades, destruyendo la cultura crítica.

 

La pregunta es: ¿Cómo se ha podido llegar a esta situación tan calamitosa? Semejante regresión a las cavernas de Platón, es decir, a los residuos del oscurantismo del siglo decimonónico, en la tercera década del siglo XXI, sólo se explica por la expansión demoledora de la decadencia cultural, política, social y económica de los estratos más vacíos del conglomerado burgués. Hablamos de la burguesía vinculada al capital financiero, a la especulación, a la explotación extractivista y al despojamiento y desposesión de los bienes comunes del pueblo y de la sociedad y de las últimas comunidades indígenas que quedan. Hablamos de la cosificación extrema, al punto mismo de la desaparición de la misma cosa, del mismo objeto, de la misma mercancía, de su mismo valor de cambio, convirtiéndose en una vacua cáscara, que sólo contiene el valor o el desvalor de la especulación depravada de la burguesía financiera, de las trasnacionales extractivistas y de los compradores acaparadores de tierras. Asistimos a la espiral escabrosa de la deshumanización absoluta. La gente es tratada como subhumanos, incluso como cosas desechables, por parte de estos políticos del retorno bizarro del neoliberalismo extremo.

 

La otra pregunta es: ¿Los pueblos y la sociedades podrán liberar su potencia social, romper sus camisas de fuerza, impuestas por las estructuras y los diagramas de poder, inscritos e incrustados en los cuerpos? Al respecto no hay que olvidar que para que emerjan estas monstruosidades anacrónicas, de los oscurantismo latentes, se han dado las condiciones desastrosas de la degradación política. Resulta que los mejores aliados y causantes de la emergencia de estas monstruosidades oscurantistas son los neopopulismos y los pseudosocialismos, que han practicado las formas extendidas de la gubernamentalidad clientelar, de la demagogia y  de la propaganda, corroyendo el mapa institucional y dando lugar a corrupciones galopantes. Antes dijimos que los enemigos, en realidad, son cómplices, se necesitan para justificarse a sí mismos, en su oposición y antagonismo, para legitimar su función de poder. Ahora podemos decir también que estos supuestos enemigos son, en el fondo, aliados de la reproducción del poder, en la misma decadencia compartida.

 

Las sociedades y los pueblos para liberarse de las estructuras de poder, que someten, y de los diagramas de poder hendidos en la carne, requieren recuperar la memoria en sentido pleno, que corresponde a recuperar las posibilidades mismas inherentes en un pasado no resuelto. En términos sencillos, requieren de críticas y autocríticas colectivas, que permitan la deconstrucción de las ideologías y la diseminación de las instituciones, los agenciamientos concretos de poder, correspondientes a los diagramas de poder conjugados en la simultaneidad barroca de las instituciones. La sociedades y los pueblos requieren de la crítica a la economía política generalizada. Esto significa el desmontaje del sistema mundo capitalista y de la civilización moderna, civilización de la muerte, que son dispositivos de la destrucción planetaria y de la amenaza mecanizada y demoledora contra la vida.

 

 

 

El eterno retorno del despojo capitalista

 

 

Despojamiento y desposesión capitalista

 

El modo de producción capitalista y el sistema mundo capitalista, que no son lo mismo, pues el primero corresponde al esquema metodológico de la interpretación de la valoración abstracta, y el segundo corresponde a la conformación compleja de la realidad efectiva social globalizada. Tienen como referencia el desenvolvimiento de la violencia de la desposesión y el despojamiento. El de la violencia de la conquista, la ocupación y la colonización, además de la expropiación, es decir, en palabras sencillas, del robo a gran escala.

 

Las distintas escuelas de la economía encubren este hecho, suponen una supuesta “ciencia”, que se ocupa del campo económico, de la producción, distribución y consumo. Respondiendo a una división del trabajo de los saberes, así como el capitalismo instala la división del trabajo y la concentración, además de la especialización. Presentan al capitalismo como si funcionara sólo en el campo económico y el campo económico fuese el único campo social, cuando, más bien, es uno de los campos del entramado del abigarrado campo social, en un entrelazamiento de campos, que hacen al espesor social, que padece y sostiene el desarrollo capitalista.

 

Domina una minoría del 1% de la población mundial, que corresponde la hiperburguesía  de la economía mundo, que controla el orden mundial de las dominaciones, que tiene el control monopólico de los mercados, de los medios de producción, de la ciencia y la tecnología, restringidas y circunscritas a ser instrumentos de la acumulación de capital. Esta hiperburguesía no ha perdido la costumbre del saqueo de los recursos naturales y de la apropiación de las empresas públicas, de la inmensa periferia del sistema mundo capitalista. Hoy pretende volver a hacerlo en distintos lugares y en diferentes regiones del mundo. Utiliza para el efecto tanto a gobiernos neopopulistas como a gobiernos neoliberales. Los gobiernos neopopulistas expanden intensivamente el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, presentándose como “progresistas”, incluso como nacionalistas, cuando más bien se diferencian grandemente de las versiones nacional populares de mediados del siglo XX. Versiones políticas que efectivamente nacionalizaron los recursos naturales y las empresas a manos de las trasnacionales. En la actualidad los neopopulismos entregan los recursos naturales y debilitan a las empresas públicas, mediante un manejo corrosivo de las instituciones y desplegando la corrupción galopante. Los neoliberales, de manera de descarnada y sin escrúpulos, entregan abiertamente los recursos naturales y las empresas públicas a la vorágine de las empresas trasnacionales, cada vez más compulsivas y arteras en las nuevas versiones del despojamiento y de la desposesión. Para tal efecto emplean a perfiles ultraconservadores, que se presentan como “defensores de la libertad” y a nombre de la libertad pretenden entregar su propio país a la vorágine de la hiperburguesía angurrienta.

 

Por ejemplo, en la Argentina, un presidente exacerbado e histriónico es el instrumento adecuado, en plena crisis múltiple del Estado nación, en el contexto de la crisis múltiple del sistema mundo capitalista y del orden mundial de las dominaciones, para efectuar el despojamiento y desposesión, entregar territorios, recursos naturales, riqueza marina y ecosistemas, para su explotación y destrucción, a empresas transnacionales. Para tal efecto media, en el conglomerado burgués, cómplice de la destrucción planetaria, la burguesía financiera, incluso en contra de la burguesía industrial.

 

En el manipulado juicio por YPF, en los tribunales de Estados Unidos de Norteamérica, el fondo buitre de la Burford pretende quedarse con el 51% de las acciones de la empresa pública de los hidrocarburos. El fondo buitre presentó un pedido ante la jueza Loreta Preska para quedarse con el 51 por ciento del paquete accionario, que tiene Argentina, desde que recuperó la empresa estatal en 2012. Seguramente el histriónico presidente va a llamar este acto “heroico”, así como llamó “héroes” a los empresarios que burlen al Estado y trasladen recursos financieros nacionales extraterritorializándolos.

 

Las sociedades y los pueblos padecen dramáticamente la crisis social y económica, causada por la crisis múltiple del sistema mundo capitalista y de la economía mundo. Los pueblos están a merced de dos versiones del despojamiento y de la desposesión capitalista. Por un lado, a merced de la versión demagógica neopopulista, y por otro lado, a merced de la versión descarnada del neoliberalismo sádico. Los pueblos sólo se tienen a sí mismos para defenderse frente a este nuevo ataque descomunal del eterno retorno de la acumulación de capital, originaria y ampliada, por despojamiento y desposesión, además de explotación sanguinaria.

 

Los medios de comunicación, al servicio de las distintas versiones políticas e ideológicas del conglomerado burgués, donde se encuentra la burguesía rentista, que corresponde al enriquecimiento neopopulista, y la burguesía financiera, en realidad buitre y pirata, dispuesta a sacrificar el cuerpo martirizado de los países de la periferia, de los bordes, incluso de los puentes de conexión (BRICS), del sistema uno capitalista. Los medios de comunicación han sustituido al despliegue ideológico de la propaganda política por el espectáculo mediático, la manipulación de la información, el despliegue de la desinformación y el montaje de noticias, que pretenden inventar una realidad, alterada por la delirante imaginación de presidentes cipayos y perfiles burgueses al estilo de bucaneros posmodernos.

 

En Bolivia, después de casi dos décadas de saqueo neopopulista, el “gobierno progresista” retornado pretende repetir la dramática historia de expoliación de los recursos naturales, los ciclos largos del saqueo, con el litio. Los anteriores ciclos, de la plata, del estaño y de los hidrocarburos, solo dejaron cementerios mineros y huecos de depredación. Ahora se busca entregar el Salar de Uyuni a la vorágine capitalista, a nombre de las “energías limpias”. Otra demagogia. Este ciclo del litio extraterrtorializará la riqueza y volverá a dejar más pobre al país, a la sociedad y al pueblo.

 

¿Cuándo los pueblos recuperarán su memoria de luchas y abrirán horizontes liberando la potencia social? Liberándose de sus reforzadas cadenas de dominación, acabando con sus verdugos, burguesías desalmadas y zátrapas políticos de todos los tonos.

 

 

 

 

 

 

La tendencia al límite de la desaparición


El límite es una definición matemática contenida en la fórmula de las derivadas[1], implica una tendencia a la que no se llega pero también a la que se acerca. Es la tendencia al límite, el límite al que se aproxima infinitamente. Algo parecido, una conceptualización parecida o, mejor dicho, el sustrato de esa conceptualización, aparece en la noción del límite en la crítica de la economía política; se trata de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. La tasa de ganancia tiende a disminuir relativamente, en la medida que cambia la composición interna del capital, incrementando el peso del llamado capital constante, también podríamos decir, del capital fijo, aunque de la  misma manera, Karl Marx utilizó el denominativo de capital muerto. En la composición probabilística disminuye el capital variable, que está destinado a pagar los salarios, a mover lo que viene hacer la fuerza de trabajo. Entonces la fuerza de trabajo viva se enfrenta a sí misma,  es como decir, a su pasado, en condición de trabajo muerto, es decir, en condiciones de trabajos realizados, de instrumentos y maquinaria de trabajo producida.

