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Crónica de un saqueo anunciado

Crónica de un saqueo anunciado

Ordenes de relaciones económicas y de poder en torno al litio

 

 

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

 

 

 

 

 

La historia de los recursos naturales parece una narrativa de la condena, sobre todo ensañada con la inmensa periferia del sistema mundo capitalista. Así como se puede hablar de los ciclos largos del capitalismo también podemos hablar de los ciclos largos de los recursos naturales, saqueados en la periferia por el centro cambiante del sistema mundo capitalista y su geopolítica de dominación. En Bolivia se ha pasado del ciclo de la plata al ciclo del estaño, después al ciclo de los hidrocarburos y ahora se prepara el terreno para ingresar al ciclo del litio. Todos los ciclos anteriores han repetido el eterno retorno del saqueo, es decir, la extraterritorialización de los recursos naturales, que en palabras y los términos de la economía política consiste en la transferencia de valores y de riqueza a los centros industriales del sistema mundo capitalista. Es lo que podemos llamar una estrategia mundial de la geopolítica de la acumulación originaria y ampliada del capital, el modo de la dialéctica perversa del saqueo capitalista.

 

 

La pregunta es: ¿Cuáles son las condiciones de posibilidad para que esto ocurra, el saqueo de los recursos naturales, para que se haga imposible la independencia y autonomía los países la inmensa periferia del sistema mundo capitalista? La respuestas no es fácil, puesto que lo que hace el saqueo corresponde a la expropiación, la desposesión y despojamiento de los recursos naturales. Esto responde a estructuras de poder tanto mundiales, regionales y nacionales, también locales, que son concomitantes y complementarias en un diagrama de poder mundial que podemos llamar del saqueo. No solamente están los dispositivos de la geopolítica del sistema mundo capitalista, sino también los dispositivos nacionales, cómplices el saqueo, que a nombre del desarrollo viabilizan la extraterritorialización de los recursos naturales del país hacia el centro cambiante del sistema mundo de la valorización abstracta. Revisando la historia del saqueo, se puede constatar que los perfiles y los discursos políticos desatados y desplegados responden a la inclinación por el saqueo, responden a distintos colores y tonalidades  de diferentes discursos políticos. El saqueo se ha realizado acompañado con pretensiones de legitimización, tanto por lo que corresponde a la versión nacionalista, así como a lo que corresponde  a la versión liberal, tanto en lo que respecta a la emisión neopopulista, así como a lo que corresponde a la emisión neoliberal. La diferencia estriba en el estilo particular de sus discursos y en la característica de los personajes, que fungen de gobernantes y de representantes del pueblo.

 

Podemos decir que hay estructuras de poder locales y nacionales cómplices de las estructuras de poder regionales y mundiales, que sostienen la geopolítica de despojamiento y desposesión, que deriva en la industrialización, así como en la acumulación amplia de capital a nivel global. Como decía Sergio Almaraz Paz, la historia de la minería en Bolivia sólo ha dejado cementerios mineros. Haciendo una paráfrasis podemos decir que el ciclo de los hidrocarburos sólo ha dejado huecos, contaminación y depredación, sin beneficio a las poblaciones y pueblos de los territorios de la explotación de los hidrocarburos. Siguiendo las consecuencias, tampoco ha dejado beneficios sostenibles al erario del país, salvo si se entiende esto como el beneficio privado de la burguesía rentista, que gobierna, beneficio que se transfiere a los bolsillos de los gobernantes o del núcleo de poder que gobierna, que compromete varios órganos del Estado, incluyendo al órgano judicial. En otras palabras, el panorama es desolador, los pueblos y territorios se encuentran a merced de maquinarias económicas de explotación y de expoliación, a la vez. Lo grave es que esto se repite de manera patética en el teatro político. Una vez que se hace el recuento del saqueo, los gobernantes culpan de lo ocurrido a los anteriores gobernantes, se pasan la posta de la responsabilidad y de la conciencia culpable.

 

 

Quizás lo más triste, en este cuadro de la desolación, radica en aquel sector político que se dice “amigo del pueblo”, portador del fuego santo de la liberación nacional y de las otras liberaciones de carácter social cultural y nativo. El discurso de este sector es, en principio, convincente para las mayorías sociales que tienen expectativas y esperanzas en cambiar su situación social y su condición de vida. Empero, precisamente, cuando se da la confianza popular es cuando se aprovechan para esquilmar al referente de su propio discurso nacional popular o del socialismo del siglo XXI, que es el pueblo. Peor aún, lo que pasó en Bolivia, cuando hablamos de manera demagógica del socialismo comunitario. Es precisamente cuando más se ha destrozado a las comunidades indígenas, se han avasallados sus territorios, se efectúa una guerra no declarada contra las naciones y pueblos indígenas, se desmantelan sus derechos, consagrados constitucionalmente, las práctica y las instituciones propias,  sus lenguas y culturas, a pesar de lo que establece la Constitución del Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico.

 

Obviamente, por el lado neoliberal se da lo mismo, aunque de otra manera y con otros discursos. La pretensión aparece como si fuese técnica, apuntando al equilibrio económico, aunque este equilibrio económico, efectivamente y en la práctica deriva en el saqueo. Pero no se inmutan; a este saqueo le llaman desarrollo. Ocurre algo parecido, aunque simétrico y opuesto, pero complementario, con el neopopulismo, que llama al saqueo “liberación nacional, social e indígena”.

 

 

El país está solo ante este ataque sistemático de explotación y saqueo de los recursos naturales. Aunque el concepto de país es abstracto, tiene connotaciones, que son importantes tomarlas en cuenta en las repercusiones del imaginario social. El país es la patria, quizás mejor dicho la matria, como dice el discurso del feminismo radical, de manera apropiada. De manera más específica, el país es el pueblo y la sociedad que habita los territorios de la geografía política. Aunque pueblo, sigue siendo también un concepto universal, que corresponde a la voluntad general, que termina legitimando al Estado, se puede decir que el pueblo contiene a las multitudes, a los estratos sociales, a los diversos colectivos, distribuidos en las distintas territorialidades de la geografía política. Entonces, es esta conjugación social y cultural la que está sola y amenazada por las maquinarias de poder locales, nacionales, regionales y mundiales.

 

 

En lo que respecta al ciclo que se quiere iniciar, el ciclo del litio, que correspondería al lapso de clausura del largo ciclo del capitalismo vigente, las mismas estructuras y diagramas de poder, las cartografías políticas, persisten, aunque modificadas en sus propios desplazamientos; sobre todo afectadas por su propia crisis múltiple. En consecuencia, no se puede esperar otra cosa que un nuevo desenlace del saqueo, de la extraterritorialización de los recursos naturales. Los síntomas de este acontecer se muestran en su propia patética circunstancia. Un secretismo hermético oculta la información al pueblo, a pesar de que la Constitución es clara al respecto, habla de la democracia participativa, directa, comunitaria y representativa, de la participación y el control social, de la construcción colectiva de la ley y de la política. Nada de esto se ha dado desde la promulgación de la Constitución política del Estado (2009). Lo que se ha dado es lo que se dio antes, el desenvolvimiento de los dispositivos de poder local y nacional se prestan para servir a las empresas trasnacionales extractivistas, las cuales se niegan a industrializar el litio en el país. La “industrialización” solamente es un término usado en el discurso demagógico. El drama político y económico deriva en contubernios, en convenios y en contratos desconocidos, salvo la interpretación resumida y fragmentada de los propios voceros políticos. Vuelven a sobresalir en la pugna de poder los juicios, buscando culpables del fracaso, de la notoria ausencia de un proyecto de explotación nacional autónoma de litio. El drama se ensaña también individualmente; en su haber empieza a contar sus muertos, el costo trágico de los contubernios. ¿Cuánto son? Lo que recientemente se sabe es el fallecimiento del que fue gerente de yacimientos del litio boliviano (YLB). ¿Antes no hubo muertos acaso, que no aparecen en los noticiosos? Nadie explica lo que pasa, salvo el amarillismo sensacionalista de los medios de comunicación, y las diatribas de los opuestos, de los enemigos políticos, que pugnan por el poder. Esta es una manera de ocultar lo que pasa, de encubrir lo que ha pasado, tanto con una supuesta investigación, así como por las denuncias del llamado contrincante.

 

 

Todo parece indicar que se prepara el escenario para un nuevo ciclo de saqueo. Lo que llama a la atención es el silencio contemplativo del pueblo y la sociedad, acostumbrados a que esto, a tomarlo como si fuese normal esta rutina del contubernio político y económico con las trasnacionales extractivistas, conspirando contra el país, en busca compulsiva por el control monopólico de las reservas del litio. Con el aditamento de que el paso por el poder de los gobiernos neopopulistas ha terminado destruyendo el tejido social y la capacidad de lucha del pueblo. Corrompido el tejido social, afectado por la estrategia de dominación de la forma de gubernamentalidad clientelar. Organizaciones sociales apócrifas, dirigentes corruptos, son los agentes de esta corrupción y de la destrucción del tejido social. En consecuencia, asistimos a la expansión intensiva del drama de la desolación política y económica del país.

 

 

Ahora pasaremos a hacer una breve descripción de la situación de litio en Bolivia y a dar una mirada al panorama sucinto mundial.

 

Descripción del saqueo anunciado 

 

La empresa de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) es pública, es decir estatal. Tiene la potestad de la explotación e industrialización de los depósitos minerales de litio. La empresa responde, en la estructura del Estado,  al Ministerio de Energía de Bolivia; fue creada mediante la Ley N° 928 el 27 de abril de 2017,​ teniendo como sede a La Paz.​

 

 

Según informe oficial, en el año 2021 la producción llegó a 540 toneladas de litio. Al año siguiente bajó a 480 toneladas, valoradas en 27 millones de dólares.​ En el tercer año, 2023, la producción volvió a subir a 600 toneladas.​

 

 

En la jerga económica el litio es considerado materia prima para la producción de baterías. En lo que respecta a las reservas de litio se habla de yacimientos concentrados en el llamado  Triángulo del Litio, triángulo conformado en el espacio geográfico y geológico que atraviesa las fronteras de Argentina, Chile y Bolivia. Bolivia es considerado el país con las mayores reservas de litio del mundo. La mayor cantidad de reservas de litio se encuentran en el Salar de Uyuni.

 

 

Durante el 2008, el gobierno de Bolivia nacionalizó los yacimientos de litio. El proyecto gubernamental presentado y aprobado se propuso llegar a la producción industrial, es decir, a producir baterías de litio. Durante el 2019, Luis Alberto Echazú, viceministro de Altas Tecnologías Energéticas, declaró que en 2023 o 2024 se exportaría a Alemania las primeras baterías eléctricas, que serían empleadas por la industria automovilística alemana.​ Esto no ha ocurrido, ha quedado en el aire, en la voz perdida del fenómeno discursivo en los laberintos de audio de los noticiosos. 

 

 

Haciendo la contabilidad de lo invertido en el proyecto de la explotación del litio, el Estado boliviano desembolsó 900 millones de dólares en la construcción de una fábrica y otras instalaciones para extraer litio en el departamento de Potosí. Dicha fábrica se abrió en 2013.​ En 2017, la industria pasó de la empresa estatal Corporación Minera de Bolivia a Yacimientos de Litio de Bolivia. Juan Carlos Montenegro fue designado gerente de YLB.​

 

Durante el 2016 se dio lugar a una sociedad con el conglomerado chino CAMC, cuya tarea encomendada es de extraer cloruro de potasio en el Salar de Uyuni. Empero durante febrero de 2020 no quedó claro lo que pasaba con las empresas conjuntas chino-bolivianas, en lo que respecta a la explotación de los depósitos de litio en los salares, incluyendo al Salar de Coipasa y al de Pastos Grandes.

 

 

En todo caso, en la breve historia del fracaso en la explotación e industrialización del litio, YLB sostuvo conversaciones con ocho empresas trasnacionales del litio. Durante abril de 2018 se anunció que YLB se asociaría con un la empresa alemana ACI-Systems (una subsidiaria de ACI Group), y K-UTEC AG Salt Technologies. Durante octubre de ese año, YLB estableció una coalición empresarial con el conglomerado alemán. YLB tenía en esta empresa coaligada un 51% de las acciones. Según lo establecido, la sociedad se propuso una inversiones por 1.200 millones de dólares y la construcción de tres fábricas en Bolivia, incluida una planta de hidróxido de litio en el Salar de Uyuni, donde las reservas de litio se usarían para producir cátodos y baterías. Wolfgang Tiefensee, Ministro de Economía y Ciencia de Turingia, estableció que el financiamiento también contemplaría el diseño con propósitos sociales y ambientales. Sin embargo, durante el 2019 estallaron conflictos en el departamento de Potosí, que manifestaron su desacuerdo con el convenio firmado por el Estado de Bolivia y el conglomerado alemán. En noviembre de 2019 la empresa conjunta con ACI fue disuelta por decreto del presidente Evo Morales Ayma.​

 

 

A la llegada perentoria y provisoria del gobierno interino de Jeanine Áñez, se reemplazó al director general de YLB. Se hizo cargo, a principios de enero del año “transitorio”, Juan Carlos Zuleta, técnico y analista del mercado mundial del litio, en manifiesta actividad contra la participación alemana, en connivencia  con el Comité Cívico de Potosí. Fue destituido de su cargo a principios de febrero de 2020, asumiendo el cargo, en sustitución, en forma interina, el economista Gunnar Valda Vargas.​

 

 

El conflicto social departamental tuvo repercusiones, durante agosto de 2021 la movilización departamental impidió al presidente del país, Luis Arce Catacora, visitar las instalaciones de las plantas de litio.​ Carlos Humberto Ramos fue designado gerente de YLB.​ Durante el 2021, el gobierno seleccionó ocho empresas trasnacionales, ninguna de las cuales contaba con experiencia en la explotación del litio a escala comercial. Esas empresas llevaron a cabo pruebas piloto. 

 

 

Como dijimos, hasta la fecha, YLB informó haber producido 540 toneladas de litio durante el año 2021, después 600 toneladas, durante el 2023. Se dice que YLB captura apenas el 9% del litio extraído de los yacimientos.​ De acuerdo a el Wall Street Journal, en Chile se capturaba el 50% y se produce 540 toneladas cada 36 horas.​ Esto nos muestra el contraste entre la producción de litio en Bolivia y Chile.

 

 

En el contexto mundial durante el 2021 la producción mundial de litio alcanzó aproximadamente 500.000 toneladas de carbonato de litio equivalente. En 2023, Australia encabezó la producción minera de litio con 86.000 toneladas, le sigue Chile con 44.000 toneladas, después China con 33.000 toneladas y, por último, Argentina con 9.600 toneladas[1].

 

 

 

El mercado del litio 


Vamos a recurrir a fuentes especializadas de información sobre la explotación, producción, industrialización y comercialización del litio. En consecuencia, vamos a reproducir las descripciones y análisis que hacen al respecto. En todo caso, para comenzar, observando desde la historia económica capitalista, podemos decir que se trata de un mercado naciente, por lo tanto todavía incipiente.

 

 

En la conmensuración del mercado del litio se estima que éste llega a 0,71 millones de toneladas de carbonato de litio LCE, correspondientes al año 2024; en perspectiva se espera que alcance 1,72 millones de toneladas LCE hasta el año 2029. Hay que recordar que el litio es un componente clave de las baterías de los vehículos eléctricos, también anotar que las ventas de estos vehículos aumentaron hasta los 6,6 millones en 2021, casi el doble que un año antes.

 

 

Teniendo en cuenta los datos proporcionados por el US Geological Survey (USGS), sabemos  que Bolivia encabeza la lista de países poseedores de mayores recursos de litio, contando con 21 millones de toneladas; le sigue Argentina que cuenta con 19 millones de toneladas; después viene Chile, que cuenta con 9,8 millones toneladas; por último Australia, que cuenta con 7,3 millones de toneladas. 

 

 

En el contexto de las nuevas tecnologías, utilizadas en vehículos eléctricos, computadoras portátiles y teléfonos celulares, se recurre a las baterías de litio. Este mercado global está creciendo vertiginosamente. La fabricación de estas baterías está controlada por  grandes empresas como CATL y BYD, que, por otra parte, fabrican automóviles. Extendiendo la explotación de yacimientos de litio al Congo, Mali y Zimbabue, al África, y a Australia.

 

 

De acuerdo a información difundida por Fastmarkets[2], China es la fuerza dominante en el mercado del litio. Es responsable de más de un tercio de las importaciones globales del carbonato de litio. Los mercados mundiales siguen atentamente los precios internos del metal en China, país clave, como hemos dicho, en la fabricación de baterías. La demanda interna y exportación de autos híbridos y eléctricos es un factor indispensable para tener en cuenta la explicación de la evolución de los diversos precios mundiales del litio. Fastmarkets dice que si al gigante asiático le sumamos los mercados de Corea del Sur y Japón, nos encontraremos con más del 65% de la demanda internacional del litio. De esta manera, la evolución de la producción industrial en estos tres países es clave para analizar el mercado y consecuentemente los precios del litio a nivel internacional.

Haciendo historia, siguiendo con el informe de Fastmarkets, el consumo productivo mundial de litio creció desde menos de 25 toneladas, a principios del siglo XX, hasta llegar a 1.000 toneladas en 1950; después despega a 13.000 toneladas, a comienzos de los 2000. Una década más tarde, el consumo global de litio se ubicaba en más de 28.000 toneladas, esto para principios del 2010 (Maxwell, 2015). El 2021 cerró con una producción global de litio de más de 100.000  toneladas (USGS, 2022), con proyecciones de un sostenido crecimiento hasta acercarse a las 400.000 toneladas en 2030. Es decir, la producción mundial se cuadruplicaría en 9 añosEs menester recordar y hacer hincapié que se trata, hasta ahora, de toneladas de litio metálico (Li), que equivalen a 5,32 toneladas de Carbonato de Litio Equivalente (LCE). 

 

Tomando en cuenta el último anuario estadístico del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), cerca de tres cuartas partes de la producción mundial del litio se destinan a la producción de baterías. En menor proporción, el 14% se destina a la producción de vitrocerámicas, fundamentales para las cocinas eléctricas, en tanto que el 10% se destina a variados usos en las producciones de lubricantes, polvos para fundición, polímeros.

En lo que respecta al cálculo de los recursos y de las reservas, cabe destacar que entre los países integrantes del llamado Triángulo del Litio (Argentina, Bolivia y Chile) se encuentra más del 62% de los recursos mundiales de litio, estimados en 80 millones de toneladas (USGS, 2022). No hay que olvidar que se llama recursos a la estimación de existencia efectiva de minerales en cada país, mientras que las reservas son la parte de los recursos cuya extracción es hoy económicamente factible.

Siguiendo el informe de Fastmarkets, se proyecta una importante subida de la demanda, sobre todo teniendo en cuenta el año 2025, cuando el mercado mundial, se estima, seguirá creciendo notoriamente, desafiando a la oferta. Este año la producción no alcanzaría para cubrir el volumen de la demanda de baterías requerido en el mercado, considerando las proyecciones de la demanda y el volumen de inversiones que se vienen realizando. Este hecho esperado ya genera tensión sobre las cadenas de producción, en consecuencia,  incide sobre los precios del litio.  

En Argentina el carbonato de litio acumula exportaciones por más de 27.500 toneladas, evaluadas en más de 593 millones de dólares, de enero a noviembre del 2022. Con la exportación, en el mismo lapso, prácticamente igualando al comercio exterior del 2021, el importante alza de precios del litio lleva a un crecimiento del valor exportado de más del 220% respecto al año pasado. 

 

 

 

 

Características de Australia en el mercado mundial de litio

 

A continuación veremos las diferencias de Australia respecto al Triángulo del litio, Argentina, Bolivia, Chile, en lo que respecta a la explotación y producción del litio.

 

El método de producción y el producto derivado de litio que se produce en el país oceánico es rotundamente distinto al que se produce en el Triángulo del Litio. En Australia la extracción de litio se realiza desde pegmatitas, es decir, desde fuentes minerales de roca dura, mientras en que en Sudamérica la extracción se realiza en salmueras. Desde el litio que se extrae de las pegmatitas se produce espodumeno de litio. El crecimiento de la industria del litio en Australia ha consistido fundamentalmente en exportar este producto a China, donde se ha integrado la cadena de valor para que el grueso de la industrialización del litio se realice en el gigante asiático.

 

La cercanía geográfica y los acuerdos entre Australia y China robustecen a las industrias de litio en estos países. En este sentido, el procesamiento de espodumeno es más barato que el carbonato para producir hidróxido de litio (Obaya y Céspedes, 2021), aunque el carbonato hoy es cerca de diez veces más caro que el espodumeno, de manera tal que los modelos de negocio cambian sustancialmente. En este sentido, por su mayor desarrollo relativo, hoy Australia tiene el 25% de las reservas globales (viables económicamente de extracción) de litio, pero el 9% de los recursos de litio en todo el mundo, en la perspectiva de que aún resta esperar a que se vea aún más extendido el volumen de reservas del Triángulo del Litio.

 

Los recursos comprobados de litio a nivel mundial se concentran en un 26% en pegmatitas, frente a un 66% en salmueras, las cuales están ubicadas mayoritariamente en el Triángulo del Litio (Obaya y Céspedes, 2021). Consecuentemente, en tanto la demanda siga creciendo, las oportunidades del mercado giran cada vez con más peso hacia la extracción de litio en salmueras”. 

 

 

Anotaciones ambientales sobre el litio: la producción del Triángulo del Litio y la de Australia

 

“Además de su aporte a la electromovilidad y a la descarbonización, la producción de litio en el Triángulo del Litio resulta mucho más sustentable que la que se realiza en Australia. En un reciente informe de CEPAL (Jimenéz y Sáez, 2022) se dio cuenta de tres impactos sobre la producción de litio en salmueras (cómo se realiza en el Triángulo del Litio) respecto a la producción en pegmatitas (cómo se realiza en Australia).

 

En este sentido, una tonelada de carbonato de litio producida de minerales emite 7,8 veces más gases invernadero que la producida desde un salar. En el caso de la producción de hidróxido de litio se mantiene la tendencia, pero la brecha es menor, siendo 2,7 veces más contaminante la producción desde espodumeno respecto al salar. En cuanto al consumo de energía, las relaciones entre carbonato e hidróxido de litio de cada fuente dan cuenta de un espodumeno australiano que requiere cerca de 3 veces más uso de energía que el litio del Triángulo.

 

Finalmente, el consumo de agua fresca para la producción de químicos de litio es menos intensiva desde salares respecto a pegmatitas. Mientras una tonelada de LCE extraída de salares requiere cerca de 30 m3 de agua, la misma tonelada extraída desde una pegmatita requiere cerca de 100 m3 de agua fresca (Jimenéz y Sáez, 2022).

 

 

El incremento de la demanda de vehículos eléctricos hizo que los precios del litio se dispararan en el año 2022, antes de retroceder a principios del año 2023. Pero, ¿qué se puede esperar del mercado del litio en el futuro y qué factores determinarán la demanda, la oferta y los precios?[4]

 

A propósito de los seis factores que determinan el mercado del litio. Para entender los matices del mercado del litio es vital para prever la demanda, la oferta y los precios en el futuro[5]

Ahora es conveniente repasar lo que se consideran los seis factores que condicionan el mercado del litio. El primero tiene que ver con el cambio de paradigma energético, de la energía fósil a las energías limpias, que Allan Pedersen llama el fuerte crecimiento de la demanda de litio. El segundo tiene que ver con la calidad del litio. La tercera tiene que ver con diferencia entre el carbonato y el hidróxido de litio. La cuarta tiene ver con las fuentes del suministro de litio. La quinta tiene que ver con la inmadurez del mercado del litio. La sexta tiene que ver con la conformación de asociaciones en la industria del litio. Estos son, a juicio de Allan Pedersen, analista principal de litio en Wood Mackenzielos factores que, en estos momentos, están determinando el mercado del litio.

 

1. El fuerte crecimiento está creando un mercado del litio agitado

“El litio muestra claramente las características de un mercado inmaduro, en el que el equilibrio de la oferta fluctúa entre el déficit y el superávit. Un único uso final está dominando rápidamente el mercado, y las baterías recargables representan ya aproximadamente el 85% de la demanda mundial. Con el despegue de los vehículos eléctricos en 2021 y 2022, la demanda se disparó”.

“Sin embargo, el desarrollo de infraestructuras, tanto en términos de minas como de refinerías, requiere una inversión masiva de tiempo y dinero. Como resultado, la oferta tuvo dificultades para seguir el ritmo y este desequilibrio hizo que los precios se dispararan en 2022, superando los 70.000 dólares por tonelada”.

Se observa que el crecimiento de la demanda se ha ralentizado un poco a medida que se reducen o eliminan las subvenciones a los vehículos eléctricos y los precios han vuelto a caer en 2023. “De cara al futuro, esperamos que los precios entren en un periodo de descenso controlado y vuelvan a situarse en torno a los 20.000 dólares por tonelada a finales de la década”. “Los precios del litio deberían experimentar un descenso controlado desde sus máximos históricos durante el resto de esta década”.

 

2. La calidad es un problema a medida que las baterías se convierten en el mercado dominante del litio

“Aunque cada vez se utiliza más litio para fabricar baterías recargables, no todo el litio es apto para este fin. Los productos de litio aptos para baterías tienen que ser de la máxima calidad y pureza y, por tanto, son los más complejos de producir. Las nuevas refinerías tenderán a empezar produciendo litio de menor calidad, de grado técnico, que no es directamente utilizable en baterías”.

“A medida que los operadores de las nuevas plantas adquieran experiencia y afinen sus operaciones, la pureza del producto refinado puede mejorarse hasta el punto de que sea viable para las baterías. Sólo en este punto puede comenzar el proceso de cualificación, que es algo que cada fabricante de cátodos hace individualmente”.

“Como resultado, a pesar de un elevado excedente de oferta global, los productos de litio aptos para baterías verán un mercado más ajustado, al menos a corto plazo”.

 

3. El litio no es realmente un producto único

“Otro factor que complica la evaluación de la oferta y la demanda futuras de litio es que el mercado comprende en realidad dos productos clave diferentes. Tanto el carbonato como el hidróxido de litio se utilizan en la producción de baterías recargables para vehículos eléctricos y aparatos electrónicos. Sin embargo, el uso de uno u otro depende de la química catódica utilizada en las baterías.”

“El carbonato de litio está impulsado principalmente por el fosfato de hierro y litio (LFP), que se ha utilizado ampliamente en baterías en el mercado chino y ahora se está abriendo camino en otras regiones. El hidróxido de litio está impulsado por la química de cátodos con alto contenido en níquel, cada vez más favorecida por el mercado de vehículos eléctricos de gama alta debido a su mayor consumo energético”.

 

 

4. Las fuentes de suministro de litio a largo plazo no están claras

“En opinión de Pedersen, el conocimiento de los proyectos existentes, previstos y potenciales permite proyectar la trayectoria de la oferta de litio hasta el final de la década con una precisión razonable. La comparación con la demanda prevista permite prever la trayectoria de los precios a medio plazo con una confianza razonable.”

“A medida que los operadores de las nuevas plantas adquieran experiencia y afinen sus operaciones, la pureza del producto refinado puede mejorarse hasta el punto de que sea viable para las baterías. Sólo en este punto puede comenzar el proceso de cualificación, que es algo que cada fabricante de cátodos hace individualmente.”

“Como resultado, a pesar de un elevado excedente de oferta global, los productos de litio aptos para baterías verán un mercado más ajustado, al menos a corto plazo”.

 

5. El mercado del litio está aún relativamente inmaduro

“Tal vez el mayor reto a la hora de prever el futuro del mercado del litio sea que la industria está todavía en pañales. No existen especificaciones globalmente aceptadas para el producto y, por tanto, no hay anclajes aceptados para fijar los precios.”

“La necesidad de especificaciones únicas y muy precisas hace que los productos del litio sean casi comparables a las especialidades químicas en términos de complejidad de precios. Al mismo tiempo, la necesidad de mantener el ritmo de crecimiento continuo de la demanda impide a la industria dar un paso atrás y evaluar cómo establecer un enfoque más uniforme y coherente. Es probable que en el futuro haya una mayor normalización, pero tardará en surgir.”

 

6. Las asociaciones serán clave para el futuro de la industria del litio

“En 2022, el 52% del suministro de litio procedía de sólo cinco empresas. Sin embargo, en Woodmac no prevén una actividad significativa de fusiones y adquisiciones en la industria y pronostican que la cuota de estas empresas se reducirá al 36% en 2032 a medida que crezcan las empresas más pequeñas y surjan nuevas empresas. “Aunque la integración horizontal no será un tema importante en el futuro, sí lo será la integración vertical.”

“Las asociaciones entre mineros y refinadores tienen sentido, ya que pueden compartir tanto el riesgo como las enormes necesidades de capital que implican los nuevos proyectos. Trabajando juntas, las operaciones ascendentes y descendentes pueden aprovechar la experiencia de la otra parte para mejorar los márgenes y captar más cuota de mercado. Este tipo de alianzas ya se están produciendo; por ejemplo, Pilbara Minerals se ha asociado con POSCO en Corea del Sur, mientras que SQM y Wesfarmers han unido sus fuerzas en un proyecto en Australia Occidental. Esperamos que este tipo de alianzas se impongan en el sector en el futuro.”

 

Conclusiones

En Chile como en Argentina la producción del litio es aprovechada por empresas trasnacionales, que son las que verdaderamente industrializan, en las centros industriales del sistema mundo capitalista. Aunque en Bolivia no haya comenzado, propiamente hablando, la producción de litio, en la medida que se sigue el mismo paradigma de dependencia, se va a repetir la misma historia de la venas abiertas de América Latina. 

A pesar que las los recursos y las reservas del litio se concentran en el llamado Triángulo del litio, no son los países involucrados los que controlan la industrialización y los mercados del litio. Son las grandes empresas transnacionales y emporios industriales, que controlan, a su vez la tecnología, las que detentan el monopolio de la industrialización del litio. Bolivia, donde se sitúan los mayores recursos y reservas del litio, no ha ni siquiera iniciado el proceso de explotación producción, industrialización y comercialización del litio. Sigue, por así decirlo, en una etapa provisional, improvisada y piloto. 

En Bolivia ha preponderado la forma de gubernamentalidad clientelar, que incide negativamente en lo que podemos denominar la industrialización. Es más, refuerza las cadenas de la dependencia por la vía de la demagogia, la improvisación y la corrosión institucional. El Estado se ha convertido en un botín de la burguesía rentista, que gobierna, y de las organizaciones corporativas, que manejan el poder en forma de cuoteo.

En consecuencia, no se produce la acumulación de capital, sino el saqueo, el vaciamiento de los recursos naturales, el despojamiento y la desposesión. Se deja el cuadro desolador de cementerios mineros, huecos abiertos como heridas incurables, ecosistemas destrozados, territorios depredados, contaminación atmosférica y destrucción del tejido social. El sistema de la valorización abstracta de capital, da lugar a la dialéctica perversa de la acumulación originaria y la acumulación ampliada de capital, desvalirizando lo que toca. Volviendo lo que toca una mera cosa y hasta nada, para dar lugar a la valorización abstracta del valor dinerario, que sólo se incrementa en el delirio de la metafísica económica, de una ideología que se llama economía, con pretensiones de ciencia económica. Donde efectivamente podemos constatar que rinde, fácticamente, de manera demoledora, como máquina de la destrucción planetaria.

   

 

 

 

Notas


[1] Gonzalo Colque: Litio, el sueño boliviano que no despega.

[2] Guido D’Angelo – Julio Calzada: ¿Cómo es el mercado mundial del litio? https://www.bcr.com.ar/es/mercados/investigacion-y-desarrollo/informativo-semanal/noticias-informativo-semanal/como-es-el-1.

 

[3] Bolsa de Comercio de Rosario: Litio estratégico: cadenas de valor, extracción y electromovilidad.

https://www.bcr.com.ar/es/mercados/investigacion-y-desarrollo/informativo-semanal/noticias-informativo-semanal/litio.

[4] Ibídem. Referencia citada. 

[5] INCOSA: Seis factores que determinan el mercado del litio. Entender los matices del mercado del litio es vital para prever la demanda, la oferta y los precios en el futuro.

https://elperiodicodelaenergia.com/seis-factores-que-determinan-el-mercado-del-litio/.

 

Balance y perspectiva de la tercera toma de lima

Balance y perspectiva de la tercera toma de Lima

Contexto del espesor coyuntural

 

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

Tercera toma de Lima 

 

Hay que volver a reflexionar sobre los movimientos sociales en coyunturas concretas, teniendo en cuenta sus procesos también singulares, que se inscriben en la serie de procesos, que los conectan en la historia reciente, pero también historia del ciclo mediano, así como del ciclo largo. ¿Por qué decimos esto? Porque estamos observando hechos, serie de hechos, procesos, incluso desenlaces. Llama la atención, en la historia reciente, que los Estados, sobretodo los Estados y los gobiernos, se llamen o se reclamen de “izquerda” o se señalen de “derecha”, recurran de manera demoledora, no solamente al recurso de la represión policial, sino también judicial. Se ha vuelto una costumbre recurrir a la represión policial, incluso, a veces, del ejército,  al uso sistemático por parte del Estado y de los gobiernos de la policía y del ejército, de las fuerzas y los aparatos de emergencia del Estado. En la medida que los Estados y los gobiernos han resistido los embates sociales, se puede decir que aparentemente su estructura se presenta como sólida, al actuar de manera represiva ante las demandas sociales, ante la interpelación social, manteniendose, permaneciendo, preservando sus dominaciones. Puede, en unos casos, sobrevivir a las consecuencias de la avalancha social. Por ejemplo, la República Bolivariana de Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro, ha resistido una serie de movilizaciones sociales y políticas en su contra, a pesar de las repetidas movilizaciones, intermitentes, contra el gobierno neopopulistas.

La respuesta ha sido la represión y la persecución, las movilizaciones no lograron los objetivos buscados. El desenlace del conflicto ha sido que el gobierno se ha mantenido en el poder, que el Estado se ha preservado, a pesar de las fisuras; las consecuencias de los enfrentamientos no han derivado en el retroceso del gobierno, sino, mas bien, en su reforzamiento en el monopolio de la violencia. Ha logrado mantenerse en el poder a pesar de la crisis múltiple del Estado Nación. El análisis político puede haber supuesto que la crisis, en un momento determinado, de mayor intensidad, un retroceso del gobierno, incluso su derrumbe a mediano plazo, empero esto no ha ocurrido. No solamente, esto no ha ocurrido, como lo hizo notar una de nuestras autocríticas, sino que el Estado y el gobierno se presentan, después del conflicto, más descomunales.

Algo parecido está ocurriendo en Nicaragua, con el gobierno de Daniel Ortega, llamado el segundo Somoza, quien se ha mantenido en el gobierno, de una manera cruenta, usando la fuerza, no solamente pública, sino también la fuerza de mercenarios o grupos de choque, contratados. El costo es trágico, muertes, sobretodo de jóvenes, apresamientos masivos, encarcelamientos duraderos, que han terminado con el exilio, incluyendo a excompañeros sandinistas, de la guerra de guerrillas y del primer gobierno sandinista de la “revolución de los poetas”,  varios conocidos, no solamente opositores, sino intelectuales, poetas, literatos, inclusive fundadores sandinistas, a quienes se ha quitado la nacionalidad, como ocurrió con Gioconda Belli Pereira.

Del otro lado, del lado de “derecha”, aunque no tendríamos que decir, exactamente,  en contraste, tenemos, por ejemplo, al gobierno de Dina Boluarte. Gobierno apoyado por el partido político fujimorista, que encabeza Keiko Fujimori, la fuerza más expresiva de la derecha peruana, de aquella que se posesiona en el mapa político, después del golpe perpetrado por Alberto Fujimori, el padre de Keiko, cerrando el Congreso.  El fujimorismo, de manera permanente, ha aparecido, en la escena política, como la fuerza principal del Congreso. Aunque Keiko Fujimori no haya sido elegida presidenta, empero haya ganado las primeras vueltas,  perdiendo en la segundas vueltas, esta fuerza política ha sido capaz de tumbar a todos los presidentes elegidos, acortando sus mandatos practicamente a un año. Esta fuerza fujimorista es la que apoya a Dina Boluarte.

Lo mismo pasó con Pedro Castillo, el último presidente elegido en segunda vuelta. No se lo dejó gobernar, se lo arrinconó, obligandolo a deshacer su alianza con la izquierda, a tal punto que nombró ministros de derecha. Se buscó su vacancia dos veces, se estaba perpetrando el tercer intento de vacancia, cuando, arrinconado y deseperado, Pedro Castrillo optó por cerrar el Concreso, convocar a elecciones y a una Asamblea Constituyente, empero sin contar con la fuerza necesaria de opoyo, sobre todo del ejército, de la policia, de los partidos, mucho menos del Congreso. Solo y abandonado fue apresado, acusado de intentar perpetrar un golpe de Estado, en realidad autogolpe.

Su vicepresidenta, Dina Boluarte, que había dicho si le daban vacancia a Pedro Castillo, ella también se iba, no se fue, al contrrio se quedó, fue ungida presidente por el Congreso, bajo la figura de sustitución constitucional. Ante el estallido social en su contra, contra su nombramiento y contra la maniobra del Congreso, sobretodo del fujimorismo, la presidenta aceptó, en principio, convocar a elecciones nacionales, empero sin fecha. Actualmente, de manera cínica, declara que se quedará hasta el 2026, cumpliendo el mandado que le correspondía a Pedro Castillo. Frente al estallido social el gobierno de Dina Boluarte y el Congreso optaron por la represión sañuda y la violencia demoledora.

El resultado es trágico, se contabilizaron 60 muertos, 49 asesinados por la policía y el ejército.  Sin embargo, a pesar de todo, de las movilizaciones, de la segunda toma de Lima desde los cuatro suyos, Dina Boluarte y la dictadura congresal se mantienen en el poder, contra viento y marea, a pesar de la protesta, la interpelación y el desacuerdo sociales. Esto se ratifica en las encuestas, que en todo caso arrojan datos referenciales cuantitativos; una gra mayoría de los encuestados dicen que Dina Boluarte no es legítima, mucho menos el Congreso. La segunda toma de Lima, que corresponde precisamente a la protesta contra Dina Boluarte, ha sido impactante, sobre todo por la intensidad de la movilización, sin embargo, la cruenta represión, los asesinatos de la gente movilizada, tanto en la sierra como en Lima, tomando la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, han mantenido a la presidenta cuestionada en el gobierno. La segunda toma de Lima no ha logrado sus objetivos, la renuncia de Dina Boluarte, la convocatoria elecciones y la convocatoria de la Asamblea Constituyente.