Gilles Deleuze dice que esta tendencia decreciente de la tasa de ganancia emerge desde adentro, del propio modo de producción capitalista. Es un límite creado por el propio funcionamiento y el desarrollo capitalista. Se trata de un límite al que se acerca el sistema mundo capitalista, pero también se puede concebir el límite alejándose, en la medida que hay una aproximación. ¿Cómo ocurre esto? Para que siga habiendo ganancia es menester congelar los salarios, incluso disminuir los salarios, aunque la masa de trabajadores no disminuya o, en su defecto, incluso tomando en cuenta que la masa de trabajadores disminuye, creciendo así el ejército de trabajadores en reserva, es decir, desocupados. Ese no es el único procedimiento por el que se aleja y se aproxima el límite, paradójicamente, de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, hay otros. Por ejemplo, el control de las reservas de los recursos naturales, donde se encuentran, desde el punto de vista de la cosificación capitalista, las llamadas materias primas. Este control de la reservas de recursos naturales, que se da a través de concesiones de los Estado nación periféricos y subalternos, lleva a una imposición de precios bajos de las materias primas, imposición por cierto monopólica. Aquí no hay mercado, ni mano invisible del mercado, en todo caso, hay una mano artera y manipuladora de los monopolios, que corresponden a las empresas trasnacionales extractivistas.

Otros procedimientos tienen que ver con el hambre producida, precisamente por el desarrollo del capitalismo monopólico y extractivista, dominado ya por el capital financiero. Un paréntesis de aclaración tendría que decir que el único capitalismo que existe efectivamente es el capitalismo monopólico. Lo del mercado libre no es más que un imaginario abstracto, ocasionado en la cabeza esquemática de los economistas.  ¿Cómo se produce el hambre? Es un producto interno del propio desarrollo capitalista. En la medida que se desarrolla el monopolio se tiende, en todos los planos de intensidad que abarca el sistema mundo capitalista, a la homogenización de lo que se produce. Otra anotación, el segundo parentesis, que debemos hacer aquí, es que el modo de producción capitalista no solamente supone la división del trabajo y la especialización, sino también, de manera paradójica, la homogenización en áreas de la producción. Incluso esto, en la medida que se expande mundialmente y a todos los lugares, el modo de producción capitalista, también conocurre esta homogenización, por ejemplo, cuando se da lugar al monocultivo. Como hemos dicho antes, en el ensayo Oikonomías campesinas, cuando desaparece el cultivo diversificado, la combinatoria de las economías campesinas, entonces tiende a desaparecer la figura misma de campesino, para dar lugar a la figura de empresario. Eso puede ocurrir de dos maneras, que tienen que ver con la descampesinización; por un lado, el vaciamiento del campo, la obligatoria migración, debido a la expansión de empresas monopólicas de producción del monocultivo; por otro lado, cuando una minoría campesina se convierte en empresaria.

Al respecto, el ejemplo que da Deleuze, lo saca del Libro El azúcar y el hambre[2], de Robert Linhart, que tiene como referente una investigación en las regiones azucareras del norte brasileño. La anotación que hace Deleuze es la siguiente:

“Linhart dice una cosa, y lo dice tan perfectamente que, aunque ya la pensáramos, la recrea. Es muy buena la manera en que lo dice. Dice que el problema del hambre en el mundo, de las personas que tienen hambre, evidentemente no es un límite exterior. Es lo que llama el hambre producida. De cierta manera lo sabemos todos, es producida, ¿qué es lo que intento decir más confusamente cuando hablo del límite inmanente? Lo digo por oposición, precisamente, a un límite exterior. En otros términos, el hambre no se encuentra como resultado de una penuria, es producida como el fruto de una organización. En otros términos – y es verdad que la expresión no es linda – habría que hablar de un hambre sofisticada, o bien de un hambre que no es una en absoluto un hambre de penuria. El hambre es lo que se produce. Así que el sistema produce el hambre. Eso es el límite inmanente[3].”

Deleuze dice, recogiendo lo que ya dijo Marx, que el capitalismo es un modo de producción que produce por producir, le añade que produce para el capital. Esta doble característica del modo de producción capitalista nos muestra dos círculos viciosos; el que produce por producir, que sería la parte perversa de la cosificación generalizada, que ocasiona el modo de producción capitalista; el que acaece cuando se produce para el capital, que sería el ciclo vicioso de la valorización abstracta. Cómo hemos dicho, ambos ciclos viciosos se sostienen sobre el sustrato del proceso de la cosificación generalizada, en pocas palabras, en el proceso de deshumanización, que también implica la desvitalización, en otros términos, la destrucción ecológica.

Recogiendo una cita de el libro citado, El azucar y el hambre, se expresa lo siguiente:

“A medida que recogía testimonios y datos datos, el hambre se me aparecía con una terrible nitidez como la materia y el producto de un dispositivo complicado hasta la perfección. El hambre no era una simple ausencia espectacular, casi accidental, de alimento disponible – eso sería el hambre exterior, sería el hambre-penuria – como nos la presentan cuando se nos quiere hacer creer que para saciarla alcanzaría con movimientos de caridad o ayudas de emergencia. El hambre del nordeste brasileño era una parte esencial de lo que el poder militar llamaba desarrollo de Brasil. (Tal como el límite es un elemento constitutivo del desarrollo, el hambre es un elemento constitutivo del desarrollo). No era un hambre simple, un hambre primitiva. Era un hambre elaborada, un hambre perfeccionada, un hambre en pleno auge. En una palabra, un hambre moderna. Yo la veía progresar por oleadas llamadas planes económicos, proyectos de desarrollo, polos industriales, medidas de incentivo a la inversión, mecanización y modernización de la agricultura. (En efecto, este monocultivo azucarero implica una agricultura altamente industrializada). Hacia falta mucho trabajo para producir esa hambre. De hecho, un gran número de personas trabajaban sin descanso. Estaban ocupados en los edificios, en las oficinas, en los palacios, y todo tipo de puestos de comando de control. Esta hambre zumbaba en órdenes de compra pasadas por télex, en líneas de crédito en dólares, marcos, francos, yenes, en la operación febriles. Nunca se terminaría de entrar en el detalle de la producción del hambre. Comerciantes, banqueros, navieros, empresarios, expertos, hombres de negocio, tenían su participación, y un ejército de intermediarios, de corredores y de negocios. Y estudios de consultoría, institutos de planificación. Y generales, políticos, policías… Por supuesto sus características mismas, esa hambre se confundía con el desarrollo del modo de producción. Monocultivo azucarero, monotonía alimentaria. Un hambre lenta, paciente, un hambre corrosiva progresando al ritmo de la economía mercantil[4].”

De esta manera se pasa del cultivo diversificado al monocultivo de la caña de azúcar, cambiando la dieta de la población, llevándola solo a comer porotos, lo que contrae consecuencias en su propio desarrollo humano y corporal, trayendo como repercusiones secuelas irreversibles. Esta es una primera etapa de la producción por la producción, de la producción para el capital, una etapa donde todavía se puede combinar la expansión capitalista del azúcar con los cultivos campesinos, que alimentan a la población. En cambio, cuando se pasa a una segunda etapa de la producción por la producción y de la producción para el capital, ya no puede suceder esto, ya no hay posibilidades de una combinación de este tipo, puesto que definitivamente desaparece el cultivo diversificado de los campesinos, entonces la población está condenada. 

Este fenómeno, descrito por Linhart, en su libro El azucar y el hambre, aparece en otros rubros, aunque con sus propios contextos singulares y límites singulares, en unos casos, quizás con menor intensidad y expansión, en otros casos, con mayor intensidad y expansión. El paso al monocultivo empresarial implica no solamente la desaparición de lo que hemos llamado economías campesinas, sino que implica también la condena al hambre de la población, obligando a migrar a la ciudades, donde van a encontrar otra hambre, esta vez urbana. Al respecto podemos citar muchos ejemplos, pero sólo daremos algunos, quizás respecto a los más conocidos, por ejemplo, la producción del café, cuando se vuelve monocultivo en grandes extensiones territoriales, controladas por monopolios de la producción del café y por latifundios, que han expropiado tierras a los campesinos. Otro ejemplo paradójico, que hemos presentado, usando otras investigaciones, es el relativo al fenómeno del monocultivo de la quinoa, esta vez dada en comunidades que tienen propiedad común de la tierra, que han convertido su producción de quinoa en una producción por la producción, por lo tanto, para el mercado y, en consecuencia, se convierte en producción para el capital. El investigador Enrique Ormachea Saavedra del CEDLA, ha llamado a este fenómeno capitalismo comunitario. Es decir, que no sólo por la vía de la propiedad privada se puede avanzar hacia este fenómeno monopólico dual, de la producción por la producción y la producción para el capital, que son dos círculos viciosos complementarios. Otro fenómeno, parecido y conocido, es el de la producción de la coca excedentaria; otro ejemplo, aunque con otras características, con sus propias singularidades, de lo que ocurre cuando se pasa a esta compulsión por la producción por la producción y a la producción para el capital. En todos los casos los consecuencias son desastrosos, la consecuencia dramática es el hambre, la expansión del hambre. La consecuencia ecológica corresponde a la destrucción de los ecosistemas. La consecuencia histórica, por decirlo así, es la desaparición del porvenir.

Este límite, correspondiente a la tendencia a encaminarse a un límite que, en este caso, puede ser un límite fatal, acontece en gran escala en el mundo en términos de la crisis de la geopolítica del sistema mundo capitalista. Nuevamente la competencia capitalista nos lleva al borde de una nueva guerra mundial, ésta vez con posibilidades catastróficas, amenazando la sobrevivencia humana, puesto que la probabilidad de una tercera guerra mundial es la guerra nuclear, con el uso de armas demoledoras de exterminio masivo. No se trata de bloques antagónicos, opuestos ideológicamente, como ocurría durante la guerra fría, cuando se enfrentaban las hiperpotencias de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos de Norteamérica. Nuevamente nos encontramos ante bloques capitalistas, como ocurrió durante la primera y segunda guerra mundiales. Por un lado, el bloque de la OTAN, que tiene como matriz al complejo militar tecnológico científico y cibernético de la hiperpotencia de los Estados Unidos de Norteamérica; por otro lado, tenemos al bloque, todavía no del todo conformado, sino en condiciones de su propia provisionalidad, pero ya tejiendo pactos, que corresponde a la Federación Rusa y a la República popular de China, además de contar con la circunstancia de un apoyo relativo de parte de los BRICS. Para decirlo en términos sencillos, diremos que se trata de la competencia capitalista entre potencias enfrascadas en una producción para la producción y una producción para el capital. Los que no soportan la competencia pretenden ir a la guerra para busca cambiar la situación desventajosa económicamente. Empero se trata de una guerra a la que no pueden llegar, puesto que en esta guerra pierden todos, no es una guerra donde hay ganador. En consecuencia la tercera guerra mundial es un límite al que se tiende y al mismo tiempo es un límite al que no se puede llegar.