La tercera toma de Lima, que se inicia el 19 de julio, no se parece, exactamente, a la segunda, tampoco a la primera, que fue contra el mismo Alberto Fujimori, el papá de Keiko Fujimori. La primera toma de Lima ha terminado sacando a Alberto Fujimori del poder. En la tercera toma de Lima hay otra clase de convocatoria, por así decirlo, menos beligerante, aunque incluyente, por ejemplo, de sectores de centro, incluso de centro derecha.  Es notoria la menor intensidad de la tercera toma de Lima, la menor claridad en los objetivos, salvo el pedir el adelanto de las elecciones. La composición de la convocatoria parece haber cambiado, no solamente se encuentran los sectores movilizados en la segunda toma de Lima, que tenía un particular nucleamiento en la sierra peruana, además de corresponder a 18 provincias movilizadas del Perú, están otros sectores, fuera de las organizaciones sociales de trabajadores, de maestros de estudiantes y de artistas. En la tercera toma de Lima aparecen los partidos políticos, no necesariamente de “izquierda”, sino de ciertos sectores de centro y de centro derecha, que se han sumado a la tercera toma de Lima.

Frente a la convocatoria de la tercera toma de Lima el gobierno ha movilizado, de manera amenazante y demostrativa, a fuertes contingentes de policía, mostrando una policía militarizada, además de motorizada, contando con tanquetas, fuera de cuestionada, dispuesta a la represión virulenta. En consecuencia, lo que se ve, en el panorama del conflicto político y social, es, por una parte, una ampliación relativa de la convocatoria a las marchas y manifiestaciones, que se reclaman de pacíficas, que el gobierno exige que sean pacíficas, empero  se da notoriamente una disminución en la demanda social y política, reduciendo la demanda política solo a un adelanto de elecciones; entonces, hay menos predisposición a la lucha, como la que se mostró en la segunda toma de Lima.

Por otra parte, se observa un deterioro en la secuencia de la movilización. Hablamos de la primera y de la segunda toma de Lima; en la tercera hay un cambio de composición, un cambio en la convocatoria, un cambio en la fuerza misma de la movilización, no sólo en lo que respecta al aspecto cuantitativo, disminución notoria de los movilizados, sino en lo que respecta al alcance mismo de la movilización. Se puede ver que, exactamente, no hay tal toma de Lima; la que ha tomado Lima es la policía, que no deja entrar a los movilizados a las plazas, que no deja entrar a las zonas prohibidas, que solo deja circular alrededor, en las proximidades, incluso no deja acercarse  a los edificios de la administración pública, tampoco del Congreso. Paradójicamente estamos ante una toma de Lima por parte de la policía, que dirige, conduce a las propias manifestaciones, como si fuesen niños guiados por sus manos. Las manifestaciones habrían desaparecido, se habría evaporado su caracteristica propia.

De todas maneras hay que tener en cuenta, que en el transcurso del día, la marcha fue cambiando, inclusive su misma composición fue transformándose. Al anochecer se dieron los enfrentamientos con la policía, sobretodo cuando se intentó llegar al Congreso. Entonces, en la medida que ha venido llegando la gente, se ha ido sumado a las marchas y a las manifestaciones, ha venido incorporándose más gente; las marchas y manifestaciones adquirían una mayor solidez, además de una mayor masificación, fuera de una mayor predisposición a darle un contenido más fuerte a la protesta y a la pronunciación colectiva, a la lucha.

En busca de comprender lo que ocurre con las marchas y manifestaciones de la tercera toma de Lima, vamos a recurrir a otros conceptos, esta vez vinculados al movimiento, a los flujos, a las dinámicas, a los recorridos. Pregunta: ¿Qué es una marcha? Desde la perspectiva espacial, podemos decir que en la marcha se da el fenómeno de la irrupción, también de la concentración, de la toma de calles, se da la recuperación de espacios públicos, donde se hace presente la multitud, congregada con el objetivo de la interpelación. Ciertamente con la experiencia de la marcha se sale de lo cotidiano, de lo habitual, en una ciudad, sobretodo una ciudad capital, donde radican las instituciones administrativas del Estado. Una marcha pone en cuestión a estas instituciones, al mismo Estado; no sólo interpela al gobierno, sino que cuestiona su control territorial, su control espacial, sus reglas y normas en las calles y en las plazas. En consecuencia, se plantea una situación polémica y problemática. La marcha cuestiona la legitimidad de la presencia estatal en el espacio, en las calles y en las plazas. No sólo usa las calles, recorriendolas para interpelar, para demandar, para hacer conocer su protesta, que es de lo que hablan los analistas, los políticos, los reclamados como “demócratas”, los medios de comunicación, puesto que la Constitución garantiza el derecho a la protesta y a la movilización. Esto se da, pero además se da lo que hemos dicho, el cuestionamiento radical contra el Estado, contra su control en el espacio. Por así decirlo, está planteada la guerra. Los primeros en declararla son el Estado y el gobierno, también el Congreso, que movilizan a sus policías, a sus fiscales y jueces, para reprimir las marchas, las manifestaciones, las protestas. El Estado lo hace porque está cuestionado, se siente cuestionado, en el fondo es consciente de lo que sucede, comprende oscuramente la amenaza proyectada de la manifestación y de la marcha. La democracia directa se hace presente en las calles, desborda a la democracia institucionaliza, a la ley y a la misma Constitución. Si el gobierno optara por el Estado de Derecho y lo practicara el problema se podría resolver en los marcos institucionales, de la ley y de la Constitución, empero, el Estado cuestionado no está dispuesto a respetar la democracia formal, precisamente porque está cuestionado, esta cuestionada su legitimidad, su presencia en el espacio está interpelada. Por eso, el Estado se siente en la obligación de actuar, lo hace de la manera bélica, moviliza los dispositivos de defensa y de guerra.

¿Cómo se resuelve este enfrentamiento? Obviamente con la correlación de fuerzas, en el campo de fuerzas. Al respecto, hay que considerar varias alternativas; teóricamente un gobierno y un Estado que respetan la Constitución, que se consideran demócratas y practican la democracia formal van a buscar una solución en el marco del Estado de Derecho, atendiendo las demandas y negociando. Sin embargo, en la historia reciente esto es lo que no ha venido ocurriendo, incluso en los gobiernos y en los estados considerados demócratas y declarados como Estados de Derecho, incluso con tradición democrática. Esto ya no ocurre, no solamente en lo que se ha considerado, desde el discurso dominante del orden mundial, como países del “tercer mundo”, sino que ya no ocurre tampoco en los países de “primer mundo”, obviamente tampoco en el “segundo mundo”. Ni en Europa, ni en Norteamérica, se respeta el derecho a la protesta y a la movilización; se acude, de manera inmediata a la represión, a la movilización de los dispositivos de emergencia del Estado. En otras palabras, se  opta por un estado de guerra. Estos hechos nos muestran patentemente que, desde el punto de vista de la crisis múltiple del Estado, también, en contexto, de la crisis del orden mundial de las dominaciones, se está en guerra contra los pueblos y las sociedades, incluso contra los propios pueblos y las propias sociedades.

A propósito hay que tener en cuenta que la manifestación y la marcha, experimentadas por los involucrados, resulta en la fenomenología de la perspectiva de los que participan en las mismas, dando lugar a la percepción de los que participan en esta experiencia única, que involucra cuerpos, predisposiciones, emociones y, si ustedes quieren, conciencia colectiva. Cuando se da el enfrentamiento con la policía, la experiencia asciende a un nivel intenso, que compromete a los cuerpos, se escala en la tensión misma de los cuerpos, se pone en juego la vida. Esta experiencia de la movilización tiene su propia perspectiva intensa. Hay, sin embargo, otras perspectivas, que se dan en relación a las marchas y manifestaciones, una de estas perspectivas tienen que ver con los medios de comunicación. No nos referimos, en este caso, al sesgo que pueden producir los medios de comunicación, dependiendo de que posición tienen, sino apuntamos a otro desplazamiento, a lo siguiente: La marcha y la manifestación se convierten en espectáculos para los medios de comunicación, brindando la posibilidad al espectador de ver desde varios ángulos las marchas y las manifestaciones, incluso de ver distintas manifestaciones, no solamente distintos momentos de la manifestación; se puede llegar a tener una mirada de conjunto. En otras palabras, se ingresa de lleno a lo que se ha venido en considerar la experiencia de la hiperrealidad, experiencia espasmosa, que permiten los instrumentos y las tecnologías, capaces de acercarse o alejarse, lo suficiente como para estar en la piel o extender la mirada al horizonte globlal, obteniendo distintas percepciones y panoramas de la manifestación y de la movilización. Este es un dato importante, incluso para los que participan en la movilización, en las manifestaciones, al estar involucrados en la movilización, en su experiencia intensa. Cuando ven, después de la experiencia vivida, las imágenes de las marchas y de las manifestaciones, que transmiten los medios de comunicación, tienen también la oportunidad de verse a sí mismos, en distintos momentos, en distintos lugares, de una manera integral, por así decirlo.

La transmisión de las manifestaciones de las marchas, de lo que acontece, incluso de la represión efectuada, de las heridas, de los heridos, incluso de los muertos, es una experiencia audiovisual, experimentada a través de los medios de comunicación y de la difusión de lo que ocurre. Entonces, otro lugar donde se desenvuelven las acciones es en estos espacios de la comunicación mediática, en la pantalla. El espectáculo se virtualiza, la manifestación y la marcha se virtualizan, pero también está virtualización se politiza.

Otra pregunta: ¿Quién controla el desenvolvimiento mismo de la marcha y de la manifestación? Otra pregunta, relacionada anterior: ¿Quién controla el desenlace? Antes, en otro ensayo, relativo a la autocrítica, dijimos que nadie contrala el desenlace; una vez que la acción está dada no se controlan las consecuencias, sobretodo por los efectos de masa que se desencadenan. No se controlan todas las variables intervinientes. Volviendo a las preguntas, podemos decir que los involucrados en las marchas y en las manifestaciones van a intentar controlarlas, a partir de sus propias dinámicas, su propia composición y organización. Sin embargo, lo mismo pasa con el gobierno y el Estado, con sus aparatos represivos, van a intentar controlar a partir de su fuerza concentrada, mecanizada y organizada, con el objetivo mismo de la represión, van a intentar controlar el movimiento de la marcha, sobre todo evitar su desenlace. No son los únicos que quieren controlar el desenvolvimiento de las marchas y manifestaciones, los medios de comunicación también van intentar controlar, a través precisamente del monopolio de la información, de su capacidad de captura de imágenes, de audios, de testimonios, que pueden ser entrevistados. Aún así, a pesar de los dispositivos que tienen cada uno de estos actores involucrados, en distintos espacios, comprometidos en el acontecimiento, ninguno controla el desenlace.

¿De qué va a depender el control? Va a depender de todos los dispositivos que tienen a su alcance, sobretodo del conocimiento que se tiene de las dinámicas y de los procesos desatados. En este terreno, aquí hay una ventaja de los que están involucrados en las marchas y en las manifestaciones, en la movilización social, algo que no ocurre en relación a los dispositivos y aparatos del Estado y tampoco algo que no ocurre con los medios de comunicación. Esto equivale a que el colectivo de la marcha y la manifestación tenga la oportunidad de tener conciencia de sí mismo, comprenda, entienda y conozca sus dinámicas, tenga memoria de su experiencia, logre situarse en el contexto de la correlación de fuerzas, pondere los objetivos que se propone y sepa lo que se quiere para alcanzarlo. Ciertamente esto es difícil de conseguirlo, puesto que intervienen además otros factores, que no se controlan, ni conocían, además de intervenir el azar. De todas maneras, independientemente de todo esto, lo que termina decidiendo el desenlace es la correlación de fuerzas.

Todo lo que decimos no sólo sirve para buscar desentrañar todo lo que se juega en el acontecimiento político, que involucra la marcha y la manifestación, sino también para repetir, recordándonos, que la problemática en cuestión no se resuelve porque se tiene razón o se está en lo justo; no es un problema de argumentación, que es en lo que se cae desde la perspectiva ideológica. Esta es una concepción teológica de la política, que cree que por la razón y la justicia se tienen ganadas la batallas y la guerra; nada más equivocado. Estar en lo justo y tener la razón ayuda a la comprensión, al entendimiento y al conocimiento de lo que acontece, pero no es suficiente para lograr los objetivos, para ganar la batalla y la guerra. Quizás por esto, el pueblo, involucrado en la lucha social, ha tenido que soportar varias derrotas porque sus vanguardias eran fundamentalistas, creían sólo en la justicia de lo que perseguían y en la razón que blandían sus ideologías.

Como hemos dicho antes, a partir de nuestras autocríticas, hay que salir de toda ideología, salir también de la teología heredada. Hay que escapar a las creencias, que pueden servir, en un principio, pero después se vuelven obstáculos epistemológicos y políticos, obstruyendo la acción. Es menester liberar la potencia social, liberar la potencia social también quiere decir soltar su plenitud, evitar su acortamiento, no solamente inhibirla, como ocurre respecto a la relaciones de poder, evitar restringirla con interpretaciones estrechas y circunscritas a rejillas teóricas y a perturbaciones debidas a prejuicios.

En pocas palabras, la multitud de la acción debe liberar la potencia, la potencia social, la potencia de la crítica, debe liberar la potencia de toda atadura, para potenciar la potencia, en el mismo desenvolvimiento de la acción. Aquí radica la posibilidad de la victoria, para decirlo de ese modo, de manera teleológica. No sólo la victoria a corto plazo, la reproducción triunfante, que goza de su victoria en un momento, pero lo pierde cuando toma el poder, envolviéndose en un circulo vicioso del poder. Sino hablamos de la victoria duradera, la que se proyecta como realización de la utopía.

Volviendo al tema que mencionamos del Estado que resiste los embates de movilizaciones, que recurre a una represión virulenta, que recurre al terrorismo de Estado y a todos los medios a su alcance, empleando la policía y hasta el ejército, incluso a la burocracia de la administración de justicia, llegando a contratar mercenarios, debemos evaluar lo que pasa en la historia reciente. Al respecto, no parece posible sostener la hipótesis del reforzamiento del Estado, puesto que el Estado en crisis múltiple no se refuerza, sino que padece el deterioro de su estructura, de su arquitectura de poder; los funcionamientos se descomponen, la máquina de poder chirria, se oxida, su composición interna se disemina, se ingresa a lo que hemos llamado la implosión. Pero, entonces, ¿por qué perdura usando la represión? Esta es la pregunta que debemos responder.

En primer lugar, tenemos que considerar que los embates y las movilizaciones no fueron suficientemente fuertes como para terminar desmoronando a la máquina fabulosa de poder del Estado en crisis. En segundo lugar, la convocatoria a la movilización no ha sido completa, parte del pueblo y parte de la sociedad siguen atrapados en las redes del poder; primero, a través de redes clientelares; segundo, a través de cooptaciones corruptas, convirtiendo a esta parte dócil en algo parecido a grupos de choque, a masa elocuente de llunk’us, incluso sumiéndolos en la  indiferencia sobre lo que ocurre. Habría perdido su voluntad de potencia, su perspectiva de futuro, renunciando al porvenir, renuncia convertida en una expresión nihilista. Es en esta parte del pueblo, corrompida, corroida, nihilista, con la que el Estado en crisis cuenta, en su apoyo, aunque no se trate, de ninguna manera, de legitimación; por eso, todavía se reproduce el poder y la dominación ya obsoletas.

En el tiempo corto, esta perdurabilidad, correspondiente al Estado en crisis, puede parecer larga, sin embargo, en el tiempo mediano ya se avisora la decrepitud del poder. Ciertamente, en el tiempo largo, acontece la implosión, el derrumbe del poder, que aparece, retrospectivamente como algo inherente, anunciado desde los primeros síntomas de la decadencia. Es un problema de perspectivas. Pero no se trata de esperar, tampoco de dar como consejo la espera, puesto que en el presente hay que entregarlo todo, para abolir las dominaciones, destruir el poder, para liberar la potencia social, para construir el porvenir. En consecuencia, se trata de comprender, entender y conocer las dinámicas mismas en el acontecimiento político, en toda su complejidad, de esta manera poder mejorar la composición, la estructura, la fuerza y el alcance de las movilizaciones.

Fenomenología de la crisis política

Fenomenología de la crisis política

 

Sobre la atrofia de la percepción social

Raúl Prada Alcoreza

Atrofia de la percepción 3

Hablar de la crisis política es hablar de la imposibilidad misma de la política. Éste es el tema. Pregunta: ¿Cómo puede darse la política si es imposible? Aparece la política como proyecto imposible, como proyecto que se propone lo imposible, que hace posible lo imposible. En realidad, efectivamente, no se realiza lo imposible, sino que es una repetida propuesta no cumplida, una promesa buscada y no realizada. Habíamos dicho, recurriendo a Jacques Rancère, que la política es inmediatamente la democracia, que su ejercicio suspende los mecanismos de dominación, sin embargo, hay que anotar que esto es precisamente lo que no ocurre, no se suspenden los mecanismos de dominación, en consecuencia la política es un fracaso. Esta podría ser una conclusión, empero, la política como lucha contra las dominaciones, como ejercicio de la democracia radical, no renuncia a su lucha, es utópica. Al ser utópica busca lo que no se da en ninguna parte, en ningún lugar, no hay topos que la contenga. En ese sentido, la política es el arte del invención de lo que no existe. Más que promesa, pretende ser una creación.

Esta política, en el sentido pleno, por lo tanto, esta democracia radical, en consecuencia, democracia en el verdadero sentido de la palabra, como autogobierno, es lo que se hace, lo que acaece, cuando estalla la rebelión. La rebelión es eso, pide lo imposible, grita: ¡Seamos realistas pidamos lo imposible! La rebelión se rebela contra la realidad, también contra la historia, que es la forma más radical de rebelarse contra el poder.

Como dice Racière esta política, en sentido pleno de la palabra, no tiene que confundirse con la policía, en sentido amplio de la palabra, esa pretensión de la política como orden, como garantía del orden, entonces represión para mantener el orden. Por este camino se llega al terrorismo de Estado. El terrorismo de Estado tiene como enemigo a la rebelión, es su fantasma, al que teme, por eso actúa, de manera preventiva, contra este fantasma, contra todo lo que anuncia la llegada del fantasma de la rebelión. Peor aún, más teme a la revolución, que es la continuación de la rebelión, como realización, como culminación de la rebelión, en el acto de la destrucción del Estado, cuando demuele la fabulosa máquina de poder.

Entonces la política no es la policía, en el sentido de la organización de la represión, contra toda forma de rebelión, contra toda manifestación  de la crítica. Sin embargo, es lo que más se practica a nombre de la política, pretendiendo que la política es esto, policía, más aún, pretendiendo que en política se realiza en la representación y la delegación, es decir, que en la política se transfiere la voluntad social y el conglomerado de voluntades singulares al representante, al delegado, quien se apropia de esta fuerza, la convierte en poder, en consecuencia, ejerce la dominación. En ese sentido la policía, disfrazada de política, asesina la posibilidad misma de la política, como proyección utópica, como apertura de invención de lo imposible, es decir, de creación por parte de la potencia social.

La impostura no se queda aquí, va más lejos, para cumplir con sus objetivos, muta, aparenta, quiere parecerce al fantasma que persigue la policía, al fantasma de la política, fantasma que atemoriza al Estado; por lo tanto, se convierte en demagogia, un tipo de policía que busca parecerse a la política, que promete al pueblo cumplir con la promesa, que no cumple, es más, que pronuncia promesas particulares, sencillas, que tampoco cumple. En este caso, ya no se trata del proyecto utópico, de la utopía, sino de algo menor, de menor valía, de menor alcance, en otras palabras, de una comedia, que pretende sustituir a la utopía. Dicho de otra forma, se trata de un carnaval político, de una feria burlesca, donde policías disfrazados de políticos hacen como si fueran revolucionarios, sin embargo, restringen la revolución al tamaño de sus prejuicios, como conquista del poder, buscando sustituir su dominación por la anterior, la de los otros, los derrocados.

Estos “revolucionarios de pacotilla” son los que inventan la nueva forma de dominación, que es la que seduce a la gente, mediante el artificio de las apariencias, de las promesas cortas, de las alabanzas al pueblo, generando relaciones de dependencia. Se produce una forma bullanguera de paternalismo, que busca limitar lo popular a la condición de dependencia, quiere convertir al pueblo en un niño y mantenerlo como tal. Esta forma de policía, disfrazada de política, es la que ha generado las relaciones clientelares de dominación. Mediante la extensión de las relaciones clientelares, que no solamente son de dependencia, sino de chantaje, de seducción barata, prácticas edulcoradas que se convierten en corrupción y corrosión institucional. El político populista corrompe, de esta manera, no solamente mantiene la relación de dependencia, sino que convierte en cómplice a parte del pueblo. Mediante este artificio desaparece la voluntad de cambio del pueblo, desapareciendo el pueblo mismo de la escena, convertido en público, que aplaude a caudillos, incluso a algo menor que caudillos, a fantoches, a arlequines sin carisma.

Los otros policías disfrazados de políticos son aquellos que no recurren al disfraz de revolucionarios, sino que se presentan, de manera inmediata, como representantes del orden, de la institucionalidad del Estado de Derecho, sin hablar de aquellos más conservadores que se presentan como representantes de las “tradiciones”, sobre todo de la tradición de la casta gobernante conservadora y de la oligarquía nacional. Empero, los que abundan son los policías disfrazados de políticos llamados liberales, que de libertad sólo entienden la libertad del mercado y la libre empresa, reducen la libertad de expresión a la opinión. También odian la crítica, peor aún, la crítica deconstructiva, la que desmantela los discursos ideológicos. No aceptan la crítica, menos la rebelión, ésta es considerada una anomalía, una anormalidad, que debe ser detenida, judicializada y criminalizada. Para ellos la revolución es el apocalipsis.

Como se podrá ver, hay distintas formas de disfrazar la práctica policial como si fuese práctica política. El objetivo es hacer desaparecer la política, como tal, en sentido pleno de la palabra, hacer desaparecer la democracia, como tal, en sentido pleno de la palabra, como autogobierno. Entonces esta práctica de emulación corresponde a las predisposiciones conservadoras, que buscan evitar lo que temen, la crítica, la rebelión, peor aún, la revolución, mediante procedimientos de anticipación, que corresponden a la judicialización de la protesta, de la demanda y de la movilización. Sólo aceptan la actividad sumisa del aplauso de un pueblo convertido en público.

Ciertamente hay otros, que de manera directa, sin disimular, se presentan tal como son, no solamente como policías, no se disfrazan de políticos, sino quieren que les vean como tales, como lo que son, peor aún, quieren ser la monstruosidad misma de la represión. Éstos son los fundamentalistas, los que repiten la historia de los inquisidores. Éstos se presentan como los exterminadores del mal.

Tomando en cuenta estas figuras se constata la metamorfosis perversa de la decadencia. Ciertamente no son las únicas, pues hay más formas de policía y de sus perfiles variados, desde la relativa a los disfraces hasta la desnudez descarnada del poder, que es la violencia ejercida por el monopolio mismo del Estado, también por parte de estructuras paralelas del poder, que son aquellas vinculadas a las mafias. Se constata que estas formas no se mantienen estáticas, sino que se pueden combinar, generando composiciones comediantes y grotescas de todo tipo. Los populistas pueden convertirse, de manera abierta, en fundamentalistas. Encuentran el justificativo de su contradicción usando la excusa de que son los defensores de una “revolución” que nunca se dio, salvó en su imaginario delirante, salvo resumida a la conquista del poder por los impostores.

¿Cómo se mantiene esta comedia, en su forma proliferante, estas comedias, esta serie tragicocómica de ferias, donde la policía aparece como política? Sucedió antes, no necesariamente en la “época clásica” de la sustitución y de la impostura, sino particularmente en los periodos aciagos, cuando las rebeliones y revoluciones conmovieron al mundo, empero no lograron transformarlo, salvo como imitación. Los impostores se subieron a la cresta de la ola, a nombre de una revolución que ellos mismos aplastaron, para después dominar de manera represiva, adquiriendo un caracter fundamentalista. En el presente, cuando ha desaparecido la retórica de la ideología y sus pretensiones de “ciencia”, se recurre a un mecanismo más leve, más improvisado y frágil, pero efectivo, que son los medios de comunicación; se trata de la publicidad y la propaganda reiterada, repetida, recurrente, que termina ocupando las mentes, poblandolas de desinformación y de bagatelas. Es aquí donde los fantoches sustituyen a los antiguos mesías políticos y caudillos clásicos, los que se presentaban como padres de la revolución o como los grandes timoneles. Aparecen los caudillos de poca monta, los mesías de feria, los charlatanes folclóricos.

Se da lugar a la banalización generalizada del ejercicio del poder, de la práctica policial, disfrazada como práctica política. Esta trivialización generalizada deriva en las formas de la decadencia. En esta conversión, de policía en política, aparecen no solamente aquellos que se reclaman de “políticos”, sino incluso aquellos que no tienen esta ocupación, sino, mas bien, otras ocupaciones, más vinculadas a las ferias cotidianas. Comunicadores, comediantes de profesión, parlanchínes de todo tipo, hasta cantantes locales o gente de fama provisional, se convierten en “políticos”. No es difícil hacer esto, puesto que la práctica policial disfrazada de política no era otra cosa que una imitación, no era más que una impostura, entonces, resulta más fácil convencer, prometer, seducir a la gente, mediante otras ocupaciones, por medio del ejercicio de otras ocupaciones, ahora usadas, en plena decadencia, como prácticas “políticas”.

No sólo han ocurrido estos cambios, podríamos decir estas metamorfosis perversas, también se han dado otras parecidas a las de los fundamentalistas, pero de más corto alcance y de menores pretensiones, sin embargo, con una eficacia cruel. Resulta qué las mafias, estas organizaciones oscuras dedicaciones a los tráficos ilícitos, a su producción, distribución, circulación y consumo, al atravesar los mapas institucionales, sobretodo relativos al Estado y a la llamada política institucional, política en sentido restringido, se ven como obligados a hacerse “políticos”, si es que no pueden usar a los políticos para sus propios fines. Pero lo más grave de la cuestión no es ésta, sino su propio ejercicio de dominación perversa y cruel, cuando se da lugar su control territorial. Las mafias ejercen el terrorismo descarnado de estas formas paralelas del poder, estas organizaciones delincuenciales, llamadas en la jerga oficial, organizaciones del crimen, lo hacen de una manera fundamentalista. Ya no a nombre de la religión, ya no a nombre de la ideología, ya no a nombre del Estado, sino a nombre de algo sin nombre; este es el problema, el ejercicio del terrorismo criminal, efectuado de manera descarnada, de forma desnuda y sin nombre, con el objetivo de aterrorizar, dar miedo, para dominar, garantizando el flujo y el funcionamiento de los tráficos ilícitos.

Éste es el substrato de la crisis política, propiamente hablando, esta es la crisis política, en el sentido de su efectuación, como dijimos al principio. Lo otro, lo demás, los efectos de esta causa, son los fenómenos que aparecen en la superficie de los hechos, eventos y sucesos, que son los síntomas de esta crisis. Por ejemplo, se habla de crisis política cuando hay una crisis del partido gobernante, se habla de crisis política cuando hay crisis del Estado, en menor escala, de crisis de gobierno. Pero estos son síntomas en la superficie del acontecimiento. Sin embargo, es de esto de lo que más se ocupan los medios de comunicación, aunque no sólo, pues también se ocupan de lo mismo los analistas políticos y los propios políticos; es tema de conversación, como si ésta fuera la realidad efectiva de la crisis. Se arman discusiones y debates a propósito, en los espacios mediáticos, radiales y televisivos, incluso en los periódicos, estos son los escenarios de estas preocupaciones, que no dejan de ser banales. Incluso en los propios protagonistas de las divisiones partidaria se generan exacerbadas polémicas callejeras, pronunciaciones de una oralidad sin encanto, llena de improperios, señalando a sus anteriores compañeros partidarios como los más terribles enemigos. Esto no es otra cosa que parte de la decadencia, donde en plena nubosidad del incendio de la casa, donde se queman sus propias wakaichas, no se ve nada, el alcance de la mirada son sus propias narices; en esas condiciones se hacen la guerra o lo que se llama la champa guerra.

Se puede decir que esto es un síntoma de la implosión, del derrumbe interno, de la arquitectura del Estado, de la estructura ilusoria de la impostura, de la estructura gubernamental que ya no se sostiene, se derrumba. Aunque se desgarren las vestiduras,  aunque se exalten, hasta llegar al paroxismo, aunque los medios de comunicación se devanen los cesos para encontrar el misterio de semejante crisis del partido gobernante, no deja de ser todo este fenómeno un efluvio de la genealogía de la decadencia.

Esta situación de feria calamitosa de la política, restringida a la trivialidad folclórica, se expresa también en la forma de gubernamentalidad misma, quizás tendríamos que decir, incluso en la desaparición de la forma de gubernamentalidad, pues, en definitiva, llega un momento cuando la crisis múltiple del Estado nación, de la crisis política y de la crisis de gobierno, llega a una cumbre, que desaparece el acto de gobernar, se atina sólo a improvisar. Se improvisan políticas de corto alcance, provisionales, circunstanciales, en un desorden de actos de gobierno mediocre, de promulgación de leyes y de emisión de políticas decontextuadas y deconectadas. No hay norte, ni sur, ni este, ni oeste, no hay puntos cardinales, desaparece toda orientación. Lo único que da coherencia a todo esto es la propaganda persistente, aunque ya inútil, es la publicidad persistente, aunque ya sin efectos convincentes. En todo caso la inercia transmitida, a partir de medios de comunicación, de emisiones de comunicados desorbitados y de alocuciones sin sentido, de parte de los gobernantes y de los voceros, es lo único que se mueve en un cuadro estático del panorama “político” oridinario, pues el contexto es el mismo, son siempre los mismo personajes, aunque se modifiquen sus caras y sus perfiles singulares, los hechos parecen repetirse, aunque cambien de momentos el guion varíe, lo que se dice parece haberse escuchado antes, aunque los que emiten el discurso creen que lo que dicen es nuevo, incluso parte de la astucia criolla deslucida.

A todo esto, a su manera turbulenta de darse, a este atolladero de circunstancias minusculas, hemos llamado la implosión. Todos estos síntomas forman parte de un derrumbe interno, de una destrucción interior, correspondiente, subjetivamente, al desmoronamiento de la arquitectura estatal, gubernamental y política. Hay pues implosión, pero lo sorprendente es que los que gobiernan no se dan cuenta, tampoco se dan cuenta los funcionarios de mayores, medianos y bajos rangos; en realidad a ellos no les importa, puesto que de lo que se trata es de aprovechar el momento, para seguir sacando y obteniendo beneficios privados con la cosa pública, sacando tajada lo más que se pueda. Tampoco se dan cuenta los otros políticos, los opositores, puesto que creen que se trata de lo mismo de siempre, de un gobierno que hay que interpelar, que hay que cambiar, que hay que fiscalizar, cumpliendo de esta manera la tarea de la oposición. Otros que no se dan cuenta son los medios de comunicación, pues para ellos este derrumbe e implosión es parte de la vida cotidiana, de la cotidianidad “política”. Como todo es así, lo único que hacen es informar sobre lo que ven, lo que ven corresponde a una mirada miope, sólo ven en la superficie de las cosas, en el leve vaho de los hechos, en el sonido recurrente de los discursos. Sólo escuchan lo que se dice, lo que dicen los políticos; esto es a lo más que llegan, a lo poco que logran a entender de lo que escuchan, de lo que se repiten; en el mejor de los casos, son eco de lo que dicen los analistas políticos. Tampoco estos últimos alcanzan mayor visibilidad, sólo ven las oposiciones, las contradicciones inmediatas, la pugna por el poder, los esfuerzos de unos y de otros por encontrar salidas y respuestas, pero de alcance corto; por lo tanto, no son salidas ni son respuestas a la crisis.

Se derrumba todo, pero los que habitan en el edificio del Estado, en la máquina fabulosa del poder, en la arquitectura ilusoria de las dominaciones polimorfas,  consideran que se trata de simples vaivenes, de simples bamboleos, de momentáneas vibraciones sin importancia, que se dan como inusuales temblores en la propia estructura del Estado. Están enceguecidos y adormecidos, enfrentan su caída como si fuese una normalidad cotidiana, dada en el eterno retorno de lo prosaico, de la práctica política indolente e indiferente a lo que realmente ocurre: La destrucción ecológica sin precedentes. No se inmutan de haberse convertido en los responsables de una de las mayores deforestaciones que se dan en el mundo. No les afecta para nada que se contaminen los ríos y desaparezcan los peces, que se envenene a las poblaciones ribereñas. No se preocupan del incremento de los niveles diferenciales de pobreza, de la gama acuciosa y abismal de desigualdades, pues para ellos bastan las estadísticas hechas hace una década o hace apenas un quinquenio, mal aprendidas, mal digeridas y malinterpretadas. En realidad interpretan de acuerdo al sesgo de su conveniencia. Dicen que han hecho una “revolución” social, han transformado a dos millones de pobres en clase media. Ésa es la cantaleta de los voceros y del ideológico de la forma de gubernamentalidad clientelar, que se cree jacobino de la época de la revolución francesa, cuando, mas bien, se parece al jacobino de la fase del terror.

El problema es que parte de la población acompaña a este imaginario de la decadencia política. No solamente se trata de los partidarios, de la masa elocuente de llunk’us, que ahora se ha dividido, sino también de parte de la población atiborrada por la desinformación de los medios de comunicación. Esta parte de la población, afectada también por la decadencia, cree en las noticias de los medios de comunicación, cree en que estas noticias son hechos; de lo que se trata es de tomarlas como tales, cuando, en realidad, no son hechos, sino la cáscara de los mismos, donde se pinta la realidad a gusto de los medios de comunicación sin imaginación.

Cómo se ve, el cuadro en su conjunto, de una coyuntura descoyuntada, que forma parte de la secuencias de coyunturas desajustadas, de periodos desatados de crisis política, es calamitoso, además de ser catastrófico. Un cuadro insólito de la decadencia generalizada. Ante semejante acontecimiento de la decadencia, de la implosión, no parece haber salida; por eso, algunos que logran ver, los pocos, las excepciones de la regla, lo que ocurre, optan por esperar el derrumbe completo. Sin embargo, el problema de esta espera es que el derrumbe completo se llevará todos, inclusive a los que ven y logran mirar y trascender el nubarrón del catastrófico desmoronamiento.

No hay que olvidar nunca que la crisis política se debe a que no hubo voluntad de resistencia, voluntad de lucha, retomando la posta de los que lucharon antes, continuando los actos heroicos de las vanguardias, de las multitudes en acción, que se movilizaron en otro tiempo. El cuadro catastrófico se debe a que se renunció a resistir y a luchar, se debe a un conformismo generalizado, a la voluntad de nada, al nihilismo, en su despliegue singular, que forma parte de esta destrucción generalizada. Se trata no sólo de la destrucción externa, sino también de la destrucción interna, de la desconstitución alarmante de la subjetividad, de la desconstitución del sujeto activo. Este sujeto de la acción ha desaparecido, por lo tanto, se ha inhibido completamente la potencia social. Entonces, de lo que se trata es de liberar la potencia social, para borrar este cuadro, para cambiar el cuadro catastrófico y calamitoso de la decadencia, para dar lugar a la estética social, que configure otro cuadro, un cuadro artístico, correspondiente a la imaginación y al imaginario radicales, pictórica colectiva, producto de la invención social radical. Un cuadro no solamente de esperanzas, sino de nuevos horizontes abiertos por las movilizaciones, las autogestiones, las autodeterminaciones y los autogobiernos de las multitudes.

Arqueología del concepto de revolución

Arqueología del concepto de revolución

 

La irrupción de las multitudes

 

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

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Cuando uno se pregunta qué es lo que ha ocurrido, cómo comprender lo que ha pasado, incluso, tomando consciencia del presente, cómo hemos llegado a ser lo que somos en el momento presente, se enfrenta a uno mismo, a su memoria, contenido en los demás, en la sociedad, también en la memoria social. No basta hacer historia, basada en fuentes, en registros, documentos, incluso testimonios, experiencias colectivas recabadas. Tampoco basta lo que se ha escrito, las versiones de las narraciones, descriptivas, analíticas, teóricas. Es indispensable imbuirse en los acontecimientos.

Cuando los cuerpos hablan por sí mismos, sus desplazamientos, sus irrupciones repentinas, la manera como ingresan al imaginario social, su tremenda fuerza, es cuando se devela el secreto de los acontecimientos, puesto que se despeja el velo cotidiano, que encubre lo que realmente ocurre. A las instituciones, sobre todo al Estado, les interesa que todo sea como siempre, que se mantenga el orden, que, si algo ocurre, algún evento perturbador, que todo vuelva a su cause “normal”. Pero, mientras dura la fiesta popular, mientras se desenvuelvan libremente los cuerpos, sin coerción, sin camisas de fuerzas, se hace visible lo que se oculta, el secreto de la vida.

Lo primero que aparece en la escena es el desacuerdo, los insurrectos no están de acuerdo con lo que ha venido ocurriendo, con el orden establecido, que, en realidad, es la dominación de las oligarquías, de las burguesías, de las élites, de los grupos de poder, de lo que se viene en llamar las clases dominantes. Después irrumpen las multitudes como protagonistas, hacen, por así decirlo, historia. Desbordan con sus voluntades singulares, crean la realidad emergente. A esto se ha venido en llamar la revolución.

Es importante situar todo esto, el acontecimiento, en una interpretación espaciotemporal, en una narración que trabaja la memoria, aunque lo haga desde su propia configuración. El referente que se ha venido utilizando es la clasificación de modernidad de lo que ha venido ocurriendo desde inicios del siglo XVI. Puede discutirse este referente, incluso puede plantearse una clave heterogénea de la modernidad, de todas maneras, nos introduce al desafío de las interpretaciones que suponen el acontecimiento de la modernidad como horizonte vertiginoso y transformador, donde todo lo sólido se desvanece en el aire.

Si aceptamos lo anterior, entonces habría que descifrar las distintas formas de construcción de la modernidad. Las revoluciones han construido una modernidad desbordante y multitudinaria; se trata del ejercicio de la democracia plena como autogestión y autogobierno, como comuna. Las multitudes insurrectas han detenido el tiempo o lo han atravesado con la intensidad de la potencia social liberada.

El problema, como lo dijimos antes, viene después, la fiesta se acaba. No dura. ¿Por qué? Los asistentes de la fiesta vuelven a lo mismo, a lo de antes. ¿Por qué? ¿Por qué lo cotidiano no se vuelve la continuidad de la fiesta? ¿Por qué la potencia social deja de desplegarse y vuelve a las camisas de fuerza institucionales? ¿Por qué se restaura el Estado? Estas son las preguntas, tratamos de responderlas con hipótesis interpretativas como las relativas al círculo vicioso del poder; otra hipótesis interpretativa, conectada con la anterior, era la de que la contrarrevolución emergía desde la misma revolución, una vez que se logra la victoria, que se toma el poder, incluso antes, en el mismo proceso revolucionario, ocultándose las herencias obstaculizadoras. Todo esto tiene que ver con las herencias conservadoras, con la permanencia de estructuras y diagramas de poder heredados. En la medida que estas estructuras sobrevivieron a la revolución, se mantuvieron sumergidas, luego, poco a poco se volvieron a consolidar, encontrando el momento cuando vuelven a imponerse. Se puede decir que la revolución no ha sido consecuente.

Ahora debemos volver a las preguntas y a la reflexión sobre el acontecimiento. Las respuestas no parecen haber sido completamente satisfactorias. Es menester auscultar sobre la fuerza de permanencia de las estructuras y diagramas de poder heredados, también es necesario averiguar sobre las debilidades inherentes en la sociedad y el pueblo, que se esconden cuando irrumpen las multitudes y parecen indetenibles e incontenibles. ¿Qué conservadurismos contienen las multitudes a pesar de su rebelión y desborde?

Jacques-Lucien Monod decía que todo se da entre el azar y la necesidad, en su mezcla y combinación, en su complementariedad y mutua condicionalidad. Que precisamente la persistencia en la transmisión de la información del programa genético se producían imperceptibles desplazamientos, que corresponden a los cambios, a las variaciones. Esta perspectiva de la biología molecular puede ayudar de referencia para abordar las preguntas que hicimos en el espesor de los planos de intensidad, que podemos nombrarlo como relativo a la problemática compleja histórica-social-cultural-política.

Si bien lo social supone las asociaciones y programaciones biológicas moleculares, debemos abordar la problemática compleja social tomando en cuenta sus propias características. En los planos de intensidad de lo social se dan también asociaciones, combinaciones de asociaciones, composiciones de asociaciones, desplazamientos y transformaciones. Solo que parece que ocurren de una manera más rápida, mas bien, perceptible. Por eso, se puede decir que el concepto de revolución es relativo, dependiendo si se trata de la referencia a estructuras de larga duración, de mediana duración o de corta duración.

El devenir de la revolución

¿Por qué en el campo político no aparece, de manera permanente, la multitud en la vida cotidiana? Siempre está la población con sus actividades y sus dinámicas, la sociedad es la constante asociación y relaciones sociales y prácticas sociales. En la economía, en el campo económico, se compra y se vende; ahí está la población,  se organizan emprendimientos y en empresas, incluso se da lugar el monopolio, donde no están todos; es una minoría la que controla el monopolio. Empero el campo económico supone al conjunto de la población y sus actividades diferenciadas; se conoce la dualidad de burguesía y proletariado, también la de campesinos y terratenientes; se pueden mostrar distintas diferenciaciones y hasta contradicciones, pero está ahí la población, distribuída en el campo económico. No ocurre lo mismo con el campo político; en el campo político, de manera permanente, aparecen los políticos, los representantes y los delegados; se trata de la casta política. En esta pirámide aparecen los gobernantes, la presidencia, en la cúspide piramidal; hay una estructura piramidal notoria en el campo político.

Cuando interrumpen las multitudes en el campo político es cuando rompen con la pirámide, la interpelan, en principio, después rompen la pirámide, hasta pueden destruirla. Se trastoca este orden. La arquitectura estatalista es trastrocada, aunque después de terminar la revuelta, la rebelión, la revolución, cada manifestación con su estructura de larga, mediana y corta duración, puede volverse a la forma piramidal del campo político y del Estado. Sin embargo, lo que ha ocurrido nos muestra algo importante, que en el campo político el comportamiento es distinto, la estructuración es distinta que en los demás campos sociales. Cuando viene la crisis política y ocurre la irrupción de las multitudes se adecúa o afecta la estructura del campo político a lo que ocurre en el resto de los campos sociales. Se rearticula el campo político a la relativa composición diagonal de los distintos campos sociales, aplastando la arquitectura del campo político a la condición de los otros campos sociales. Ocurre una especie de equilibración. Por eso, entonces tenemos que ver y observar detenidamente esta característica propia del campo político, a diferencia de lo que ocurre en otros campos, aunque en los otros campos se puede repetir la diferenciación, la desigualdad, por ejemplo, como acaece en el campo económico y en el campo social, de todas maneras se ve a la población en la vida cotidiana, a la sociedad en la vida social; lo que no se ve en la vida política, no se hace visible la sociedad, tampoco la población, ni el pueblo, salvo cuando irrumpe, salvo cuando va a votar o es espectador, cuando es opinión pública. El campo político tiene su peculiaridad, esta peculiaridad tiene que ser analizada, porque ahí está la clave de la crisis, no sólo política, sino de la crisis múltiple en los distintos campos de intensidad.

Lo que ha ocurrido efectivamente no es lo que recuerda que ha ocurrido la memoria social, tampoco la memoria singular, grupal o individual; la memoria es trabajada por la imaginación, la imaginación estalla y configura de acuerdo al impacto y a la impresión de lo que ha ocurrido. Construye un recuerdo, de acuerdo a una narrativa, que articula distintos planos de intensidad, sobre todo que articula los hechos a las impresiones que se ha tenido.

Hay que comprender muy bien lo que es una composición; el hecho en sí mismo es una composición fáctica compleja, no hay un hecho puro. El hecho está articulando, en su emergencia, a distintos planos de intensidad, incluso a distintos espesores de intensidad, entonces, cuando tenemos secuencia de hechos, por así decirlo, se están articulando, de manera secuencial, a distintos planos de intensidad y distintos espesores de intensidad. Esos distintos planos y estos distintos espesores tienen su propio ritmo, si ustedes quieren, su propia temporalidad y su propio peso dentro de la composición, dependiendo como éstas se conforman. Entonces el análisis de los hechos, inclusive la descripción de los hechos, tiene que tomar en cuenta esta composición compleja; si no se lo hace se reduce el hecho a una simple expresión, como si se hubiera dado solo en un plano de intensidad, como si solo estuviera compuesto por una misma situación, un mismo espesor y plano intensidad, lo que no es de ninguna manera cierto ni posible. Al olvidar esto la descripción y el análisis puntuales terminan reduciendo el acontecimiento, el evento, el suceso y el hecho a una simplicidad extremadamente esquemática.

La revolución es pues una representación, que, según el caso, de su uso y de su estructura categorial, puede ser un concepto, como concepto puede depender de tal o cual interpretación teórica, dependiendo. La revolución supone una imaginación creativa, abierta al porvenir, es una imagen construida socialmente por la irrupción de la multitud. En consecuencia, estamos ante una representación, que está asociada a hechos, hechos, que, a su vez, suponen composiciones complejas diferenciadas y articuladas de una determinada manera, en su momento. La revolución no responde a lo que efectivamente ha ocurrido, que es mucho más complejo que la representación o la interpretación misma de los que ha ocurrido, de lo que signifique lo quiere decir revolución. Cuando estalla la crisis y se da lugar al levantamiento popular, este punto de convergencia del estallido deviene de distintos procesos, que no dejan de estar articulados, que suponen el deterioro del anterior régimen, de sus instituciones, donde sus narrativas, su ideología, sobretodo de su legitimidad, la que se ponen en cuestión; pero estas tendencias se dan en distintos ritmos, que van acompasándose en la medida que se articulan y hacen una composición, un evento o una sucesión de eventos. El estallido, a su vez, supone distintos eventos, supone distintos sucesos, entonces, se experimenta socialmente lo que llamamos acontecimiento.

Cuando enunciamos, después de una evaluación histórica, que todas las revoluciones cambian el mundo, pero se hunden en sus contradicciones, restauran lo derribado e ingresan, después de los cambios, a una regresión, seguidamente a la restauración y después de la decadencia, lo hacemos en la comprensión del devenir del acontecimiento. Enunciado que parece certero, dada la regularidad histórica de lo que decimos, sin embargo, hay que tener en cuenta y no olvidar lo que dijimos anteriormente, respecto a la revolución, respecto a su composición compleja, respecto a la composición compleja tanto de la representación, de la conceptualización, como también de su referencia fáctica a la complejidad efectiva de la realidad, cuando ésta converge en el estallido. Si tomamos en cuenta esto, entonces podemos explicar lo que hemos dicho en el enunciado, en tanto acontecimiento, como devenir de múltiples procesos singulares y en constante mutación, derivando en articulaciones, articulaciones cambiantes, se entiende que la narrativa revolucionaria se deja llevar por la imaginación, por las impresiones de la imaginación y las representaciones, que derivan de la experiencia; también la conceptualización que deviene, usando una teoría dada, deriva de la experiencia. En ambos casos la esperiencia y la memoria son recordadas para armar una narrativa. No hay que olvidar la complejidad, inmanente y trascendente, de la experiencia; esta referencia vital y efectiva convergente en el estallido contiene una complejidad de ritmos, de tendencias, de concurrencias, las mismas que son complejas y contradictorias. En consecuencia, se puede entender que la revolución deriva en una contrarevolución o que contiene la contrarevolución; cuánto tarda en darse depende de la composición convulsionada de lo que fue la revolución, como evento real y efectivo.

Viendo así la problemática, estamos pues ante lo que llamamos la simultaneidad dinámica de la complejidad, ante el acontecimiento mismo, visto desde su propia complejidad múltiple, de sus múltiples singularidades, en constante devenir, entonces se entiende que la revolución, como concepto, no es necesariamente el mejor instrumento de análisis objetivo, el mejor instrumento de análisis histórico, social, político y cultural, es indispensable movernos del mundo de la representación, del mundo de la conceptualización, del mundo de la imaginación, al mundo efectivo de los acontecimientos.

La revolución: Una evaluación intelectual.

Enzo Traverso, en libro publicado recientemente, titulado Revolución, una historia intelectual[1], hace una revisión exhaustiva de la historia de las revoluciones, de los conceptos y enunciaciones inherentes a las formaciones discursivas revolucionarias, a las metáforas usadas como la más conocida de la revolución como locomotora de la historia. Analiza los cuerpos revolucionarios, sobre todo los imaginarios que suscitan. Se introduce a la hermenéutica de la revolución a través de la interpretación de los conceptos, símbolos, alegorías simbólicas, mitos y paradigmas. Después se sitúa en el perfil subjetivo del intelectual revolucionario. Para terminar con una evaluación entre la libertad y la liberación. Por último nos entrega un capítulo donde se plantea la problemática de historizar el comunismo.

La revolución se convierte en el referente primordial para analizar la crisis de la modernidad, es decir, para analizar la sociedad moderna, en el contexto de su mundialización. De incicio habría que preguntarse si la revolución es el referente primordial para analizar a la sociedad moderna en crisis. Incluso si nos acotamos a los marcos del libro, a la historia de las revoluciones, por cierto modernas, particularmente a la historia intelectual de los revolucionarios, no deja de haber problemas, pues el concepto mismo de revolución amerita ser cuestionado. De todas maneras, estamos ante un ensayo ilustrativo e iluminador sobre la revolución y sus intelectuales.

Interpretando a la Revolución de Enzo Traverso podemos comenzar diciendo que toca con el dedo en las llagas, por lo menos de dos siglos de la sociedad moderna, la del siglo XIX y la del siglo XX. Como decimos nosotros, las revoluciones cambian el mundo, pero se hunden en sus contradicciones.

 

 

Arqueología de la revolución

El libro de Enzo Traverso “Revolución”, una historia intelectual, tiene, como se ve, un eje transversal y articulador del ensayo mencionado, es el concepto de revolución. Enzo Traverso defiende el concepto de revolución en todas sus tonalidades; lo sugerente del ensayo “Revolución” es el repaso intelectual del concepto en cuestión; podemos decir, usando las palabras de Michel Foucault, que se trata de un análisis del presente, de la situación en el presente, de la revolución, a partir de una mirada retrospectiva del pasado, sobre todo de sus debates, sus discusiones, sus dilemas y sus desenlaces, hablando ya de la narrativa sobre larevolución, tanto a favor cómo en contra.

No se puede de ninguna manera negar sino más bien apreciar el aporte de Enzo Traverso sobre la reflexión respecto de la experiencia social,  política y cultural de la revolución, de manera actualizada, podríamos decir genealógica, inclusive arqueológica, en la medida que hurga en los desplazamientos del concepto de revolución. Podemos decir que el debate abarca por lo menos dos siglos, siglo XIX y siglo XX, sin embargo, no olvidemos que Enzo Traverso se sitúa en el siglo XXI, por lo tanto, de alguna manera, toca la problemática dadas en las condiciones del siglo XXI, la problemática actualizada, de acuerdo a las condiciones de los contextos de la crisis múltiple en el siglo XXI.

Como hemos dicho, el debate abarca dos siglos, por lo tanto, hablamos de debates en distintos contextos, en diferentes coyunturas, sobre todo, en distintos contextos de formaciones discursivas diferenciadas, así como en distinguidas formaciones enunciativas, suponiendo la percepción filosófica, en consecuencia, en plural, percepciones filosóficas. Están como referencia historica, politica, social y cultural las revoluciones, empiricamente dadas.  Se tiene, en principio, la crisis política que antecede a la revolución francesa, que se convierte en el punto de convergencia de la crisis. También, por eso mismo, se convirtió en el paradigma de la revolución. Después viene la sucesión de revoluciones, posteriores a la revolución francesa, emergidas durante el siglo XIX, que se caracterizan por su composición social proletaria, levantamientos del proletariado que se dan en Europa, el fantasma que recorre Europa, que sería nombrado en El manifiesto comunista como el fantasma del comunismo, que era el terror del imaginario conservador.

La Comuna de París es otro referente primordial; no solamente actualiza la revolución francesa, sino la transforma, otorgándole un contenido no solamente social, que ya tenía el la revolución francesa, sino un contenido novedoso, donde se replantea la relación entre lo político y lo social,  se diseña la perspectiva de un porvenir que adquiere características libertarias. Eso por las características mismas de la conformación de la Comuna de París, de su composición, de su proyecto enunciativo y práctico. Por la clara conciencia de lo que se estaba haciendo, la emancipación social como desborde político, como trastrocamiento estructural de la sociedad y de sus formas de organización. Sobre todo hay que tener en cuenta a Louise Michel, quién, desde la perspectiva feminista, replantea el concepto de libertad y sus irradiaciones libertarias, se propone liberaciones de mayor alcance,  connotaciones de mayor alcance, que tienen que ver con problemáticas corporales y patriarcales.

Después vienen, en en en adelante, las revoluciones del siglo XX. La revolución mexicana, que es básicamente una revolución campesina, aunque también proletaria, que adquiere características no solamente antiautoritarias, sino la voluntad explosiva de una reforma agraria campesina, con efectos radicales respecto a la tenencia de la tierra. Se trata de un levantamiento múltiple, contra el régimen barroco de las oligarquías terratenientes y de las burguesías gamonales de entonces, que se legitiman paradojicamente con el discurso liberal. La revolución mexicana también retrotrae las luchas anticoloniales, la lucha por la independencia, además de contraer las resistencias, que se dan desde el inicio mismo de la conquista y de la colonización. Entonces, estamos hablando de una revolución compleja, por sus propias características y contextos, sobretodo por la situación y el momento en que se da, en el desenvolvimiento del sistema mundo capitalista. La revolución mexicana tiene connotaciones mundiales, además, no hay que olvidar, es una revolución que antecede a la revolución rusa.

Después viene la revolución rusa. En el análisis de Traverso se repasan los debates, las discusiones, en torno a la revolución rusa, inclusive desde antes de 1905, tomando en cuenta la experiencia de los populistas y, sobre todo, la experiencia de los anarquistas, que son anteriores a los marxistas, en su versión rusa, que van a ser conocidos, en una de sus derivaciones, llamada bolchevismo. Los bolqueviques son los que terminan tomando el poder en octubre de 1917, después de la revolución soviética, que se da en febrero de 1917. Estamos ante la discusión intensa y apasionada, que involucra a los que se van a considerar los intelectuales del comité central del Partido Comunista, de la tercera internacional, incluyendo el Comintern. Después se viene la revolución China, la larga marcha, el desplazamiento de Mao Zedong, el traslado hacia un espacio de resistencias campesinas, después de las derrotas de la revoluciones obreras en los puertos industriales, como en Shangai. Desplazamiento que se  da durante la larga marcha. La revolución campesina va a tener su desenlace con la toma de Pekin en 1949. Tenemos un contexto mayor en la discusión sobre la revolución. Revisando retrospectivamente estamos ante las distintas conceptualizaciones de la revolución, distintos usos del concepto de revolución.

Hacia delante, por así decirlo, vienen las otras revoluciones, que tienen características de liberación nacional, otra forma de revoluciones independentistas, que son anticoloniales, pero también revoluciones socialistas, por la vinculación con el proyecto socialista. Sin embargo, hay que hacer notar la composición barroca en los levantamientos nacional populares, campesinos y proletarios, en las llamadas revoluciones anticoloniales. Un ejemplo paradigmático de esta contemporaneidad es  el caso de la guerra de liberación de Argelia. Otro caso, que se va a convertir en paradigmático, es la revolución vitnamita, dada en la guerra anticolonial, desde la guerra contra el Japón, después contra Francia y seguidamente contra los Estados Unidos de Norteamérica; estas tres guerras las vencen los vietnamitas, convierténdose en un ejemplo de la derrota de los imperialismos, entre ellos del imperialismo norteamericano. Dándose lugar a lo que Antonio Negri y Michael Hardt consideran el desplazamiento de las dominaciones a nivel mundial, desde las formas imperialistas a la forma moderna de imperio.

Obviamente las revoluciones no terminan, continúan. Se viene la revolución cubana, la revolución en Angola, la revolución nicaraguense y otras más. Por otra parte, en una actualidad incierta, nos encontramos, después, ante nuevos levantamientos, por ejemplo los correspondientes a la primavera árabe, que no derivan en revoluciones, aunque sí son levantamientos que causan un terremoto momentáneo en el mapa institucional del poder en el Medio Oriente.

En toda esta revisión sobresale la revolución y la guerra anticolonial haitiana. La revolución haitiana, que en realidad es una guerra anticolonial, que dura 12 años, deriva con las derrotas militares consecutivas de varios ejércitos europeos; el monárquico francés; el español, que se encontraba al otro lado de la isla, que fue nombrada como La Española; el británico, que desembarca para dominar la isla; nuevamente el francés, pero, esta vez, se trata de la derrota del ejército de Napoleón. La guerra anticolonial y levantamiento de los esclavos derrotan a estos ejércitos. Se trata de un acontecimiento político de gran alcance, es una guerra anticolonial que deriva en revoluciones triunfantes, revoluciones que adquieren las características radicales de la suspensión de la esclavización, algo que se da en términos jurídico-políticos, en el Congreso francés, cuando la revolución francesa se radicaliza, haciendo caso a los diputados afrocaribeńos de Haití, que formaban parte de la República.

Cómo se puede ver hay una gama enorme de contextos y coyunturas problemáticas, referencias histórico políticas y sociales, también culturales, respecto a este fenómeno que ha sido nombrado y conceptualiza como revolución, la representación de la crisis múltiple.

En el debate, en la revisión del debate, de la discusión, están involucrados anarquistas y marxistas, anticolonialistas y nacionalistas, atravesando todas las formas discursivas, emitidas desde la revolución francesa, desplegadas en las subsiguientes revoluciones. Todas las revoluciones tienen sus intelectuales apologistas, aunque también sus detractores conservadores. Traverso hace una revisión del debate considerando no solamente a los partidarios de la revolución, sino también a los que están en contra de la revolución, los que podemos llamar contrarrevolucionarios o intelectuales conservadores, como es el caso de  Alexis de Tocqueville, a quien asombra la experiencia de la revolución, en su tiempo, tanto en lo que respecta a la guerra anticolonial norteamericana, correspondiente a la conformación de la primera República moderna liberal, así como en lo que corresponde a la revolución francesa, el paradigma de la revolución. Es testigo de la experiencia de la revolución francesa, así como después de la Comuna de París. Tocqueville es un intelectual conservador, tiene una posición crítica respecto de la revolución, del concepto de revolución y de la experiencia de la revolución. También hay otros intelectuales conservadores, que participan en el debate en torno a la revolución.

En toda esta revisión, en esta arqueología del concepto de revolución, Traverso acude a Carl Schmitt, quien es no solamente ideólogo conservador sino un intelectual nacionalsocialista alemán, de origen católico, quien hace reflexiones sobre el poder constituyente y el poder constituido, la inmanencia del poder en el Estado, sobre los fenómenos nacionalistas,  derivando en una apreciación muy particular, diriamos sui géneris, sobre la revolución, bastante contradictoria, empero ilustrativa, en su libro sobre los partisanos[2], donde considera a la revolución bolchevique como parte de la experiencia partisana. Como se puede ver, el ensayo de Enzo Traverso sobre la revolución es sugerente y erudito. Nos permite actualizar el debate y la reflexión de la crisis múltiple del sistema mundo capitalista, mediante un análisis restrospectivo de las experiencias revolucionarias. Es un libro ilustrativo, que nos ayuda a volver a la discusión, en el contexto y en las coyunturas de la crisis múltiple del sistema mundo moderno, de la civilización moderna, además de revitalizar la discusión sobre las perspectivas y el porvenir de las sociedades humanas, que padecen los alcances demoledores de la crisis múltiple.

La arqueología del concepto de revolución puede inciciarse no con la definición etimológica, sería lo menos sensato, puesto que no se trata de descifrar el sentido a partir de las raíces lingüísticas, que han quedado como pronunciación, en el sonido de la palabra; el sentido del concepto de revolución desborda por la práctica del uso del lenguaje, donde el imaginario social se introduce y emerge contando con la experiencia social abrumadora.

 

La revolución permanente moderna

La revolución industrial, tecnológica, científica, cibernética, nanotecnológica y de la biología molecular

La única revolución que ha permanecido es la revolución cientifica y tecnológica, que ha pasado de la revolución industrial, ha continuado como revoluciones tecnológicas sucesivas, en el marco de las revoluciones científicas, que ahora derivan en la nanotecnología, en la biología molecular y en la inteligencia artificial. En cambio la revolución social y política ha sido coyuntural e intermitente, se interrumpe, se degrada e ingresa a una dramática regresión, después, restauración, para derivar en la decadencia. ¿Por qué ha sucedido esto?

¿Cuándo nace el concepto de revolución? Si nos situamos en la etimología podemos rastrear el nacimiento de la palabra y a partir de ahí podemos situar el nacimiento del concepto. ¿Pero ahí nace el concepto? Por más apropiado que parezca el antecedente lingüístico y etimológico de la palabra, que se anticipa al concepto, no es del todo así, puesto que el concepto tiene que ver con la experiencia social, la experiencia social tiene que ver con la emoción social, con las impresiones que deja la experiencia social en la memoria social. La experiencia social, para decirlo de algún modo, es fáctica pero también corporal. La vivencia de la experiencia no depende del lenguaje utilizado, de las palabras, la experiencia está íntimamente vinculada a la acontecimiento, al acontecimiento sin palabras, sin lenguaje, al acontecimiento, en tanto multiplicidad de singularidades, dados como procesos fácticos, también como inscripciones corporales, emotivas, sensibles, subjetivas. Entonces, esta inscripción de las huellas, sin palabras, antecede a toda palabra, que viene después; en ese sentido tendríamos que hablar, de manera adecuada, de la experiencia del acontecimiento y del acontecimiento de la experiencia, sin palabras. La pregunta sería: ¿Qué siente el colectivo social, un colectivo social que va a atribuirle palabras a lo que siente? Esa sensación colectiva, por así decirlo, antecede al concepto, es el substrato del concepto. Desde esta perspectiva tendríamos que hablar de la experiencia de la transformación, incluso del cambio, también de la ruptura o, de manera singular, del acontecimiento mismo. Es esta sensación, es esta memoria de la sensación, la que hace de substrato de lo que va a venir a ser después el concepto, en este caso el concepto de revolución.

Pero, de qué concepto de revolución hablamos. Hay un concepto de revolución que está íntimamente ligado a la experiencia de la modernidad, de la vertiginosidad de la modernidad, donde todos lo sólido se desvanecen el aire, como lo decía Karl Marx, haciendo paráfrasis a La Tempestad de William Shakespeare. Esa revolución, que corresponde a las transformaciones culturales, es el campo configurante; estamos hablando, en este caso, de modernidad, como acontecimiento cultural. No hay que olvidar que el concepto de modernidad es, en principio, un concepto cultural, un concepto estético, es elaborado por los poetas malditos, quienes conciben la modernidad a partir de la experiencia urbana, de las urbes que se vuelven metrópolis, donde se ve, de manera inmediata, la transformación urbana, que está atravesada por las transformaciones tecnológicas. Estamos asistiendo a revoluciones tecnológicas; estas revoluciones tecnológicas tienen que ver con la energía de vapor, la locomotora, después la energía fósil, con la gasolina, los automóviles. Estamos asistiendo a la metamorfosis, en el contexto de la transformación de las urbes, que construyen avenidas, que atraviesan toda la ciudad, dando lugar a movimientos rápidos, al acortamiento de los tiempos de transporte y de movilización; avenidas donde circulan los automóviles, también  para dar paso a la bala del cañón, que dispara contra las barricadas. Hay pues un concepto de modernidad que está íntimamente ligado a la experiencia de las transformaciones vertiginosas, culturales tecnológicas y científicas, esa experiencia es el de la modernidad, de la revolución de la modernidad. Es la revolución que ha persistido, es la revolución que se ha dado lugar en el contexto de la experiencia de la modernidad. En este contexto, sobre todo en momentos de crisis, aparece el concepto de revolución social y política, que tiene que ver con la insurgencia de las multitudes, de las masas, de las muchedumbres, en distintos planos de intensidad, en distintos estratos y con distintas consecuencias; donde, obviamente, la irrupción de las multitudes es la que actua  concientemente, que se rebela, que nos dice, de manera clara, que las estructuras sociales son cambiables, no son eternas, ni naturales, como había creido el imaginario aristocrático, imaginario que legitimaba a las monarquías. Entonces, tenemos la revolución social y política, que transforma las instituciones sociales, que produce trastrocamientos políticos. Intenta efectuar la revolución social, política y económicamente, buscando la igualación jurídica y económica, que acompañe a la democracia institucionalizada.

Aquí tenemos que hacer un detente reflexivo. La revolución tal como se la concibe, sobre todo como emerge conceptualmente, desde la revolución francesa, el concepto de revolución que emerge de la revolución de los sans-culotes, el concepto de revolución como ruptura con el pasado, dado como insurgencia, el concepto de revolución política y social, se da, empero, de manera coyuntural. No se convierte ni siquiera en un período, de manera permanente y ascendente, en un período revolucionario, aunque si bien, en todo caso, se extiende en un período, se dilata, se trata de un período dramático, donde se observa que la revolución social, que toma el cielo por las armas, termina cayendo de nuevo como ángel sin alas. Se da lugar a una especie de regresión, el ciclo revolucionario deriva en una regresión, después en una restauración, para terminar en una decadencia, que es a lo que hemos asistido precisamente en la historia política de la modernidad en crisis, después de la revolución francesa y en las subsiguientes y secuenciales revoluciones; quizás incluso antes, con la guerra anticolonial norteamericana. Esto lo dijimos en un ensayo. Si revisamos la historia de las revoluciones modernas, las revoluciones sociales y políticas, vamos a ver este decurso dramático, de ciclos, mas bien, cortos. Vamos a ver que la revoluciones sociales y políticas toman el cielo por las armas, pero, después, caen como ángeles sin alas, que se convierten en monstruos; dejan de ser ángeles. Para jugar con la misma figura metafórica, se convierten en demonios, que se comen y asesinan a los revolucionarios y a las propias revoluciones. La pregunta, entonces es: ¿Por qué el concepto de revolución, como modernidad, como vertiginosidad, donde todo lo sólido se desvanece en el aire, perdura? Nuevamente: ¿Por qué las revoluciones tecnológicas y científicas perduran, no así las relativas al  concepto de revolución social y política, que son revoluciones, mas bien, intermitentes, no perduran. Como se dice en Bolivia, parecen sunchu luminarias. Estas son las preguntas que hay que responder. En otras palabras, la revolución social y política ha fracasado; en contraste, las que han seguido sus cursos desplegados son las revoluciones tecnológicas y científicas, las transformaciones de la modernidad.

Ahora bien, lo que parece darse, a lo que parece que asistimos, en este ciclo largo de la modernidad, lo que se viene en llamar la civilización moderna o el sistema mundo moderno, que en clave marxista se llama sistema mundo capitalista, es que estamos asistiendo a una clausura tardía, dada la profundidad de la crisis orgánica y estructural del sistema mundo capitalista. Sabemos que han habido distintos ciclos del capitalismo, comprendiendo estructuras menos largas, como las que considera Giovanni Arrighi, que comienzan con el capitalismo del norte de Italia, avanzan al capitalismo holandés, después al británico y subsiguientemente, derivan en el ciclo largo de hegemonía norteamericana. Se trata de ciclos de hegemonía nacionales, que tienen, en su abarcamiento e irradiación, características mundiales. No se puede hablar del sistema mundo capitalista sino de manera mundial, tampoco podemos hablar del modo de producción capitalista sino de manera mundial. Incluso si hablamos de estructuras de más larga duración, comprendiendo capitalismos regionalizados, continentales, con sus propias características singulares, teniendo en cuenta una temporalidad más prolongada, desde la primera ciudad Urk, en el Medio Oriente, hasta ahora, a pesar de estos ciclos más prolongados, de estructuras de más larga duración, incluyendo el largo ciclo que concebía André Gunder Frank, cuando habla de un sistema mundo capitalista regional, focalizado en China, incluso en este caso estaríamos asistiendo hoy  a lo que aparentemente es la clausura de todos los ciclos largos del capitalismo. Como dice Abdullah Öcalan, estamos asistiendo a la clausura de la genealogía de las civilizaciones. Si fuese esto cierto, asistimos a la clausura crepuscular de las estructuras de más larga duración, las civilizaciones. En ese caso, recién podemos hablar de la clausura misma del concepto más perdurable de revolución, que es el que corresponde al acontecimiento moderno, a las transformaciones de la modernidad, a las revoluciones científico-tecnológica. La intuición sugiere que se clausura la civilización moderna, incluso la genealogía de las civilizaciones. Nos abrimos a otros horizontes, a otros mundos posibles, que, de alguna manera, retrotraen la memoria de más allá de los cinco mil años de civilización. Volvemos a formas ecológicas actualizadas. Volvemos al futuro, a través de la memoria restospectiva. Esto es simultaneidad dinámica en los espesores del presente, ya en un contexto diferente, en un contexto de liberación de la potencia, de la potencia social, de la potencia científica y tecnológica, que estaría atrapada en las camisas de fuerza capitalistas, que impone el modo de producción capitalista, porque utiliza la ciencia y la tecnología como instrumento de acumulación, les da una tarea banal, la acumulación originaria y ampliada de capital. Si liberamos la tecnología, si liberamos la ciencia, si hacemos esto, quitándoles las fuerzas de las relaciones sociales estructuradas, las potenciamos, potenciando a la sociedades humanas; liberamos la potencia de la sociedades humanas, la potencia social, que es parte de la potencia creativa de la vida. En esta perspectiva, seguimos el curso la revolución científica y tecnológica, pero en contextos transcivilizatorios distintos.

La pregunta es: ¿Por qué la revolución social y política no ha persistido, para decirlo de un modo sencillo, fracasa, por qué esta revolución no ha revolucionado de manera permanente, por qué no se ha dado la revolución permanente, de la que hablaba Marx y después Trotski? ¿No había las condiciones de posibilidad históricas, sociales, políticas, económicas y culturales? Las revoluciones sociales y políticas están preñadas por contradicciones insoslayables, contradicciones que las terminan acabando, hundiendo, en la tormenta de sus contradicciones ineludibles.

La hipótesis interpretativa es la siguiente: El concepto de revolución, más conocido y relativo a la revolución social y política, corresponde al imaginario social relativo a la crisis, que tiene que ver con las impresiones que dejan la insurrección, el levantamiento social, popular, proletario, así también las impresiones que dejan los levantamientos y las insurrecciones campesinas, que les anteceden y les acompañan. Levantamientos e insurrecciones que se dan a lo largo de la modernidad, tanto en el centro cambiante como en las periferias del sistema mundo capitalista. El imaginario revolucionario emerge como fuerza volcánica. Las insurrecciones impresionan en el colectivo social, la experiencia intensa de las revoluciones marcan huellas profundas en la memoria colectiva. La memoria y la experiencia social retienen estas impresiones en el imaginario, que se expresa de distintas maneras, estéticamente, en la pictórica, musicalmente, también en la literatura, en la narrativa, así como en las formaciones discursivas; no ha dejado de impactar en la filosofía, tampoco en las llamadas ciencias sociales y humanísticas, por lo tanto en la sociología y en historia, donde se han elaborado los conceptos relativos a la revolución. Hay que tener en cuenta que se trata primordialmente de imaginarios en el contexto de las crisis sociales, políticas, económicas y culturales. Estamos ante formaciones discursivas que pretenden ser conceptuales; podemos decir que lo son en el sentido filosófico, es decir interpretativo, teórico. Pretenden decir la verdad; hay pretensiones de verdad, como decía Jürgen Habermas, sin embargo, no hay corroboración de estos conceptos, es decir, la contrastación se da en los hechos; las revoluciones sociales y políticas no dura. Ahí está el tema y ahí está el problema.

La única revolución que ha sido permanente es la revolución industrial, la revolución científica, tecnológica, cibernética y, ahora, nanotecnológica y de la biología molecular. Al respecto, hemos visto el despliegue y el desenvolvimiento de una revolución permanente, en este sentido, que se va transformando constantemente. Esta es la experiencia social de la modernidad, que contrasta con la experiencia social de la revolución social y política. Como hemos dicho, estas revoluciones sociales han sido abruptas, coyunturales e interrumpidas, por su propia clausura, también abrupta. Ese contraste tiene que mostrarnos la diferencia crucial histórica, política, social y cultural. Tenemos que analizar esa diferencia para entender y descifrar el concepto de revolución, para interpretar el concepto de revolución; no caer en la ideología del concepto de revolución, porque no ayuda a interpretar ni la sociedad moderna, ni la crisis de la sociedad moderna, tampoco vislumbrar las perspectivas y el porvenir de la humanidad.

Hemos hablado de experiencia social, que supone contiene la experiencia individual; esta experiencia en el mundo, que tiene su propia historia o sus propias historias, el conglomerado de historias, que pueden interpretarse a partir de una síntesis, que no deja de ser otra interpretación.

Notas

[1] Enzo Traverso: Revolución. Una historia intelectual. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Ciudad de México, 2022.

[2] Carl Schmitt: Theorie des Partisanen. Zwinschenbemerkung zum Begriff des Politschen. Berlin 1995.

Una evaluación de la crisis múltiple del Perú

Una evaluación

de la crisis múltiple del Perú

Raúl Prada Alcoreza

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Un análisis de la crisis múltiple en el Perú, en los espesores de la coyuntura, implica la comprensión simultánea de los distintos planos de intensidad y de las diferentes estructuras temporales, las estructuras de larga duración, las estructuras de mediana duración y las estructuras de corta duración. Por otra parte, también es importante considerar el espacio-tiempo-territorial-social en cuestión, vale decir se requiere del entendimiento de las conformaciones sociales y territoriales, geográficas y sociales, así como del entendimiento de las estructuras psicológicas subyacentes, sobre todo comprender sus dinámicas molares y moleculares combinadas.

Hablamos del Perú, de esta formación social, de esta geografía política delimitada por la propia historia virreinal, después por la historia de la República; claro que hay que tener en cuenta el antecedente primordial, no solamente del incanato, sino de anteriores sociedades andinas, también costeñas y del valle de Supe, como las de Caral. Así también hay que considerar a las sociedades amazónicas precolombinas.

Comenzando el año 2023 estamos ante un estallido social, cuyo epicentro se encuentra en la sierra,  sobre todo en la sierra sur del Perú. Sin embargo la geografía de la crisis se ha extendido rápidamente a 18 provincias, abarcado las distintas geografías, regiones y micro regiones, además, ya en el desplazamiento mismo de las movilizaciones, logrando un alcance nacional, los “cuatro suyos” han tomado Lima, la capital ahora convulsionada.

Es importante empezar con cuadros, con paisajes sociales y territoriales, con tejidos culturales. Comencemos con la sierra. Uno de los mejores expositores, desde la perspectiva literaria, de la sierra peruana es José María Arguedas. Sus novelas son conocidas, en ellas nos muestra de manera elocuente y colorida, además de musical, el entramado afectivo, lingüístico, cultural y social del Perú serrano. Son claves las novelas Los ríos profundos y Todas las sangres, sin desmerecer las otras novelas, sobre todo la última, publicada póstumamente El zorro de arriba y el zorro de abajo.

En Todas las sangres estamos ante un entramado narrativo exuberante, penetrante, expresivamente serrano, que integra y articula, en su diferenciación misma, distintos perfiles sociales, distintos personajes culturales, que entran en relación de manera enmarañada, se entrelazan caprichosamente,  pronunciando, de manera manifiesta, sus dramas. Es una novela donde se desnuda el ejercicio del poder, en su singularidad local, se ponen en evidencia los agenciamientos concretos de poder, su formación barroca, que sedimenta distintas herencias históricas, las precoloniales, las coloniales y las republicanas. El contexto serrano se puede dibujar a partir de proliferantes configuraciones, que expresan la concurrencia en distintos estilos sociales y culturales, inclusive podríamos decir civilizatorios. Para resumir, por un lado, están los terratenientes, que en su mayoría, al momento del relato, sufren la pauperización; estos terratenientes son como encomenderos tardíos, diferidos en el tiempo, metamorfoseados en su mestizaje, puesto que tienen sus indios, de los que son propietarios de la vida y de la muerte. Por otro lado, están los emprendimientos capitalistas, empresarios nacionales y extranjeros.

El centro del conflicto es la explotación minera, la explotación de un cerro misterioso, Apark´ora, a la vez místico y telúrico; rico en vetas de plata. Estas empresas capitalistas tienen sus obreros, sus trabajadores mineros, sus peones, pero también tienen sus indios asalariados y no asalariados, podríamos decir, sus mitayos modernos, que son donados por el hermano latifundista, Bruno Aragón de Peralta, del empresario minero. El empresario minero nacional, Fermín Aragón de Peralta, tiene que competir con una empresa trasnacional extractivista, que tiene sus agentes, sus técnicos, sus operadores, sus ingenieros, así también sus conspiradores. Como hilos de este tejido, de esta textura y de esta urdimbre, se encuentran las trayectorias de vida de los individuos, solitarios, perdidos en sus laberintos, conglomerados de trayectorias de vida de los grupos sociales y de los colectivos, así como de las comunidades. Aparecen los hombres, el perfil masculino, con todos sus prejuicios machistas, a contraluz, aparecen, tibiamente, incluso melancólicamente,  las mujeres, acompañadas por los estereotipos que les atribuye la sociedad institucionalizada. Hay mujeres que se asemejan a la virgen, a una santa, enclaustrada en su soledad, a una princesa andina, a pesar de los mestizaje. Hay mujeres plurales habitando los paisajes y cuadros, en distintos planos de aproximación; lejanos, en la lontananza, cercanos, en las calles del pueblo, más cercanos, en las casas y habitaciones, en primer plano, deslumbrando con sus rostros, iluminando con sus ojos dulces.

Cuzco y Lima son los referentes de centramientos gravitacionales sociales y culturales. La lejana Lima se presenta borrosamente como la Babilonia costeña, la ciudad prostituta, la urbe de la perversión, del desenfreno, de la mercantilización general, del fetichismo diseminador. En cambio, Cuzco aparece como la capital serrana, el recuerdo del pupo del mundo del incanato, el centro del Tawantinsuyu. Entre ambas capitales opuestas social y culturalmente están los pueblos, las comunidades y las haciendas, todas absorbidas y metidas en sus propios dramas, buscando sus destinos indescifrables, peleando por no desaparecer o abriéndose inciertamente hacia la promesa del futuro.