De esta manera podemos decir que la guerra es algo inmanente al propio desarrollo del capitalismo. ¿Qué es lo que ocurre en torno a la guerra en Ucrania? ¿Qué es lo que ocurre en torno a la guerra larga e intermitente en el medio oriente, con Israel en medio? Ciertamente cada una de estas guerras tiene su propia historia singular, sus propios contextos singulares, además de sus propias genealogías del poder y de guerra singulares, sin embargo, comparten esta tendencia al límite, inherente a la geopolítica del sistema mundo capitalista. En el caso de Ucrania, la OTAN se enfrenta, de manera indirecta al bloque de la Federación Rusa y de la República Popular de China. Concretamente la hiperpotencia de los Estados Unidos de Norte América, potencia en decadencia, tanto económica como científica y tecnológicamente, a pesar de que está segunda característica es todavía opaca, se enfrenta a la emergente hiperpotencia de la República Popular de China, en pleno auge económico, siendo ya la primera potencia económica, en pleno desarrollo de revoluciones científicas, tecnológicas, cibernéticas y comunicacionales. En tanto que las potencias occidentales pierden la competencia económica, se inclinan a la guerra. La propuesta o el proyecto a mediano y largo plazo de la República Popular de China es la nueva ruta de la seda, que articularía, primero, a Euroasia, y después, al mundo entero, en una gigantesca red de distribución, de transportes y de integración mayúscula del mercado, dado a un escala sin presidentes. Se podría decir que esta nueva ruta de la seda es un ruta, que puede considerarse de la paz, obviamente con preponderancia del nuevo centro del sistema mundo capitalista, que es  China. Entones La pax china. Frente a esta posibilidad los Estados Unidos de Norteamérica han reaccionado de manera agresiva, atacando a la economía de la República Popular de China. Esto ha llevado, por distintos caminos sinuosos, a la confrontación con la Federación Rusa, provocando una guerra en Ucrania. 

El Estado de Israel nace en condiciones problemáticas, una vez culminada la segunda guerra mundial. La migración judía a Palestina data del siglo XIX, se hace importante durante el siglo XX y desborda en en la segunda mitad del siglo XX. En principio, la fundación del Israel tiene que ver con la huida del holocausto, de la persecución y de los progromos. Israel se funda sobre la base de los kibutz, siendo prácticamente una proyección socialista singular. Sin embargo, en la medida que crece la amenaza del entorno árabe, de países y de Estados árabes, que no ven con buenos ojos la consolidación del Estado de Israel, se opta por la guerra. Desde la primera guerra israelita-árabe (1948) el Estado de Israel tiende a una alianza estratégica con los Estados Unidos de Norteamérica. A la fecha esta alianza corresponde a una geopolítica complicada, incluso saturada, sin solución, salvo el del exterminio, en el medio oriente. 

Volviendo al asunto del límite, en este caso también se ratifica que la guerra es inmanente a la geopolítica del sistema mundo capitalista. De la utopía, quizás muy difícil del lograr, la de Hannah Arendt, de una Confederación israelí-árabe, se ha pasado, hasta la actualidad, a una situación de opciones antagónicas excluyentes, o serán los unos o serán los otros, Israel o Palestina. Se ha llegado a la guerra de exterminio, a la inhumación absoluta, a la cosificación plena, al genocidio y al crimen desenvuelto de manera descarnada, abierta y confesada. De lo que se trata es de asesinar, de exterminar al enemigo; la diferencia radica que, en el caso de uno de los enemigos, se tienen menos recursos para hacerlo, en cambio, en el caso del otro enemigo, se tienen los recursos suficientes para perpetrar este objetivo calamitoso. En consecuencia, la cantidad de muertes en un lado y en otro son altamente diferentes.

Lo sorprendente en este contexto es la inclinación de los medios de comunicación, también de los Estados, que se inclinan por un lado o por el otro, atizando la guerra. El guerrerismo aparece como la única opción de salida a la crisis, cuando no es ninguna salida, sino es la entrada al apocalipsis. En los medios de comunicación ha desaparecido el análisis serio, profundo y erudito. Sólo se escucha repetir la misma letanía argumentativa de descripciones provisorias y fragmentadas, de supuestos conspirativos, de sentidos comunes obsoletos y anacrónicos, incapaces de abordar a problemática desde sus raíces. 

Los Estados, sobre todo, en su condición de gobiernos, creen estar en una guerra fría, por lo tanto, se inclinan de una manera inocente a un lado o al otro de los bloques enfrentados. Como hemos dicho muchas veces, los enemigos son cómplices, participan de una complementariedad perversa, se necesitan y se requieren para legitimarse, aunque se trate de una legitimación imposible del usufructo del poder, en plena decadencia del sistema mundo capitalista y de la civilización moderna. 

Lo sorprendente es que la sociedad y los pueblos no solamente se encuentran altamente vulnerables, sino que no atinan a defenderse ante la posibilidad límite de cruzar el límite, de estar arrastrados hacia una tercera guerra mundial. Adormecidos y atónitos asisten a su propia muerte anunciada con antelación.

Esa tendencia al límite ha aparecido en la historia del capitalismo, también en la genealogía de poder, en el advenimiento intermitente de las formas del totalitarismo. Por cierto, no hay sólo dos formas del totalitarismo, como lo ha presentado Hannah Arendt, la forma de la totalitarismo del nacional socialismo alemán y la forma del totalitarismo bolchevique de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, sino hay otras más. Una que se presenta como si no fuera totalitarismo se autonombra como no totalitarista, como liberal. En principio, puede parecer como una figura opaca del totalitarismo, más bien difuso, pero esto sólo ocurrió en un principio de la República. En la medida que el capitalismo desenvuelve su propia crisis orgánica y estructural intermitente, en la medida que la genealogía del poder entra también en crisis, tienden las repúblicas liberales a un velado totalitarismo, que se hace presente, sobre todo cuando se declara el Estado de excepción, en plena crisis social, política y económica. La violencia es inherente al Estado, emerge de una guerra de conquista e impone la ley, una vez que se ha impuesto a través de la fuerza. Si bien todo esto es todavía un tanto difuso, provisional y hasta intermitente, en la medida que se produce el desarrollo del capitalismo, por la vía no solamente de su crecimiento y transformación, sino a través del decurso de sus crisis, la opción al totalitarismo se hace plenamente presente, como hemos dicho, no solamente en las figuras de las dos formas más patéticas y patentes, más dramáticas y catastróficas. De una manera burda la versión neoliberal ha impuesto su ajuste estructural, es decir, sus privatizaciones, sus despojamientos y desposesiones, a través de una dictadura militar en Chile. Esto marca el punto de partida de la aplicación neoliberal, de manera contundente como opción mundial a la crisis del capitalismo, sobre todo bajo la dominancia del capital financiero. Esta opción al totalitarismo vuelve a aparecer de manera clara en la aplicación del neoliberalismo bajo gobiernos emergidos de elecciones. Según estos gobiernos el neoliberalismo es una opción para salir de la crisis económica, desenvuelta y manifiesta en sus desequilibrios económicos. Sin embargo, se comprueba que el neoliberalismo, su aplicación dramática, termina siendo parte estructural de la crisis del mismo capitalismo, entonces la extiende por otros caminos, de una manera más patente u catastrófica. Para lograr su aplicación van a recurrir al Estado, incluso al Estado de excepción, a la represión sañuda y a la violencia desenvuelta. 

En la coyuntura presente vuelve a aparecer esta figura de totalitarismo en forma de retorno del neoliberalismo, pero de una manera más violenta, tanto en sus ejecuciones como en sus discursos. Se nombran como liberales radicales y hasta tienen el tupe de autonombrarse incorrectamente y de manera usurpadora “libertarios”. ¿Qué es lo que hacen? Lo que siempre ha hecho el neoliberalismo, por así decirlo, transferir la crisis económica al pueblo y a la sociedad, incrementando dramáticamente el costo social. En otras palabras, producen hambre, más hambre de la que ha producido el neopopulismo, de lo que han hecho los gobiernos de la forma de gubernamentales clientelar y demagógica. 

Hay que entender que esta tendencia a producir hambre, de manera expansiva en la población, esta manera de descargar la crisis en los cuerpos de la sociedad y el pueblo, es en definitiva un genocidio diferido, puesto que el hambre asesina. En la coyuntura, de manera más clara, esta opción del liberalismo radical adquiere la figura patética en una versión estrafalaria de totalitarismo. Incluso las figuras descaradas de pretensiones caudillescas, de líderes histriónicos y delirantes, reaparecen como en el caso de los antiguos caudillos de los totalitarismo del siglo XX, hedonistas y egocéntricos. En todo caso, se parecen más a las figuras histriónicas y delirantes del neopopulismo. Por más que quieran diferenciarse del neopopulismo, los neoliberales, en su segunda versión, comparten las expresiones, los perfiles y los espectáculos que ofrecieron los neopopulistas. Lo que quiere decir que forman parte de la misma estrategia de poder en la geopolítica del sistema mundo capitalista: la destrucción del tejido social.

En esta exposición, en este ensayo, tenemos varias figuras del límite de la tendencia al límite, límite peligroso, por cierto, una vez que se lo cruce, pues se entra no solamente en otros espacios de agenciamientos, sino que, en el caso de la crisis múltiple del sistema mundo capitalista, este límite implica el apocalipsis. No solamente en su desenlace como guerra mundial, sino sobretodo en su desenlace como catástrofe ecológica planetaria. Esta tendencia límite de la desaparición es inherente e inmanente al sistema mundo capitalista y a la civilización moderna, puesto que también se expresa manifiestamente en el sistema mundo cultural de la trivialidad, que acaece en la figura actualizada de la civilización moderna. 

Notas


[1] Tomando en cuenta la teoría matemática, en lo que respecta al cálculo diferencial, la derivada de una función corresponde a la división del cambio instantánea, que mide la variación de la función, de acuerdo al movimiento de la variable independiente. El concepto de derivada de una función se calcula teniendo como referente el límite de la rapidez de cambio, media de la función en cierto intervalo, considerado cada vez más pequeños para la variable independiente. De esta manera se calcula el valor de la derivada de una función en un punto dado. La derivada de la función en el punto marcado es equivalente a la pendiente de la recta tangente.

[2] Robert Linhart: Le sucre et la faim. Enquête dans les regions sucrières su Nord-Est Brésilien. Editions de Minuit. París 1981. 

[3] Gilles Deleuze: Derrames II. Aparatos de Estado y axiomática capitalista. Editorial Cactus; serie Clases. Buenos Aires 2023. Pág. 311.

[4] Ibídem: Págs. 313-314.

Agradecimiento y participación

Enumera 5 cosas cotidianas que te hagan feliz.

Sentirme en el planeta Tierra, ser parte del acontecimiento vital del universo. Saludar a sol, que obsequia su candente energía, saludar a la cordillera, a la atmósfera, a los ciclos del agua y a la fertilidad de los territorios. Hablar con las plantas, agradecerles su obsequio de oxígeno. Sentir la potencia creativa de la vida. Ser conscientes de la complejidad integral y dinámica de la existencia.

El paisaje de todas mis mañanas.

Los arlequines hablan de “libertad”

Los arlequines hablan de libertad

¿Pueden hablar de libertad los amos y sus capataces? Asistimos a un mundo bizarro, que que ha ido más lejos que el mundo Cambalache del siglo XX. En el siglo XXI los amos y los capataces usurpan el término de libertad; hablan de libertad a descuello para imponer nuevamente la dominación de marras, que impusieron conquistadores, colonizadores y esclavistas en las tierras de Abya Yala.

 

Sin inmutarse de su comedia burlesca, restregan el pañuelo de la “libertad” en las caras pálidas de los medios de comunicación, insípidos y banales. Concepto de libertad trivializado, vaciado de contenido y de su propia historia, para ser usado como bandera sucia de la nueva campaña de despojamiento y desposesión, en las renovadas rutas de la reconquista, de la recolonización y de las nuevas formas de esclavización, que pretende perpetrar el decadente  imperio del sistema mundo capitalista.

 

Estos nietos de los ejércitos genocidas, de exterminadores de las naciones y pueblos de la Patagonia, se rasgan las vestiduras vociferando sobre la libertad. Concepto que no entienden y lo manejan mecánicamente, recordando las clases impartidas sobre una teoría abstracta de la tercera década del siglo XX,  que confunde la realidad con un dibujo cartesiano de las curvas de oferta y demanda.

 

La idea de libertad emerge propiamente de los cuerpos de los explotados, esclavizados y condenados de la tierra. La libertad es la acción de las liberaciones múltiples, respecto de las cadenas de los amos y patrones, que construyeron el Estado, como máquina de poder; el capital como fetichismo de la mercancía, escondiendo las relaciones sociales de explotación; que inventaron la religión para endulcorar sus dominaciones descomunales. Erigiendo todo esto sobre el sustrato de las fraternidades de machos que imponen las dominaciones patriarcales.

 

Estos jinetes del Apocalipsis avanzan despavoridos, arrasando a su paso, contaminando, depredando, destruyendo los territorios, las cuencas, las aguas y las atmósferas. Han vuelto para destruir la vida, para asesinar todo lo que es vida; lo hacen a nombre de la palabra “libertad” como burlándose sarcásticamente de sus víctimas.

 

La guerra contra la sociedad, los pueblos y la vida ha sido declarada nuevamente. La responsabilidad de los pueblos es defenderse y defender la vida contra esta civilización de la muerte, de este sistema mundo moderno de la destrucción masiva. Nadie puede quedarse callado, mudo e indiferente. A nombre de los hijos de los hijos, de los hijos de los nietos, del porvenir, es indispensable luchar ahora.

 

¡Mueran los Arlequines, que hablan burlescamente de “libertad”, una vez que la han asesinado y que pretenden acabar con todo proyecto de liberación. ¡Marchar solidarios hacia las sociedades ecológicas, hacia la Confederación de los Pueblos Autónomos del mundo, hacia la autogestión y el autogobierno generalizado!

 

 

 

 

 

La segunda ola de intervenciones del desvencijado imperialismo

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La segunda ola de intervenciones del desvencijado imperialismo

La nueva ofensiva militar de la superpoencia del norte, enfrascada en la segunda guerra fría, inventada por los servicios de inteligencia, cada vez más inutiles y desgastados, además de desorientados, tiene como correspondiente desencadenamiento a la segunda ola de intervenciones contra la soberanía de los pueblos. La primera fue militar, induciendo golpes de Estado, durante las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado. Ahora, en pleno siglo XXI, interviene nuevamente induciendo gobiernos de extrema derecha, ultraconservadores, además de sumisos y cipayos, utilizando el fabuloso aparato mediático y cibernético a su disposición, esta vez imponiendo gobiernos por la vía electoral.

Desde esta perspectiva los gobiernos de derecha y neoliberales son la continuidad perversa, pero disfrazada de civil, de las cruentas dictaduras militares y de la perpetración del genocidio. Se dicen radicales liberales, pretenden usurpar a los anarquistas el termino “libertario”, ocultanto en este uso su profunda grosera contradicción e imposible uso; sin embargo, no son más que la elocuencia delirante del ultraconservadurismo y sus guardados prejuicios racistas, coloniales, machistas, patriarcales. Desatando su furia gamonal contra los pueblo expuestos a su violencia.

Para que esto ocurra, los llamados neopopulismos cavaron su tumba, castrando la capacidad de lucha de los pueblos con sus fechorías, la implementación del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, conformando la burguesía rentista.

Los pueblos están solos y vulnerables ante las arremetidas de “progresistas” y conservadores. Por eso necesitan recurrir a la experiencia y memoria sociales para liberar la potencia social, en la perspectiva del autogobierno y la autogestión de los pueblos del mundo.

La memoria libertaria recuerda que la lucha por las liberaciones múltiples es contra el Estado, el capital, la otra cara del Estado, contra la religión, matriz de las ideologías, contra las dominaciones coloniales y patriarcales. ¡La lucha continua!

Apuntes para una arqueologia del concepto de Estado

Apuntes para una arqueología del concepto de Estado

El Estado espacial y la espacialización del Estado

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

 

 

 

 

Dedicado a Víctor Hugo Quintanilla Coro, quien continua persistente y consecuentemente la lucha anticolonial, que no puede ser sino crítica y dinámica. A su compañera Shirley Gladys Clavijo Villarroel. A mis ahijadas Guadalupe Ángela Quintanilla Clavijo y Alexia Penélope Quintanilla Clavijo. A toda la familia comprometida con las liberaciones múltiples.

 

 

 

Introducción

La intuición y el concepto del espacio supone una fenomenología basada en la experiencia de la exterioridad. Sin embargo, no hay que olvidar que no se puede hablar de exterioridad sino desde una interioridad, entonces, también supone una experiencia de la interioridad, que según Emmanuel Kant corresponde al tiempo, a la configuración del tiempo desde la estructura misma de la subjetividad. En este caso nos interesa abordar la problemática del Estado desde la perspectiva del espacio, entonces tendríamos que hablar, descifrar, decodificar e interpretar el Estado desde la experiencia de la exterioridad, que según Michel Foucault tiene que ver con el poder, el poder es exterior. Se opone a las resistencias y busca colonizar la interioridad.

 

Entonces en este ensayo vamos a abordar la interpretación del Estado desde la perspectiva espacial, por eso, hablamos del Estado espacial y también del espaciamiento del Estado. Queremos ocasionar un desplazamiento conceptual en la interpretación del Estado, por lo tanto, un desplazamiento conceptual producido desde la experiencia social, tanto de la exterioridad como de la interioridad. Es decir, comprendiendo la actividad de esta experiencia dual desde la intuición y concepto de espacio, que, obviamente, se abre a su propia arqueología del saber. Hay distintas acepciones del espacio, lo que nos llevaría a la interpretación del Estado desde las distintas experiencias espaciales de las sociedades y los pueblos.

 

 

A propósito del desplazamiento conceptual, respecto a la interpretación del Estado, considerando la mirada espacial, vamos proponer una premisa, que puede considerarse histórica, mejor dicho, genealógica. Es la siguiente:

 

El espacio estriado, estratificado por el Estado, corresponde a las formas genealógicas del Estado antiguo. En tanto que el espacio liso corresponde a las sociedades nómadas o itinerantes, a las sociedades sin Estado. El espacio capitalista desterritorializa, por así decirlo, por segunda vez, los espesores territoriales de las sociedades ancestrales sin Estado, aunque sí con códigos relativos a las filiaciones. La primera desterritorialización, como hemos dicho, corresponde al imperio, que sobrecodifica los códigos iniciales de las comunidades, desterritorializando las conjunciones y conjugación territoriales y sociales de las comunidades, empero reterritoralizando nuevamente todo en el cuerpo del déspota, así como en la institucionalidad burocrática y sacerdotal de la dominación concentrada. El mercado capitalista vuelve a desterritorializar, esta vez acompañando al desierto capitalista con decodificaciones mayúsculas, con suspensiones institucionales de las formas de organización antiguas. Se podría decir que la sociedad capitalista es una sociedad sin códigos o tendría que ser una sociedad sin códigos, sin embargo, no ocurre esto. ¿Por qué? A la sociedad capitalista le correspondería un espacio liso, parecido al de los nómadas, empero, no ocurre esto, puesto que el Estado moderno vuelve a estriar el espacio, realizando esta operación de manera paradójica, con la reterritorialización institucional del Estado nación. En otras palabras, el Estado nación impide que se llegue al espacio liso, bloquea esta posibilidad, hace que no se cruce el límite y se quede todo en los agenciamientos de las genealogías del poder del imperio antiguo.