Ciertamente hay una distancia temporal entre esa sierra, la de José María Arguedas, correspondiente a las primeras décadas del siglo XX y la sierra actual, correspondiente a las primeras décadas del siglo XXI. Lo mismo podemos decir respecto de la formación social peruana, sin embargo, quedan las huellas, las marcas, las hendiduras, las estructuras rudimentarias, también, en contraste, las estructuras barrocas de la sociedad; ese halo de competencia entre tradiciones y lo que se vienen llamar “desarrollo económico”. A estas alturas de la historia se puede decir que el “desarrollo nacional” ha fracasado. Se tiene la certeza, después de la evaluación histórica, que atraviesa el estupor de los siglos, de que ese “desarrollo” no es más que la forma del capitalismo extractivista y dependiente, una continuidad colonial, por lo tanto, la forma desmoralizante de la sumisión y del sometimiento, la forma destructiva de la transferencia de los recursos naturales al centro cambiante del sistema mundo capitalista.

La cuestión política ha cambiado mucho, si comparamos el contexto político de aquella época, de principios del siglo XX, y la actual época, de principios del siglo XXI, que podemos denominar de la irremediable decadencia del sistema mundo capitalista, de la civilización moderna y de la crisis múltiple del Estado nación. En aquella época se trasluce la pelea entre modernistas y tradicionalistas, por así decirlo, algo que todavía se puede encontrar hoy, solo que con perfiles distintos, discursos diferentes, personajes cambiados. En la novela Todas las sangres aparecen menciones despectivas, de parte de algunos protagonistas de la trama, respecto a lo que se nombra como “comunismo”, así como lo que se denomina, ambiguamente, “aprismo”. También se mencionan nombres correspondientes a perfiles, por así decirlo, “modernos”, se nombran estilos, mas bien, cínicos, que tienen que ver con los operadores de la empresa trasnacional minera, Wisther and Bozart; no les interesan las «ideologías», ni los perfiles políticos, sólo les interesan los negocios. En cambio, en contraste, en la época actual, correspondiente al siglo XXI, que ya ha acumulado una larga experiencia social y política, que ya conoce los recorridos del capitalismo dependiente, la dramática historia de la política inconsecuente, las sociedades tardías se enfrentan a la diseminación. Después de lo que podemos llamar la crisis de las ideologías o el crepúsculo de los ideólogos, crisis de los grandes relatos, crisis tanto del marxismo como del liberalismo; crisis del marxismo bolchevique, sobre todo en su versión totalitaria de socialismo real, aunque también en otros proyectos, pretendidamente “radicales”, que insisten en la revolución bolchevique, a pesar de ser conocida la historia, el destino y el desenlace del bolchevismo en su forma despótica de estalinismo. En el Perú se cuenta con la experiencia de esta praxis política, por la vía de la incursión guerrillera, sobre todo la de Sendero Luminoso.

La guerrilla maoísta de Sendero Luminoso va a tener su asidero en Ayacucho, después se va a extender a otras provincias, por último va a pasar de la guerrilla rural a la guerrilla urbana, cuando se traslada a la metrópoli de Lima, donde definitivamente va a ser derrotada. Este periodo de convulsión dramática, de conflicto abismal, de guerra de guerrilla y de contrainsurgencia, va a ser conocida como la “guerra interna”, otros hablan de “guerra civil”. Como hemos dicho en otro ensayo, esta experiencia es traumática, no sólo por la guerrilla, que proyecta sus propios fantasmas justicieros, sino por el propio terrorismo de Estado, desencadenado y sin control, que se desata de manera desbocada. Las comunidades campesinas van a encontrarse atrapadas en fuego cruzado, en el medio del conflicto bélico. Después de una larga guerra de guerrillas y contrainsurgente, intensa, dramática y trágica, despiadada, sobre todo por el desborde demoledor de la violencia, el Estado contrainsurgente consigue la victoria, aplastando a las organizaciones guerrilleras.

El desenlace de la “guerra interna” va a ser fatal para la formación social peruana; el Estado aprovecha la ocasión para destruir el tejido social, la memoria social y la experiencia social acumuladas. Va a atacar al resto no guerrillero de un pueblo insubordinado, va a hacer la guerra a otras expresiones de izquierda, otros partidos de izquierda, que no están involucrados en la guerrilla, va a desmantelar a los sindicatos, va a aterrorizar a toda la sociedad peruana, acusando a toda protesta, a toda movilización, incluso a toda demanda de terrorismo. Esta es la época perversa de las gestiones de gobiernos de Alberto Fujimori.

En un anterior ensayo tomamos el concepto de trauma del psicoanálisis, lo usamos como metáfora para aplicarlo socialmente, tomado como trauma social y político, un trauma del inconsciente colectivo. Hemos dicho que ese trauma se instaura precisamente en el periodo de la “guerra interna”. Acabada la guerra el trauma permanece, se comporta de una manera perturbadora, incide en las conductas y en los comportamientos de la gente; tiene que ver con la estructura psíquica de los individuos, de los grupos, de los colectivos, de las clases. Si podemos usar figuras, expresarnos metafóricamente, el trauma tiene que ver con la estructura psíquica de la sociedad. Se va a hacer manifiesto en la recurrencia al trauma, en su reiteración, cuando la casta política tiene que explicar su crisis, cuando busca justificar el recurso de la violencia, al terrorismo de Estado, haciendo alusión a un recuerdo traumático, de que se vive la misma situación que la época de la “guerra interna”, de la guerra entre el Estado contrainsurgente y la guerrilla. Recuerdo anacrónico que no corresponde a la realidad efectiva, sino al imaginario delirante. Esto es precisamente lo que ocurre ahora. Frente al continuo y sucesivo escamoteo del voto popular, que ha venido eligiendo, desde el 2016, presidentes en segundas vueltas, el Congreso ha despojado a los presidentes de la continuidad de sus gestiones, bajo distintas acusaciones y juicios, por último les ha castigado con vacancias. La última tramoya congresal fue con Pedro Castillo, que se diferencia de los demás presidentes elegidos y destituidos por el Congreso en que su perfil social político y cultural es distinto, corresponde a los rasgos antropológicos de la sierra; es un serrano, un profesor devenido de una familia campesina, con quien se identifican, reconociéndose en sus rasgos y sus características culturales las poblaciones campesinas de la sierra. También lo hacen otras poblaciones subalternas de la formación social peruana. Pedro Castillo gana en segunda vuelta, tiene un programa que contempla la reforma agraria.

A los medios de comunicación empresariales, que juegan con estereotipos, les resulta Pedro Castillo de izquierda. Las acusaciones contra Pedro Castillo comenzaron antes, incluso ya en la primera vuelta, se hicieron más insistentes y desmesuradas en la segunda vuelta. Se trata de acusaciones infundadas, desde el señalamiento de “izquierdista”, incluyendo la acusación de que tuvo vínculos con Sendero Luminoso. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, no pudieron detener la victoria de Pedro Castillo. Recurriendo a todos los métodos viles no pudiera lograr sus objetivos, pero, a pesar de esto, persistieron,  no agotaron ni renunciaron a la guerra sucia, la continuaron; llegaron al extremo de decir que hubo fraude, el mismo que no pudieron demostrar nunca. Buscaron desesperadamente deslegitimarlo y descalificarlo, cuestionando la elección de Pedro Castillo. Con todo y a pesar de todas las tramoyas se posiciona Pedro Castillo en la presidencia, recibe el bando.

La campaña sistemática la guerra sucia no para, va a continuar de manera compulsiva. Pedro Castillo elige a Guido Bellido como su primer ministro, es el canciller, sin embargo, la derecha ultraconservadora lo acusa de pertenecer a Sendero Luminoso, presiona para que el presidente lo saque del gobierno. Contra lo esperado que se haga, en este caso, respondiendo a su propio programa electoral, de manera sorprendente, el presidente cede a las presiones y saca a su primer ministro, al hombre más fuerte de su gabinete, al más claro, de acuerdo a lo que se planteó en el programa, que había ofrecido el mismo Pedro Castillo al pueblo. Como se dice comúnmente, en las primeras de cambio Pedro Castillo sede a la derecha, retrocede, de lo que podemos llamar centro izquierda a un centro y, después, al centro derecha; incorpora ministros de derecha.  Con esta actitud condescendiente cree que puede capear la tormenta, la presión permanente, pero no ocurre esto. Mediante estas concesiones a la derecha cree que lo iban a dejar gobernar, pero no ocurre lo que esperaba lograr, al contrario, lo acorralan más. Después, una vez logrado el retroceso de Pedro Castillo, la derecha congresal continúa en su propósito de sacar al serrano, retoma su estrategia. La situación del presidente se vuelve cada vez más dramática e insostenible; no lo dejaron gobernar, no lo dejaron hacer gestión, lo acusaron de inútil, después de que lo han inutilizado, a partir de la guerra sucia, las maniobras perversas.

Por otra parte el problema se ahonda, el mismo Pedro Castillo no solamente cede a la derecha sino que cae en sus prácticas, incursiona en prácticas de corrupción, incorporándose, de este modo, al comportamiento sinuoso del círculo vicioso de poder, comprometiendo a su familia en prácticas dolosas, dándole excusas suficientes a la derecha para buscar la  vacancia del presidente por “incompetencia moral”. Sin embargo, como dice Guido Bellido, a la derecha no le alcanzaban los votos para lograr la vacancia. Como escena de teatro o de cine, Pedro Castillo, en su desesperación o quién sabe por qué, se presenta el 7 de diciembre del año pasado haciendo una declaración, donde cerraba el Congreso, intervenía otras instituciones del Estado, convocaba a elecciones nacionales y llamaba a la realización de la Asamblea Constituyente. Con esta declaración presidencial se le da a la derecha, al Congreso, la excusa necesaria para darle la vacancia a Pedro Castillo y después apresarlo por su acción inaudita de golpe de Estado, al estilo de Alberto Fujimori.

Ante la destitución y posterior apresamiento de Pedro Castillo el pueblo serrano, sobre toda la sierra del sur, se manifiesta en contra, protesta, expresa su desacuerdo y pide, en principio, la liberación de Pedro Castillo, la restitución del presidente, la renuncia de la presidenta, por sustitución constitucional, que era su vicepresidenta, la convocatoria a elecciones nacionales y a la Asamblea Constituyente.  La respuesta del Estado va a ser virulenta, la represión sañuda, 18 muertes en Juliaca, después viene aumentando la marcha fúnebre de la muerte; hasta la fecha ya se contabilizan 65 fallecidos, el último corresponde al asesinato en Lima por parte de la policía.

Estamos ante el estallido social, que dura más de un mes, más de dos meses de levitación gubernamental y congresal, contando desde el 7 de diciembre.  Se han movilizado las organizaciones sociales y comunidades en 18 provincias, se han bloqueado varias carreteras principales y secundarias, entre ellas la Panamericana. La crisis política se transforma en el avance del desplazamiento de las movilizaciones, en su alcance en intensidad, que exige, de manera clara, la renuncia de Dina Boluarte, incluso se pide el cierre del Congreso y la convocatoria inmediata elecciones. De alguna manera sigue  pendiente el reclamo a la convocatoria a la Asamblea Constituyente. En el transcurso hay como dos alternativas, una menor, que habla de reformas constitucionales, y una mayor, que persiste en la convocatoria a  la Asamblea Constituyente. Esto presentado como clave, para liberarse de la Constitución fujimorista, que es una Constitución correspondiente a la institucionalización del terrorismo de Estado, donde prácticamente se convierte a toda protesta, a  toda movilización, a toda demanda en un acto terrorista, aunque no se lo diga explícitamente. Por otra parte, la Constitución fujimorista permite el saqueo del Perú, la entrega de los recursos naturales a las trasnacionales extracivistas, permitiendo los negociados y la corrupción galopante de la casta política.

Hasta ahora no ha renunciado Dina Boluarte, parece que no piensa hacerlo, supuestamente ha pedido al Congreso que se convoque a elecciones este año, 2023, pero el Congreso ha rechazado la propuesta de la presidenta. Parece un teatro político para ganar tiempo, una componenda. Ahora lanza la posibilidad de reformas a la Constitución, buscar salidas para lograr un adelanto de las elecciones para este año, sin embargo, no renuncia, que es  la única solución para la convocatoria inmediata a elecciones. Dina Boluarte no puede mantenerse después de su trágico haber de 65 muertes, una masacre; quedarse en la presidencia es como institucionalizar el asesinato del pueblo.

La crisis múltiple del Perú está lejos de resolverse, como dicen los “analistas políticos”, por el momento, en la coyuntura, se puede especular sobre algunos hipotéticos escenarios. Especulemos sobre estos escenarios. El más catastrófico, en el caso de que Dina Boluarte no renuncie, el conflicto, que ya ha llegado lejos, no solamente va a continuar, sino que va adquirir un carácter más intenso y expansivo.

Un segundo escenario tiene que ver con la renuncia de Dina Boluarte, que derivaría en la convocatoria a elecciones. En este caso el problema es la directiva del Congreso, el que recibiría la presidencia, en sustitución constitucional, sería un parlamentario cuestionado, un militar retirado, José Williams Zapata, que funge de Presidente del Congreso, es decir la derecha de mano dura. Considerando el contexto, la complejidad misma del contexto de la crisis múltiple, esto puede resultar altamente problemático. Por eso también se pide el cambio de directiva para lograr una sustitución constitucional potable. Considerando este escenario, se solucionaría una de las demandas de la movilización, que corresponde a la renuncia de la presidenta; empero otra demanda es la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Esto queda pendiente, está por resolverse. Considerando el conjunto de demandas de la movilización social, que no dejan de tener un carácter  coyuntural,  en el caso hipotético que se respondan a las demandas, incluyendo la más difícil, la convocatoria a la Asamblea Constituyente, tampoco se resuelve el problema de la crisis estructural; la crisis es profunda, tiene larga data, conformando como obstáculo histórico y político la acumulación de problemas, cuya sedimentación histórica la hace altamente compleja y  problemática. Pasando de la heredad colonial a las huellas cruentas del capitalismo dependiente y extractivista, capitalismo que adquiere un perfil especulativo y perverso con la incursión del lado oscuro de la economía. La crisis estructural está lejos de resolverse; para decirlo puntualmente, como hablan las cooperaciones internacionales, la pobreza, la desigualdad social, están lejos de resolverse.  Ciertamente, se puede considerar una transición, en la coyuntura pueden darse pasos para la solución de demandas concretas y coyunturales, en espera de seguir adelante, en busca de la resolución estructural de la crisis múltiple.

Un tercer escenario, que quizá sea el más improbable, dadas las circunstancias, la composición de las propias fuerzas en concurrencia. Este escenario tiene que ver con un desemboque de carácter insurreccional, usando términos acostumbrados, un tanto desvalidos, a estas alturas de la experiencia social, una salida revolucionaria. En todo caso, a pesar de ser improbable esta posibilidad, es parte de las tendencias inherentes del contexto, aunque no sean las más fuerte de las tendencias. De todas maneras se requiere nombrarla para tenerla en cuenta en el análisis de la composición de la crisis, de la composición dinámica de la crisis, abarcando la profundidad misma de la crisis. Este escenario supone una espiral más fuerte de violencia estatal, del terrorismo de Estado, con el desplazamiento militar, ya a mayor escala, del ejército; esta situación nos lleva a enfrentamientos de magnitud. Como hemos dicho, este escenario es improbable, dada la composición de las fuerzas en concurrencia, hay que tenerla en cuenta, puesto que esa posibilidad nos muestra el grado de la crisis múltiple del Estado y de la crisis de la sociedad institucionalizada.

Entropia y trauma en el entramado social y en el teatro político

Entropia y trauma en el entramado social

y en el teatro político

 

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

Trauma político 4 

  

 

 

La doble entrada de la entropía en las sociedades humanas

Es indispensable, a estas alturas del acontecimiento político, desarrollar, por así decirlo, un desplazamiento epistemológico en el análisis y en la crítica, pues se requiere ingresar no solamente, como hemos dicho antes, a las dinámicas moleculares sociales, sino a algo más fino y detallado, a las singularidades.  Más aún, a partir de este viaje hacia las singularidades, a las composiciones, descomposiciones y recomposiciones de la singularidades, en distintos niveles y en distintos planos de intensidad, es indispensable avanzar hacia la teoría unificada de la totalidad, incluyendo, respecto a la teoría del todo, que es preponderante física, a las miradas de las ciencias sociales, de la sociología, de la antropología, de la etnología, de la psicología, de la lingüística y de la historia. Todo esto en conjunto y de manera integrada. Esto lo decimos porque la nueva generación de movilizaciones, para decirlo de ese modo, no sólo de luchas, en su búsqueda de nuevos horizontes, escapando de los marcos heredados, tratando de transformar sus propias estructuras, formas, contenidos y expresiones de la movilización, apertura puentes hacia otra época histórica.

Si uno observa lo que ocurre en las nuevas movilizaciones se visibiliza que las prácticas, los sentidos inmanentes, incluso los objetivos implícitos, no son como los de antes, cuando gravitaba la concepción de la revolución, implicando la toma del poder. Ahora se evidencia la inclinación más por la autoconvocatoria, la autogestión y el autogobierno.

De las tesis apropiadas, relativas a la teoría de la unificación, una de ellas tiene que ver con la segunda ley de la termodinámica, empero releída, transformada y reinterpretada. Concebida de otra manera. Hablamos de la doble entrada respecto a la entropía. La entropía puede crear organización, precisamente porque hay una doble entrada de la entropía. Esta doble entrada produce organización  al ocasionar, en su desplazamiento, un núcleo en el centro y en el entorno del núcleo y del centro, una organización estructural. Es decir, una reorganización; en otras palabras, una nueva composición, que le da características de mayor peso, de un nucleamiento, dando lugar a una dinámica creativa y transformadora. En el entorno más externo se produce lo que comúnmente se conoce como entropía, tal cual,  es decir, se produce una especie de dialéctica, para usar improvisadamente y provisionalmente este término que hemos discutido durante tanto tiempo; lo hacemos metafóricamente.

Considerando lo anterior se puede decir, mediante analogías y acercamientos, que en las sociedades humanas también se dan los fenómenos de entropía. Es posible que podamos considerar las estructuración sociales a partir de una doble entropía social, que genera, precisamente, lo que hemos dicho anteriormente, una organización creativa. Por lo tanto una transformación en toda la estructura social; en cambio , en el entorno más externo, continúa la entropía, tal cual. Téngase en cuenta que esto es solamente una aproximación, se lo hace de manera figurada; no es exactamente lo mismo que ocurre con el referente de la doble entropía, de la reinterpretación de la segunda ley de la termoeléctrica, donde son  el sol y  las estrellas el referente.

En el caso de la sociedad, lo que tenemos es, si ustedes quieren, siguiendo con las metáforas, una suerte de analogía o de imitación, por así decirlo, puesto que las sociedades lo que hacen es aprender de manera inmanente,  implícita e inherente, lo que acontece ya en el universo. Pero, al mismo tiempo, hay que considerar las diferencias, puesto que solo considerando las analogías nos llevarían a errores. ¿Cuáles son las diferencias?  No se puede considerar exactamente al Estado como un centro de nucleamiento creativo, como en el caso de las estrellas, puesto que no sucede así en las sociedades humanas, sino, mas bien, ocurre al revés; en la sociedad son las prácticas sociales, las relaciones sociales, las que, en un determinado momento, generaron y edificaron el Estado, respondiendo a sus propias contradicciones. Es de suponer que esto acaezca cuando las sociedades empiezan a desarrollar estructuras sociales diferenciales, cuando se da lugar a lo que se llama la primera deuda infinita, impuesta por el emperador, que se apropia, expropia, todas las tierras, y después cobra tributo por ellas.

En el caso de las sociedades humanas se puede decir que es en el entorno, en las periferias, desde donde se avanza a la creación de organizaciones y recomposiciones creativas. No necesariamente tienen que ver con centros, menos con el Estado, sino con formas de organización y de instituciones útiles a la sobrevivencia; también hay potenciamiento de las capacidades humanas. El problema es que a partir de un determinado momento, que posiblemente tenga que ver con los 5000 años de civilización, se produce un punto de inflexión, una bifurcación, que lleva a convertir imaginariamente a las criaturas y creaciones humanas, las organizaciones y las instituciones, como si fuesen el centro, el nucleamiento creativo, cuando fueron solamente unas criaturas de la humanidad. Entonces se produce aquí un dislocamiento, lo que ocurre realmente en los planos de intensidad de las prácticas y de las relaciones sociales se transfiere al imaginario dónde se distorsiona, se adúltera y se invierte lo que ocurre realmente, convirtiendo a las criaturas en creadoras. Tal como lo interpretó Ludwig Feuerbach. Al respecto, prarece acertada la tesis respecto a la esencia del cristianismo, que puede generalizarse al resto de las ideologías humanas, desde las religiones hasta las ideologías modernas. Imaginariamente el Estado es el centro creativo y las instituciones son los dispositivos creativos del Estado; las instituciones sociales se vuelven el principio creativo de las prácticas y relaciones humanas. Cuándo ocurre todo lo contrario.

Lo que importa anotar es que puede usarse la tesis de la entropía de doble entrada en la interpretación de las sociedades humanas; las sociedades humanas obviamente no escapan a la entropía, así como las estrellas en un momento determinado de implosión o, en su caso, de explosión. Lo mismo ocurre con sus instituciones, sobre todo con su Estado. Más aún cuando se trata de instituciones imaginarias de la sociedad, como lo dijo Cornelius Castoriadis. Lo que importa ahora es entender cómo funciona todo esto en las sociedades humanas, cómo funciona la entropía de doble entrada en la sociedades humanas.

La entropía configura también desorden, así como incertidumbre, también pérdida de información. Es una medida matemática, el cálculo de la entropía, considera su análisis desde la segunda ley termodinámica, que tiene que ver con el logaritmo natural del número de microcomponentes de un sistema dado. En las sociedades humanas hay entropia en el sentido de las prácticas, de las singularidades, que se dan numerosamente. ¿Cómo enlazan las singularidades sociales? Los resultados también son azarosos o aleatorios, calculados estadísticamente, son probabilístico; es decir, definen tendencias, que no son controladas, definen resultantes del conjunto de fuerzas concurrentes, que también son inesperadas. Lo interesante es que esta entropia social, esta conjunción azarosa de las prácticas y las singularidades sociales, ocasionando situaciones que son otras singularidades, de composiciones también singulares, todo esto puede contraer transformaciones de las mismas estructuras inmanentes de la sociedad, de las estructuras estructurantes, como hablaba Pierre Bourdieu. De esto se trata la doble entrada de la entropia, que se crea composiciones y recomposiciones, transformaciones estructurales, que terminan cambiando a la sociedad misma, aunque los cambios se hayan dado, en parte, de manera imperceptible, en parte, de manera perceptible.

Desde este punto de vista, la crisis de la que hemos hablado mucho, a lo largo de nuestras investigaciones, en otros ensayos, en otras exposiciones y otros escritos, incluso cuando la nombramos como crisis múltiple, puede ser comprendida e interpretada de otra manera, es decir, desde la perspectiva de la doble entrada de la entropía. ¿Cómo funciona la entropía en la sociedad, respecto a sus propias estructuras constitutivas, sobre todo, cuando la sociedad se encuentra en crisis? En este caso, la crisis vendría ser creativa.

¿Cuándo comienza el acontecimiento político?

¿Cuándo comienza un acontecimiento político? Por ejemplo, relativo a la crisis social y política. ¿Cuándo se hace evidente? ¿Cuándo atraviesa a los medios de comunicación,  que convierten en noticias lo que ocurre?  ¿Un poco antes? ¿Cuándo se dan lugar precisamente estos eventos? Constatando las acciones, que se definen como movilizaciones y protestas, las movilizaciones están relacionadas a demandas, las demandas pueden tener distintos grados, distintas magnitudes, distintos alcances. En la medida que hay un interpelación nacional, se tiene un alcance nacional, es decir, que, de alguna manera, cuando se suceden estos hechos, los medios de comunicación están obligados a informar sobre los mismos. Los medios de comunicación responden de una determinada manera, más aún, ahora, cuando hay monopolio de los medios de comunicación. Hay manipulación de los medios de comunicación, hay maneras de informar y maneras de desinformar. En contraposición, se despliegan y conforman medios alternativos, que tratan de compensar la desinformación con una información más fidedigna, más cercana a los hechos o más cercana a la voz y la palabra de los movilizados, de los que acuden a la protesta.

El problema de la temporalidad de una crisis social y política no es solamente éste, cuando comienza a manifestarse la crisis, sino también cuando emerge la crisis, que puede ser mucho antes que se haga evidente. Esto tiene que ver, sobre todo, con las causales de la crisis. Esto es algo de mucha importancia, en relación precisamente a la conexión de causa y efecto, también tiene que ver con la temporalidad que se da entre las causas y los efectos.  Respecto a los distintos efectos, unos, pueden ser imperceptibles, al principio, otros, pueden hacerse perceptibles, en la medida que se desordena un ambiente social, en la medida que se cuestionan determinados mapas institucionales y determinadas conductas políticas. En tercer lugar, tenemos efectos de mayor alcance, cuando se manifiesta propiamente la crisis social y política, cuando las movilizaciones se irradian, adquieren connotaciones políticas, se convierten en levantamientos y rebeliones.

Las causales de la crisis actual del Perú, crisis múltiple, tiene varios sedimentos. Cuanto más atrás vamos, nos encontramos con causales históricas más antiguas. Hablamos de las crisis estructurales ciertamente de los Estado nación flamantes del continente de Abya Yala. Todo esto tiene que ver con la conquista y la colonización, con las oleadas de conquista y colonización.  Este es el sedimento quizás más antiguo de la crisis estructural de las repúbicas nacientes. Respecto al pasado de estas repúblicas,  se puede señalar a las crisis vinculada a la administración virreinal,  de las capitanías y de las audiencias.  No olvidar que siempre ha habido resistencias, desde un principio, desde el Taki Unkuy  hasta el levantamiento panandino del siglo XVIII, continuando con levantamientos dispersos después. Estamos tocando sedimentos de larga duración, incluso de mediana duración. Tanto en lo que respecta a la colonia, así como a la colonialidad posterior, durante los periodos republicanos, se trata de temporalidades de larga duración. Se requieren también observar temporalidad más cortas y más recientes, que puedan enfocar sedimentaciones causales de la crisis más singulares y específicas, que tengan que ver con historia reciente.

 

Crisis en la historia reciente

Vamos a considerar la historia reciente, arbitrariamente vamos a delimitar esta historia reciente a partir de lo que se viene en llamar la “guerra interna”, que se desata durante la década de los ochenta y abarca hasta los primeros años de los noventa. Es el periodo de la guerrilla y de la contrainsurgencia. Hablamos de la incursión de dos guerrillas, la de Sendero luminoso y la del MRTA. Esta “guerra interna” parece marcar un quiebre en la historia del Perú, un antes y un después.

Para seguir adelante con el análisis crítico vamos a considerar el concepto de trauma del psicoanálisis, usarlo metafóricamente en lo que respecta a la crisis política. Eso es sugerente por los efectos que tiene el trauma social, ya extendiendo indebidamente el concepto de trauma a la experiencia social, en lo que respecta a la memoria social y, sobre todo la incidencia que tiene en los comportamientos y las conductas.

Para acentuar su temporalidad disruptiva, Sigmund Freud también denomina al trauma al instante traumático, como una cantidad pulsional excesiva para el aparato psíquico, algo que sobrepasa cierto límite y, en tanto tal experiencia no puede ser simbolizada.

El trauma es una experiencia que desorganiza la mente de la persona que lo experimenta y puede dar lugar a la aparición del TEPT o de experiencias disociativas.

También podemos definir trauma como una emoción o impresión negativa fuerte que produce un daño duradero. Un trauma surge tanto porque has sufrido recientemente un miedo de gran intensidad, terror, o porque te has sentido incapaz de manejar un peligro real o potencial.

 

La metáfora del trauma político y social

Vamos a recurrir a una metáfora, la metáfora del trauma psicoanalítico. Una redundancia metafórica del trauma, puesto que el trauma tiene connotaciones físicas, biológicas y anatómicas. Entonces, el trauma psicoanalítico ya es una metáfora, pero valga la redundancia metafórica, pues la figura del trauma ayuda a interpretar lo que ocurre cuando el cuerpo es afectado por un golpe, por lo tanto, por una conmoción. Desde la perspectiva del psicoanálisis el trauma es una huella, una huella psíquica, que queda en la memoria, pero que no puede ser simbolizada, debido a la represión. Queda en el inconciente, sin embargo, tiene efectos en los comportamientos, en las conductas y en la estructura psíquica. Estos defectos tienen que ver no sólo con la represión, con la inhibición y el ocultamiento del trauma, sino con la aparición del trauma en los síntomas síntomas que nos llevan a la interpretación del inconciente, pues el trauma no ha desaparecido del inconciente y se expresa de una manera angustiosa.

Ahora bien, en relación a la tesis de nuestra exposición y análisis, que tiene que ver con la doble entrada de la entropía en el acontecimiento social, la metáfora del trauma político y social viene a explicar la relación causa efecto del trauma político y social, que es inhibido en la memoria social, debido a la experiencia traumática social con un evento perturbador. Entonces, podemos decir que ocurre algo parecido a lo que supone que hubo, que acaece, en el psicoanálisis, en la estructura del sujeto, que hay como una represión institucional, una represión de orden ideológico y cultural en la modernidad tardía. Podemos decir que se trata de una represión y ocultamiento mediático. El evento perturbador aparece reprimido, inhibido y ocultado en lo que corresponde al acontecimiento, al que se debe este evento y la perturbación misma. Hablamos de una crisis de orden mayor, como una guerra; este acontecimiento es ocultado y manejado institucionalmente, dependiendo de quien usa las instituciones, de quien gobierna. Podemos decir que a pesar del ocultamiento institucional e ideológico el acontecimiento, que causa el evento perturbador en la experiencia social y se pierden los recovecos de la memoria social, termina manifestándose en los síntomas sociales, en consecuencia en los comportamientos, en las conductas y en las prácticas sociales. La sociedad actúa en función del trauma social, ese comportamiento, esas conductas y prácticas sociales tienen efectos políticos.

Volviendo al referente la crisis múltiple del Perú, como hemos dicho en una exposición, que la crisis, entre las causas de la misma, tiene que ver en la historia reciente con un trauma político y social. El trauma tiene que ver con la “guerra interna” en el Perú entre un Estado contra insurgente y la guerrilla, dada durante la década de los 80s, guerra que se extiende hasta los primeros años de los 90s. Frente a la guerrilla el Estado adquiere el carácter terrorista, la respuesta a la violencia de la guerrilla es la violencia del Estado, el terrorismo de Estado. La violencia descomunal del Estado responde la violencia desmesurada de la guerrilla, sobre todo de la guerrilla de Sendero Luminoso. El Estado sólo encuentra el medio de la violencia y el uso demoledor del ejército como solución al desafío de la guerrilla. A su vez, la guerrilla sólo encuentra el medio de la violencia, el camino de la fuerza desbocada, con el objeto de la toma del poder, para, según ideología bolchevique, hacer la revolución. El problema es que esta revolución se empieza parecer, desde un principio, por así decirlo, desde el huevo de la serpiente, al terrorismo de Estado, que enfrenta la misma guerrilla. Esta es una de las paradojas de la revolución. Al respecto, nos remitimos a un ensayo, que tiene por título precisamente este denominativo, paradojas de la revolución. Empero, el asunto aquí corresponde al trauma ocasionado por este acontecimiento relativo a la violencia de la guerrilla y de la contrainsurgencia.

Han pasado más de dos décadas, desde la derrota de la guerrilla y la victoria del Estado contrainsurgente. Después de esto, lo que aparece en la escena política es la decadencia política. Sobre el vaciamiento del tejido social, sobre la destrucción del tejido social, destrucción que se basa en ampliar la guerra contrainsurgente contra los partidos de izquierda, que no están metidos en la guerrilla, contra los sindicatos, incluso contra la sociedad misma, resaltando la violencia desatada por el ejército contra las comunidades campesinas, que se encuentran entre fuegos cruzados, se da el montaje del teatro político, la comedia vulgar, el despligue de la trivialidad política. Se produce el vaciamiento ideológico de los partidos políticos, quienes tienden al pragmatismo más reductivo, al oportunismo más descarado y a las prácticas de corrupción  más perversas. De esta manera podemos decir que el trauma empieza actuar no solamente en la inhibición respecto a la memoria social, sobretodo a la interpretación de lo que ha ocurrido, impidiendo la recuperación de la memoria de manera abierta, analítica y crítica. El trauma tiene efectos, se manifiesta en los síntomas políticos y sociales, en el empobrecimiento social, político e ideológico. La consecuencia del desenlace de la “guerra interna” va a derivar en una sociedad traumatizada por la “guerra interna” entre la guerrilla y  el Estado de la contrainsurgencia. Desde entonces se ha optado por el pragmatismo más desnudo. Sólo se trata del poder, el poder se convierte en el oscuro objeto del deseo, en objeto para satisfacer este deseo, que es, en realidad, imposible de satisfacer. Se tiene que llegar al poder a como de lugar, se tiene que tomar el Estado a como de lugar, se tiene que ejerce el poder a como de lugar y para preservarlo emplear los medios más perversos. Esta incursión maquiavélica es, más o menos, la historia reciente del Perú, posterior a la guerrilla, a la guerra de contrainsurgencia.

Sin embargo, esta trivialización, está banalización de la política no es el único síntoma del trauma político y social del que hablamos. Intermitentemente ha venido apareciendo, sacando su cabeza, un ejemplo notorio es la violencia desmesurada en el caso de Bagua[1].

La llamada masacre de Bagua

El 5 de junio de 2009 en el contexto del conflicto de Bagua aconteció la llamada masacre de Bagua, también llamada Baguazo, en las cercanías de la localidad de El Reposo, cerca de las ciudades de Bagua y Bagua Grande, en el departamento peruano de Amazonas.

De acuerdo a la información oficial del gobierno de entonces, el enfrentamiento tuvo un saldo de 33 personas fallecidas, 23 policías y 10 nativos, además de 1 desaparecido.​ Esta tragedia aconteció debido al desalojo de aproximadamente cinco mil nativos aguarunas, huambisas y otros grupos étnicos amazónicos, junto con muchos pobladores de las ciudades cercanas de Jaén, departamento de Cajamarca, Bagua y Bagua Grande, departamento de Amazonas, que se encontraban bloqueando la carretera Fernando Belaúnde Terry. El bloqueo duraba ya cincuenta y cinco días, lo que ocasionó el desabastecimiento de combustible, gas y alimentos a los departamentos de Amazonas, Cajamarca, San Martín y Loreto.

El enfrentamiento entre los indígenas, pobladores y la policía, habría comenzado por la arremetida de las Policía Nacional para desbloquear la carretera. La orden fue dada por la ministra del Interior Mercedes Cabanillas y el primer ministro Yehude Simon, durante el segundo gobierno de Alan García Pérez. La falta de una comunicación efectiva, por parte del Gobierno, habrían detonado la revuelta y violencia, la que se expandió desde una zona con escasa población hasta las ciudades cercanas.

De acuerdo a las primeras informaciones conocidas, la noche del 5 de junio se reportaron oficialmente 23 policías y 10 indígenas fallecidos, además de 100 heridos. También hubo reportes de secuestrados, decenas de locales públicos destruidos y saqueados en tres ciudades del departamento de Amazonas. Más tarde, la Defensoría del pueblo cuantificó en 33 los muertos, 23 policías y 10 civiles. Además 83 personas habrían sido detenidas y otras 200 habrían resultado heridas[2].

La masacre de Bagua es ilustrativa cuando el gobierno manda a la policía a reprimir un levantamiento indígena del Amazonia, reproduce los hechos conocidos de violencia desmesurada. Es decir, se dan lugar, abiertamente, a manifestaciones de la violencia descarnada, irrupciones de una “guerra interna” dilatada en el tiempo.

Conflicto minero

Lo mismo ocurre cuando se trata de reprimir las protestas de los pueblos y las comunidades contra la extracción minera de las grandes empresas trasnacionales extractivistas.

Las empresas extractivistas mineras, principalmente trasnacionales, que utilizan el corredor minero del sur de Perú, enfrentan resistencias de los pueblos a su actividad de explotación. Se desatan intermitentemente conflictos en protesta  a la explotación minera, afectando al desenvolvimiento de la extracción minera. De acuerdo al último informe del Observatorio de Conflictos Mineros (OCM), el nivel de conflictividad ha resaltado mucho más que en otras zonas.

El llamado corredor minero atraviesa las regiones Arequipa, Apurímac, Cusco, Moquegua, Tacna y Puno; allí radican las empresas Las Bambas, Hudbay y Antapaccay —filial de Glencore—, las que realizan las explotación minera en las regiones Apurímac y Cusco.

El reporte del OCM destaca que una característica de la conflictividad corresponde a la fragmentación de agendas y demandas. En el corredor minero del sur, más o menos a cada treintena de kilómetros de distancia se pueden hallar demandas diferenciadas, que generan movilizaciones, con protagonistas distintos. Individualmente no tienen ni la capacidad de resolver del todo la realización de las demandas, tampoco muestran el interés de articularse entre sí, hacer más fuerza y actuar en bloque. Se hace notoria una competencia entre distritos, provincias y regiones, también entre comunidades. El OCM dice: “Lo que una comunidad consigue de una negociación con la empresa minera o con el Estado, puede terminar siendo el incentivo de nuevas demandas de las comunidades vecinas que terminen en nuevos estallidos”.

De acuerdo al informen del OMC, entre Apurímac y Cusco, autoridades y comunidades, se da como una concurrencia. La propuesta del gobernador de Apurímac, buscando encontrar una vía alternativa para la salida de los minerales, que no pase por Cusco, es un claro indicador de las tensiones y recelos que crece entre esas regiones.

Otra característica de los mentados conflictos en la actividad minera, de acuerdo  al observatorio, es que la agenda de los trabajadores mineros está cada vez más divorciada de la agenda y demandas de las comunidades, como ocurre en el caso de la mina de cobre a cielo abierto Cuajone, que se ubica en Moquegua y es operada por Southern Copper.

En uno de los recientes conflictos, las comunidades de Tumilaca, Pocata, Coscore y Tala se tomaron el reservorio, que abastece de agua a la empresa minera. Esta toma de las comunidades estuvo a punto de derrivar en un enfrentamiento con los trabajadores de la empresa, los que anunciaron que iban a recuperar por la fuerza las instalaciones tomadas. En el caso de Las Bambas, los trabajadores se han movilizado en Apurímac, Arequipa, Cusco y Lima, en contra de los bloqueos y la paralización de las operaciones, llamando la atención sobre el impacto y en la consecuente pérdida de puestos de trabajo.

El conflicto social y las tensiones entre las comunidades y las empresas mineras, en el corredor minero, han venido creciendo y sumándose. Esto tiene que ver con las propias características de la zona, así como de las operaciones de explotación que se desarrollan. Se trata del entorno de una vía de más de 400 kilómetros, que atraviesa por cuatro provincias alto andinas, decenas de centros poblados y comunidades campesinas, que reciben los impactos, tanto de la zona de extracción como del transporte de los minerales.

De acuerdo al informe del Observatorio, el mapa de conflictos se fue conformando gradualmente, desde los inicios de la fase operativa del proyecto Las Bambas, en 2016, sobre todo, desde la puesta en marcha del transporte de los minerales por la vía nacional. Las tensiones se han agudizado, con conflictos con las comunidades, que llevaron a la paralización de las operaciones de la mina.

Otra característica de la conflictividad tiene que ver con el avance de la minería ilegal, sobre todo en nuevas zonas de explotación. Donde ya no solo se explota oro sino también otros metales, como cobre; hablamos de zonas como Apurímac, Cusco y Puno, entre otras. Esta explotación es incentivada por los altos precios de los minerales. Incluso hay casos en que la minería informal se asienta en zonas que ya han sido concesionadas a empresas mineras formales. Por ejemplo, la minera Ares, filial de Hochschild Mining, denunció que el campamento del proyecto Azuca fue quemado y destruido por mineros informales; una situación similar se dio en el campamento del proyecto Los Chancas, de Southern Copper. Situaciones similares de tensión entre mineros informales y titulares de concesiones y proyectos en desarrollo, se viven en Cotabambas, en la Región Apurímac; Chumbivilcas y Espinar, en la Región Cusco.

El informe del Observatorio dice: “Hoy en día, la minería informal ya no es exclusividad de los productores de oro y comienza a ser motivo de tensión y de disputa con las propias empresas mineras formales”.

El observatorio sugiere convertir al corredor minero del sur en una vía por donde transiten no solo minerales sino también la producción de las provincias alto andinas, también propone construir un sistema de gobernanza para los territorios, donde estén representados el Estado, nacional y el gobierno subnacional, los actores productivos de la zona, incluida la minería, y los estamentos representativos de las poblaciones. El Observatorio concluye que: “Está claro que es necesario hacer un giro en el abordaje del conflicto”[3].

 

Descripción de la crisis política y social reciente

El 7 de diciembre del año pasado, el ahora detenido expresidente Pedro Castillo, hizo una declaración a la Nación, en la que ordenaba la disolución del Parlamento Nacional y la intervención de otras instituciones del Estado, incluyendo el Tribunal Constitucional, el Poder Judicial y la Fiscalía de la Nación. Esta declaración es considerada, prácticamente, como un golpe de Estado, un autogolpe que no se consumó. Las Fuerzas Armadas no acataron la orden del presidente, interpretada por los políticos como inconstitucional. En estas condiciones el Congreso apresuró la votación para destituir al mandatario, argumentando violación a la Carta Magna. 

Castillo fue arrestado ese mismo día, cuando se dirigía, con su familia, a la embajada de México en Lima. Un fallido intento por encontrar refugio y lograr asilo político, que el gobierno de México le concedió, como se supo después. El desenlace fue el siguiente: La entonces vicepresidenta Dina Boluarte asumió la jefatura del país por sucesión constitucional. Era la primera vez –tras 16 meses de confrontación entre poderes– que la mayoría derechista y conservadora del Congreso respaldaba al Ejecutivo de turno[4].

Esta maniobra política, de sustitución constitucional en la vicepresidenta de Pedro Castillo, encontró una rápida respuesta de la sierra peruana, principalmente del sur. Se exigió, en principio, la restitución a la presidencia de Pedro Castillo, empero, este pedido se fue diluyendo en la medida que se desenvolvía el conflicto social y político, adquiriendo tonalidades mayores y una espiral de violencia. Trayendo al recuerdo no solo el cronograma de la violencia intermitente en el Perú, en la historia reciente, sino de manera recurrente, sobre todo en la argumentación y justificación gubernamental de sus acciones violentas, represivas e inconstitucionales, la remembranza del fantasma de Sendero luminoso.  

Los primeros muertos se dieron en el sur del Perú, cerca de la frontera con Bolivia.  En principio, por lo menos 18 personas fallecieron en el sur de Perú, durante choques entre la policía y manifestantes, que exigían la convocatoria de nuevas elecciones y la liberación del destituido exmandatario Pedro Castillo. Las muertes se produjeron cerca del aeropuerto de la ciudad de Juliaca, ubicada en el departamento de Puno. En un principio la Defensoría del Pueblo de Perú informó de 9 fallecidos, cifra que horas más tarde fue incrementada a 18. El Ministerio del Interior informó de la muerte de un agente de policía al que prendieron fuego los manifestantes. El primer ministro, Alberto Otárola, anunció este martes la imposición de un toque de queda en Puno que regirá durante tres días entre las 8pm y las 4am.

La marcha macabra de la muerte se incrementó considerablemente y de una manera dramática, de una forma donde la rapidez de los eventos los vuelve vertiginosos e incontenibles. El número de fallecidos se acercó al medio centenar durante las protestas desatadas en Perú desde diciembre, del año pasado, después de la destitución y detención de Castillo, quien en la actualidad se encuentra en prisión bajo una orden de detención preventiva por 18 meses mientras enfrenta un juicio por el delito de rebelión[5].

Mirelis Morales Tovar de la BBC News Mundo hace una descripción ilustrativa del impacto de la destitución y del apresamiento de Pedro castillo. Escribe:

Como reacción a lo que empezaba a ocurrir en el acontecimiento político, minutos después de que el expresidente Pedro Castillo anunciara la disolución del Congreso y el gobierno de excepción, un joven se apostó en la plaza de Armas de Cajamarca gritando que el mandatario, poco después destituido, dejaba mal parados a los cajamarquinos. «Chotano ridículo, dejas mal a los cajachos», vociferaba con una pancarta. Esa escena la relata Rosario Chuquiruna, una comunicadora popular, quien asegura que aquel acto que se difundió por redes sociales refleja el sentir de una parte de los habitantes de Cajamarca, uno de los departamentos más pobres del país y cuna del maestro, que llegó a la presidencia de Perú en julio de 2021. La indignación proviene, por un lado, del grupo de cajamarquinos de la capital que siempre estuvo en contra del ascenso al poder de un campesino.

 

 

 Rosario Chuquiruna explica de esta manera: Existe en Cajamarca una clase muy similar en pensamiento a la gente de Lima, con sus mismos prejuicios y sentimientos de discriminación, que sentían que un cholo, marrón, con acento marcado era una figura que no los representaba». Del otro lado, están los cajamarquinos menos favorecidos, quienes habían depositado sus esperanzas en Castillo para alcanzar peticiones que por décadas han sido ignoradas. «Cuando ganó Castillo, había en muchos la sensación de orgullo. Se pensaba: ‘Ya era hora que un campesino nos represente’; ‘por fin alguien que viene del sector educativo y lo va a atender’ «.

 

Cajamarca constituye uno de los departamentos más pobres de Perú (39,7%), seguido por Amazonas (30,1%) y La Libertad (26.8 %), según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares 2021. Casi el 60% de la población vive en zona rural, y 9 de cada 10 cajamarquinos trabaja en el sector informal, lo que significa que no tienen acceso a seguridad social, de acuerdo con reportes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). De ahí que el famoso mensaje de Castillo («no más pobres en un país rico») caló tanto durante la campaña presidencial.

 

Su discurso abogaba por una reforma de la constitución y la recuperación de la riqueza nacional, que tuvo buena acogida en una región que lleva décadas protestando por los abusos de las empresas mineras. El respaldo de los cajamarquinos, al final, se vio reflejado en las urnas, donde Castillo obtuvo 70% de los votos en el departamento en la segunda vuelta contra Keiko Fujimori.

 

Chuquiruna continua explicando: El triunfo de Castillo fue una victoria simbólica para poblaciones postergadas». «Un avance en la descentralización, una ganancia para los pueblos. Un maestro, un campesino y alguien del interior del país había llegado a la presidencia. Castillo representaba a una gran mayoría de peruanos».

En Cajamarca se siente una «profunda tristeza». Esa es la percepción de estos últimos días que tiene Dina Mendoza, una activista conocida por su oposición al proyecto de extracción del gran yacimiento de oro Conga. «Nos sentimos tristes y defraudados. Teníamos muchas esperanzas, porque Pedro Castillo ofreció que se iban a revisar las empresas internacionales y que se dictarían leyes a favor del pueblo. Pensábamos que las cosas iban a cambiar. Teníamos una voz de esperanza».

 

Castillo llegó al gobierno por elección popular, luego de que Perú viniera de arrastrar una cadena de destituciones, que inició con Pedro Pablo Kuczynski, siguió con Martín Vizcarra y terminó con Manuel Merino. Su mandato significaba a priori la restitución de la tranquilidad política, en medio de un contexto de la crisis sanitaria que golpeó con fuerza al país.

Sin embargo, Castillo tuvo todo en contra desde el principio de su gestión. Y así lo reconocen quienes lo apoyaron. Dina Mendoza comenta: «Tenemos un Congreso a espaldas del pueblo, que no lo dejó gobernar». «Un legislativo que solo atendió intereses individuales. Una vergüenza. Pero Castillo tampoco supo ponerse los pantalones para defender su constituyente. No puso a ministros de confianza. Ni tenía las fuerzas políticas para cerrar el Congreso».

 

Incluso, dentro del círculo de las rondas campesinas, del cual fue parte Pedro Castillo, esas objeciones sobre su gestión tienen eco. Las rondas son una organización comunal de defensa que funciona en Cajamarca desde 1976 y que se le conoce como el ejército de los pueblos.  Santos Saavedra, presidente de la Central Única Nacional de Rondas Campesinas, comenta: «Castillo no cumplió con las expectativas porque tuvo que enfrentar un ataque sistemático del Congreso». «Se distanció de las propuestas. Se dejó convencer por gente oportunista. Y, al final, ambos poderes no lograron ponerse de acuerdo para avanzar en los cambios que anhelaba el pueblo».

 

Pese a que la esperanza de su mandato solo duró 18 meses, muchos de sus seguidores siguen creyendo en el ideal que pintó Castillo de romper con las élites que han gobernado el país .Saavedra agrega: «hizo el intento». «Promovió más de 50 proyectos de ley. Insistió en hacer una consulta para cambiar la constitución. Los congresistas lo que hicieron fue bloquearlo. Ahora nos toca levantar cabeza y exigir un cierre del Congreso. Ellos no nos representan». En las filas del partido Perú Libre, no dan todo por perdido. Hay quienes reconocen que Castillo le cumplió a varios gremios, en especial, a los educadores. Para ese sector, se consiguió la reivindicación de sus salarios; el pago de una deuda social por evaluación y preparación de clases que habían dejado de percibir desde 1993, la compensación del tiempo de servicio y el aumento progresivo del presupuesto al sector educación de 3,2% a 10% para 2026. Jorge Spelucin, dirigente regional del partido, asevera: «Él logró una aspiración histórica, como dirigente de origen popular que ascendió a la presidencia». Pero este fue un gobierno satanizado y perseguido. Lucharemos para que el pueblo recupere el poder que ganó el 28 de julio de 2021″.

 

La pretensión de Castillo de instaurar un gobierno de excepción no pareció extrañar a muchos en Cajamarca. La sierra peruana está acostumbrada al autoritarismo. Por eso ciertas prácticas de las rondas campesinas para poner orden tienen gran aceptación. Chuquiruna comenta:  «imponer su autoridad no le resultó a muchos descabellado y menos con el cúmulo de descontento que existe en el país». Sin embargo, lo que no están dispuestos a perdonarle a Castillo es que las acusaciones por corrupción resulten ciertas.  Al respecto, la activista Mendoza opina lo siguiente: «No decimos que no se le investigue. Pero merece que se haga bajo el debido proceso. Si él cometió actos de corrupción, que se le juzgue. Aquí no vamos a avalar la corrupción».

 

Hasta ahora, el destino de Castillo resulta incierto. El exmandatario podría ser investigado por los delitos de rebelión y conspiración. En cualquier caso, el término adelantado de su gestión constituye una pérdida irreparable para sus coterráneos y para una buena parte del país que confío en «el primer presidente pobre de Perú». Chuquiruna lamenta: «La caída de Castillo afianza el centralismo y esa creencia de que el interior no está preparado para gobernar». «Refuerza la idea, de un sector de la población, de que solo los grandes empresarios pueden dirigir con éxito el país. Lo de Castillo fue una esperanza perdida y una traición que deja una herida en el pueblo»[6].

 

Ya contando con el desenvolvimiento más avanzado del acontecimiento político en cuestión, Guillermo D. Olmo, corresponsal de BBC News Mundo en Perú, describe lo que acaece vertiginosamente:   

La ciudad de Lima no había visto, hasta ahora, incidentes tan intensos y violentos como los que se han producido en las últimas semanas, en otros lugares del país, donde son ya – sumaban para ese entonces, el momento de la crónica – 52 los muertos y más de un millar los heridos. Pero, la convocatoria a «la toma de Lima», lanzada por las diversas organizaciones y colectivos que exigen la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y elecciones generales, para renovar el Ejecutivo y el Congreso, ha derivado en protestas con violencia. Manifestantes y policías antidisturbios se enfrentaron en las avenidas centrales de la capital. La policía ha lanzado gases lacrimógenos y ha formado cordones para impedir el avance de los manifestantes.

 

El primer ministro Alberto Otálora anunció que el gobierno extendió el estado de emergencia a todo el país, incluido Lima, lo cual restringe algunos derechos civiles. Algunos manifestantes pudieron llegar a calles aledañas al Palacio de Gobierno y la sede del Congreso, dos puntos fuertemente resguardados por las fuerzas de seguridad. Decenas de unidades de Bomberos atendieron un gran incendio en un edificio de tres plantas en el centro de Lima, cuyo origen se desconoce. No se reportaron personas heridas por este hecho, aunque el fuego dejó imágenes impactantes.

 

La convocatoria a la protesta reunió a miles de personas de diferentes puntos del país en la plaza San Martín, la plaza Dos de Mayo y el campus de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se les da cobijo, alimentos y otra asistencia. El clima en la ciudad había sido de tensión a lo largo de la mañana. Las clases universitarias fueron suspendidas y el gobierno recomendó a las empresas que facilitaran el teletrabajo durante todo el día.

 

El Ministerio de Salud declaró en alerta roja a todos los centros sanitarios en todo el país, ante la previsión de que las protestas en la capital se replicaran en otros lugares. El despliegue policial en la capital fue muy extenso, con 11.800 agentes para controlar posibles disturbios, «además de 120 camionetas y 49 vehículos militares, y también la participación de las fuerzas armadas», indicó el jefe de la Región Policial Lima, general Víctor Zanabría.

 

En las ciudades de Arequipa, Juliaca y Cusco, centenares de manifestantes intentaron acceder por la fuerza a los aeropuertos. En el caso de Arequipa, la terminal aérea informó que había suspendido sus operaciones este martes por precaución. Los asaltantes, que lanzaron piedras y derribaron parte de la valla de ese aeropuerto, se enfrentaron con los policías, que usaron bombas lacrimógenas para dispersarlos. El diario La República, citando a autoridades de salud, informó de la muerte de un manifestante en esa ciudad.

En Cuzco, el Aeropuerto Internacional Alejandro Velasco Astete también suspendió temporalmente sus operaciones. En la red de carreteras se ha interrumpido el tránsito en 127 puntos de 18 de las 25 regiones del país por las protestas, según el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.

 

La crisis comenzó con la detención y destitución de Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre. El entonces presidente fue detenido y luego destituido por el Congreso tras anunciar por televisión la disolución del mismo y el establecimiento de un gobierno de emergencia en Perú. De acuerdo con la Constitución, asumió entonces el cargo su vicepresidenta, Dina Boluarte, y pronto surgieron manifestaciones de protesta.

Varios departamentos del país, principalmente en el sur, se llenaron de bloqueos de carreteras y se produjeron ataques a edificios públicos e intentos de tomar aeropuertos. La violencia se desbordó en el sur, especialmente en el departamento de Puno, donde 19 personas murieron en la ciudad de Juliaca el 10 de enero. Las denuncias de que la policía utilizó munición letal indiscriminadamente contra los manifestantes desbordaron la indignación y resolvió a muchos a trasladar la protesta a la capital, pese a que las autoridades aseguraron haber actuado en defensa propia y de una manera proporcional.

 

En realidad, el lema de la «toma de Lima» ha sido usado otras veces para promover movilizaciones en la capital peruana que luego no tuvieron mayor trascendencia. Esta vez, fue enarbolado por los distintos colectivos del sur del país que decidieron marchar hacia la capital para exigir la renuncia de Boluarte.

A lo que al principio surgió como una iniciativa de comunidades indígenas y agrupaciones vecinales y estudiantiles del sur del país, se sumaron más tarde los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Confederación General de Trabajadores del Perú, uno de los principales sindicatos del país, que convocó este jueves un paro nacional coincidiendo con la «toma de Lima».

 

Este miércoles, en la sede del sindicato en Lima, junto a la que ya se han congregado numerosos manifestantes, comparecieron ante los medios dirigentes de organizaciones locales llegados desde los departamentos de Huánuco, Ancash, Lambayeque, Tacna, La Libertad, Moquegua, Apurímac, el Vraem, Arequipa, Loreto, Cajamarca y Junín. Aseguraron que no se marcharían de Lima hasta no haber logrado sus objetivos de que renuncie la presidenta, se disuelva el Congreso y se convoquen elecciones. «El pueblo y las comunidades campesinas se movilizan. ¿Cómo es posible que tengamos que venir a Lima para que entiendan nuestra agenda? Este gobierno se ha deslegitimado desde el día uno», aseguró Leonela Labra, representante de Cusco. Desde diferentes puntos del país han salido en los últimos días caravanas de vehículos con destino a Lima, que han recibido apoyo en algunos puntos del trayecto.

 

En una movilización tan heterogénea hay diversas peticiones y reclamos, pero el objetivo compartido por todos los que protestan es la renuncia de la Presidenta, la disolución del Congreso y la convocatoria de elecciones inmediatamente. Algunos claman también por una nueva Constitución para Perú y la liberación del expresidente Castillo. Acusan al gobierno de las muertes en las protestas y de que la actuación policial ha violado los derechos humanos.

 

La presidenta Boluarte ha reiterado que no piensa renunciar. El viernes dijo: «Mi compromiso es con el Perú, no con ese grupo minúsculo que está haciendo sangrar a la patria». Boluarte invitó a los descontentos a manifestarse en Lima, pero pidió que lo hicieran pacíficamente. También ha ofrecido diálogo, pero excluyó explícitamente abordar aspectos como la disolución del Congreso o la reforma constitucional por quedar fuera de las competencias presidenciales.

El gobierno ha prometido que todas las muertes serán investigadas y la Fiscalía ha abierto diligencias preliminares contra la presidenta y el primer ministro, Alberto Otárola. Al poco de suceder a Castillo, Boluarte afirmó que su plan era agotar el mandato de su predecesor y mantenerse en el cargo hasta 2026. Pero tras la primera ola de protestas propuso adelantar las elecciones y en el Congreso se ha votado un acuerdo preliminar para qué se celebren en abril de 2024[7].

 

 

Como si la muerte desatada se ensañara con los cuerpos, acumulando su tétrica acumulación de cadáveres, dos personas murieron el sábado, 21 de enero de 2023, en las protestas antigubernamentales en la localidad peruana de Virú, en la región norteña de La Libertad. Lo que eleva a 62 los fallecidos, desde que comenzaron en diciembre del año pasado las manifestaciones, que piden la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, también el cierre del Congreso.

Uno de los fallecidos tenía 23 años, murió en una de las carreteras, la misma que fue escenario de enfrentamientos entre las fuerzas policiales y los manifestantes. En tanto que la segunda víctima mortal era un hombre de 54 años, las circunstancia de su fallecimiento está por aclararse, hay versiones encontradas, una es la de la policía.

Estas dos muertes se suman a las de una mujer y un bebé nonato, que falleció este jueves, con esto suman, al menos, cuatro los decesos en Virú. Es aquí donde, desde el 16 de enero, las movilizaciones sociales bloquean la carretera, se enfrentan a la policía.

Con la misma vertiginosidad de los hechos violentos desbocados, la violencia desatada, se suceden otros eventos de extrema violencia, esta vez vulnerando la autonomía universitaria. La Policía Nacional de Perú detuvo el sábado a cientos de manifestantes, después de irrumpir militarmente el campus de la Universidad Mayor de San Marcos, en Lima. Destrozando con una tanqueta la puerta de entrada, mandando un mensaje con este acto innecesario, grotesco y desesperado. Es en el campus universitario donde acampaban otros estudiantes, venidos de otras ciudades del país, con el objeto de apoyar a las protestas sociales, que tomaron Lima.

 

Las protestas piden la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso, la convocatoria a elecciones generales para este año y el establecimiento de una Asamblea Constituyente. Al respecto, queriendo justificar la actuación premeditada del gobierno, el ministro de Interior, Vicente Romero, afirmó que “existe una acción planificada y concertada” en las manifestaciones, que se presentan desde hace un mes en el país, con la intención de chantajear al gobierno”.

 

Ante los sucesos del conflicto ya desbocados, el Gobierno de Dina Boluarte ordenó el desalojo de la Universidad San Marcos, que acogía a los manifestantes en Lima, así como el cierre de Machu Picchu. Desde el miércoles, 18 de enero, empezaron a llegar Lima, primero centenares, después miles de personas de Puno, Arequipa y Cuzco, entre otros poblados del país, para participar en las protestas en contra del gobierno de Dina Boluarte. Los manifestantes piden: La renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso, la convocatoria de una Asamblea Constituyente, el adelanto de elecciones. Los manifestantes también exigen la liberación del expresidente Pedro Castillo, quien fue destituido y arrestado el 7 de diciembre del año pasado, después intentar disolver infructuosamente el Congreso.

La Policía Nacional de Perú (PNP) detuvo el sábado a más de 200 estudiantes, después el desalojo del campus de la Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM) de Lima, donde cientos de manifestantes venidos de todo el país acampaban desde el miércoles, 18 de enero, para participar en las marchas antigubernamentales en la capital, informó un vocero del Ministerio Público. El fiscal superior provisional y coordinador Nacional de las Fiscalías en Prevención del Delito, Alfonso Barnechea, anunció a los medios en las puertas de la universidad que fueron 200 personas las detenidas en el operativo y que se han trasladado una veintena de fiscales a este lugar para verificar que se hayan respetado los derechos humanos de los ciudadanos. Sin embargo, esta versión es desmentida por los comunicadores de los medios alternativos y la Defensoría del Pueblo. Aproximadamente a las 9.30 hora local, la Policía Nacional de Perú echó abajo con una tanqueta la entrada de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e ingresó al campus para desalojar a cientos de manifestantes, que más tarde fueron detenidos y trasladados a distintas instalaciones policiales.

Antes de sumar los 62 decesos, en lo que va del conflicto social y político, se informaba de la muerte de un hombre en la región sureña de Puno, con lo que, en aquel momento, el viernes 20 de enero,  se elevaba, todavía a 60 el número de los fallecidos en las manifestaciones antigubernamentales, antes de contar las muertes en Virú.

La Dirección Regional de Salud (DIRENA) de Puno señaló, en redes sociales, que un hombre de 62 años falleció tras sufrir un shock hipovolémico mientras era conducido por una ambulancia hacia el hospital regional de Puno. La víctima mortal fue identificada como Isidro Arcata Mamani, fue una de las personas heridas durante los violentos enfrentamientos que se desencadenaron entre manifestantes y las fuerzas de seguridad en la ciudad andina de Ilave (Puno). Arcata figuró en una lista previa de 8 personas que fueron atendidas de emergencia en el Hospital de Ilave, donde llegó con una fractura tercio proximal en fémur izquierdo y pronóstico reservado. En el hospital también fue atendido otro hombre, de 46 años, por una herida de proyectil a nivel abdominal y pronóstico reservado, así como otras seis personas con fracturas, heridas y contusiones de diversa consideración.

La irradiación del conflicto y la virulencia de los enfrentamientos obliga a las autoridades peruanas cerrar desde el sábado, 21 de enero, la turística ciudadela de Machu Picchu y la red de caminos del inca, con objeto de garantizar la seguridad de los turistas, que se encuentran en el ojo de la tormenta, en medio de las protestas que están sacudiendo al país. La Dirección Desconcentrada de Cultura Cusco señaló en un comunicado que “frente a la actual coyuntura social en la que se encuentra nuestra región y el país, se ha dispuesto el cierre de la Red de Caminos Inca y la llaqta de Machupicchu, desde el día 21 de enero hasta nuevo aviso”.

Perdido en su laberinto, el gobierno, agitando las manos, denuncia “acción planificada”. El ministro de Interior de Perú, Vicente Romero, afirmó este viernes que “existe una acción planificada y concertada” en las manifestaciones, que comenzaron hace un mes en el país, con la intención de “chantajear al Gobierno”, que preside Dina Boluarte. “Existe una acción planificada y concertada que obedece a intereses políticos, principalmente, que quiere chantajear al Gobierno de turno. Estas acciones evidencian que se quiere desatar el caos, no solamente en Lima, sino a nivel nacional, buscando víctimas”, aseguró Romero. Incluso, de manera cínica, durante una declaración conjunta con otros ministros, Romero elogió la “actuación policial muy profesional” en las manifestaciones, que comenzaron este jueves en Lima; dijo que, “a pesar de que la situación es muy compleja”, se ha buscado evitar “en todo momento el costo social” en la capital peruana – no se entiende qué son para el ministro las 62 muertes acumuladas -. Agregó, de todas maneras, sin darse cuenta que lo que dice y hace no es otra cosa que evidenciar sus malabarismos discursivos, que pretenden encubrir los asesinatos, que los manifestantes incendiaron módulos y casetas de atención en la mina Antapaccay, en el Cuzco, también se presentó un intento de ataque a la comisaría de Chao, en la región norteña de La Libertad, así como intentos de tomar los aeropuertos de las ciudades sureñas de Arequipa y Juliaca[8].

 

Interpretación de la crisis política y social singular

Ciertamente una descripción de los hechos es un recorte de la realidad, sinónimo de complejidad, mucho más aún cuando este recorte corresponde al estilo periodístico. Sin embargo, cuando este estilo se apega a la descripción de los hechos, buscando informar, lo que es tarea de los periodistas y los medios de comunicación, ayuda a contar con una buena información, por lo menos puntual e inmediata. No hablamos de la descripción como resultado de una investigación, que resultaría ser más completa e incluso mejor descriptiva. Decimos eso para distinguir el periodismo y los medios de comunicación que todavía se apegan a este formato descriptivo e informativo, del periodismo y los medios de comunicación empresariales que no se guían por este formato, mas bien, lo han abolido, prefieren la inclinación por la manipulación y la invención de “realidades” convenientes al poder.

 

En la descripción de la crisis política y social reciente tenemos un panorama inmediato, armado por recortes de información puntual, escogiendo a los periódicos y medios que todavía mantienen cierto apego a la información y a la descripción; son los menos, la mayoría de los medios de comunicación son dispositivos ideológicos y de manipulación de las estructuras de poder. Conscientes de que estamos ante recortes, no integrados, no necesariamente articulados, tampoco continuos, sino, mas bien, discretos, hemos intentado, por lo menos contar con fotografías inmediatas de los hechos.

 

Lo que se observa, con la información a mano, es el desenvolvimiento del acontecimiento político singular, la crisis múltiple del Estado nación y de la sociedad institucionalizada. Las mismas acumulaciones de muertos, de heridos, de detenidos, de damnificados, nos muestra, por así decirlo, el recorrido vertiginoso de la violencia, en escalada y en forma espiral. Interpretando esto se puede decir, exponiendo en forma de ecuación el enunciado, que el uso de lo violencia es inversamente proporcional a la fortaleza estatal. En consecuencia, cuando se recurre a la violencia es porque se responde a una debilidad patética y una vulnerabilidad evidente, aunque esto se quiera precisamente ocultar con la retórica gubernamental y de los medios de comunicación afines al poder.

 

Lo dramático para el ejercicio del poder es cuanto más violencia emplea, para preservarse, ocasiona todo lo contrario, se acortan sus plazos. No solo alcanza niveles insostenibles de ilegitimidad, sino incluso comienza a quebrar la apariencia de legalidad. Si antes, de alguna manera, de forma latente, ya mostraba síntomas de ingobernabilidad, después del empleo de la violencia se hace manifiesta, visible, la ingobernabilidad. De todos los gobiernos que siguieron a las gestiones del gobierno de Alberto Fujimori el de Dina Boluarte es el que más se ha dejado llevar por la espiral de la violencia, atrapado en un torbellino catastrófico del que no se sale sino con el derrumbe mismo.

 

Esta es una interpretación todavía general, vale la mena ahondarla, buscando, en la composición de lo que acontece, entrever las dinámicas molares, es decir institucionales, de lo que ocurre. Se observa claramente el comportamiento del ejército, que ha tomado militarmente puno, y de la policía, que ha perpetrado con el ejército las masacres cuantificadas. Estas instituciones están perdidas en el laberinto junto al gobierno de turno. Digan lo que digan, lo que se evidencia es la guerra declarada, implícitamente, de parte del Estado contra el pueblo peruano, con todas las multitudes, colectivos, identidades, configuraciones, que contiene. Esto convierte al ejército más en un ejército de ocupación que en un ejército que defiende al país. Este es un rasgo colonial del Estado.

 

La crisis múltiple del Perú, del que hablamos y escribimos con cierta secuencia y continuidad, atendiendo al dramatismo de los hechos, sucesos y eventos, en los espesores de la coyuntura, anuncia la clausura de una época, que contiene periodos específicos, la época del Estado aparente, mucho mejor dicho, de la República aparente. Ha llegado el momento de acabar con la apariencia y realizar la liberación plena del pueblo. Esto implica avanzar a una democracia plena, que no puede ser otra cosa que el autogobierno del pueblo. La armonía social, económica, política, cultural y territorial exige avanzar hacia las sociedades ecológicas.   

 

Terrorismo del Estado gamonal

El Estado no encuentra otra salida a la problemática social que la represión y, ahondando, el terrorismo de Estado, con el objeto de mantener los privilegios de las empresas trasnacionales extractivistas mineras, para mantener los beneficios de la clase empresarial y de la casta política, que se benefician de esta explotación extractivista de los recursos minerales. En otras palabras, volvemos al la intermitencia de una «guerra interna» dilatada. Desde esta perspectiva no debe sorprendernos que vuelva aparecer esta “guerra interna” dilatada, esta vez la guerra del Estado contra el pueblo peruano serrano, contra el pueblo peruano no limeño, extendiéndose a la guerra contra el mismo pueblo limeños, contra la sociedad peruana, que apoya la propuesta de las organizaciones sociales serranas, sobre todo del sur del Perú, quedando el gobierno aislado, peleando solo contra el mundo. Por eso, tenemos esta recurrencia a la violencia bélica y a argumentos enacrónicos, que toman como referente la guerra contra Sendero Luminoso. Argumentación insostenible, por cierto, de parte de los gobernantes, de un gobierno de sustitución constitucional, por lo tanto legal sin embargo ilegítimo.

En el imaginario gubernamental de la burguesía gamonal peruana y de una clase media alta limeña se está, de nuevo, en una guerra contra Sendero Luminoso, también contra los agentes externos e internos, así como contra la conspiranción “terrorista” contra la estabilidad. No solamente es sorprendente esta argumentación, anacrónica e insostenible empíricamente, sino que hablen de “estabilidad” precisamente cuando no hay estabilidad. No hubo estabilidad desde la victoria del Estado contrainsurgente sobre la gerrilla. No se puede decir que los gobiernos de Alberto Fujimori, las gestiones de estos gobiernos, corresponden a una estabilidad; al contrario, corresponden a una inestabilidad institucional, que se puede nombrar irónicamente como paz  gamonal, lograda por masacres. Entonces no se trata de otra cosa que de una inestabilidad lograda a costa el despilfarro de los recursos naturales, de haber convertido al Estado en un botín y haberse apropiado privadamente de los recursos naturales del Perú. Por lo tanto, se trata de una inestabilidad congelada, debido al saqueo del Perú. La situación se agrava posteriormente, después de la salida del gobierno de Alberto Fujimori, pues asistimos de manera elocuente a la inestabilidad descongelada, a una inestabilidad compulsiva, que se manifiesta claramente en la notoria inconclusión de las gestiones de gobierno, que resultaron elegidos en las sucesivas elecciones. Las gestiones de gobierno no culminan debido al boicot congresal, donde el fujimorismo impone la proliferación de juicios y de vacancias de los presidentes elegidos. Su lema es más o menos el siguiente: el fujimorismo no gobierna, a pesar de ser ampliamente votado, si el pueblo peruano vota contra el fujimorismo para que no salga en una segunda vuelta, entonces la estrategia fujimorista consiste no dejar gobernar a nadie. La inestabilidad se expresa es una ingobernabilidad absoluta, por así decirlo.

La crisis múltiple del Perú en la presente coyuntura es esquizofrénica, los gobernantes, los medios de comunicación empresariales, la burguesía gamonal, viven en un imaginario retenido y anclado en la “guerra interna” de hace más de dos décadas, mientras la realidad efectiva transcurre por otros caminos; uno de ellos tiene que ver, también elocuentemente, con las resistencias sociales, populares e indígenas, en contra las formas reiteradas de gobiernos gamonales. Formas de gobierno anacrónicas, actualizadas a su manera, a la manera neoliberal peruana. La realidad efectiva corresponde a la crisis múltiple del Estado y de la sociedad, también es una crisis cultural; son clara muestra de esto una ausencia de valores, una desaparición de la ética, sobre todo, en la casta política. La crisis múltiple se expresa precisamente en la resistencias de los pueblos y de las comunidades, en la lucha por sus demandas, en la búsqueda de soluciones al problema crónico de ingobernabilidad, de la desigualdad social y de la herencia colonial.

Estos entramados son los síntomas del trauma político y social del que hablamos, en consecuencia, conviene tomar en cuenta este trauma colectivo, descubrirlo en su configuración compleja, para lograr, por así decirlo, usando otra metáfora del psicoanálisis, la transferencia; en otras palabras, la liberación de la sociedad y del pueblo respecto al trauma político y social. Esto no puede lograrse si no se hace esta terapia social, que corresponde al conocimiento objetivo, al reconocimiento de lo que ocurre, a una interpretación clara y honesta de lo que ha pasado en la historia reciente. Obviamente no hay que olvidar que la historia reciente se sostiene en las estructuras de larga duración de la historia. Por el momento concentrémonos en la historia reciente. No se puede lograr está Liberación de la memoria, a través de la liberación de la memoria de la experiencia social, si no se hace una pedagogía social, una pedagogía política y una pedagogía cultural.

Conclusión

La entropia y el trauma son dos metáforas que correponden a dos conceptos – todo concepto es ya metáfora, de acuerdo a Jacques Derrida -, útiles para la interpretación y el análisis de la crisis múltiple de la civilización moderna, del sistema mundo capitalista, del Estado nación, del orden mundial y de las sociedades, en esta modernidad tardía y capitalismo tardío, en plena clausura de la civilización moderna y del sistema mundo capitalista.

Hemos usado la tesis de la entropia de doble entrada para analizar la crisis múltiple en el Perú, también la metáfora del concepto de trauma del psicoanálisis, extendiéndolo a la figura de trauma político y social. Al respecto de lo que dijimos, usando la tesis de la entropia de doble entrada, podemos decir, respecto al trauma político y social, que no se trata de una entropia creativa, sino, mas bien, de todo lo contrario, de una entropia destructiva. Ya no es el referente la estrella o el sol, en su plenitud, donde se produce la entropia de doble entrada, que genera organización y transformación del núcleo, sino, de lo opuesto, de una estrella o un sol en pleno colapso.

 

Notas

[1] La provincia de Bagua es una de las siete que conforman el departamento de Amazonas en el Perú. Está ubicada en la parte septentrional del país y su capital, Bagua, se encuentra en el valle del bajo Utcubamba.

[2] Masacre de Bagua: https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Bagua#:~:text=El%205%20de%20junio%20de,el%20departamento%20peruano%20de%20Amazonas.

[3] Crecientes protestas en Perú afectan corredor minero del sur: https://www.bnamericas.com/es/noticias/crecientes-protestas-en-peru-afectan-corredor-minero-del-sur.

[4] Perú en un nuevo tope de la crisis política y social: 5 puntos para entender su último estallido: https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20230122-per%C3%BA-en-un-nuevo-tope-de-la-crisis-pol%C3%ADtica-y-social-5-puntos-para-entender-su-%C3%BAltimo-estallido.

[5] Mueren al menos 18 personas en el sur de Perú durante protestas para exigir nuevas elecciones y la liberación de Pedro Castillo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-64218613.

[6] Crisis en Perú | «Una esperanza perdida y una traición que deja una herida en el pueblo»: la decepción en Cajamarca, el gran bastión del expresidente Pedro Castillo, tras su destitución: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-63932709.

[7] «La toma de Lima»: quién estaba detrás y cuáles eran los objetivos de las protestas contra el gobierno en la capital peruana: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-64330302.

[8] Se elevan a 62 los fallecidos en las protestas en Perú:  

https://www.primicias.ec/noticias/politica/violentas-protestas-contra-gobierno-peru-fallecidos/.

La invención del occidente

La invención del occidente

Raúl Prada Alcoreza

 

Carabelas de Colón

 

 

Eduard W. Said nos enseñó la invención del orientalismo por parte de la ideología imperialista. De la misma manera podemos decir, complementando, qué hay una invención del occidentalismo, por parte de la misma ideología imperialista. Si no hay orientalismo tampoco hay occidentalismo. El problema es que, asumiendo una intención de diferenciaciones respecto a un “occidente”, se lo ha tomado como si esta referencia cardinal fuera consistente histórica y culturalmente, teniendo en cuenta la genealogía de las civilizaciones. Tampoco lo es geográficamente, pues el extremo occidente geográfico es el continente de Abya Yala, en tanto que el extremo oriente lo es el archipiélago de Japón.

Asistimos al desenvolvimiento de la civilización moderna, que corresponde al sistema mundo capitalista, emergido de la conquista, colonización y exclavización generalizada. Respecto a esta emergencia y edificación de la dominación mundial, los pueblos desplegaron resistencias. Desde un principio la conquista y la colonización enfretó resistencias de los pueblos nativos, que terminaron desordenando a la dominación impuiesta e institucionalizada, así como a las estructuras de poder implantadas.

A diferencia de lo que supone Claude Lefort sobre el nacimiento de la política, que es un concepto moderno, que considera que se debe al desplazamiento de perspectiva en el análisis del poder, por parte de Nicalas Maquiavelo, es con las resistencias sociales y de los pueblos del continente de Abya Yala cuando se da lugar al nacimiento de la política en el sistema mundo moderno. El levantamiento panandino del siglo XVIII y los movimientos coloniales criollos y mestizos de siglo XIX son los que inventan la política, en sentido moderno. Benedic Anderson nos muestra en Comunidades imaginadas, por ejemplo, la invención del nacionalismo por parte de los criollos americanos. Después el nacionalismo se traslada a Europa.