 

Teniendo en cuenta esta premisa, vamos a abordar la tarea de la espacialización del análisis del Estado. Hay como tres escenarios y hasta cuatro. Diferenciando el corte histórico entre la época colonial y la época poscolonial, tenemos el primer escenario, que corresponde a la conjunción, composición y conjugación de espacios en transformación, en consecuencia, en transición, donde habitan y se cobijan, además de imaginarlo, las sociedades que experimentan el dramatismo de la conquista y de la colonización. Cuando se consolida el orden colonial del poder, a través de una compleja organización, que tiene su referente central aparentemente en la metrópoli ibérica, empero, efectivamente se trata de varios centros dispersos, se trata del descentramiento colonial en varios centros, que son las metrópolis virreinales, se da lugar a las cartografías coloniales que se superponen a los recorridos móviles de los ayllus. Entonces, tenemos dos fases o dos escenarios de la época colonial. Después de las guerras de la independencia, cuando se instalan las repúblicas flamantes en la formación histórico social colonial del continente de Abya Yala, se puede decir que el espacio colonial se fragmenta, dando lugar a lo que hemos llamado la “republiquetas”. El paso de la cartografía colonial a la cartografía republicana implica la definición de las nuevas fronteras, aunque sobre la base de las antiguas administraciones coloniales. Esta fase o escenario, el tercero, en nuestra cronología espacial, nos muestra una mezcla de composiciones espaciales, coloniales y republicanas. Las revoluciones nacional populares intentan la conformación de una República, en pleno sentido de la palabra, con la incorporación de las mayorías al ejercicio de la democracia formal institucionalizada. En este caso, en esta cuarta fase o escenario de nuestra cronología espacial, tenemos la conformación y configuración de un espacio moderno, aunque sobre la base de un substrato barroco, que corresponde a las sedimentaciones de una historia espacial abigarrada.

 

Espacialización del Estado

Hay que pensar otra connotación del Estado, que se encuentra más allá de lo acostumbrado, en el lenguaje usado desde tiempos remotos. La relación del espacio y el Estado o, más bien, dicho de otro modo, hablamos del espacio estatalizado; lo que llama Gilles Deleuze el espacio estriado, que tiene una imagen inmediata en el Estado moderno en tanto geografía política. Pero, la relación del Estado con el espacio es más antigua, no solo con lo que respecta al imperio, a la extensión de la dominación mediante la conquista y incorporación de pueblos y territorios, sino en el acto mismo de nombrar la relación entre cargos y espacios a cargo de las autoridades. Por ejemplo, en Qaraqara-Charka, Mallku, Inka y Rey de las provincias de Charcas (siglos XV-XVII); Historia antropológica de una confederación aymara, Tristan Platt, Thérèse Bouysse-Cassagne, Olivia Harris, nos muestran esta inmediata relación entre Estado y espacio, además de cargos ligados a responsables de hacerlo, fuera de las relaciones de filiación y de las alianzas territoriales, que corresponden a los ayllus. En el ensayo de interpretación del libro citado, de investigación colectiva, los autores mencionados escriben en el apartado Provincia y nación, lo siguiente:

 

La palabra “provincia” se usa constantemente en las fuentes con referencia a diferentes niveles de organización, como acabamos de precisar. Pero ¿en qué medida se trata de un vocablo que tiene un equivalente en las lenguas andinas? Conviene aclarar primero el significado en castellano de la época. El tesoro de la lengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias, publicado en 1611, ofrece la definición siguiente:

 

Una parte de tierra extendida, que antiguamente, acerca de los romanos, eran las regiones conquistadas fuera de Italia, latine provinciae, quasi procul victa. A estas provincias enviaban gobernadores, y como ahora los llamamos cargos, este mismo nombre provincia significa cargo.

 

Aquí, la palabra castellana combina dos elementos semánticos en un solo concepto: La idea de una extensión geográfica (tierra extendida), por una parte; y por otra, la administración de una “región conquistada” por parte de “gobernadores“ (”cargos“) enviados desde un centro Imperial (sea Roma o Cusco). 

 

Sin embargo, en las lenguas andinas estos dos elementos semánticos – la jurisdicción y el espacio – se expresan con palabras distintas. Por ejemplo, en el diccionario de la lengua quechua de Diego González Olguín, la palabra “provincia“ se encuentra con el significado de ”términos o jurisdicciones de jueces“ (suyu suyu, suyuquinray, o suyuquiti); el ”juez“ aquí puede entenderse como equivalente al ”gobernador“ de Covarrubias. A este nivel, el centro Imperial Cusco y suyu es la provincia en una dimensión administrativa, pues se trata de un repartimiento de trabajo de territorio. Además, tanto en el diccionario de González Olguín como en el vocabulario de lengua aymara de Ludovico Bertonio una de las muchas acepciones de suyu es “la parte que uno o muchos toman de alguna obra para trabajar como iglesia ya Chácaras, Edificio etc.” dicha definición nos remite a un aspecto fundamental del concepto suyo: Se aplica a las jurisdicciones pertenecientes a cualquier nivel social, del mismo Tahuantinsuyo (“todas las cuatro provincias del Perú“) hasta la responsabilidad que corresponde a un solo individuo.

 

En contraste con lo anterior, quimray y quiti tienen un significado espacial que se aproxima a la noción de “tierra extendida“; González Olguín señala que las provincias consisten en comarcas o lugares o partes (quimray quimray, quiti quiti). De hecho, quimray y quiti se refieren a dos aspectos diferentes del concepto, tierra extendida. Quimray significa “lo ancho, las provincias o y el distrito“; es la ”travesía” que atraviesa un espacio territorial (por ejemplo, una ladera, como en la frase moderna chawpikinray, “media ladera”). Quiti, en cambio, es “la provincia o sitio o comarca a la redonda de un lugar el contorno o circuito“, o el hueco, ; el énfasis está más bien en la circunferencia de un espacio, en los linderos externos. 

 

En fin, suyo se refiere a la administración de una población, población o una responsabilidad humana, mientras que quimray y quiti señalan extensiones en el espacio. Tal distinción léxica en quechua, entre dos elementos semánticos que se encuentran unidos en la palabra española, provincia, encuentra un ejemplo capaz en la palabra compuesta suyuquiti, qué significa precisamente “la tierra de jurisdicción de cada juez“. Lo mismo se desprende de la traducción al aimara, que Bertonio ofrece de “provincia de alguna nación”: Mamani, suu, uraque. Aquí, suu es lo mismo que suyu, y uraque quiere decir tierra. Mamani o wamani, águila, se refiere tanto al señorío aimara como a la provincia incaica; el término expresa el nivel, en el cual los señoríos preincaicos se articularon con la administración del Tawantinsuyu. Bertonio traduce la frase mamani conturi mayco (literalmente, halcón, cóndor, señor) como “halcón, como rey de pájaro, y también un señor de muchos vasallos”[1].

 

 

En consecuencia, es importante comprender la relación de espacio con el Estado, entender la emergencia de una institución, que nace con un nombre, que hace referencia al espacio, pero también a cargos, a responsabilidades, y tiene la noción de las filiaciones y las alianzas territoriales. Un término lingüístico hace referencia a la experiencia, se puede decir más bien que desde la experiencia se nombra, antes que desde el lenguaje se nombre. Claro, está aquí usamos dos acepciones distintas del nombrar; la primera, connota no el acto lingüístico, sino la metamorfosis de la experiencia en una figura imaginada, que adquiere sonido y también escritura. La segunda, tiene que ver ya con el acto lingüístico, la pronunciación y la escritura de la lengua que expresa la figura imaginada. 

 

¿A dónde apuntamos? A que lo que llamamos Estado no solo corresponde a una genealogía del poder, como nos hemos acostumbrado a hablar, si no que corresponde, antes, a una arqueología del concepto, que supone una arqueología figurativa y también una arqueología de la imaginación referida. Vamos a lanzar una hipótesis interpretativa de lo que acabamos de decir: Lo que llamamos Estado, lo que en la modernidad se llama Estado, nació mucho antes, en los nacimientos mismos de lenguaje, como representación, que supone un imaginario, que supone una experiencia, la misma que contiene las sensaciones y los sentidos, admitiendo las fenomenologías corporales, perceptuales y sociales.

 

Emmanuel Wallerstein dijo que el Estado es la institución que construyó la nación, pero habla de la nación en sentido moderno, no en el sentido antiguo, que tiene una característica, más bien, consanguínea, de filiación, incluso de alianza territorial. Para poder llegar al concepto de nación, en sentido moderno, como Estado nación, han tenido que pasar muchas metamorfosis y transfiguraciones del imaginario y de la experiencia, en los mismos desplazamientos y transformaciones lingüísticas. Para decirlo de una manera más ilustrativa, podemos repetir la hipótesis de la siguiente manera: El Estado fue imaginado y después fue construido.

 

De esta manera, le estamos dando una preponderancia dinámica, incidencia e iniciativa, a la imaginación social. Cornelius Castoriadis, en la Institución imaginaria de la sociedad, habla del imaginario radical, que precisamente tiene la facultad de crear de la nada. Esto es más o menos lo que está ocurriendo, no solamente con respecto al concepto de Estado, sino con todos los otros conceptos; suponen no solamente una arqueología del saber tal como lo hizo Michel Foucault, sino una arqueología de las transformaciones culturales, de las transformaciones lingüísticas, de las transformaciones imaginarias, es decir, suponen las fenomenologías ancestrales de la experiencia.

 

En este sentido, hablar de espacio, implica ligarlo a la experiencia a las sensaciones, a la sensibilidad corporal, a la percepción, a la inteligencia afectiva y a la inteligencia intelectiva. Es en esta experiencia, en las transformaciones de esta experiencia, donde se da lugar el sentido de lo experimentado o la fenomenología del sentido, la invención conceptual. El espacio no solamente se liga de manera inmediata a la experiencia, que otorga una figura de espacio, de entorno, de irradiación, de recorrido, incluso de mirada, que captura el espacio del que se habla. Sino que esta figura adquirida del espacio, en el sentido de la experiencia inmediata, si se quiere, en el sentido de la exterioridad, de Emmanuel Kant, adquirie una connotación imaginaria, así como otorga atribuciones de responsabilidad, de mando y de control. Aquí nace, podríamos decir, el sentido más antiguo del concepto de Estado, en sus acepciones más primarias y quizás fundamentales.

 

Ocurre que las sociedades se transforman, también sus imaginarios y sus representaciones, dando lugar a lo que conocemos como instituciones, que tienen, en un principio, un carácter más antropológico, después, mucho después, van a adquirir un carácter administrativo. Van a prolongar este carácter y proyectarlo como una concepción del poder, que implica, a la vez dominio, potestad de dominio, de administración de control y representación única. El Estado antiguo reúne un conjunto de connotaciones, que son articuladas y sintetizadas por las transformaciones dadas en la experiencia social, de tal manera, que se inventa una institución, que fue imaginada y que adquiere materialidad social.