El concepto de política es moderno, no se encuentra tal concepto antes. No hay condiciones de posibilidad del concepto político en las sociedades antiguas. En estas sociedades el poder es pensado de otra manera, como herencia, como “legitimidad” divina. El concepto de política está ligada al concepto moderno de democracia. Aunque el término de democracia proviene de griego antiguo y el término de política proviene de la definición de polis, ciudad, ciudad-Estado, tanto el concepto de democracia, así como el concepto de política son estructuras conceptuales modernas.

La importancia del concepto de política, según Jacques Rancière, es que radicaliza el concepto de democracia en el sentido de la suspensión de las dominaciones. Diferencia política de policía. Esta última noción corresponde al orden, a mantener el orden, más bien, la política sería subversiva.

La descolonización es también un término moderno, históricamente corresponde a los procesos de descolonización, dados después de la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, bajo tuición de Naciones Unidas. Los movimientos de liberación nacional de las colonias europeas luchaban por la independencia y una revolución política y social. El orden mundial controló una descolonización restringida, otorgando la industria estatal. Posteriormente los movimientos descolonizadores, sobretodo de carácter intelectual, transformaron el concepto de decolonización, enriqueciéndolo en sus connotaciones culturales y políticas. Aparecen las teorías de la descolonización, fundamentalmente afros. El marxismo afro es una expresión lúcida y radical de los desplazamientos del concepto de descolonización. José Carlos Mariategui inicia una concepción propia de descolonización, ortorgandole un cariz indianista y una mirada de un marxismo vital propio.

En la contemporaneidad los conceptos de política, democracia y descolonización han experimentado transformaciones y desplazamientos en dos orientaciones contrastantes. Por un lado, en el sentido de su potenciamiento y vitalidad, las nuevas generaciones de luchas, sobretodo el anticapitalismo y antimodernismo indígena, como en el caso del levantamiento maya del EZLN y las movilizaciones territoriales y por el autogobierno mapuche. Por otro lado, en su uso demagógico y empobrecente, en su vaciamiento, por parte del discurso clientelar de los “gobiernos progresistas”.

Teniendo en cuenta la dramática y sinuosa trayectoria de los “gobiernos progresistas”, el fracaso de los “proceso de cambio” dirigido por ellos, en contraste, sobretodo teniendo en cuenta el resurgir de las resistencias de los pueblos y de las luchas de las naciones y pueblos indígenas en la perspectiva del autogobierno, de la reterritorialización, de la defensa de la Madre Tierra, de la Amazonia, de los bosques, cuencas y territorios, contra el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, se hace menester retomar el concepto de política, de democracia y descolonización en sus sentido radicales.

Esto equivale también a oponerse a la folcloización de la descolonización, al empobrecimiento de la política y a la banalización de la democracia por parte del neopopulismo. Ya el neoliberalismo instrumentalizó la política y la democracia hasta convertirlas en policía del orden y en mercantilismo del voto.

El desafío viene del retorno actualizado de la movilización social, que requiere una transformación conceptual que fortalezca la perspectiva de autogestión y autogobierno, que libere la potencia social. Logrando la salida del círculo vicioso del poder.

Ir más allá de la política, de eso se trata. Planteó el tema Jacques Derrida en Políticas de la amistad. En el libro la política se encuentra definida en el ámbito de realización de las fraternidades masculinas, en el marco de la dominación patriarcal, en el contexto de la exclusión de las mujeres. En este sentido, propone como alternativa no la sorororidad, que sería simétrica a las fraternidades masculinas, solo que conformadas por mujeres. Lo que propone es la liberación a través de la liberación femenina, la alternativa absoluta de la mujer.

En escritos pasados llegamos a decir que un más allá de la política corresponde a la comunidad, a la realización plena de los bienes comunes, a las asambleas comunitarias, al autogestión comunitario. Ahora requerimos pensar un más allá de la política teniendo en cuenta que la política tiene correspondencia inmediata con la democracia; en otras palabras, la política implica inmediatamente la democracia, en pleno sentido de la palabra, es decir como autogobierno. Ahora bien, hemos distinguido, como lo hace Rancière, política de policía; también distinguimos democracia restringida de democracia plena, la democracia plena es el autogobierno del pueblo . Así mismo, hemos hablado, en ensayos pasados, de democracia comunitaria, que, evidentemente, no puede confundirse con el uso demagógico que hacen los neopopulistas de la definición de “democracia comunitaria”. La democracia comunitaria es el ejercicio de la asamblea de la comunidad. Llegamos a plantear de que comunidad no solamente son las comunidades ancestrales, persistentes en la antigüedad y actualizadas como resistencias en la modernidad, sino también puede proliferar la comunidad por asociaciones, es decir, conformar comunidades como lo hacían los anarquistas.

En este caso ya no sería política sino una comunidad política yendo más lejos, una cosmopolítica comunitaria. Si retomamos nuestra perspectiva ecológica tendríamos que hablar de una ecopolítica. Como se podrá ver, es posible redefinir el ejercicio de la política más allá de la política, pero de lo que se trata es de las prácticas, de lo que acabamos de decir, del ejercicio. En este sentido, queda claro que la condición de posibilidad de un más allá de la política corresponde al desplazamiento y transformación de las prácticas, que implica también la desconstitución y reconstitución de los sujetos, la transformación de las subjetividades, por así decirlo, otras hermenéuticas del sujeto.

Hay que hablar de la modernidad, de la civilización moderna, del sistema mundo capitalista; en este sentido, del sistema mundo cultural y del sistema mundo politico. La civilización moderna es el sumun de la genealogia de las civilizaciones, genealogia basada en la guerra prolongada contra la mujeres; es decir, en la edificación del patriarcalismo como cimiento constitutivo de la genealogia del poder. La civilización moderna no ha dejado de ser patriarcal a pesar de sus incursiones liberales, incluso de sus toleracias y ampliación de derechos. Las toleracias y la ampliación de derechos, incluyendo los relativos a la mujer, incluso a las diversidades subjetivas y opciones diferenciales, se siguen basando en el arquetipo patriarcal, solo que camuflado.

La alteridad respecto a la civilización moderna no es otra civilización, sino en un más acá y un más allá de la civilización. Se trata de una proyección transcivilizatoria. Nuestra hipótesis de interpretación de las estructuras de larga duración en Abya Yala, en las épocas anteriores a la conquista y a la colonización, conciben al continente como el espacio-tiempo-territorial-social transcivilizatorio, basado en confederaciones, filiaciones y alianzas territoriales. Se trataba de sociedades ecológicas.

Como hemos dicho varias veces, el pensamiento propio en un pensamiento crítico, rebelde, deviene de la contragenealogía de las resistencias. De la experiencia de las resistencias emerge una memoria colectiva de luchas y de apertura a otros horizontes, también emerge un pensamiento propio, devenido de los espesores territoriales y culturales. Se trata de un pensamiento predispuesto para la acción.

Desde la fenomenología del pensamiento propio se producen desplazamientos epistemológicos conceptuales. Esta fenomenología del pensamiento propio modifica, por así decirlo, las estructuras categoriales de los conceptos, los cuales se tranaforman. El concepto de política se ha transformado adquiriendo connotaciones subversivas. La subversión de la praxis contra la colonialidad del sistema mundo capitalista.

Lo que ocurre está en otra parte

Lo que ocurre está en otra parte

Raúl Prada Alcoreza

 

Cristo Redentor

 

Boceto arqueológico de nuestro locus

Lo hemos dicho varias veces, lo que importa es comprender cómo funciona, cómo funciona aquello que se convierte en referente de nuestro análisis. Si atendemos una problemática es indispensable comprender las dinámicas moleculares, su articulación compleja, el entrelanzamiento de los distintos planos de intensidad, la composición del acontecimiento. Desde esa perspectiva podemos iluminar el acontecimiento, entendido como multiplicidad de singularidades, incluso como multiplicidad de procesos singulares integrados. Interesa esta perspectiva que hemos llamado compleja para evitar buscar otros nombres quizás más apropiados, puesto que se confunde la perspectiva compleja con una de las teorías de la complejidad, sin comprender que se trata de una arqueología del saber complejo, que data de lo que el mismo Karl Popper reconoce como el cisma de la física. La emergencia de una nueva percepción, la conformación de un nuevo zócalo epistemológico, momento de ruptura epistemológica, cuando se da el cisma con la irrupción de la física relativista y la física cuántica. Desde entonces se tienen consecuencias en el resto de la conformación de la episteme moderna, antes de la construcción de la nueva episteme..

En primer lugar, se va desordenando la anterior episteme, en este caso, lo que viene a ser la episteme moderna. En segundo lugar, se da comienzo en construcción a la nueva episteme, que, por motivos de comodidad, hemos llamado episteme compleja. Quede claro que cuando hablamos de episteme compleja nos referimos, para decirlo de ese modo, a su momento constitutivo, correspondiente a la emergencia de la física cuántica y la física relativista. Después, de manera más configurada y elaborada, hablamos de uno de los ejes y una de las historias epistemológicas que tiene que ver con la construcción del pensamiento complejo. Estamos hablando de la teoría de sistemas. La teoría de sistemas comienza, primero, desde una perspectiva cibernética, empero, después, se va transformando hasta llegar a ser la teoría autopoética de sistemas, que tiene como referente la vida, la biología, la célula. Entonces, aquí tenemos desplazamientos epistemológicos, que van a impactar también en la sociología alemana, Niklas Luhmann, cuando se incorpora la perspectiva de la teoría de sistemas autopoético a la ciencia de la sociedad. Sin embargo, en la construcción del pensamiento complejo este eje no es el único, hay otros, que también tienen que ver con el impacto de la física relativista y la física cuántica en las otras ciencias y saberes, dando lugar a desplazamientos epistemológicos.

Otro eje de desplazamiento epistemológico corresponde, por así decirlo, a las teorías nómadas. Estamos hablando de la crítica de la epistemología francesa, Michel Foucault, Félix Guattari, Gilles Deleuze, Jacques Derrida. No podemos olvidarnos de cierta anterioridad a esta irrupción nómada y deconstructiva,  así como de la diseminación, que tiene que ver con el filósofo de la fenomenología, Edmund Husserl, respecto de quien se puede considerar como continuador consecuente y radical a Merleau-Ponty, que desarrolla la fenomenología de la percepción. Los críticos de la modernidad, mencionados anteriormente,  recogen las reflexiones fenomenológicas, se convierten en los herederos de la fenomenología, transformada en las vertientes de las teorías nómadas. Tampoco podemos olvidarnos del epistemólogo Gastón Bachelard, así como del escritor, ensayista y crítico George Bataille, ni del investigador biólogo y filósofo Georges Canguilhem. Se trata aquí de los antecedentes arqueológicos de las teorías nómadas. Hay otras fuentes más de la nueva episteme en construcción, como la hermenéutica contemporanea, la teoría de la narración de Paul Ricoeur.

Moviéndonos de continente, debemos incorporar el pensamiento propio y crítico anicolonial, descolonizador y anticapitalista; por el momento, basta algunas menciones al respecto, el marxismo afro del Caribe o de las Antillas, el marxismo propio de José Carlos Mariategui. En estos casos, el marxismo descolonizador, el pensamiento crítico anticapitalista se transforma desde la perspectiva y la experiencia de las resistencias.

Sin embargo, este boceto arqueológico de la emergencia de la nueva episteme es solo para volver a situarnos en el locus desde donde enunciamos. Lo que nos interesa es situar en el mapa epistemológico la arqueología de la construcción de la nueva perspectiva epistemológica, es decir, la nueva episteme. Comprendiendo a las distintas composiciones de la misma. Esto para que  no se pierda de vista desde donde hablamos.

Como se puede ver esta exposición no trata de la arqueología de la epistemología, sólo hemos mencionado parte de un boceto epistemológico de la nueva episteme, buscando clarificar lo que entendíamos por perspectiva compleja o pensamiento complejo. Sin embargo, ahora creemos que es necesario cambiar el nombre, usado provisionalmente, porque genera confusiones. Se puede optar por otros nombres, que no dejan de ser provisorios, que sean más adecuados para entender que se trata, en primer lugar, de un nuevo zócalo epistemológico, físico y matemático, que tiene que ver con la física relativista y la física cuántica. En segundo lugar, se trata de vislumbrar lo que acontece en la conformación, configuración y construcción de esta nueva episteme, que tiene que ver con las consecuencias de el cisma de la física.

En este buscarle un nombre a la nueva episteme, en este bautizo a esta nueva perspectiva integral epistemológica, es indispensable tener en cuenta lo que los mismos físicos están buscando con la teoría unificada, es decir, unificar ya no solamente los distintos campos de fuerzas, que tienen que ver con la fuerza gravitatoria, con la fuerza electromagnética, con la fuerza fuerte atómica, con la fuerza débil atómica, así como con otras fuerzas, que todavía no están descubiertas. Sobretodo se parte del criterio de que es menester una mirada integral de lo que ocurre, tanto en la dimensión cuántica como en la dimensión, para decirlo de ese modo, de la formación molecular y de la formación molar de la materia. En lo que respecta a las formaciones sociales, se considera menester incorporar los saberes de las llamadas ciencias humanas y sociales. Entonces, se trata de la teoría unificada.

Brian Greene anuncia una teoría unificada de alcance mayor, que va más lejos; se trata de unificar también las otras ciencias y los otros saberes, es decir, unificar sus problemáticas y entender que vivimos en un universo integrado, en sus distintas escalas. En ese sentido, se propone la unificación de todo, aunque el autor se distingue de los que postulan la teoría del todo. Dejemos aquí esto pendiente. Lo que nos interesa es partir precisamente de esta sugerencia, de esta comprensión de que debemos tener una teoría unificada de todo, en sus distintas dimensiones integradas. Entonces, aquí Brian Greene propone incluso la integración de lo que ocurre con la mente, con la conciencia, es decir, se requiere incorporar a nuestro mismo cerebro, cómo funciona nuestro cerebro; no solamente en términos moleculares, biológicamente, cómo funciona la red neuronal, cómo funciona todo esto de manera subjetiva, pasando por el substrato sensitivo. ¿Qué ocurre con el pensamiento? Sino también, simultaneamente, cómo se da de manera cuántica, para que ocurra todo esto. En consecuencia, como verán, estamos ante el sugimiento de la episteme correspondiente a la teoría unificada en la integridad del todo.

A diferencia de la episteme moderna, que supone una división del trabajo, una diferenciación de los campos de las ciencias, de los saberes, en las nueva episteme de la teoría unificada se trata, por el contrario, para decirlo de ese modo, de la integración, de la unificación, de la armonización. En consecuencia, volviendo al nombre de la nueva episteme, otra vez provisoriamente, podemos llamarla episteme de la unificacIón integral.

Análisis del acontecimiento

Ahora, volviendo a nuestro tema de inicio, el relativo al análisis del acontecimiento, tenemos que comprender lo que ocurre de manera inmediata, como hemos dicho antes, en los distintos planos de intensidad, en los distintos espesores de intensidad, articulados, entrelazados, integrados. Vale decir, si se trata del acontecimiento social, requerimos visualizar y comprender los distintos entrelazamientos y entramados de los distintos campos en los que se mueven las relaciones sociales, las prácticas sociales y las estructuras sociales. Además, comprender lo que ocurre subjetivamente, qué pasa con las estructuras de la subjetividad, lo que antes, en la sociología, se llamaba sujetos sociales. En ese sentido, también lo qué pasa en la singularidad subjetiva, lo que es la filosofía llamaba individuo.

Al respecto del análisis del acontecimiento vamos a centrarnos en un acontecimiento singular, dado en los espesores de la coyuntura, en una geografía política concreta, Bolivia. El acontecimiento singular tiene que ver con la crisis múltiple del Estado y del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente.

Contextos históricos

Comencémos con los contextos, que son espacios y tiempos territoriales. Los contextos conforman composiciones singulares sociales, económicas, políticas y culturales propias, del momento o de la coyuntura. Los contextos se distinguen por los desplazamientos y las modificaciones de sus composiciones. Para comenzar es menester distinguir estas diferencias, por más sutiles que sean. Después hay que identificar el entrelazamiento específico de los planos de intensidad, político, económicos, sociales, culturales, subjetivos. Después de todos estos pasos es indispensable interpretar el sentido inmanente del acontecimiento.

Respecto a éste conjunto de recorridos del análisis complejo, es necesario efectuar el análisis de las dinámicas sociales, culturales y territoriales. De lo que se trata es de comprender el funcionamiento social de la problemática en cuestión. Desde esta perspectiva hay que esclarecer el sentido y la diferencia de los desplazamientos de los contextos. A partir de la diferencia de los contextos interpretar los hechos, los eventos, los conflictos de las distintas coyunturas.

Las movilizaciones cruceñas

Un primer contexto, delimitado para este análisis, puede situarse alrededor de la demanda de 11% de regalía hidrocarburífera. Al respecto, hay que tener en cuenta un antes y un después de la revolución nacional de 1952 y, a partir de entonces, las modificaciones estructurales que se dan en el país, teniendo en cuenta, además, las diferencias regionales y microregionales, los impactos de la revolución en la geografía política, en los distintos ámbitos espacio-temporales. En lo que corresponde a Santa Cruz es indispensable tener en cuenta la construcción de la carretera de Cochabamba a Santa Cruz y el ferrocarril de Santa Cruz al sur, con sus ramajes a Brasil y Argentina. Esto es, en parte, resultado de la aplicación del plan Bohan, plan que asume el gobierno del MNR a partir de 1956, como plan de estabilización.

Considerando ambos cambios estructurales en la formación espacio-temporal-territorial-social, sobre todo en la infraestructura correspondiente,  teniendo en cuenta la importancia que va adquiriendo la explotación hidrocarburífera en aquel entonces, principalmente la explotación del petróleo por parte de de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, se va a pelear por las regalías. Un número del porcentaje, 11%, comienza a convertirse en consigna de la demanda de regalías departamentales. Alrededor de esta demanda por las regalías de los departamentos productores de petróleo, a partir de un epicentro activo, que es Santa Cruz, se tiene un conjunto de disposiciones y dispositivos, de organizaciones involucradas, tanto en la consecución de la demanda como en oposición a la demanda, que en parte viene del gobierno central. Entonces, tenemos por un lado, organizaciones cívicas como el Comité Cívico, incluyendo a la Juventud Cruceñista, y otras organizaciones sociales vinculadas o no al Comité Cívico. Por otro lado se tiene a partidos políticos, que están implicados en el conflicto político del país, principalmente, obviamente, el partido que gobierna, pero también, en el caso de Santa Cruz, la Falange Socialista Boliviana, que involucra a parte del Comité Cívico y a parte de la Juventus Cruceñista, en un proyecto golpista, que va a ser respondido por el gobierno de manera contundente. Se tiene como trágicos los sucesos dados en Terebinto.  Los acontecimientos del desenlace fatal se dan durante el gobierno de Hernán Siles Suazo. Se da lugar a la intervención del ejército, así como se moviliza a las milicias campesinas, principalmente de Ucureña. Esto sucede frente a lo que considera el gobierno como una conspiración y una proyección separatista. El trágico desenlace da como resultado mortal seis fallecidos cruceños.

El desenlace final de la lucha por el 11% es el haber conseguido la realización de la demanda perseguida, contando con la aprobación del Congreso y la promulgación del ejecutivo; lo que es una victoria para la movilización regional en torno a las regalías petroleras. Al respecto, sin embargo, hay que hacer otras anotaciones, porque hay, como podemos decir, ausentes y ausencias notorias. Estas ausencias se muestran, en sus vacíos y silencios, en las fuentes de la hemeroteca, en las fuentes de información, en la referencia notificada de este conflicto y de esta demanda por las regalías.  Esas ausencias tienen que ver con los sujetos sociales que no aparecen. Estamos hablando, en primer lugar, de las naciones y pueblos indígenas de tierras bajas, que por aquel entonces no están organizados. Esto sorpende pues ya, durante la colonia, las misiones registraron y reorganizaron en cabildos a los pueblos nativos. En cambio, lo anterior contrasta con lo que ocurre durante la la República; se hace caso omiso a estas formas de organización y de representación indígenas. Se olvidan los registros de las misiones.  Por otra parte, en los ausentes y ausencias, no aparecen las organizaciones campesinas del oriente, salvo en lo que respecta a las organizaciones campesinas de occidente.

En otras palabras estamos ante  una historia oficial, tanto si esta historia viene contada desde las versiones gubernamentales o desde las versiones regionales, puesto que aquí, en esta narrativa, no se encuentran las naciones y pueblos indígenas y los campesinos, son ausentes. La pregunta al respecto es: ¿Quiénes se apropian del excedente de los hidrocarburos? Hablamos del 89% que corresponde a la administración central del Estado y el 11% que corresponde a las regiones productivas del petróleo, principalmente el departamento de Santa Cruz. La ley va a establecer, de manera puntual, la composición de la distribución. A propósito, nos interesa no solamente esta distribución sino quiénes se apropian de este excedente. Recordando a los ausentes y a las ausencias, estos son quienes no aparecen, sino en la sombra, estos son los que no se apropian del excedente. Ésta es una primera anotación que debemos hacer para completar esta parte del análisis de las movilizaciones en Santa Cruz.

Haciendo una recopilación, tenemos como antecedentes la ley de 1938, el Código del Petróleo, el artículo 104, que debe ser interpretado respecto a la regalías; por último, el logro de la reinvindicación regional del 11%.

El segundo contexto tiene que ver con la emergencia del eje económico agroindustrial de Santa Cruz. A partir de la recepción de las regalías petroleras, de la articulación caminera entre oriente y occidente, además de la vinculación ferroviaria con Brasil y Argentina, se estructura una economía capitalista empresarial, basada en la agricultura, en la pecuria y en la industria, vinculada a estos rubros. Más tarde aparece el cultivo expansivo de la soya y la industria asociada. Se tiene como antecedentes históricos el cultivo y la  cosecha de la caña y su industria asociada, principalmente del alcohol. También, no hay que olvidar, el cultivo y la cosecha del algodón. Como se puede ver, estamos ante una historia económica capitalista del oriente, que se impulsa a partir de la revolución de 1952, considerando sus antecedentes y las transformaciones de las condiciones de posibilidad económicas y políticas.

Quizás se tenga que distinguir tres planos de intensidad de este desarrollo económico. Uno, el que tiene que ver con el plano de intensidad económico, propiamente dicho, donde la intervención empresarial destaca. Segundo, el plano de intensidad cívico, que juega un papel importante en la organización social departamental, sobretodo respecto a las demandas regionales. Tercero, el plano de intensidad político, que, si bien, corresponde al ámbito nacional, tiene que ver con el papel que juega Santa Cruz en los distintos contextos políticos.

En lo que respecta al plano de intensidad político, el papel de Santa Cruz es notoriamente polémico. Durante la revolución de 1952-1964 el acercamiento de la Falange Socialista Boliviana al Comité Cívico y a la Juventud Cruceñista ocasiona la represión del Estado y su intervención. Sin embargo, hay que anotar, que el MNR también tuvo influencia y presencia en el Comité Cívico. Así como tuvo su dispositivo represivo y de vigilancia en el famoso Control Político. Después, se puede decir que durante el periodo de las dictaduras militares el empresariado cruceño va a ser hartamente beneficiado, sobre todo a través del crédito. Esta vinculación va marcar un perfil polémico, comprometido políticamente, marcando a las élites cruceñas, aunque, después de las dictaduras jueguen, mas bien, otro rol en la democracia formal.

Durante el periodo neoliberal también el empresariado cruceño va a ser beneficiado con las políticas de privatización, una vez clausuradas las Coorporaciones Departamentales. También esta incidencia marca rasgos en el perfil político de las élites cruceñas.

Cuando se vuelve conflictiva la relación con el proceso político es durante el proceso constituyente. El Comité Cívico se opone al proceso constituyente y se aventura en una oposición activa contra el proceso, incluso tomando instituciones. Este comportamiento también va marcar rasgos polémicos en el perfil de las élites cruceñas. Sin embargo, durante las gestiones del gobierno de Evo Morales se van dar lugar a vinculaciones económicas que benefician al empresariado cruceño. Se dice que es cuando más gana la burguesía oriental. De todas maneras, estas conexiones económicas con el “gobierno progresista” no impiden contradicciones manifiestas, como cuando se desatan las movilizaciones contra el Código Penal, así como cuando se da la convocatoria por el referéndum sobre la reforma constitucional, después por la defensa de los resultados del referéndum. A continuación, durante los conflictos de 2019 en defensa del voto. Podemos decir que, en este último caso, el perfil de Santa Cruz evidencia desplazamientos. Comienza a dejar de manifestar, en el plano de intensidad político, una conducta meramente regional, proyectando un comportamiento de carácter nacional.

Durante el conflicto del censo, que dura un poco más de un mes, Santa Cruz expresa ya su incidencia nacional de manera indiscutible, aunque no tenga todavia plena conciencia de ello. Hablamos de la ciudad más grande del país, demográficamente más grande que la ciudad de La Paz y la ciudad de El Alto juntas. También hablamos del departamento con más habitantes, aunque no lo reflejen todavía las estimaciones, pues con la ausencia de censos científicos desde el 2001, no hubo, propiamente hablando censo en 2012, se subestima las magnitudes demográficas. Santa Cruz suma un crecimiento vegetativo pujante y un crecimiento social dinámico.

En lo que respecta  al plano de intensidad económico, el departamento de Santa Cruz, para decirlo de manera usual, es el motor económico departamental de la economía nacional, por lo menos considerando su incidencia y su participación en el Producto Interno Bruto. Volviendo al plano de intensidad político, desde el plano de intensidad económico, su articulación e impacto con el plano de intensidad político, lo que no ocurría antes se nota ahora, el eje político comienza desplazarse al oriente, hacia Santa Cruz. Esto quedó claro en el conflicto del censo.

En el reciente conflicto, que se desata por el apresamiento abrupto del gobernador de Santa Cruz, se observan contradicciones entre los rasgos heredados de un perfil pasado y las características novedosas de un perfil nuevo nacional de Santa Cruz. En términos del peso político, se vuelve a notar la fuerza de convocatoria de Santa Cruz, su capacidad de movilización y el efecto que tiene a nivel nacional. En cambio, aspectos que tienen que ver con el discurso del gobernador, incluso con el discurso en defensa del gobernador por parte del Comité Cívico, vuelven a mostrarnos la persistencia de los rasgos meramente regionales y con un marcado tono conservador, sobre todo por una ideología notoriamente conservadora y patriarcal.

Caracterizaciones de crisis política en la coyuntura convulsionada

 

El gobierno perdido en la espiral de la violencia

El gobierno, perdido en su laberinto, para salir del torbellino opta por la espiral de la violencia. No encuentra sociego pues es la encarnación misma de la crisis múltiple. Crisis de legitimidad pues nunca cumplieron con la Constitución. Crisis política pues son la expresión abigarrada de la combinación perversa entre el lado oscuro del poder y el lado institucional del poder, empero adulterado. Crisis económica pues despilfarraron el excedente dilapidándolo, evaporando los ingresos del Estado en la época de las vacas gordas, cuando el precio de las materias primas era alto; hicieron desaparecer las reservas internacionales; incrementaron la deuda externa e interna a magnitudes insostenibles. Crisis histórica y política pues destruyeron el país a cambio de una demagogia delirante y una impostura espasmosa, la comedia grotesca de la política de los saltimbanquis.

Estos “revolucionarios de pacotilla” creen que revolución es sustituir a los que antes gobernaron, continuando, de esta manera el círculo vicioso del poder. Grises figuras en tiempos de la decadencia, cuando los valores se esfuman, los horizontes mueren y es asesinado el porvenir. No son más que la expresión posmoderna del barroco perverso del poder prologado artificialmente, son mafias políticas.

Guerra de los cárteles

El ciclo largo del capitalismo vigente no solamente ha llegado a su fase de clausura, cuando el ciclo se cierra, sino, en su agonía, la enfermedad congénita de la fetichización generalizada, de la valoración abstracta, ahora en plena especulación desbocada, muestra sus más putrefactos síntomas de muerte. La pus se esparce en el cuerpo. Tal parece que incluso la genealogía de todos los ciclos largos del capitalismo se clausura; después del cierre del último ciclo no habrá otro.

La fase del ciclo largo del capitalismo, que deriva en la dominación del capitalismo financiero y especulativo, ha desatado el más monstruoso extractivismo y ha expandido aterradoramente las formas perversas de la economía mundo, que tiene que ver con los tráficos, denominados por la jerga administrativa como “ílicitos”, que, en realidad, son extensión de los tráficos “lícitos” de los mercados donde circula proliferantemente el fetiche de la mercancía. A los monopolios de la economía mundo capitalista acompañan complementariamente los cárteles del tráfico “ilícito” y la producción “industrial” de las drogas y estupefacientes y demás vainas. El mismo sistema financiero internacional, con sus dispositivos nacionales, se encarga de blanquear el excedente de la economía mundo paralela, el lado oscuro de la economía.

El lado oscuro del poder, que corresponde a las formas paralelas de dominación, ha tomado, hace tiempo, el lado visible del poder, el lado institucional. El Estado es la máquina de dominación tomada por los cárteles y las mafias. El terrorismo de Estado se ha convertido en el terrorismo descomunal desbocado de los cárteles y mafias, que pugnan por el control territorial.

Las sociedades y pueblos no solo están amenazadas por la combinación perversa de los dispositivos de poder, que desencadenan violencia, sino por la mezcla abigarrada de aparatos de la violencia y terror de los dispositivos de dominación tanto del lado visible del poder como del lado oscuro del poder. Incluso el lado oscuro ya se ha hecho visible. Las organizaciones paramilitares, las conformaciones de avasallamientos territoriales, se han hecho visibles, han salido de las cavernas y de las sombras. Ahora campean a plena luz del día. Lo hacen protegidos por los aparatos de emergencia del Estado, principalmente la policía.

La expresión conservadora de la política, también en decadencia – la decadencia es compartida por “progresistas” y conservadores -, acusa a los gobiernos neopopulistas de “izquierdistas”, hasta de “comunistas”. Su extrema miopía le impide ver de qué se trata y quiénes son a los que acusa. Esta “derecha” devela constantemente sus propios fantasmas y miedos. Su consciencia culpable la obnubila, a tal punto que no puede ver que los llamados “progresistas” no son otra cosa que los mismos “conservadores” disfrazados de “revolucionarios”. Se pusieron la máscara y se invistieron de jacobinos en el carnaval político. Los “gobiernos progresistas” fueron más lejos que los gobiernos neoliberales en extender intensivamente el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Alcanzando dimensiones depravadas.

El terrorismo de Estado, las trasnacionales, los cárteles y las mafias han declarado la guerra a las sociedades y pueblos. No hay, como dice la jerga jurídica, Estado de derecho, es más, no hay Estado, no hay orden, leyes, reglas de ninguna clase, que se respeten.

Se ha llegado al reino desnudo, descarnado y descarado de la violencia. Ante esta catastrófica situación las sociedades y pueblos tienen la responsabilidad de autoconvocarse, movilizarse, autoorganizarse, conformar autodefensas, realizar autogestiones y autogobierno. Si no asumen la responsabilidad de defender la vida, los territorios, los bosques, las cuencas y la democracia, avanzando a la democracia plena, han de ser convertidos en esclavos de las formas de dominación mafiosas.

Las formas del patriarcalismo

Indudablemente las formas del conservadurismo tienen su base en las formas del patriarcalismo. El conservadurismo arranca en las estructuras de poder edifcadas por la dominación masculina. En la modernidad tardía no solamente subsisten y persisten estas formas anacrónicas sino que se reiteran de una manera perversa. Lo hacen supuestas “autoridades originarias” o “autoridades religiosas” a nombre de las tradiciones y de la cultura heredada, incluso de la religión. Esto da pie a fundamentalismos atroces que oprimen a las mujeres y a los hombres.

La invención colonial de cierta indumentaria y cierta inclinación al castigo es parte de la pervivencia de las formas del patriarcalismo, que corresponde a formas anacrónicas de dominar. Se alude al derecho de “autoridades originarias” a ejercer el castigo, es más, en el folclore político se usa a las supuestas “autoridades originarias” para reprimir las protestas. Esto no es otra cosa que conservadurismo anacrónico al servicio de la continuidad colonial.

La descolonización implica la destrucción de las estructuras coloniales de dominación, entre ellas, las más recientes, corresponden a las estructuras modernas del capitalismo. Sin embargo, el mercado capitalista y el mercadeo político usa inapropiadamente los símbolos culturales para prolongar el colonialismo y la explotación capitalista. Estas supuestas “autoridades originarias” no son otra cosa que agentes de la colonialidad y del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Además de ser los verdugos locales del círculo vicioso del poder.

Las auténticas autoridades originarias son comunitarias, ligadas a sus instituciones propias y normas y procedimiento propios, además y sobretodo de estar vinculadas al territorio comunitario. Cuando se disocian de la comunidad, de las instituciones, normas y procedimientos propios, sobretodo cuando se rompe con el territorio comunitario, no hay condiciones de posibilidad para autoridades originarias. Se trata de manipulaciones políticas de las formas clientelares de dominación.

Es menester recuperar el radicalismo anticolonial y anticapitalista en el periodo de la decadencia política. Es urgente el activismo contra las formas de manipulación de la forma de gubernamentalidad clientelar, que no son otra cosa que la extensión de la colonialidad y la prolongación de capitalismo dependiente. Hay que desenmascarar a los impostores, a los que usan demagógicamente la cultura para ejercer poder.

Psicología de los funcionarios

Creen que el mundo se reduce a la red jurídica de leyes, códigos , reglas, todas manipulables y susceptibles de interpretación leguleya, según la ocasión. Conforman el sistema de coerción, chantaje y extorsión. Son funcionales al gobierno de turno, particularmente del gobierno neopopulista, pues éste ha expandido la forma clientelar de dominación.

Sobre todo los funcionarios del órgano de poder judicial expresan, de manera desmesurada, esta inclinación compulsiva por las prácticas leguleyas y de corrupción. Si se tiene que buscar un ejemplo de la corrosión institucional, llevada a extremo, es en los ámbitos de la «administraciones de justicia» donde se encuentra el fenómeno de manera patética.

Los funcionarios se han apoderado de los intersticios y mediaciones de la sociedad, sobre todo de aquellos que tienen que ver con el Estado. Obstruyen el libre y espontáneo desenvolvimiento social, obstaculizan y alteran los trámites y transacciones, pervirtiendo las mismas prácticas sociales.

Psicología del llunk’u

Solo miran el ombligo de su Caudillo, creen que el centro del mundo es ese pupo. El mundo, en consecuencia, es el entorno del ombligo contemplado, entorno que gira alrededor de la compulsión del Caudillo. Son eunucos, entregaron sus órganos al déspota. No tienen voluntad propia, solo obedecen órdenes.

Tienen en la cabeza un esquema simplón para resolver sus dilemas. Nosotros, los buenos, ellos los malos. Nosotros tenemos derechos, ellos, los enemigos del Caudillo, no los tienen. Nosotros podemos protestar, ellos no pueden. Nosotros podemos matar, que es en defensa del “proceso”, ellos no pueden, si lo hacen son asesinos, incluso siguen siéndolo si no lo hacen. Los enemigos siempre son culpables, en cambio nosotros, los soldados del Caudillo, siempre tenemos razón, pues el Caudillo nunca se puede equivocar.

Si el Caudillo entrega los recursos naturales a las empresas trasnacionales, como lo han hecho los neoliberales, tiene razón de hacerlo, pues es en beneficio del país, antes no lo era. Si el Caudillo pierde el mar en La Haya lo hace por el bien del país, pues el Caudillo es patriota. Si el Caudillo cae en desgracia es porque el “imperio” y ellos, los enemigos, han conspirado. El Caudillo ha gobernado bien, por el pueblo. Si el pueblo no reconoce es ingrato.

Si ahora el Caudillo no se encuentra gobernando, como corresponde, es porque los traidores lo suplantaron. Por eso exigimos su inmediato retorno al poder. En consecuencia, podemos recurrir a todos los medios y métodos; el fin justifica los métodos. Pues el fin es en beneficio del país, el retorno del Caudillo.

El llunk’u es zalamero con su jefe, pero se convierte en un verdugo cuando hay que defender al Caudillo déspota y a un “proceso de cambio” ya muerto, asesinado por el Caudillo y su entorno palaciego. Para el  llunk’u el “proceso” no ha muerto aunque sea visibleblemente un cadáver.

Al llunk’u le parece bien que se avasallen los territorios indígenas, áreas protegidas y parques nacionales; es parte del desarrollo, aunque se quemen bosques y se contaminen cuencas. Al llunk’u le parece bien que se armen grupos paralelos, aunque se diga que forman parte de los Cárteles, pues siempre es en defensa del “proceso”. Lo demás es invento de la “oposición”. En fin, el llunk’u ha resuelto los problemas de un sopetón, usando este esquematizado simplón.

Ahora, que tiene dos líderes, uno gobernando , el otro desterrado en su propia tierra, se encuentra perdido en su laberinto, desolado en sus dilemas irresolubles.

La muerte de la rebelión, de la crítica y de la revolución

La rebelión anticipa a la revolución, es la energía de la revolución. La revolución es permanente mientras la rebelión la sostenga, la impulse y la proyecte. Cuando la revolución se institucionaliza, cuando se hace Estado, se desentiende de la rebelión, la inhibe, la apaga y termina matándola. Cuando ocurre esto muere también la revolución pues su corazón, la rebelión, ha dejado de latir. En vez aparece el monstruo de la impostura, es Estado policial, después el totalitarismo.

Los funcionarios de la monstruosidad estatal del Estado policial buscan legitimarse invistiéndose de “revolucionarios”, a quienes han perseguido y asesinado. Sobre el cadáver de sus víctimas, las vanguardias de la revolución, edifican la tiranía de una burocracia gris, que solo atina a la propaganda para parecerse en algo a lo que fue una revolución.

Al desaparecer la rebelión desaparece la crítica, que es una de las prácticas de la rebelión. Desaparece la reflexión y el pensamiento. La burocracia del Estado policial sustituye estos vacíos con adefecios discursivos, ideología instrumental de la burocracia. La impostura ha llegado lejos. Se aplasta al pueblo a nombre de una revolución que ellos mismos asesinaron.

Se experimenta la dominación artificial del mundo bizarro, donde los asesinos se invisten de “revolucionarios”, empero para continuar con el modo de producción capitalista, dirigido por la burocracia. Lo hacen a su estilo, inaugurando la versión de la escasez del modo de producción capitalista, en contraste con la versión de la abundancia del mismo modo de producción.

En la periferia de la geopolítica de Sistema mundo capitalista el mundo bizarro adquiere connotaciones barrocas. Las burocracias son populistas y convocan al pueblo recurriendo al mito mesiánico del Caudillo. La burguesía rentista gobernante se inviste folcloricamente de símbolos culturales para legitimar su forma clientelar de gobierno. También se hace desaparecer la rebelión y la crítica, se asesina el proceso de liberación en las primeras de cambio. La única alternativa que tiene para mantenerse en el poder es, además de la propaganda y publicidad compulsiva, el recurso a la violencia. Lo hacen a nombre de un proceso de cambio que no se dio, que fue truncado por los propios gobernante y representantes de la “revolución democrática y cultural “.

Asistimos pues, en plena decadencia de la civilización moderna, en plena clausura del sistema mundo capitalista, en plena crisis del Estado, a las manifestaciones más grotescas del círculo vicioso del poder, que busca prolongar su agonía con el artificio del espectáculo mediático y el incremento de la violencia, el terrorismo de Estado.

El derecho a la subversión

Cuando la sociedad se moviliza es síntoma de crisis, de crisis del poder. Aunque la movilización no tenga claros sus objetivos o todavía amarre sus demandas con antiguos discursos, ambiguamente conservadores, de todas maneras se trata de una movilización de interpelación social al poder.

El Estado responde como todo Estado, en defensa del orden, un orden de la dominación particular de la que se trate, con pretensiones progresistas o institucionales. Un gobierno neopopulista reprime de la misma manera que un gobierno neoliberal. Lo hacen utilizando a la policía y el ejército, dispositivos de emergencia del Estado en crisis.

La espiral de la violencia se sucede en ambos casos. Es absurdo distinguir, como lo hacen los eunucos al servicio de la dominación, entre represión de “izquierda” y represión de “derecha”. La represión es la misma, terrorismo de Estado.

El tema es el siguiente: No se puede eludir la contradicción estructural entre Estado y sociedad. El Estado ha suplantado a la sociedad con la pretensión de reprepresentarla y gobernarla. Esta pretensión es, en si misma, una violencia explícita contra la sociedad, disminuida a una condición infantil, para hacerla dependiente. Se conforma una casta política que domina a la sociedad. Este fenómenos ocurre tanto en sus versiones de “izquierda” como en sus versiones de “derecha”.

La democracia plena es el autogobierno del pueblo, sin la impostura de los “representantes” y gobernantes. El pueblo tiene que prescindir de los “representantes” y gobernantes si quiere dejar de ser esclavo político. Cuando esto ocurre, cuando el pueblo se da cuenta de la contradicción con el Estado, a través de conflictos, debe recurrir a su derecho a la subversión, un derecho consagrado en las mismas constituciones inaugúrales.

La opresión política es, de por sí, un oprobio. Se tiene como evidente la opresión conservadora, empero cuando la opresión se inviste con máscara “revolucionaria” es grotesca. Oprime al pueblo a nombre del mismo pueblo. Haciendo paráfrasis a Robespierre diremos: ningún político es indispensable, es más, está demás, solo el pueblo es inmortal.

Geografía política de los desplazamientos sociales

Geografía política

de los

desplazamientos sociales

 

Raúl Prada Alcoreza

 

Porongo 2

 

 

La geografía, ciencia de la descripción de la Tierra, es decir, del planeta, puede brindarnos interpretaciones espaciales sugerentes sobre las modificaciones sociales en la historia, pónganse en el presente, en la historia reciente. Por ejemplo, si queremos comprender las modificaciones, los desplazamientos, incluso las transformaciones de los mapas sociales en el tiempo, por así decirlo, en el mundo, en la región, en la geografía nacional y en lo local. Sin embargo, no hay que olvidar que esta es una perspectiva, por lo tanto, relativa, en un campo de posibles perspectivas. En el tejido del espacio tiempo lo que acontece se da de manera simultánea y dinámica, entonces no hay centros, tampoco periferias, ni lo que se ha venido llamando geopolítica del sistema mundo capitalista. Estas son perspectivas centradas, focalizadas, en el fenómeno de la acumulación y en el dato de la concentración. Para decirlo de una manera, esto del centreamiento y de la acumulación se da en el mundo, en el sistema mundo moderno, no necesariamente en el planeta. El planeta es un acontecimiento integral, acontece simultáneamente; cualquier parte del planeta está condicionada a la armonía planetaria.

Sin embargo, desde la perspectiva de las ciencias sociales, se observan fenómenos de concentración, incluso de conformación de centralidades que gravitan respecto a los entornos, ocasionando conformaciones sociales, territoriales y políticas, que definen nuevas composiciones espaciales de impacto en la geografía humana. En este sentido vamos a efectuar un repaso sobre aportes investigativos e interpretativos sobre la problemática en cuestión, buscando establecer nuevos enfoques para abordar la crisis múltiple del Estado.

Territorialidades y geografía política

En el libro El territorio como recurso, volumen colectivo a cargo de Odile Hoffmann y Abelardo Morales Gamboa, investigadores y autores, en el capítulo Las configuraciones territoriales de movilidad, o el espacio como lenguaje político, en la introducción Odile Hofmann escribe:

“Partiendo del postulado de que las relaciones tejidas con y alrededor del espacio se recomponen cuando se modifican los entornos y ambientes de vida, buscamos entender cómo la experiencia de movilidad (migración, circulación, retornos) redibuja las categorías de experiencia, en particular las categorías de prácticas y representaciones espaciales de los sujetos-habitantes-migrantes. Entendemos que el espacio no es mero soporte ni contexto, que sólo existe en tanto que concebido, comprendido y producido por actores sociales y sociedades y, de manera compleja y diferencial, dentro de estas sociedades (lo desarrollo más adelante). Pero, además de ser una producción y una construcción social, el espacio también es portador de sentido y, por lo tanto, productor de comportamientos o acciones. Es decir, el espacio es a la vez producto y productor de sentido social, se sitúa en el interfaz de la innovación y de la reproducción social y política. Comprender mejor las relaciones que se tejen entre los sujetos alrededor del espacio y de las prácticas espaciales, a distintas escalas y en distintas temporalidades, nos lleva a comprender mejor los resortes societales y políticos de las sociedades concernidas.

La exploración de esta cuestión me llevó a probar dos hipótesis principales. La primera consiste en plantear que los contextos de movilidad favorecen las “innovaciones territoriales”, aunque sea sólo para responder a la novedad objetiva de las situaciones con las que se encuentran las personas, las familias y los colectivos durante sus desplazamientos. La segunda hipótesis plantea que estas innovaciones territoriales son una vía privilegiada de expresión pública para los que no disponen de capital suficiente para hacerse oír a través de los medios políticos institucionalizados: los que no tienen acceso a un capital económico negociable; o los que no disponen de suficiente capital discursivo para garantizarles un mínimo de capacidad de negociación en las escenas públicas. Es decir, sugiero que el espacio funciona como un lenguaje político accesible a los que suelen estar excluidos de las arenas políticas instituidas. Esto no significa que las prácticas espaciales deban entenderse como un lenguaje específico de los subalternos. Recordemos, en efecto, el control y el manejo del espacio siempre han sido instrumentos privilegiados de los poderes existentes. Gobernar, es primero conocer y controlar los recursos, entre ellos el espacio; es implementar técnicas de poder basadas en el espacio y el territorio, como lo han señalado autores clásicos desde Raffestin (1980), Lacoste (1976). Me inscribo en esta línea de interpretación con una matiz, pues no enfoco mi análisis hacia las prácticas espaciales de los actores dominantes sino hacia las de personas y colectivos que están en posición de subordinación, a veces incluso de franca dominación. Al igual que otros lenguajes, las prácticas espaciales se insertan en juegos de poder en los que, según los casos, pueden – o no – imponerse frente a prácticas y argumentos de los demás. Reconocer que el espacio funciona como lenguaje político no es, en sí, una novedad. En cambio, reconocer el potencial político de este lenguaje entre actores y sujetos cuya legitimidad territorial es sistemáticamente cuestionada, como en el caso de los migrantes, constituye una contribución que merece desarrollarse. Empezaré exponiendo los fundamentos teóricos de mi argumento, para luego analizar distintas configuraciones empíricas que permiten apoyar mis hipótesis”.

En el apartado Recortar y categorizar el espacio, las tecnologías territoriales, la autora expone lo siguiente:

“Desde los años 1970 existe un relativo consenso alrededor de nociones centrales en geografía: el espacio no es una categoría objetiva sino que éste sólo existe en cuanto está vivido, percibido, representado por individuos y colectivos sociales. Se transforma y reinterpreta cotidianamente por las poblaciones que lo explotan, lo viven, lo atraviesan (Frémont, 1976). Reconocerlo llevó a plantear que el espacio se construye socialmente; es un producto social (Lefevbre, 1974). Hablar de espacio « construido » implica hablar de los actores de esta construcción, los agentes, los procesos de construcción (técnicas, tecnologías) y la historia, los tiempos.

Es así como una corriente importante de la geografía se dedicó a explorar las funciones políticas de la disciplina, en la medida en que ésta proporciona técnicas de gestión y manejo del espacio que son instrumentos de control y dominación. Después del famoso libro de Lacoste en 1976 ( « La geografía sirve, ante todo, a hacer la guerra »), otros autores han descrito como el control del espacio ha sido históricamente una prerrogativa del Estado que la ha ejercido a través la creación de institutos militares de geografía, la formación de personal técnico especializado, la monopolización de las cartografías nacionales y ciertas políticas públicas que han llevado a desigualdades e injusticias socio-espaciales (Reynaud, 1981). Otro paso importante consistió en reconocer que esta dimensión política no es solo instrumental, sino que es consustancial al espacio. El espacio es, en naturaleza, político (Lévy, 1994). Si espacio y sociedad no existen separadamente, significa que, lógicamente, el espacio no solamente es socialmente construido sino que también participa en la construcción social. El espacio es producto social, pero también productor de sentido social.

Ahora bien, ¿de dónde viene esta calidad consustancialmente política del espacio, en la práctica? Viene de que vivir en el espacio es una experiencia humana universal; implica la coexistencia y la obligación de convivir, es decir de “ver” y finalmente de comunicar y negociar con el otro, aunque solo sea para evitarle o eliminarle. En tanto que siempre una posición en el espacio siempre debe “negociarse”, nunca es “natural”. El espacio es el ámbito de experiencia de la pluralidad, de la co-presencia necesariamente negociada; este aspecto ha sido particularmente desarrollado en la antropología urbana que ve en la ciudad, aunque sólo sea por la densidad de población que la caracteriza, el ámbito privilegiado de la negociación espacial (Joseph, 1998).

En las décadas de 1990 y 2000, se vuelve a enfatizar en la dimensión política del espacio, pero « lo político » es ahora visto desde otro ángulo, de una manera que rebasa la geopolítica de los años 1970 e insiste en la dimensión filosófica de la relación espacio-política. El espacio es doblemente político, en tanto que hace posible y visible el debate público, y en tanto que obliga a uno (individuo) a actuar a la vista del otro (Dikeç, 2012). Es decir, el espacio (las prácticas en el espacio, del espacio) es condición y expresión de democracia.

Desde la sociología política, se reconoce que el espacio es político en cuanto que es un “sistema de relaciones”. Significa, prácticamente, que la espacialización hace posible ciertas puestas en relación, algunas sí y otras no, algunas más que otras. La relación (entre dos personas, colectivos, fenómenos) nunca es evidente, natural ni sistemática. Se construye en el proceso de subjetivación. La noción de subjetivación define el proceso de construcción de la relación sujeto / espacio, en la medida en que no existe sujeto fuera de un posicionamiento espacial, ni espacio sin sujeto social que lo conozca y lo identifique. La subjetivación no se construye desde el exterior; se construye desde la acción y el posicionamiento; la subjetivación es fundamento de la ciudadanía y de cualquier relación política (definida como relación entre sujetos legítimos) (Agier, 2013). Y siempre es espacializada.

Visto así, el manejo político del espacio ni es sistemáticamente una prerrogativa del poder y la autoridad como se había documentado ampliamente en los años 1980-90, ni tampoco es un recurso siempre movilizable por los subalternos en su movilización para la emancipación o la resistencia (Nicholls et al. 2011; Scott, 2008). El espacio es más bien un campo de disputa, un lugar de posible imposición y también de posible protesta contra el orden establecido. Para Dikeç (2005) que retoma al filósofo Jacques Rancière, la naturaleza política del espacio viene de su capacidad de introducir polémica proponiendo nuevos principios (en su caso, igualdad y libertad). El espacio vale por su capacidad a (de) aportar sentido a las acciones, individuales y colectivas, sin utilizar vocabulario explícito previo y fijo. Hay códigos pero gran latitud para interpretarlos.

Las prácticas redibujan tanto los sujetos como los espacios. Ambos adquieren calidades distintas en función de su interrelación: los pobladores de tal o cual porción de espacio se transforman en « tributarios » o « ciudadanos » en cuanto ésta se vuelve jurisdicción (municipio, estado, nación). Al revés, una lucha política o económica entre facciones fácilmente adquiere expresiones espaciales que pueden desembocar en nuevas divisiones territoriales, el caso más evidente sigue siendo el de las luchas anticoloniales y de la creación de territorios políticos independientes. Es ahí donde la diferencia entre espacio y territorio se hace más pregnante. A diferencia del espacio, que es un campo de disputa a la vez material e inmaterial (político, cultural, etc.), como lo acabamos de precisar, el territorio es una porción delimitada de espacio, sujeta a un proceso de apropiación por sujetos sociales y actores políticos, sean individuos (territorio corporal, territorio familiar) o, lo más comúnmente, colectivos: los territorios de un pueblo, una empresa, un grupo étnico, una nación.

Históricamente, en la tradición política occidental, el modelo del estado-nación moderno westfaliano que se impone en el siglo XVII ha legitimado un orden territorial que se construyó sobre la adecuación entre espacio y población, territorio y pueblo, es decir una supuesta correspondencia entre una nación, un pueblo, un territorio nacional e, idealmente, una lengua común. Desde entonces, en este modelo occidental, gobernar consistió en gestionar estas dos entradas: el control del territorio (soberanía territorial, fronteras) y el control de la población (fiscalidad, registro civil). Para ello, la administración organizó e instituyó categorías, tanto de espacio como de población: jurisdicciones territoriales (municipios, distritos, departamentos o provincias, etc.); categorías demográficas (por edad, sexo, empleo, residencia, religión, etc.). En el acto de gobernar se toman en cuenta las interacciones entre las categorías de un orden (espacial) y las categorías del otro (poblacional) y las maneras en que evolucionan (por ejemplo: qué políticas públicas adoptar cuando se detecta la presencia de más pobres en tal lugar, de menos jóvenes en tal otro, etc.). Se podría pensar en la democracia como una permanente y necesaria reorganización entre distintos registros de clasificación: espaciales, identitarios, económicos, etc., siendo, cada una, una puesta en orden parcial del mundo que sólo cobra sentido respecto a los demás. Al contrario, el totalitarismo aparecería cuando la adecuación es total y fija entre espacio y población: cuando cada quien “está en su lugar” y nadie se mueve sin una buena razón y sin autorización.

Los contextos de movilidad son lugares de observación privilegiada de las interacciones entre espacio, población y el actuar político. La migración (comprendida en el sentido amplio de circulación y movilidades múltiples) significa ruptura en el espacio y también en el tiempo, o más bien en las temporalidades: afecta al tiempo cotidiano (tiempo del espacio doméstico que se transforma con la migración), al tiempo colectivo (ligado al espacio del pueblo o la comunidad que se deja o a la que se llega), al tiempo también de las pertenencias sociales ampliadas (los ritmos de la ciudadanía con las elecciones y las manifestaciones cívicas de un país o de otro, por ejemplo). En contexto de migración se rearticulan las escalas espaciales y temporales -así como sus relaciones- para dar lugar a nuevos significados de espacios y lugares que cuentan con una morfología renovada. Estas reorganizaciones no se hacen de manera natural, flexible y armoniosa. Se elaboran en medio de incertidumbres, desconocimientos, limitaciones, imposiciones y, a menudo, violencia. En efecto las reorganizaciones espaciales movilizan jerarquías e introducen nuevos mecanismos de poder, cuestionan el orden establecido y llevan a reinventar mecanismos de hegemonía local, regional o nacional. Moldean nuevos sujetos sociales y políticos, y fronteras entre estos sujetos.

Estas propuestas teóricas tienen repercusiones metodológicas y empíricas muy concretas. Para entender las transformaciones en y del espacio hay que observar las prácticas espaciales, las tecnologías territoriales, las escalas de tiempos y espacios, los actores y sus comportamientos, las representaciones que se tiene de los lugares, territorios y espacios. También hay que entender el espacio en su materialidad y poder describir su ubicación, extensión, sustancia (lugar, área, zona, región, el vocabulario emic, etc.). Para lograrlo, se necesita combinar los enfoques de la geografía con una etnografía que contemple tanto los procesos estructurales como la agencia de los sujetos espacializados. Así se busca detectar y describir dispositivos territoriales originales con el fin de comprender mejor las lógicas de los actores y las escalas de acción que los respaldan. En las últimas décadas este enfoque se ha desarrollado principalmente en contextos urbanos marcados por una intensa movilidad y un fuerte impacto de los fenómenos de globalización. Así, los estudios sobre la “ciudad global” resultante de las circulaciones distinguen algunas formas ideales-típicas como la ciudad diaspórica, la ciudad fronteriza o la ciudad cluster (Besserer, 2015), mientras que los estudios sobre las movilidades transnacionales pusieron en evidencia la existencia de enclaves étnicos comerciales y “territorios circulatorios” (Tarrius, 2009; Parella, Valenzuela y Güell, 2015), entre otras posibles formas territoriales.

En este trabajo, propongo examinar algunas configuraciones territoriales de movilidad en las que claramente es el proceso de movilidad el que explica y condiciona la aparición de nuevas categorías territoriales. Presento sucesivamente tres casos: los territorios étnicos; los territorios ad hoc nacidos de coyunturas específicas; las configuraciones territoriales en diáspora”.

En al apartado Los territorios étnicos, la investigadora propone:

“Me refiero aquí a espacios tradicionalmente asociados a pueblos o comunidades pensadas como estables –las comunidades indígenas rurales- y que, en contextos de movilidad, se reconfiguran in situ, en los lugares de origen de los migrantes. Tomaré dos ejemplos, el del pueblo misak en Colombia y el del territorio comunal maya en Belice. Ambos casos son representativos de las dinámicas políticas y étnicas que, desde los años setenta del siglo pasado en América Latina, llevan a ciertos colectivos étnicos a reivindicar derechos específicos, en particular derechos territoriales asociados a los pueblos autóctonos. Sin embargo, aquí no me intereso tanto por las reclamaciones territoriales basados en la ancestralidad de una comunidad en un territorio dado, sino por la manera en que la noción de “territorios étnicos” se adapta a procesos recientes de movilidad y migración fuera del territorio “ancestral”.

En Colombia, el pueblo misak (antes conocido como guambianos, unas 21.000 personas en 2005, que viven en la cordillera central en el departamento del Cauca) reivindica la autonomía de gestión de sus territorios ancestrales definidos, en otros argumentos, sobre la base de las tierras de resguardo asignadas por los gobiernos coloniales y posteriormente republicanos (siglo XIX). Para construir una legitimidad territorial portadora de autonomía política y cultural, las organizaciones étnicas misak movilizan la historia, la memoria, la autoctonía y la ancestralidad. La autonomía territorial se justificaría, en particular, por una construcción cultural muy específica del espacio que se ilustra en la figura 1.1. Según la visión misak, el territorio se expande “mediante 4 direccionales lingüísticas hasta llegar a expresar la redondez infinita (…) Con respecto a las nociones de espacio, la lengua guambiana siempre refiere al individuo a un punto o lugar de referencia, a partir del cual desarrolla su espacio hasta abarcar el territorio y el mundo, a este ejercicio los Misak lo llaman “desenrollar”. Este punto o lugar de referencia es la casa, o el sitio de habitación del grupo de parentesco” (Duarte, 2015, p. 289, tomado de Muelas, 1993, p. 21).

Esta lectura culturalista de las relaciones entre la comunidad étnica y su espacio de pertenencia es privilegiada por las organizaciones étnicas para justificar sus peticiones. También responde a las exigencias de las instancias de decisión gubernamental que piden a los grupos étnicos ofrecer pruebas de “especificidad cultural” para poder ser sujetos de políticas de reconocimiento de derechos con base en su diferencia cultural o étnica. Sin embargo, a finales del siglo XX, esta lectura queda sujeta a una fuerte presión debido a cambios estructurales que afectan las relaciones de las comunidades con sus espacios de vida. En efecto, la presión demográfica y los grandes cambios económicos (principalmente el declive de la actividad agrícola) suscitan la migración de personas misak fuera de sus territorios de origen, dirigiéndose ellas hacia las ciudades o hacia otras regiones del país. En este contexto, las autoridades tradicionales misak ampliaron sus concepciones de “espacios de vida”. Se concibe ahora el pueblo misak como un “pueblo disperso”, cuya territorialidad no implica continuidad espacial sino que integra potencialmente cualquier nueva localidad en la que residen los misak. El territorio misak se extendería a cualquier lugar habitado por un misak. Al mismo tiempo, aparece entre los dirigentes la necesidad de organizarse políticamente para adaptarse a esta nueva situación, constituyéndose en una confederación. La Confederación de territorios indígenas misak “representaría el paso necesario hacia la constitución de una Nación indígena Misak o Nuna Chak, en el interior de la nación colombiana” (Duarte, 2015, p. 304). En este caso, es realmente la movilidad –aquí la migración- la que, mediante nuevas prácticas espaciales, lleva al pueblo misak a inventar nuevas representaciones de sí mismo en el espacio y, por lo tanto, de su lugar en espacios más globales, en este caso espacios nacionales. Las prácticas espaciales se insertan en temporalidades múltiples que articulan la ancestralidad de la presencia (resguardos indígenas) con la actualidad de la migración laboral y combinan las legitimidades procedentes de ambos posicionamientos. La práctica espacial (aquí la dispersión) es la que crea un nuevo sujeto colectivo (la Confederación misak).

Encontramos un caso similar en Belice, donde los mayas del sur del país –principalmente hablantes de mopan y q’eqchi’- se organizan desde hace veinte años para luchar contra su marginalización, contra las concesiones que el gobierno otorgó a empresas forestales y petroleras sobre lo que consideran sus tierras y, en general, por el reconocimiento de sus derechos territoriales en una amplia región del distrito de Toledo. Reunidos en varias organizaciones (Toledo Alcaldes Association, Maya Leaders Alliance, Toledo Maya Cultural Council), los dirigentes mayas empezaron luchando por la protección de las tierras de pueblos que correspondían a las “indian reservations”, las reservas coloniales que el gobierno colonial británico les habían asignado a principios del siglo XX. En este esquema de movilización, a cada localidad (village) le corresponde una tierra propia y una autoridad política reconocida (alcalde). Más recientemente, a raíz de su inserción en las redes internacionales de solidaridad con los pueblos autóctonos en América Latina, los dirigentes mayas actualizaron sus discursos y reclamos sobre los territorios. Las organizaciones elaboraron el concepto de “Maya homeland”, el territorio maya ancestral o “tierras comunales” (communal land) asociadas al grupo maya en su conjunto (mopan y q’eqchi’). En esta concepción, el maya homeland no es la suma de las reservas territoriales otorgadas por el poder colonial sino que es un territorio unificado y contiguo que cubre el conjunto de lugares apropiados por gente maya. Se trata de una innovación discursiva y conceptual de primera importancia ya que abandona la noción de las “tierras de reservas” o de pueblos / localidades / villages, que son unidades separadas las unas de las otras, para promover la defensa de un territorio colectivo sin límites fijos que se adapta a las movilidades y los anclajes de los habitantes maya. Lo ilustra la cartografía del Maya Atlas, una magnífica obra realizada por las comunidades mayas de Toledo en su lucha por el territorio maya, publicada en 1997. Una de las láminas del atlas representa las tierras de pueblos (land villages) como tantos territorios distintos unos de otros. Otra lámina del mismo Atlas ilustra la misma cuestión de las tierras pero con otro código gráfico: dibuja un área unificado que viene a englobar y sobreponerse a las anteriores tierras de pueblos, bajo otra apelación: es el maya homeland o communal lands.

La adopción de una nueva categoría de espacio – el maya homeland – da cuenta de la evolución política, demográfica y geográfica del asentamiento maya en el sur de Belice. La noción es construida por y para un nuevo actor colectivo -el pueblo maya- que no preexistía a estas innovaciones. Por supuesto, ya existían campesinos y pueblos mayas, lenguas mayas (mopan y q’eqchi’), organizaciones maya, pero no un “pueblo maya” capaz de tomar la palabra y exigir derechos específicos frente al Gobierno nacional y a las organizaciones internacionales (en particular, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, CIDH). Ahora es el caso. Aquí no es la práctica espacial (migración) en sí misma la que modifica los contornos del sujeto social colectivo y sus espacios, sino las elaboraciones discursivas y cartográficas cuyo efecto performativo es muy eficaz (Wainwright y Bryan, 2009)”.

En el apartado Los territorios ad hoc, Odile Hoffmann enuncia:

“Una segunda configuración territorial de movilidad corresponde a casos de construcción territorial explícitamente pensada para solucionar un problema preciso y concreto, por lo que los llamo territorios ad hoc. En Colombia, Jessica Corredor (2015) documentó este fenómeno en el caso de los desplazamientos forzados que se multiplicaron en el país en los años noventa. Después del trauma del desplazamiento, alguno.as campesino.as ambicionaron volver a vivir sobre sus tierras y se organizaron para lograrlo, a pesar de la presencia de actores externos que los acosan cotidianamente: los paramilitares que quieren expulsarlos para controlar el espacio, algunas plantaciones agroindustriales que pretenden explotar las tierras sin restricción o el propio gobierno que busca imponer sus propias instituciones y autoridad. Concretamente, en el departamento del Chocó, en la parte noroccidental del país, los desplazados lucharon para regresar a su espacio de origen, reinstalarse y crear las condiciones materiales y políticas de su protección. Para ello, una vez reinstalados en casas provisionales, empezaron a reorganizar la vida social colectiva y la protección de los habitantes. Cercaron las áreas de residencia y de trabajo, controlaron entradas y salidas, registraron usuarios con derechos, etc. Con el apoyo de las ONG, exigieron que el gobierno los recibiera para negociar garantías y políticas de acompañamiento en sus nuevas instalaciones. Así es como nacieron algunas áreas llamadas zonas humanitarias (ZH) y zonas de biodiversidad (ZB), que son espacios concretos, delimitados, cuyo acceso se controla y se reserva estrictamente a los desplazados y sus “acompañantes”, o sea las ONGs humanitarias. Las zonas humanitarias (ZH) son las áreas de residencia, mientras las zonas de biodiversidad (ZB) corresponden a parcelas de actividad agrícola. Ambas son pensadas para ser espacios de refugio que se sustraen al conflicto y sus actores armados (paramilitares, ejército, narcotraficantes, guerrillas, entre otros). Al instituir estas zonas, tanto en el terreno como en el discurso, los desplazados se dotaron de una territorialidad original que les permite resistir a las presiones de los actores externos.

Las zonas humanitarias y de biodiversidad se convirtieron en soportes de la movilización política en pro del derecho al retorno y de la protección de la vida. Son territorialidades políticamente instrumentalizadas por actores que, a partir de algunos lugares y espacios delimitados, movilizan un amplio espectro de recursos a nivel local/regional y, sobre todo, nacional e internacional (las ONG humanitarias). Para los campesinos desplazados, la inscripción en un espacio local (las ZH y ZB) da acceso a una palabra ampliada que se hace escuchar mucho más allá del lugar de enunciación. Permite exigir -y obtener- de los actores situados afuera de las “zonas” el respeto de los que están ubicados adentro de las mismas. La legitimidad territorial adquirida mediante el control material de un espacio local, aunque fuera de tamaño muy reducido, -su delimitación, su control, su uso-, sirve para ganar poder de negociación frente a las autoridades en otros registros. A partir de las zonas humanitarias y las zonas de biodiversidad, los protagonistas locales del Chocó hasta pudieron pretender influir en políticas públicas relativas al trato de las víctimas del desplazamiento forzado en todo el país. La convergencia entre una demanda local territorializada y una lógica de negociación más global hizo posible la emergencia de una dinámica política nacional.

Este ejemplo ilustra la manera en que categorías de espacios instituidas (las “zonas”) remiten a prácticas de intervención asociadas a colectivos sociales ( “los desplazados retornados”), así como a métodos específicos de gobierno (las autoridades de los grupos de retornados y las ONG acompañantes). Es muestra de un registro político calificado por Planel de “derogatorio”, en el sentido en que, en ciertos espacios delimitados, el gobierno instituye normas particulares de regulación (Planel, 2015). Esta autora insiste en que la excepción territorial es, en sí, un dispositivo de control de la población que ahí reside. A esto sólo añadimos, con el caso de los territorios ad hoc, que este tipo de dispositivo territorial derogatorio no solo le sirve a los dominantes para imponer su propio orden, sino que puede promoverse también como recurso por parte de actores subalternos que encuentran ahí argumentos de resistencia (Hoffmann, 2016; Nicholls et al. 2011). Encontramos otro ejemplo de expresión territorial de la resistencia en las movilizaciones sociales que, en Francia, se dan en torno a conflictos ambientales en áreas calificadas de “ZAD”. El acrónimo ZAD es inicialmente una sigla empleada por las autoridades para señalar “Zonas de ordenamiento diferido” (zones d’aménagement différé), es decir, zonas cuyo uso se restringe ya que se “reservan” para operaciones de ordenamiento a futuro (aeropuerto, presa, etc.). Posteriormente este significado fue desviado por los militantes ecologistas y anticapitalistas que se movilizan en contra de dichos proyectos de ordenamiento territorial. Ellos ocupan las zonas reservadas y las renombran según el mismo acrónimo ZAD pero que significa ahora “Zonas por defender” (Zones à défendre). Ellos mismos se transforman entonces en zadistes. La palabra entró en el vocabulario usado en los medios de comunicación y hasta figura en el diccionario Petit Robert en su edición de 2016. Es el espacio (ZAD) el que define los contornos del actor político (zadiste); es la zona que define la función a defender, y en consecuencia el colectivo político zadista”.

En el apartado El caso de las configuraciones de diáspora, la autora propone:

“Finalmente, un tercer caso de configuración territorial en movilidad, más conocido, es el de los espacios diaspóricos, en los que la movilidad va acompañada de un cambio radical de la territorialidad, consecuencia de la pérdida traumática de la relación con el territorio de origen. Numerosos trabajos han subrayado la intensidad de los traumatismos de los exilios forzosos (Hovanessian, 2007 (2011); Chivallon, 2004). Otros autores destacan la manera en que, en contextos de globalización, la circulación acelerada de personas y sujetos lleva a la constitución de diásporas culturales y de nuevos “paisajes” (los scapes de Appadurai, 1996). En efecto desde hace varias décadas, el concepto de diáspora se ha extendido a los casos de migraciones masivas; califica fenómenos que afectan a numerosas regiones del mundo y reorganizan las territorialidades, tanto en las zonas de salida como en las de llegada, y sus interacciones. Para América Latina, los trabajos sobre la migración hacia los Estados Unidos pusieron en evidencia lógicas de migración transnacional (Glick-Schiller, Bash y Blanc-Szanton, 1995) que desembocan en la construcción de comunidades transnacionales (Portes, Guarnizo y Landolt, 2003) cuya existencia se formaliza a veces en el vocabulario popular (Nezayork, Oaxacalifornia).

Las relaciones entre migrantes y residentes suscitan procesos de recomposición de los espacios de vida y de los colectivos de pertenencia, siendo los migrantes tanto de aquí como de ahí, de aquí o de ahí, de aquí gracias a ahí, de aquí dentro de ahí, etc. Ya no se oponen los lugares de salida y los lugares de llegada sino que se transforman unos y otros gracias a nuevas articulaciones e interpenetraciones. La multiplicidad de las formulaciones traduce la multiplicidad de los fenómenos que sustentan estas innovaciones espaciales. Unos remiten al campo cultural, como lo ilustra la realización de eventos culturales gemelos en los lugares de origen y de residencia, en los dos países: típicamente la fiesta patronal del pueblo mexicano que se adapta a la localidad de residencia de los emigrantes integrando imágenes y símbolos de los Estados Unidos, por ejemplo su bandera. Otro caso lo ilustra la adaptación de algunos rituales de curación que se siguen celebrando en el pueblo de origen, aun en ausencia de los pacientes que están en migración pero cuya “presencia” se garantiza a través de su teléfono móvil.

Otros fenómenos dan cuenta de esta territorialidad compleja que ofrece nuevas oportunidades económicas. Así en Playa Vicente (Veracruz) a principios de los años 2000, una señora se dedicaba a la venta de “pan hecho en casa” a los migrantes residentes en Estados Unidos. Se beneficiaba de una visa que le permitía viajar muy frecuentemente, trayendo de vuelta noticias de los migrantes y ropa de segunda mano. El comercio transnacional de bienes íntimos de escaso valor mercantil pero muy valorados por los migrantes (objetos de la vida corriente o bienes personales, alimentos preparados en el pueblo) resultaba lo suficientemente redituable –junto con el comercio de ropa- para pagar los pasajes aéreos. En este esquema los bienes transitan de un lado a otro de la frontera, en los dos sentidos, y mantienen un potente vínculo entre residentes de los distintos lugares. Estas situaciones resultan en su mayoría de iniciativas personales o familiares, a menudo poco estabilizadas y poco institucionalizadas. No solo ponen en relación los lugares de origen y de residencia de los emigrantes, sino que crean nuevos espacios, materiales o inmateriales, y nuevas prácticas económicas o de sociabilidad (la relación con el especialista ritual, los nuevos espacios rituales cívicos o religiosos, los espacios físicos y económicos de circulación). Varios autores desarrollaron a este respecto el concepto de comunidades transnacionales que serían fruto de “procesos transnacionales subalternos” resultantes de una “globalización desde abajo” en oposición a la globalización impuesta desde arriba (Besserer, 2015, p. 8). No obstante, conviene matizar este entusiasmo y recordar que estos procesos transnacionales no se inventan en contextos de armonía y consenso. Al contrario, como cualquier innovación, provocan rivalidad entre registros de autoridad y entre los sujetos y actores sociales que los experimentan: entre los que se quedan en el pueblo y los que emigraron, entre los que “lo han logrado” y tienen recurso y los que no lo tienen, entre los que adoptan las nuevas normas de vida (familiar, de pareja, de género, de trabajo, de religión) y los que no cambian, etc. Las nuevas prácticas se dan en lugares específicos que estructuran el espacio de manera distinta a la anterior: nuevas iglesias, nuevos comercios, nuevas casas, nuevas organizaciones políticas, etc. Aunque el fenómeno ya está bastante documentado en la literatura especializada, conviene recordar las conclusiones que se pueden extraer para sentar nuestra argumentación: las prácticas del espacio desarrolladas en contextos de diáspora visibilizan nuevos colectivos, como pueden ser “los emigrantes” que viven lejos de sus lugares de origen, “los ilegales” que comparten la experiencia traumatizante de la migración sin tener los papeles legales, “los paisanos” sujetos de las políticas públicas mexicanas, “los conversos” miembros de tal o cual nueva iglesia, etc. Las fronteras entre estas nuevas identidades son múltiples y no coinciden unas con otras. De la misma manera que no hay ruptura definitiva entre espacios y actores migrantes y no migrantes, tampoco hay adecuación sistemática entre espacios y actores sociales en diáspora. La configuración territorial en diáspora se caracteriza más bien por yuxtaposiciones, a veces intersecciones entre grupos de actores que comparten lugares para acciones o tiempos específicos (de residencia, de trabajo, de prácticas religiosas…), sin constituir territorios estabilizados”.

Por último, Odelie Hoffman llega a las siguientes conclusiones:

Conclusiones

“La primera hipótesis que había planteado en la introducción queda sobradamente consolidada, en realidad era bastante intuitiva. La movilidad crea nuevas territorialidades y a veces, incluso, nuevos territorios. Los ejemplos han mostrado la capacidad de los protagonistas para crear territorio a partir de competencias vinculadas a su movilidad, e implementar acción política usando herramientas geográficas. Ante una movilidad obligada, por ejemplo, los protagonistas inventan categorías geográficas que les sirven para expresar sus nuevos posicionamientos en el registro político. El espacio funge como recurso para construirse e identificarse. Hemos visto en el ejemplo de las zonas humanitarias y de biodiversidad cómo la privación violenta de espacio (las personas desplazadas) generó nuevas prácticas territoriales (el regreso en las zonas humanitarias) que a su vez instituyeron y legitimaron nuevos colectivos sociales y políticos. El espacio remite al grupo que lo crea, lo comprende, y a la vez se crea a él mismo (la nación misak, el colectivo de víctimas del desplazamiento forzado, los zadistas).

La relación del sujeto con el lugar/espacio es constitutiva de la relación de uno con sí mismo y sus vecinos. Cimenta las fronteras simbólicas y políticas que organizan el mundo en cada sociedad o grupo (Gupta y Ferguson, 1992). Estas fronteras remiten generalmente a procesos de separación “nosotros/ellos” e incluso de discriminación “nosotros contra ellos”. Históricamente, en los modelos occidentales, la frontera entre estados- naciones ha sido la más pregnante y pretendió ser a la vez social, económica, cultural y política. A finales del siglo 20, también se reconoció el significado político de otras territorialidades, específicamente en el caso de los grupos étnicos que reivindican subjetivaciones territorializadas en tanto Naciones originarias, Pueblos autóctonos, pueblos indígenas, pueblos maya de Guatemala, entre otros ejemplos. En ambos casos –las fronteras nacionales y las territorialidades étnicas la gestión de los lugares y los territorios ocupa un papel estratégico en el aprendizaje político, cultural y social de los protagonistas de la historia. Transformar los espacios es transformar a los sujetos y a su relación unos con otros.

En la gobernanza por medio del espacio, no todo está controlado por un grupo o colectivo en particular. Y allí es donde nuestra segunda hipótesis ha mostrado su pertinencia y nos ha ayudado a interpretar las situaciones observadas. El espacio puede ser efectivamente un recurso accesible para los sin-voz, un medio de expresión para los que no tienen la práctica ni los medios de hacerse oír en las escenas públicas. El espacio ofrece la oportunidad de “decirse” sin tener que elaborar un discurso verbal normalizado. Es un lenguaje accesible para los que no dominan los códigos utilizados en las transacciones comúnmente llevadas a cabo entre actores públicos.