 

El Estado moderno o, más bien, la concepción del Estado moderno se asienta, por así decirlo, sobre las connotaciones de un concepto antiguo de Estado, más ligado al imperio que a la República. En otras palabras, se llega a la paradoja de construir una República imperial, que, a la vez es, imperio o, dicho de otra forma, inventa un imperio que es republicano. La república o el Estado modernos contienen esta contradicción o, más bien, está paradoja, que guarda el secreto de su dominación, de su ideología y del ejercicio del poder.

 

A la llegada de los españoles al continente de Abya Yala, no solo se enfrentaron civilizaciones diferentes, sino también concepciones diferentes de la administración, del control, de la organización social y de la representación de los cargos y las responsabilidades, así también distintas experiencias sociales e imaginarios colectivos y constelaciones sensibles. Este enfrentamiento requirió de traducción, por lo tanto, de traductores, ahí están los cronistas y los sacerdotes, antes los sacerdotes que los cronistas y, un poco antes, aparecieron los autores de diccionarios. 

 

Como sabemos que la traducción es imposible, si asumimos lo que Bárbara Cassin dice en el Elogio de la traducción, complicar el universal[2], entonces podemos decir que, en este encuentro de desencuentros, entre conquistadores y nativos, no se da lugar a una traducción, sino más bien a una imposición de los sentidos, pero también a la resistencia de los sentidos. Asistimos, pues, a entrelazamientos de imaginarios, de experiencias, de sensibilidades, de fenomenología de la percepción y de conceptualizaciones. Este es el barroco latinoamericano y del Caribe.

 

Hemos hablado del Estado espacial, vinculando el Estado al espacio y el espacio al Estado, en procesos de estatalización. En otras palabras, atendiendo a lo que hemos dicho, el espacio está ligado a la experiencia, a la percepción, a las sensaciones, a los imaginarios y a los nombres, que le atribuye el imaginario y la lengua. En este sentido, el Estado no solamente es imaginario, sino es espacial, en el sentido de la invención del espacio desde la fenomenología de la percepción. Esto no quiere decir que no hay una exterioridad fáctica, al contrario, está exterioridad existe, empero es asumida a partir de la experiencia, es exterioridad transformada en experiencia social e interpretada por las fenomenologías de la percepción, las fenomenologías corporales y las fenomenologías imaginarias. En este sentido, la ideología del Estado o el Estado en su condición ideológica se sumerge en los espesores corporales.

 

Las sociedades no tienen una noción abstracta del espacio, como lo tiene la geometría; de manera diferente, la noción social del espacio está plagada de nombres, de sentidos, connotaciones, lingüísticas y semánticas. De aquí debemos partir, considerando lo que acabamos de decir, como premisa para interpretar el acontecimiento político en el continente de Abya Yala, que se rebautizó después con el nombre de América.

 

Pregunta: ¿Cuando se habla de Estado en América Latina y el Caribe en qué se está pensando, cómo se está interpretando el Estado? Por cierto, desde ya no es lo mismo, tal como se piensa o se pensaba en Europa, incluso en la contemporaneidad, cuando ya hay una tradición académica de la ciencia política, del uso del nombre Estado en el discurso político. La decodificación del Estado, hecha socialmente, colectivamente, supone la memoria o, más bien, las memorias sociales que guardan la inscripción de las experiencias sociales. A pesar de que se usa el término una y otra vez, en el discurso político o en la variabilidad del discurso político, sobre todo se use académicamente, socialmente, la interpretación del concepto de Estado es heterogéneo, sobre todo, es como decimos, barroco. 

 

Lo que acabamos de decir es importante, pues la decodificación semántica y somática del Estado puede interpretarse como resistencias a la concepción universal del Estado; abstracción, que sirve al discurso jurídico político como legitimación. En cambio, el discurso histórico político cobija las resistencias al Estado, al poder y a las dominaciones.

 

Los autores de la investigación colectiva del libro citado escriben:

 

En el caso de los Qara Qara y Charka, la palabra nación empieza a usarse en los años posteriores a las reformas del virrey Toledo (1569-1575). Hasta ese entonces los Mallku se habían mantenido en sus cargos y rangos respectivos, y seguían gobernando los señores principales de sus antiguos wamani, recibiendo tributos de sus indios, aun cuando estos repartidos en diferentes repartimientos. Pero la reducción drástica en los ingresos señoriales, dictada por Toledo, puso fin a su autoridad tradicional y cuando reclamaron contra la disminución de sus privilegios en calidad de señores naturales de la tierra, tuvieron que apropiarse de un nuevo vocabulario para referirse a las antiguas provincias que habían señoreado. De tal modo que cuando hablan de Naciones enfatizan la unidad histórica de los grupos, cuyo gobierno habían heredado de sus antepasados y se oponen al mismo tiempo a la fragmentación de sus wamani como resultado de los repartimiento y corregimientos establecidos por el Estado colonial.

 

¿Por qué los señores de los Charka y los Qara Qara fueron los únicos en adoptar este discurso? En parte, se debe a que eran asesorados por abogados españoles, vinculados con el amplio debate sobre los derechos de los señores naturales de América. Entre las siete naciones de Charcas existían patrones muy diversos de incorporación, tanto al Tawantinsuyu como el Reino de las Indias. Pero desde la década de los 70, los señores qara qara y charka argumentaban en favor de sus derechos tradicionales en sus jurisdicciones antiguas, alegando la persistencia de continuidad políticas incaicas en cada wamani.

 

La realidad de estas pretensiones varía, por supuesto. En algunos casos, las provincias incaicas, quizás correspondía estrechamente a los señoríos anteriores que habían gozado de autonomía hasta su incorporación en el Tawantisuyu. Esta dualidad de condición – autonomía y subordinación – se refleja en el uso de la misma palabra mamani (o wamani) para referirse tanto a la federación aimara autónoma como a la unidad administrativa imperial. Los wamani llegaron a ser, efectivamente, provincias, dentro de la estructura del Estado imperial, pero al mismo tiempo seguían recordando su existencia preincaica. Tal probablemente el caso de Qaraqara y, en menor detalle, de los Charka. Sin embargo, debemos reconocer que, al dar un título nuevo a los Qaraqara, el Inka Wayna Qhapaq creó dos provincias, dividiendo lo que quizás antes había formado una peligrosa unidad mayor[3].

 

 

Teniendo el espacio como experiencia de la exterioridad, el espacio devenido de la experiencia cambia, se transforma, de acuerdo con los desplazamientos y mutaciones de la experiencia. Ahora bien, si partimos de que el tiempo es memoria, el espacio de la experiencia también cambia en la recurrencia de la memoria. Responde las selecciones de la memoria en el contexto de la cultura. 

 

Ahora bien, si hablamos de Estado como espacio, como espacialización del Estado, estamos también ante mutaciones del concepto de Estado, que experimenta desplazamientos conceptuales, dependiendo del paradigma cultural y del paradigma teórico, puestos como plataformas interpretativas. La estatalización del espacio también es afectada, por así decirlo, por el tiempo, más que por el tiempo, por la memoria, por el tiempo, transcurrido como historia.

 

¿Qué pasa con el desierto capitalista? Usando esta metáfora de desierto para figurar y configurar y refigurar la desterritorialización y la decodificación dadas con la irradiación y la expansión del capitalismo, más cabalmente de la modernidad, ¿qué clase desterritorialización es esta del desierto capitalista? Esto pasa cuando el espacio tiende a ser liso, pero no del todo, no llega al límite, no atraviesa el límite para dar lugar a otros agenciamientos. ¿Qué pasa con el Estado? Hemos dicho en anteriores ensayos y exposiciones que el Estado vuelve a aparecer en el sistema mundo capitalista. Se vuelve al estriamiento del espacio. ¿Por qué ocurre esto?

 

No podríamos responder esta pregunta, si no tomamos en cuenta la sociedad. La pregunta es qué pasa con la sociedad. ¿La sociedad se des-socializa? No podría ocurrir esto salvo si hablamos del retorno y la emergencia de la sociedad alterativa, diseminando la sociedad institucionalizada por el Estado. Recurriendo a la historia de la modernidad y a la historia del capitalismo, se observa que si bien la sociedad se transforma, vive la experiencia de la vertiginosidad capitalista, de cuando todo lo sólido se desvanecen en el aire, vive la transvalorización de los valores, la suspensión de las instituciones tradicionales, lo que no desaparece es la estructura social, aunque está cambie con la presencia hegemónica de la burguesía. La burguesía no está interesada, para nada, en la desaparición del Estado, menos obviamente, en la desaparición de la estructura de clases. Por lo tanto, no está interesada en que acontezca el espacio liso, prefiere no llegar a este límite, sino más bien tenerlo y volver a estriar el espacio, de acuerdo con su axiomática capitalista.

 

Situémonos en el contexto del levantamiento panandino del siglo XVIII, de la rebelión de las naciones y pueblos nativos contra la corona española. Se puede decir que ya han transcurrido tres siglos de la conquista y la colonización del continente de Abya Yala, tres siglos de la conformación de la modernidad y la mundialización inicial. Hablamos de la modernidad barroca, como la definido Bolívar Echeverría. Una modernidad hegemonizada por el hemisferio sur, distinta a lo que va a venir después, a una modernidad hegemonizada por el hemisferio norte. ¿Que tenemos? 

 

Varios espacios superpuestos, distintos estriamientos del espacio, diferentes entrelanzamientos de espacios. La evidencia de estratos y subestratos, conformado sedimentaciones culturales. Si bien, se tiene al Estado colonial impuesto, no han desaparecido otras formas de organización del poder, sobre todo, vinculados a los territorios y a las alianzas territoriales, así como las filiaciones. Las actividades productivas, distributivas y de consumo recorren distintos escenarios, que se expanden por el continente y por los mares, en un mundo ya afectado por la historia de la globalización. Las metrópolis y las ciudades son un referente importante de la concentración de poblaciones, de stocks y de convergencias de flujos, así como de transferencia de flujos. La explotación minera es acompañada por la producción agrícola y pecuaria. La administración colonial está asentada sobre múltiples pactos con las noblezas nativas y lo responsables de cargos.

 

El tributo indigenal y otros impuestos administrativos, alimentan, sobre todo, monetariamente, al aparato administrativo y punitivo colonial. En el siglo decimonónico, en la metrópoli colonial se producen desplazamientos políticos, que se proponen modernizar la administración colonial a través de las intendencias. Esto es lo que se viene llamar las reformas borbónicas. Este momento es también el punto de inflexión, cuando se desborda lo que se podría considerar como acumulación de resistencias contra la dominación colonial y deriva en el gran levantamiento andino.

 

 

 

 

El levantamiento panandino

 

Breve descripción del alzamiento

 

La rebelión de Tupac Amaru II se hizo visible el 4 de noviembre de 1780, comenzando, de esta manera, el proceso emancipador, que se dio lugar en el virreinato del Perú. Este alzamiento desencadenó no solo la rebelión panandina, sino implicó un precedente,  tenido en cuenta en las guerras de independencia del siglo siguiente. Se puede decir, en los planos de la superficie de los espesores de la realidad efectiva, que fue una respuesta a la imposición de las reformas borbónicas, proyectada para las colonias españolas en América. La rebelión se inició en la región del Cusco, liderada por el curaca José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II. Geográficamente, abarcó un área más extensa que la guerra simultánea dada en norteamérica, donde se daba lugar la guerra de la independencia de los Estados de la Unión.

 

En la secuencia de la rebelión, Túpac Amaru II capturó, enjuició y ejecutó al corregidor de Tinta, Antonio de Arriaga. Inmediatamente, terminó con los repartos mercantiles, un sistema expropiador del comercio, que inducía a la compra obligada de mercadería. Después clausuró la fatidica obligación de trabajar en la mita de Potosí. En las primeras batallas los rebeldes consiguieron victorias contra los realistas, destacamentos compuestos de fuerzas reunidas por los corregidores españoles y los curacas realistas; dos ejemplos de lo que se dice es la toma de Ayaviri o la batalla de Pillpinto. La victoria más importante se dio lugar en el pueblo de Sangarará, donde se derrota a una coalición de milicias realistas, reunidas por la junta de guerra del Cusco. El virrey Agustín de Jáuregui y el visitador español José Antonio de Areche improvisaron, respondiendo con premura al levantamiento de Túpac Amaru, movilizando tropas desde Lima, incluso desde sitios lejanos, entre los que se puede nombrar a Cartagena de Indias. Las mencionadas autoridades realistas lograron reunir unos 17 mil hombres, muchos de ellos indios auxiliares, además de  contar con tropas regulares y veteranas.

 

En febrero de 1781, los rebeldes, en venganza por la ejecución de Tomás Katari, mataron a por los menos de mil a dos mil personas en Chuquisaca. A finales de febrero de 1781 las fuerzas realistas, reunidas en Cusco, lograron acumular fuerzas, otorgándose una ventaja numérica, así como también en armamento. Evaluando esta diferencia pasaron a la ofensiva, atacaron la base rebelde en Tinta. La noche del 5 al 6 de abril el ejército virreinal derrotó al grueso de las fuerzas rebeldes en la batalla de Checacupe. Túpac Amaru II se retiró a Langui, sin embargo, fue traicionado y entregado a los realistas, además de parte de su familia. El 15 de mayo Tupác Amaru, su familia y sus capitanes fueron sentenciados a muerte; el 18 de mayo, en un espectáculo de escarmiento, se lo condeno al descuartizamiento vivo, atando cada una de sus extremidades a cuatro caballos, empero el descuartizamiento no se dio, los intentos fueron vanos. Ante este hecho, el visitador español optó por decapitarlo, posteriormente despedazarlo. El virrey mandó a repartir las partes del cuerpo de Túpac Amaru en los distintos territorios y pueblos alzados. El decreto de Areche que siguió a la ejecución de Túpac Amaru II incluyó la prohibición de hablar la lengua quechua, el uso de ropas indígenas, también prohibiendo cualquier ritual, ceremonia, mención y conmemoración de la cultura incaica, así como la memoria de su historia. 

 

A pesar de la derrota del levantamiento y rebelión panandina, liderada por Túpac Amaru, los realistas no lograron controlar la región del Cusco; la rebelión se expandió y continuo su curso hacia el sur. A finales de abril de 1781, indígenas de las provincias altas, cerca del área central de Tinta, se levantaron en apoyo a Diego Cristóbal, primo de Tupác Amaru II. Se dieron lugar disturbios en las alturas de Paruro, Chumbivilcas, Urubamba, Calca y Lares, Paucartambo y Quispincanchi. Al norte, en nueva granada, criollos, mestizos e indígenas se movilizaron, interpelando el incremento de impuestos, demandando, además, una mayor autonomía política, organizándose en un común, tomando, de esta manera, el nombre de comuneros. Los eventos del Cusco encendieron la rebelión. Las autoridades de México, en Izúcar de Matamorros en Puebla, estaban temerosos de otro levantamiento como el de Túpac Amaru.

 

La rebelión de Tupác Amarú se difundió al sur de Cusco, en la región del lago Titicaca, en el Alto Perú, perteneciente al virreinato de La Plata. Donde se dio lugar a otro alzamiento en diciembre de 1780, liderado por Tupác Katari, quien fue apoyado por el primo de Túpac Amaru II, Diego Cristóbal Tupác Amaru. Esta rebelión se incrementó con la incorporación de las fuerzas que, tras la muerte de Túpac Amaru, trasladaron su base militar al sur. Katari sitió La Paz durante seis meses en dos ocasiones, durante 1781. 

 

Las fuerzas realistas se movilizaron al sur, acosados, empero, en la marcha, por la guerrilla indígena. Los seguidores de Diego Cristóbal y Tupác Katari atacaron muchos poblados alrededor del lago Titicaca, sitiaron Puno, Sorata y La Paz. Pese a que el ejército realista, dirigido por el general Del Valle, logró romper el sitio de Puno, de todas maneras, se vio obligado a evacuar la ciudad, optando por retornar al Cusco. Los rebeldes, comandados por Andrés Tupác Amaru toman Sorata. Después de una larga jornada, las fuerzas realistas del virreinato de La Plata lograron romper el segundo sitio de La Paz, sitiada por 12 mil rebeldes, contando con la llegada de 10 mil efectivos de refuerzos, comandados por José Sebastián de Segurola. 

Ante estos sucesos bélicos, las autoridades realistas, el virrey Jáuregui y el comandante Del Valle, propondrían un indulto o amnistía, que sería aceptado por Diego Cristóbal Tupác Amaru, primo de Tupác Amaru II, además de sus comandantes. No obstante, otros comandantes como Pedro Vilca Apaza y Tupác Katari no aceptarían el acuerdo, considerándolo una trampa, continuando, de esta manera, con la rebelión. Tupác Katari fue capturado, después ejecutado en noviembre de 1781. En tanto que Diego Cristóbal regresa a su hogar, sin embargo, el 15 de marzo de 1873, es apresado junto a su familia; de esta manera los realistas rompen el acuerdo. Diego Cristóbal es condenado a la pena capital con atenaceado, se ordena que se arrancara la carne con tenazas al rojo vivo. La familia de Tupác Amaru es desterrada a España, solo dos de ellos sobreviven[4].

 

Análisis retrospectivo

El pragmatismo lingüístico dice que el sentido viene dado por el uso práctico que hace la gente del lenguaje. Esto es importante anotar, independientemente de otorgar también, al mismo tiempo, la arqueología del sentido, por ejemplo, vinculada la fenomenología. El sentido práctico, que es además el título de un libro de Pierre Bourdieu, puede dar lugar a una interpretación adecuada, en el momento, no sólo de legitimar una insurrección, sino también de inventarla con cierta anticipación. Obviamente no nos referimos aquí a la teoría de la conspiración, sino algo no solamente pedestre y prosaico, sino a lo que acabamos de decir, nos referimos a la causalidad práctica y los fenómenos efectivos. Usando la hipótesis, que pusimos con anterioridad, de que el Estado es inventado por la imaginación, ahora podemos decir que la insurrección es inventadas por la imaginación. En el primer caso, hablamos de las composiciones del imaginario, de sus desplazamientos, mutaciones, metamorfosis y transformaciones habidas, en el entrelazamiento corporal, que llamamos relaciones sociales; esto da lugar a la concepción del monstruo del Leviatán.  En el segundo, caso estamos ante lo que Cornelio Castoriadis llama  imaginario radical, que, en su versión individual, quiere decir la imaginación radical. En otras palabras, la insurrección es inventada por la imaginación y el imaginario radicales. 

 

Lo que acabamos de decir, al revés de lo que dijimos al principio sobre el sentido práctico, no es que se contradice si no se complementa con lo que hemos expresado. Dadas las condiciones de posibilidad conformadas y configuradas en un momento dado, condiciones que supone las facultades humanas, su memoria y su imaginación, además de la composición de la formación histórico social; es decir, en un momento dado de la formación cultural, social, política y económica. Que en el caso que nos ocupa, se trata de lo que se denominó las condiciones de posibilidad objetivas y subjetivas de la revolución, como se acostumbraba a decir. Entonces, en un determinado momento de convulsión, de acumulación, de perturbación y contradicciones, se da lugar a lo que se viene llamar, según el sentido común, de acuerdo a la frase popular conocida, la gota que hace rebalsar el vaso. Frase que no es exacta, pues puede ser la excusa cabal y adecuada para la rebelión.

 

Desde esa perspectiva podemos buscar lo que podemos llamar el sentido efectivo. El sentido efectivo no es el sentido inmanente, tampoco el sentido práctico, sino el sentido que se da de manera inmediata, a partir de un articulación e integración de la fenomenología de la revuelta, teniendo en cuenta las predisposiciones, en un momento dado, de la correlación de fuerzas y de los recorridos del contrapoder. El sentido efectivo es el sentido inmediato, dadas las circunstancias del momento y de la coyuntura, corresponde a la convergencias de las voluntades singulares, integradas como en una pasión colectiva y en una voluntad social, en un momento dado de la convulsión.

 

Boleslao Lewin  en Túpac Amaru nos muestra la mirada histórica del levanmiento panandino. No es sólo un proceso de contradicción, sino muchos procesos de contradicciones, que convergen en el momento del levantamiento. Están las contradicciones de castas, la española, la criolla, la mestiza, la indígena, la mulata, la zamba. Aun cuando hablamos de casta indígena, debemos referirnos a la composición y estructura de castas nativas, hablamos de estructuras sociales o micro sociales, así como de mandos diferenciados, que abarcan las estrategias de filiaciones y alianzas. Quizás sea mejor hablar, como se hace actualmente, de naciones y pueblos indígenas. Lo que importa aquí, sobre todo y donde hay que remarcar, es en la articulación específica de todos estas contradicciones, que dan lugar levantamiento. 

 

Se trata de contradiciones múltiples y variadas, que se pueden atender incluso en una dimensión microsocial, por ejemplo, de contradiciones en la misma casta española de los conquistadores. No olvidemos la guerra entre los Pizarro y los Almagro. En consecuencia la contradicción no solamente se da en su dimensión molar-institucional y en su dimensión sociológica, sino también en su dimensión microsocial. Importante entender que, en un determinado momento de convulsión, el contexto en cuestión se convierte, como dice la frase popular, en un polvorín, entonces la chispa puede incendiar el polvorín y hacer estallar a la misma metrópoli.

 

Habría que abordar el acontecimiento, a los procesos conjugados y entrelazados, tanto del imaginario social como de las prácticas y los hechos, comprendiendo sus fases y etapas, no necesariamente como una secuencia, sino como distintos momentos y lapsos del juego de las combinaciones y composiciones de los imaginarios, respecto de las condiciones de posibilidad de las prácticas y de los hechos. Si consideramos los ámbitos del acontecimiento, que supone singularidades, composiciones singulares, una de ellas conjugada a partir del juego de los imaginarios y la otra conjugado a partir del juego de las condiciones de posibilidad, de las circunstancias, de las coincidencias y de los hazares, entonces podemos detectar, por así decirlo, distintos momentos de la elaboración imaginaria. Las primeras imágenes compartidas son de afectación de las estructuras de dominación y de las relaciones de poder, en camino hacia la fase donde se configuran composiciones imaginarias e incluso narrativas, que comienzan a interpelar las estructuras de dominación. De aquí pasamos ya a la conformación de ideas, es decir, de estructuras imaginarias, que corresponden a estructuras conceptuales; por tanto, estamos antenas narrativas que pretenden un alcance ideológico, incluso teórico, que expresa, en el lenguaje, la predisposición a la rebelión. 

 

De la misma manera, en los espesores fácticos, podemos distinguir fases. Las primeras referencias al desajuste y la incongruencia de instituciones respecto de la demanda social. Todo esto se encamina a una fase donde se da la conformación de los choques y de las contradicciones, las incongruencias y los anacronismos se hacen patentes. La tercera fase corresponde al estallido mismo, cuando la voluntad se convierte en acción. En el espesor fáctico se visualiza el levantamiento y la insurrección social. No vamos a tocar ni el espesor imaginario, ni el espesor fáctico, una cuarta fase que correspondería al desenlace mismo, en el caso de la revolución, de la victoria o derrota; en el caso imaginario, del discurso de la legitimación o de la mitificación de la derrota, lanzándose al desafío de un nuevo combate.

 

Varias veces hemos dicho que donde se resuelven las contradicciones de fuerzas enfrentadas es en los campos de las correlaciones de fuerzas. La pregunta, al respecto, es: ¿Por qué la correlación de fuerzas favoreció, al final de cuentas, a las fuerzas realistas, en el desenlace del levantamiento panandino? La otra pregunta correlativa, para el siguiente siglo, el correspondiente a las guerras de la independencia, es: ¿Por qué, en este caso, la correlación de fuerzas favoreció a los ejèrcitos independentistas. Respondiendo a estas preguntas, no vamos a retomar las respuestas generales que se han dado en la narrativa historiográfica, sin negarlas del todo, pues, desde la perspectiva de la complejidad, que supone las genealogías del poder, las arqueologías de los saberes y las hermeneuticas de los sujetos sociales y las subjetividades inherentes, se requiere del análisis retrospectivo de las distintas mallas, redes, conformaciones sociales y microsociales, en el contexto nacional, regional y mundial. Esta tarea queda pendiente. Por el momento solo vamos a especular en lo siguiente: 

 

El levantamiento panandino se dio lugar en toda la región andina de Suramérica, en un momento anterior a la invasión napoleónica a la península ibérica, cuando el imperio español conservaba cierta cohesión de sus dominios y de la misma metrópoli. También la rebelión en los Andes se dio con anterioridad a la guerra anglo-española, 1796-1802, guerra que desgastó al imperio español y terminó con la firma de la Paz de Amiens. Esto en el contexto mundial, en el contexto de las colonias, llamadas las Indias Occidentales, la conjugación de las contradicciones, que se labran desde un principio de la conquista y la colonización, no llega todavía al desborde generalizado, en todo el continente, después de la saturación de las contradicciones en el contexto regional. En principio, en la superficie del acontecimiento, el levantamiento panandino se detona en respuesta inmediata a las reformas borbónicas, es decir, se rompe el pacto corporativo, que sostenía el poder del Estado virreinal, que corresponde a gobernanzas pactadas. Obviamente, las contradicciones coloniales no se resumen a esta evidencia en la superficie del acontecimiento. En el caso de las guerras de la independencia, no solamente que el continente estaba convulsionado, sino que, en las colonias, la demanda política se expresa en lenguaje liberal, articulándose con los movimientos liberales de la propia España. El objetivo fue, en principio, correspondiente a un constitucionalismo liberal, se trate de una monarquíaconstitucional o de una república. En la medida que el ejército napoleónico aisló a la península ibérica, obstaculizando su conexión con las colonias, la idea de separación republicana prosperó, siendo la idea motriz de las guerras de la independencia.

 

Conclusiones

El Estado en su condición espacial, no solo de posibilidad, sino posibilitado y realizado, consolida no solo un control territorial, sino también el reparto y la distribución del mapa institucional. Por otra parte, vincula nombres, cargos, aplicación de leyes, normas y reglamentos, a los lugares de ejecución y cumplimiento. Además de permitir la comprensión de la inscripción del poder en la superficie de los cuerpos, de sus hendiduras profundas en los espesores corporales, de sus marcas profundas en los territorios y en las cartografías políticas. 

 

Se puede leer los periodos coloniales en dos etapas; una, la relativa a los pactos corporativos; la segunda, cuando se rompen los pactos corporativos y se ingresa a la crisis, pues no hay pacto que valga. Lo que importa es imponerse en un juego de concurrencias y de choques, que se manifiestan mediante varios tonos de violencias proliferantes. Esta es la etapa cuando se pone en la arena el peso de la fuerza, incluso de la violencia, buscando sobresalir entre todas las fuerzas concurrentes e imponerse sobre todas. Como todas las fuerzas, individualmente, no logran sus objetivos, sobresalir e imponerse, se da lugar a la provisionalidad en el ejercicio del poder. La forma de poder colonial se debate en sus propios dilemas y contradicciones. Es cuando emergen posibilidades de otro horizonte histórico, otro contexto, incluso otras reglas del juego. Se puede decir que, en el fondo, aunque no del todo consciente, el movimiento panandino tenía como inmanencia a la utopía del pachacuti; esto en el siglo XVIII. En el siglo siguiente, los independentistas se propusieron como finalidad la república, aunque no querían abandonar privilegios heredados de la época colonial. Cuando fueron derrotados los ejércitos realistas, cuando se dio lugar a la victoria independentista, se erigió una república constitucional, empero, tardó mucho tiempo en convertirse en una república institucionalizada. Volvieron los pactos, se volvió a edificar el Estado corporativo. Liberales y conservadores pactaron, después de largas luchas por el poder; una prolongada guerra civil que desgastó el contenido republicano. Se puede hablar, entonces, de República colonial, por más paradójico que parezca. 

 

El espacio del Estado nación es la geografía política, un espacio estriado por las instituciones supuestamente modernas, un espacio dominado por terratenientes, por la burguesía minera, un espacio que arrinconó, despojándolas territorialmente, a las naciones y pueblos indígenas. Cuando la crisis sobrevino y se convirtió en crónica, el pacto corporativo se construyó sobre el substrato popular de las revoluciones nacional populares. En el espacio estriado apareció la pluralidad campesina, en unos casos mediante las reformas agraria. El Estado nación corporativo se deterioró internamente cuando el pacto corporativo popular fue convertido en relaciones clientelares con el Estado. Retorna la crisis con la disolución lenta de la forma de gubernamentalidad clientelar. Desde entonces hasta la actualidad se asiste a los dilemas dramáticos de un Estado nación en crisis múltiple. Parte de la crisis son las expresiones neoliberales, que pretenden llenar el vacío mediante un nuevo despojamiento y desposesión, en términos de una articulación perversa entre acumulación originaria de capital, por despojamiento y desposesión, y acumulación ampliada de capital, por transferencia de recursos naturales y del excedente a los centros cambiantes del sistema mundo capitalista. 

 

En la coyuntura, recurriendo al análisis del presente mediante una mirada retrospectiva del pasado, se puede decir que los cargos, las autoridades originarias y las autoridades mediadoras entre dos mundos, como la de los caciques y corregidores, así como las instituciones coloniales, incluso   los ayllus, las comunidades indígenas, han prácticamente desaparecido, aunque no del todo; sin embargo, desde la emergencia de la memoria misma, las nuevas organizaciones indígenas, acompañadas de sus demandas territoriales y autonómicas, reterritorializan las luchas descolonizadoras del presente, del contrapoder actualizado, retomando el proyecto comunitario. Estamos entonces ante la actualización de la guerra anticolonial inconclusa, que adquiere características de lucha contra los proyectos neoliberales de despojamiento, de desposesión, de destrucción ecológica y extra-territorialización de los recursos naturales. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas


[1] Tristan Platt, Thérèse Bouysse-Cassagne, Olivia Harris: Qaraqara-Charka. Mallki, Inka y Rey en la provincia de Charcas (siglos XV-XVII). Historia antropológica de una confederación aymara. Instituto Francés de Estudios Andinos, Plural Editores, University of St Andrews, University of London, Inter American Foundation, Fundación Cultural del Banco central de Bolivia. La Paz 2006. Págs. 47-49.

[2] Barbara Cassin: Elogio a la traducción. Complicar el universal. El Cuenco de Plata. Buenos Aires 2019.

[3] Qaraqara-Charka: Ob. Cit. Pags. 52-53. 

[4] Walker, Charles (2015). La rebelión de Túpac Amaru. Lima: IEP.  Lituma, Leopoldo (2011). El verdadero rostro de Túpac Amaru. Lima: Pakarina.Boleslao Lewin (2010): Túpac Amaru. Biblioteca Virtual. OMEGALFA. La Enciclopedia Libre, Wikipedia:https://es.wikipedia.org/wiki/Túpac_Amaru_II