Interesándose por la arquitectura, A. Lévy también veía ahí un lenguaje, sosteniendo que esta propuesta implicaba dos postulados: “(I) el espacio no necesita hablarse para significar, sino que significa directamente; (ii) el espacio significa algo más que él mismo, algo más que su materialidad física” (Lévy, 2008). Si el espacio significa por sí mismo, sin necesidad de traducción, entonces es necesario atenderse a sus características propias, materiales (estructura, tamaño, composición, ubicación, etc.), para entender este significado. Es decir, el espacio no es sólo metafórico, sino que saca su eficacia discursiva de su materialidad oponible a la experiencia práctica de cada uno. Muy concretamente, la materialidad del espacio impone negociaciones en caso de co-presencia, lo hemos visto en los ejemplos mencionados. Y al mismo tiempo, con o sin conflicto, en un mismo espacio concreto, las territorialidades suelen ser múltiples y competir unas con otras. Las territorialidades superpuestas activan regímenes de legitimidad y autoridad que entran en rivalidad los unos con los otros (Agnew y Oslender, 2011). En este sentido, el espacio significa también mucho más allá que su materialidad. No hay transcripción directa del espacio geográfico sobre lo político, no hay proyección inmediata de uno sobre otro (por ejemplo, en la relación entre control territorial y control político). Es decir, no estamos frente a un nuevo determinismo espacial. Al contrario, el espacio abre el abanico de opciones. Las prácticas espaciales componen un lenguaje político en cuanto que posibilitan rupturas con el orden social imperante, como lo propone Dikeç, incluso sin tener que afirmarlo verbalmente. El espacio es intrínsecamente político no solo como recurso negociable, sino como lenguaje potencialmente subversivo. Ahora bien, las prácticas espaciales no son, como tales, subversivas; pero llevan en ellas este potencial, son el resultado de luchas simbólicas o materiales (Lussault, 2009). Como lo mostró el ejemplo de los territorios ad hoc como las ZH/ZB o las ZAD, las prácticas espaciales se vuelven luchas que activan procesos hegemónicos de construcción de la autoridad y del poder, mismos que rebasan de mucho el ámbito geográfico de los espacios concretos de donde surgen”[1].

Como se puede ver, el espacio y el territorio son conceptos dinámicos. Si bien responden a su propia arqueología del saber espacial, desde cuando se configuraron desde una perspectiva geométrica, en un caso, y una perspectiva antropologica, en otro caso, ahora, en la actualidad, cuando se han desatado, por así decirlo fenomenologías espaciales singulares, en el devenir de las movilizaciones poblacionales y sociales, dando lugar a una proliferante invención del espacio. Tomando en cuenta la exposición de Odile Hoffmann, podemos también observar que la construcción del espacio es también política. No solamente en lo que respecta al Estado, a la administración estatal de la geografía, sino también por las resistencias. El espacio se ha convertido, entonces, en una topología móvil, dependiendo del diseño que dejan las fuerzas sociales concurrentes. Obviamente, no podemos quedarnos solo con las categorías que nos ofrece la investigadora, que afronta problemas concretos de espacialización social, política y antropológica, que tienen que ver con los desplazamientos sociales y espaciales en la modernidad tardía, con los fenómenos sociales y culturales de las migraciones, con las resistencias étnicas, por así decirlo, con las diásporas de los pueblos, con las contingencias que hay que afrontar, tanto por parte del Estado, así, en contraste, con las resistencias que ocupan y recuperan espacios y territorios.

En lo que respecta a los desplazamientos espaciales y sociales que generan el crecimiento social de las ciudades, sumándose al consabido crecimiento vegetativo, que redundan en la configuraciones espaciales y políticas, que transforman los campos gravitatorios económicos, sociales, políticos y culturales, debemos proponer categorías apropiadas a la problemática singular. Las ciudades modernas de Latinoamérica y el Caribe, convertidas, algunas de ellas, no pocas, en metrópolis, por lo tanto con densidades demográficas notorias, son espacios complejos de conglomerados territoriales, que interactúan entre los territorios urbanos, dando lugar a dinámicas barrocas. También se puede caracterizarlas como multiculturales, usando este término discutible, puesto que las migraciones a las ciudades conllevan los habitus y pautas culturales de origen. El crecimiento de las ciudades las convierte en centros gravitantes, dando lugar a la reconfiguración de los entornos, de la región y de la geografía política nacional.

Las ciudades tienen siempre un origen, sino es que varios, varios nacimientos, incluso distintas fundaciones, además no olvidar que muchas veces repiten el nombre de otra ciudad a la que recuerdan, solo que, a veces le aumentan el término “nueva”. Santa cruz de la Sierra es una de estas ciudades, solo que, esta vez, no lleva el término “nueva”, pero si indicando que es de la “Sierra”, una pequeña cordillera que se encuentra en los llanos.

 

Breve historia de la fundación de Santa Cruz de la Sierra

Santa Cruz de la Sierra fue fundada el 26 de febrero de 1561 por Ñuflo Chaves.  La fundación se dio lugar con una expedición integrada por 158 soldados, que partieron desde la ciudad de Asunción de Paraguay. El nuevo poblado fue bautizado con el nombre de Santa Cruz de la Sierra en honor a la ciudad natal del conquistador en la Extremadura Castellana.  La fundación se realizó a orillas del arroyo Sutús de la serranía de Chiquitos – actual yacimiento arqueológico de Santa Cruz la Vieja Santa Cruz la Vieja – como una avanzada al este de los territorios ocupados por la Corona española, en las proximidades donde hoy se asienta San José de Chiquitos, que fuera fundada como pueblo de misión jesuita de la Chiquitania en 1697. Tras la fundación, Ñuflo de Chaves marchó a Asunción; allí consiguió convencer a los pobladores de aquella ciudad para que emigraran a Santa Cruz de la Sierra. El gobernador, el obispo y una gran mayoría de los pobladores de Asunción emigraron a Santa Cruz de la Sierra; donde fueron bien recibidos.

Se asentaron en Santa Cruz de la Sierra, que fue sumando población y provocando un desarrollo vertiginoso que llegó a casi 40 manzanas urbanizadas, convirtiéndola en la más importante de la región platense. Posteriormente fue fundada la ciudad de San Lorenzo el Real de la Frontera por el gobernador Lorenzo Suárez de Figueroa.

 

El 9 de febrero de 1825 se promulgó un decreto que mandó convocar a todas las provincias de Charcas a una asamblea constituyente. De acuerdo al decreto, Santa Cruz de la Sierra eligió a Antonio Vicente Seoane y a Vicente Caballero como representantes para asistir a la asamblea constituyente de la Audiencia de Charcas, que daría nacimiento a la República de Bolivia. Por diversas circunstancias, los representantes de Santa Cruz no llegaron a tiempo a las deliberaciones, pero sí para la firma del acta de la independencia el 6 de agosto de 1825.

El advenimiento de la República cambió el estatus político-administrativo de la región, pasando a constituirse como departamento de Santa Cruz, convirtiéndose en uno de los cinco departamentos fundadores de Bolivia, a la vez que Santa Cruz de la Sierra sería designada capital de dicho departamento[2].

Algunos datos demográficos

Santa Cruz de la Sierra contaba con una población de 10 000 hab. en 1810, cien años más tarde con 18 000 hab. (1910) lo que refleja un crecimiento demográfico lento. Muchos factores como el auge del petróleo y la riqueza agropecuaria, entre otros, son los que dieron origen a la gran explosión demográfica de Santa Cruz de la Sierra que paso de ser un pueblo a una ciudad producto del aumento de la población ocasionada de los migrantes del campo o áreas rurales del interior del departamento y migrantes del interior del país. Santa Cruz de la Sierra de 10 000 hab. en 1810; 18 000 hab. en 1910; pasó a tener 57 000 hab en 1955, 325 000 en 1976, 697 000 en 1992, 1 029 471 en 2001 y según el Censo 2012, el área metropolitana de Santa Cruz de la Sierra cuenta con 1 784 549 habitantes. La ciudad de Santa Cruz de la Sierra ha sobrepasado los límites del municipio homónimo, y los barrios más nuevos la han conectado con los municipios de La GuardiaCotocaWarnes y Porongo. El área metropolitana de Santa Cruz de la Sierra tiene un estimado de 1 800 000 habitantes, en tanto que su población estimada llega a 2 730 120 habitantes. La ciudad forma parte del municipio homónimo y es el epicentro del área metropolitana de Santa Cruz de la Sierra, que es actualmente el núcleo urbano más poblado de Bolivia, con una población estimada de más de 3,8 millones de habitantes en el 2022. Esta área metropolitana está formada por una conurbación de siete municipios correspondientes al departamento de Santa Cruz de la Sierra, la Guardia, Warnes, Cotoca, El Torno, Porongo y Montero.

El conflicto por el Censo de Población y Vivienda

Así se ha conocido el último conflicto social y político, el conflicto por el censo, empero, obviamente el conflicto no se circunscribe solo a la problemática del censo o, mas bien, a la problemática de no haber hecho censo ni siquiera el 2012.  No es tampoco, no se limita ni se circunscribe, el conflicto por los escaños y el reparto presupuestario, como algunos “analistas” creen entrever. De la misma manera, no se puede resumir el conflicto a la versión oficialista de que se trata de una repetición de la consabida hipótesis de la “conspiración oligárquica”, ni mucho menos en la delirante suposición de un “golpe de Estado”. El tema y el problema, relativos al conflicto reciente, es más complejo y requiere una mirada más amplia y más auscultadora. Se requiere de un enfoque crítico, que comprenda miradas geográficas, históricas, sociales y políticas. Eso es lo que vamos a intentar a hacer.

Hablaremos de los desplazamientos geográficos y sociales, que reconfiguran a la formación histórica y social. La formación social boliviana ha devenido distinta en la extensión de sus propios ciclos largos del capitalismo dependiente, vinculados al extractivismo colonial de sus recursos naturales. El ciclo de la plata, el ciclo del estaño, el ciclo de los hidrocarburos. Sin embargo, lo que hay que anotar, que antes de la colonia, estas tierras andinas, amazónicas y chaqueñas tenían otras vocaciones, por así decirlo. La vocación agrícola, la vocación cazadora, pescadora, recolectora, tanto en el altiplano como en los valles, también en la Amazonia. El modelo colonial es lo que trastroca estas vocaciones o, mas bien, las inhibe, subsumiendo a sus territorios y poblaciones a la vorágine del capitalismo extractivista.

Lo que se ha venido llamando la región oriental, que en realidad corresponde a la Amazonia y el Chaco, donde se asentaron las misiones jesuíticas, después dominicas y franciscanas, no ha dejado sus tradiciones agrícolas, ni cazadoras y recolectoras. Se fueron incorporando tarde, después de la revolución nacional de 1952, a la subsunción del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Preponderaban las haciendas, escasas y dispersas en gigantescos territorios, también los comunidades nativas amazónicas y chaqueñas, sobre todo en lo más profundo de la selva amazónica y de la red de ríos de la cuenca. Ciertamente las haciendas avanzaban en los territorios indígenas, las comunidades optaban por adentrarse más en la selva y en los ríos profundos, o, en su caso, terminaban intercambiando, inc luso asimilándose, en muchos casos, culminando en la esclavización.

Los barones del estaño y sus gobiernos optaron por alimentar a la población minera con la importación de productos agrícolas, desdeñando la incorporación de la producción agrícola del oriente. Esto habla de que estaban más articulados a los puertos que a la integración nacional. La revolución de 1952, que constituye materialmente e institucionalmente el Estado Nación, antes era solo una ilusión jurídica, integra políticamente y económicamente al oriente, conformando una geografía política institucionalizada de alcance nacional.

A partir de entonces Santa Cruz de la Sierra se transforma rápidamente hasta convertirse, hoy, en el departamento más pujante económicamente, y, poco a poco, se está convirtiendo en un epicentro político. Claro que debemos anotar que, a lo largo de estos desplazamientos y transformaciones, no hablamos de la misma Santa Cruz de la Sierra, pues ha venido cambiando. Tenemos que reconocer distintos contextos y diferentes escenarios. Para no ir muy atrás, un contexto histórico es el que se da después de la guerra del Chaco, cuando se reclama y se lucha el 11% de las regalías petroleras. Otro contexto es el posterior a la revolución de 1952, cuando la ciudad y el departamento adquieren relevancia económica y comienzan a crecer tanto demográficamente como urbanamente. Otro contexto notorio es el que se da después de la llamada de “recuperación de la democracia”, desde 1982, cuando Santa Cruz se enfrenta a sus dilemas y contradicciones, entre el pasado y el porvenir, entre opciones en pugna, la hacendada y la campesina, la industrial y la ambiental, todavía esta última incipiente, además de la variopinta constelación de partidos políticos, que, en todo caso, más que diferenciarse se parecen. Este contexto se extiende hasta entrado el llamado “proceso de cambio”, sobre todo en la etapa del proceso constituyente, cuando el Comité Cívico opta por la estrategia de la “media luna”, oponiéndose al proceso constituyente. Esta estrategia deriva en la derrota política.

El reciente contexto es otro, las concomitancias entre el gobierno central y cierta burguesía cruceña es patente, a pesar de las pugnas protagónicas entre la gobernación y el Comité Cívico con el gobierno central. Santa Cruz de la Sierra ha cambiado, es otra ciudad y es otro departamento. Hablamos de una metrópoli plural, que conglomera distintos perfiles demográficos, que interactúan y se entrelazan, ocasionando mezclas y abigarramientos dinámicos. Sin embargo, podemos entrever que los ritmos de estas modificaciones estructurales no son acompañadas en el plano de intensidad político. El campo político está, por así decirlo, rezagado respecto a los desplazamientos sociales y demográficos, las modificaciones antropológicas, así como a los desplazamientos geográficos, en el sentido de la geografía humana.

Si bien el conflicto ha estallado por motivos de la postergación del censo, el conflicto contiene un conglomerado de contradicciones acumuladas. La contradicción más visible tiene que ver las condiciones adecuadas para las próximas elecciones nacionales y subnacionales. No es, por cierto, la contradicción más profunda. Ahondando en los espesores del presente se pueden auscultar planos de intensidad más profundos, que, incluso, tienen que ver con periodos de más larga duración. A pesar de ser el departamento económicamente más pujante, la perspectiva y proyección económica sigue atada al modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Lo que pasa es que acabado el ciclo de la plata y el ciclo del estaño, que nos dejaron cementerios mineros, como describe Sergio Almaraz Paz, e ingresando a la clausura del ciclo hidrocarburífero, la composición económica nacional se desplaza hacia la agroindustria, que está asentada prioritariamente en Santa Cruz. Lo que pasa con la extraxión del oro, sobre todo por cooperativas mineras, no corresponde a ningún ciclo de los recursos naturales, sino a la incursión del capitalismo salvaje, extremadamente depredador, contaminador y destructor, en la transición de la recomposición del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Solo que el extractivismo ahora se hace sentir en la ampliación demoledora de la frontera agrícola, en la expansión de la agricultura de los transgénicos.

Entonces, de la contradicción de la que hablamos tiene que ver con el porvenir mismo de la región. ¿Puede sostenerse a largo plazo una economía extractivista, aunque industrial, basada en la ampliación expansiva de la frontera agrícola, en la destrucción de los bosques, en el arrinconamiento de las comunidades indígenas. La respuesta es no.

En consecuencia, en plena crisis ecológica, crisis de la civilización moderna, crisis del sistema mundo capitalista, de la economía mundo, que contiene al modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, no hay porvenir para la población, para el pueblo, para la sociedad, con la continuidad expansiva de este modelo, ahora recompuesto hacia formas agrícolas e industriales de extractivismo. Ciertamente esta contradicción no ha aflorado visiblemente, ni se ha hecho consciente el pueblo de la misma, salvo los colectivos activistas, ambientalistas, ecologistas, salvo las comunidades indígenas afectadas. Sin embargo, es una contradicción latente, que, de todas maneras, asoma en las insatisfacciones sociales, en las desigualdades sociales, en el crecimiento urbano, que repite la historia de otras metrópolis, ahora abrumadas, precisamente por las consecuencia de una economía motivada por la acumulación abstracta.

No podemos dejar de anotar una contradicción que se hizo patente a lo largo de la historia reciente, la contradicción con el centralismo. El Estado es de por sí centralista, supone la centralización jurídica, politica y administrativa, incluso en el Estado federal de carácter liberal. Lo que es distinto, radicalmente diferente es la Confederación y la Federación anarquista, que es abiertamente anti-centralista, además de realizar la autonomía, la autogestión y el autogobierno. Sin embargo, debemos tomar en cuenta, en la historia del ciclo mediano y en la historia reciente la lucha y los logros de la descentralización. En lo que respecta a esta historia, Santa Cruz ha llevado la batuta, los otros departamentos han obtenido el 11% de regalías. Después, en concomitancia con otros departamentos, se han iniciado procesos diversos de descentralización administrativa. Han sido introducidas las competencias autonómicas departamentales en la Constitución, además, claro está, del entramado de competencias, sobre todo las competencias correspondientes a la autonomía indígena, que se deben a la larga lucha de las naciones y pueblos indígenas.

La contradicción con el centralismo es, en el fondo, una contradicción contra el Estado, entre sociedad y Estado, es una contradicción puesta en evidencia por el anarquismo. Sin embargo, el federalismo liberal ha limitado los alcances de esta contradicción amortiguando el carácter centralista del Estado. En otras palabras, ha mantenido el centralismo, solo que descentralizado en estados de la república federal. De todas maneras, el federalismo liberal no deja de contener la manifestación latente de esta contradicción entre Estado y sociedad, contradicción que tiene que ver con la democracia, en pleno sentido de la palabra, el autogobierno del pueblo. Como se puede ver, se trata de contradicciones no resueltas y que no se resuelven con el federalismo liberal.

Ciertamente, también tenemos que mencionar la contradicción de clases, que el marxismo ha denominado lucha de clases, enunciado que, empero, viene de otras interpretaciones, teóricas y del saber popular, anteriores al marxismo. Empero, hay que tocar esta problemática, de la lucha de clases, en sus singularidades, no de una manera abstracta, como lo hacen las sectas partidarias ideológicas del marxismo militante. El mismo Antonio Gramsci ya hablaba, buscando la singularidad, del fragmento geográfico de clase. Para tal efecto, vamos a abordar las categorías y clasificación de la investigadora Odile Hoffmann, que hemos citado anteriormente.

Uso de las categorías de territorio en el análisis del conflicto

Comencemos con la categoría territorios étnicos, que se refiere a las territorialidades de las naciones y pueblos indígenas. En el departamento de Santa Cruz de la Sierra y en Bolivia sigue pendiente la cuestión colonial y la problemática de la colonialidad. No se ha asumido ni se ha aplicado la Constitución, sobre todo lo que establece el segundo artículo, que reconoce la preexistencia de las naciones y pueblos indígenas, en consecuencia, su derecho a la reterritorialización, a la autonomía, al autogobierno, fuera de la lengua y cultura propias, las normas y procedimientos propios.

En Santa Cruz de la Sierra se encuentran manifiestas los territorios étnicos. Los territorios guarayos, que se encuentran en la provincia de Guarayos, se dedican a la agricultura y crianza de animales. Los territorios chiquitanos, que se encuentran en las provincias de San Ignacio de Velasco, San Miguel, San Rafael. Se dedican a la agricultura de maíz, arroz, yuca, plátano, algodón. Los territorios ayoreodes, que se encuentran en las provincias Germán Busch, Chiquitos, se dedican a agricultura y recolección. Los territorios yuracares, que se encuentran en las provincias de Villa Tunari, Chimoré, Puerto Villarroel, se dedican a la agricultura de maíz, arroz, cítricos, café, maní, frijol, zapallo, yuca, plátano. Los territorios yukis, que se encuentran en las provincia de Carrasco, se dedican a la caza, pesca, recolección, artesanía. Como se puede ver, algunos pueblos indígenas mencionados cruzan los límites departamentales, lo que ya nos plantea el uso de la otra categoría que es territorios de la diáspora.

Sobre todo en la ciudad capital podemos hablar y usar la categoría de territorios ad hoc. Los dispositivos estatales y municipales define ciertos espacios problemáticos y buscan controlarlos mediante procedimientos cartográficos y otros ordenamientos. Como dice Odile Hoffman, a veces estos espacios son ocupados y se convierten en espacios de resistencia. En la Conferencia sobre Diálogos Urbanos se vertieron varios criterios y análisis sobre la problemática urbano. Nos vamos a ayudar con un informe sobre la conferencia mencionada para identificar algunos territorios ad hoc u otros que requieren otras categorías de clasificación.

El director del Centro de Estudios Urbano Regionales (CEDURE), Fernando Prado inauguró el evento con el siguiente diagnóstico:

“Este es un evento importantísimo para los cruceños, una palestra internacional de gran magnitud. Es importante para discutir nuestros problemas. Participaré y comentaremos lo que sucede en el área de la región metropolitana en Santa Cruz”. Desde el punto de vista de Fernando Prado, Santa Cruz ni siquiera ha entendido las problemáticas que está viviendo, razón por la cual la conferencia es vital para el desarrollo de la ciudad y del país.

“Esta ciudad está creciendo dentro de una burbuja… una burbuja de riqueza, de post-modernidad, de globalización, pero en sus minorías, no sabemos lo que realmente está sucediendo”. Prado considera que Diálogos Urbanos significa una esperanza: “vamos a  abrir los ojos y poder tratar distintos problemas que estamos metiendo debajo de la alfombra”.

La anfitriona de la conferencia de prensa fue la directora del Instituto de Investigación de la Facultad de Humanidades de la UAGRM, Mercedes Nostas. La antropóloga destacó la relevancia de contar con connotados académicos y miembros de organizaciones sociales del mundo en la capital cruceña. El expositor del movimiento Rios Vivos de Colombia, Juan Pablo Soler, dijo que el fenómeno latinoamericano de la expansión de la urbanidad es una problemática muy presente e importante a tratar. “Implica una migración de pueblos rurales a la ciudad, comunidades campesinas, indígenas, afrodescendientes, arrieras, barriqueras, que se dedican a la interacción permanente con los ríos, pero fruto de las hidroeléctricas,  fruto de los grandes proyectos minero-energéticos, están siendo despojados de sus formas de vida y siendo obligados a migrar a la ciudad”. Según Soler es esta temática la que preocupa también a Bolivia, teniendo en cuenta los proyectos del Chepete Bala y Rositas, comentando solo dos de los  mismos. “Aplaudimos la posibilidad de pensar el presente, porque con esto construimos el futuro. La expansión desmedida de las ciudades implica mayor extracción de energía, materiales de la ruralidad”. Desde el Movimiento Ríos Vivos de Colombia plantean y socializan propuestas, que se construyen desde los pueblos afectados y amenazados por represas.

Los movimientos sociales que estuvieron presentes en la conferencia se encuentran el movimiento Kaaguazu Rositas, la comunidad alto Tacana, la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú, Movimiento Interestatal de Quebradoras de Coco Babazú y el Movimento dos Atingidos por Barragens de Brasil. Entre otros, también se encuentran los movimientos de base rural como la Federación de Fabriles de Riberalta, la Comunidad María Auxiliadora de Cochabamba, el Barrio Luis Espina, el Consejo de Personas con Discapacidad de La Paz y otros varios grupos del país.

El primer diálogo, en la plenaria, trató sobre las problemáticas, perspectivas teóricas y abordajes metodológicos en los procesos de urbanización en Bolivia y Sudamérica, contando con la participación del experto nacional, Fernando Prado (Bolivia), el creador del término urbanización extensiva y experto en planificación urbana, Roberto Luis Montemor (Brasil), la antropóloga Alison Spedding (Bolivia – Reino Unido) y finalizó con el investigador Horn.

El segundo diálogo trató sobre articulaciones y acción colectiva, más allá de la oposición urbano – rural, desde una mirada de los movimientos sociales y, en particular, de las mujeres que los conforman y lideran. Contó con la participación de la presidenta de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú, Lourdes Huanca y la representante del Movimiento Interestatal de Quebradoras de Coco Babazú, Brasil, Rosenilde Dos Santos, además del ex miembro de la Fejuve de El Alto en octubre del 2003, Vicente Fernández.

Otras temáticas que se abordaron son los relativos a la conflictividad por la tierra urbana, las formas de apropiación y propiedad del suelo y la vivienda, la metropolización y la importancia de las ciudades intermedias, las aproximaciones alternativas a la dicotomía urbano – rural en Bolivia, la diferenciación socio-espacial en las ciudades, las representaciones de la ciudad en las artes, tales como el cine y la literatura.

A propósito de la problemática urbana

El coordinador del proyecto Programa Urbano de la Red UNITAS, Carlos Revilla, uno de los muchos organizadores del evento, dijo: “Queremos establecer un espacio de diálogo entre actores diversos para mostrar cuales son los rasgos de los nuevos procesos de urbanización que se viven a nivel regional y nacional. Muchas organizaciones sociales con las que nos relacionamos están viviendo problemas muy complicados y situaciones nuevas, vinculadas a la reconfiguración actual de lo urbano”.

Interpretando su exposición, de acuerdo a diferentes estudios sobre urbanismo, la tercera década  de este siglo encontrará al 60% de la población mundial viviendo en ciudades. Por ejemplo, en la actualidad y contra lo que quizás algunos piensan, Bolivia es un país predominantemente urbano con un aproximado al 68% de la población que vive en centros urbanos y en las ahora llamadas inter-ciudades, como son Montero, Colcapirhua, Yacuiba o Viacha. Tomando en cuenta el último reporte del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-Habitat), las ciudades continúan siendo los motores de las economías nacionales, dado que entre 60% y el 70% del Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe se origina en áreas urbanas. Las ciudades también son la fuente de numerosos “bienes públicos que resultan decisivos para el bienestar y la cohesión social de la población”. Bolivia cuenta con cinco centros urbanos mayores -más de 250 mil habitantes- y 27 centros urbanos intermedios -entre 20 mil y 249 mil habitantes- haciendo un total de 20 nuevas ciudades intermedias en un periodo de sólo 30 años.

El investigador, que forma parte del Programa Urbano de UNITAS, Walter Arteaga, explicó: “Entre los factores que dan cuenta de las transformaciones urbanas en la sociedad boliviana, encontramos la metropolización y la emergencia de ciudades intermedias como elementos distintivos de este proceso”.  Arteaga señala que Bolivia cuenta con tres regiones metropolitanas -articuladas a La Paz, Cochabamba y Santa Cruz- y 20 ciudades intermedias por fuera de las vinculadas a esas regiones metropolitanas. “Las ciudades intermedias, sean capitales de departamento o centros urbanos en corredores viales, zonas fronterizas, zonas agropecuarias expresan un complejo entramado, en el que la población boliviana busca ingresos laborales, protección social, vivienda, servicios básicos entre otros, y constituyen un desafío para lograr un país inclusivo donde las y los ciudadanos ejerzan sus derechos”[3].

La ciudad de Santa Cruz de la Sierra ha renacido con la planificación urbana, que toma como referente el control circular mediante círculos concéntricos, a partir de un determinado momento, desafiada por su crecimiento vertiginoso, tanto económico como demográfico. Empero, a partir de otro momento, precisamente por los ritmos de crecimiento económicos y demográficos, estos crecimientos desbordan a la planificación urbana, en consecuencia, se experimenta el crecimiento sin control ni planificación.

En la investigación La planificación urbana y su impacto en la calidad de vida en Santa Cruz de la Sierra[4], a cargo de Gabriela Gonzales Faria y Judith E. Serrano Serrano, se visualizan dos Santa Cruz, en sus palabras, una Santa Cruz supuestamente satisfecha y una Santa Cruz insatisfecha. Las mencionadas investigadoras dicen:

“Santa Cruz de la Sierra es actualmente la ciudad con mayor movimiento económico del país; sin embargo, su capacidad para gestionar el factor humano es cuestionable, razón por la cual intentamos identificar las causas que contradicen o paralizan el diseño y la gestión urbana en detrimento de la armonía social y del desarrollo personal. Consideramos que existe una estrecha relación entre la planificación urbana y la calidad de vida, ya que la planificación urbana estratégica se encarga de diseñar una ciudad con base en las demandas y necesidades de la población y gestionarla, priorizando los problemas más complejos”.

Continúan:

“En esta ciudad todo crece a paso acelerado: su territorio, su población, su actividad productiva y laboral, entre otros aspectos. La urbe palpitante del presente es el resultado de un ciclo de vida desequilibrado e irregular, por lo que la sostenibilidad de ésta, la calidad de sus servicios, la oferta de su infraestructura pública, la desigualdad y el nivel de calidad de vida, entre otros temas, generan debates y discusiones entre los especialistas y ciudadanos, a la vez que el interés de inversores, empresarios y gobernantes”.

La planificación urbana se propuso:

“Convertir una aldea de polvo y barro en una ciudad moderna, tendría repercusiones sociales, económicas, culturales, tecnológicas y geopolíticas, que contribuirían decisivamente a transformar la realidad cruceña y boliviana (Limpias, 2010). Los cambios en las dinámicas y procesos multidimensionales de esta ciudad derivaron en su crisis y descontrol, lo cual se refleja en tres hechos contemporáneos:

  • Posicionamiento económico y financiero de la ciudad en el marco nacional e internacional (dimensión económica e institucional).
  • Crecimiento explosivo de la población, asociado a las corrientes de migración (dimensión socio-cultural, económica e institucional).
  • Expansión descontrolada de la mancha urbana (dimensión socio-cultural, físico-espacial y ambiental, económica e institucional).

Estas transformaciones no pasaron desapercibidas en la escala nacional o las redes de ciudades en las que Santa Cruz de la Sierra está insertada. Al ser la ciudad más vital de Bolivia, sea ésta una ciudad global o no (Sassen, 2005), comparte retos y problemas constatados a escala global entre las ciudades que adoptaron el modelo de desarrollo competitivo, como ser: exclusión, migración, contaminación, formalidad vs. informalidad, desigualdad y segregación social, entre otros (Borja, 2007; Mattos, 2010). Se trata, sin duda, de una ciudad donde se habla mucho del modelo competitivo y poco del otro modelo -el sostenible-. ¿Es que acaso este último no presenta rivalidad para lo competitivo en nuestro contexto?

En los instrumentos oficiales de la PUE de Santa Cruz de la Sierra, se establecen objetivos, políticas y programas para un modelo urbano mixto, reconociendo la importancia de dos ciudades o dos versiones de una misma ciudad que son vitales para el funcionamiento de ésta: la Santa Cruz formal y la informal (Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra, 2005). Sobre esta dicotomía, Isabella Prado comenta que Santa Cruz de la Sierra es una ciudad que proyecta una imagen de modernidad, riqueza, progreso y oportunidades. Si bien todo esto es cierto, no menos real es la creciente periferia cruceña, que convive y se cruza tangencialmente con esta realidad, sin llegar a ser parte de ella, más que como espectadora. Más allá de mostrarnos una desigualdad en la distribución del ingreso, nos descubre una ciudad contradictoria, con características de ciudad dual(2008: 1).

La Santa Cruz de dos caras arrastra características urbanas de un pasado planificado eficientemente para su momento, pero ¿qué tan planificada es la realidad urbana en la que vivimos actualmente? Fernando Prado declara que la cotidianidad cruceña poco tiene ya de lo planificado, y lo que debería planificarse permanece sin resolverse, puesto que se siguen desarrollando planes urbanos de orden meramente infraestructurales (1993). Más de medio siglo atrás quedaron los esfuerzos iniciados por los colectivos técnicos y sociales que dieron paso a la gran metamorfosis de Santa Cruz, pues los cambios socio-económicos de la década de 1970 se habrían profundizado con el paso del tiempo hasta la actualidad, al no haber sido tratados desde una visión más amplia e integral para la PU.

Luego de la puesta en marcha del Plan Techint, la OTPR desarrolló Planes Directores en los años 1972 y 1978. Sin embargo, en la década de 1980, poco se intervino en el crecimiento territorial y poblacional, muy distinto a la década de 1990, donde los esfuerzos que se llevaron a cabo -y fueron muchos, entre ellos el Plan Director 1995- estuvieron alineados a lo que se conoce hoy como el Plan Estratégico de Desarrollo Municipal (PDM), requisito establecido por la Ley de Municipalidades (Bolivia, Ministerio de Planificación del Desarrollo, 1999). El Plan Director de 1995 (Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra. Oficina Técnica del Plan Regulador, 1995) constituye el plan más reciente, promotor de cualidades urbanas de las cuales la ciudad goza desde el año 1998 -cuando se empezaron a cosechar resultados de la puesta en marcha de éste- hasta el presente. Entre sus objetivos generales, estaban:

  • Jerarquización del sistema vial urbano en vías distribuidoras troncales, vías distribuidoras primarias: anillos y radiales, vías colectoras, vías locales y peatonales.
  • Reorganización de los escalones urbanos, sin modificar el orden de unidad básica como el barrio, que, una vez agrupados en cuatro, formarían una U.V. (80 a 100 hectáreas aprox.), luego 10 U.V. formarían un distrito (800 hectáreas en promedio), que es el nuevo elemento de estructuración urbana.
  • Descentralización del poder hacia las subalcaldías de los distritos.
  • Destinación del 35% de las áreas urbanizables para el municipio como áreas públicas.

Luego de la elaboración y puesta en marcha del Plan Ordenador de 1995, se han elaborado y aprobado otros documentos técnicos de planificación -mencionados brevemente con anterioridad-, como ser, el Plan de Desarrollo Municipal (Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra, 2008), que sería el único de los municipios bolivianos que incorpora nociones de PU en esta herramienta (CEDURE, 1999), y el Plan de Ordenamiento Territorial (Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra, 2005), de contenido meramente urbano. Estos constituyen un momento urbano más cercano, sin embargo, no estarán desvinculados de los aportes del Plan Ordenador 1995.

En la práctica urbana, las herramientas y los recursos financieros no son los únicos factores necesarios para la buena gestión de la PUE, pues es necesario un gobierno competente que gestione el presupuesto según los planes, conformando, por tanto, una triada: planes urbanos, medios económicos y voluntad política de parte de los gobernantes. ¿Cuántas de estas condiciones se cumplen en Santa Cruz? Fernando Prado resume algunas de las características del ejercicio urbano cruceño:

Tenemos una estructura de clase que frena las políticas populares para el desarrollo urbano y que desconoce la profundidad del problema urbano. Sin embargo, tenemos un potencial enorme en la población migrante que es la que alimenta la economía y que requeriría de políticas radicalmente distintas a las que se aplican hoy. Políticas que valoricen sobre todo a la gente, a la calidad de vida y a las actividades productivas y no a lo meramente estético (Antelo y Fuente, 1988: 12)”.

En lo que respecta a los territorios de las diásporas, tenemos las territorialidades urbanas conformadas por los migrantes. Las migraciones abundantes de los valles, del altiplano y de la cordillera son notorias en el nuevo perfil de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.  Obviamente también se nota la migración a la ciudad capital de pueblos nativos de tierras bajas. Entonces, de alguna manera podemos hablar de territorios de diásporas indígenas en la propia ciudad de Santa Cruz.

Una vez utilizado las categorías de territorios éticos, territorios ad hoc y territorios de las diásporas, provenientes de la investigadora Odile Hoffman, vamos a proponer otra categoría de análisis espacial, vamos a hablar de territorios avasallados, ahora que los colonizadores y las cooperativas mineras invaden los espacios de los parques nacionales, áreas protegidas y territorios indígenas.

Como se puede ver toda esta complejidad geográfica, política, sociología antropológica, económica y cultural, hace de contexto e incide, con sus dinámicas inherentes, en la situación y condiciones singulares de una coyuntura en crisis múltiple. Las distintas territorializaciones, también desterritorializaciones, así como reterritorializaciones, configuran espacialmente la geografía social del país y del departamento de Santa Cruz, modificando el perfil de sus ciudades y del área rural. Es en este contexto geográfico y tomando en cuenta sus dinámicas y sus vectores que debemos analizar, interpretar, comprender y entender el estallido del conflicto social y político en la actualidad.

Conclusiones provisionales

  1. Se nota una tendencia marcada de desplazamiento geográfico político y social en Bolivia, del llamado “occidente” se pasa al llamado “oriente”, como núcleo organizador de una nueva composición del campo gravitacional económico y político, también social.
  1. Santa Cruz de la Sierra es el escenario de estos desplazamientos geográficos, políticos, sociales y culturales. Ciertamente no solo, pues las singularidades de las trasformaciones y desplazamientos se dan en toda la geografía social y humana de Bolivia. Solo que en Santa Cruz se hace visible por la intensidad del conflicto y la crisis múltiple, que afecta al país, al continente y al mundo.
  1. Estamos asistiendo a la emergencia de otro pueblo, compuestos por otras multitudes, otros colectivos, que articulan, de manera dinámica, las herencias decodificadas y actualizadas.
  1. Sin embargo, las ideologías persistentes quedan, insistiendo en sus anacronismos, en sus limitaciones, en su incapacidad de interpretar la realidad, sinónimo de complejidad. Los “enemigos”, que, en realidad son cómplices del círculo vicioso del poder, se aferran a estas ideologías trasnochadas. Siguen insistiendo en pugnas, opciones y antagonismos pasados, que no tienen validez ahora. Lo hacen para preservar sus privilegios, tanto de casta política, de “izquierda” o de “derecha”, de burguesías, tanto las tradicionales como las de los nuevos ricos, burguesía rentista y burguesía mafiosa.
  1. La realidad, sinónimo de complejidad, puede ser interpretada desde la experiencia social, en sus distintas memorias, la corta, reciente, la mediana, nacional, la larga, indígena. La interpretación se hace efectiva desde la potencia social, desde la rebelión. El conformismo o la repetición de lo mismo inhibe la potencia, limita la visión y la comprensión, anula la capacidad de entendimiento y, sobre todo, de actuar.
  1. Los nuevos perfiles del conflicto social, en la coyuntura de la crisis múltiple, anuncian una nueva generación de luchas, cuyas finalidades son otras, nuevas, distintas, a los objetivos de las luchas pasadas. Se hace presente el deseo de autonomía, autogestión y autogobierno.
  1. La alternativa alterativa a las genealogías de la dominación, basadas en la larga y permanente guerra contra las mujeres y la vida, genealogía de las civilizaciones, es el confederalismo democrático de los pueblos.

Notas

[1] Ver de Odile Hoffmann “Las configuraciones territoriales de movilidad, o el espacio como lenguaje político”. https://books.openedition.org/irdeditions/32687#tocfrom1n5.

[2] Ver Santa Cruz de la Sierra en Enciclopedia Libre, Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Santa_Cruz_de_la_Sierra.

[3]  Ver Desde Santa Cruz se debate sobre problemáticas urbanas de Bolivia para la región. https://www.urgente.bo/noticia/desde-santa-cruz-se-debate-sobre-problematicas-urbanas-de-bolivia-para-la-región.

[4] Ver La planificación urbana y su impacto en la calidad de vida en Santa Cruz de la Sierra, de Gabriela Gonzales Faria y Judith E. Serrano Serrano.  http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1990-74512014000200004.

Demografía: descripción de la población

Demografía:

descripción de la población

 

 

Raúl Prada Alcoreza

 

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Demografía

La demografía es la disciplina de la cuantificación de la población, que estudia los procesos demográficos, como los relativos a la natalidad, a la mortalidad y a la migración, además de otros que tienen que ver con la movilidad espacial, también con la movilidad social. A partir de estos estudios y estas investigaciones, que comprenden cuantificaciones y cálculos, se construyen indicadores, que miden precisamente los procesos demográficos. Indicadores que tienen que ver con las probabilidades de natalidad y mortalidad, probabilidades de migración de crecimiento, así como indicadores más complejos, como los relativos a la fecundidad. La demografía ha construido cuadros que nos muestran y comparan el comportamiento de la población, por grupo etario y por sexo. También se puede distribuir en los cuadros el comportamiento de la población según región. Hay distintos modos de lograr cuadros que nos muestren comparaciones tanto de valores absolutos como de valores relativos. La descripcióndemográfica usa gráficas, que nos muestran las curvas de los fenómenos poblacionales,entonces, podemos ver las tendencias del crecimiento, las tendencias de la natalidad, de la mortalidad y de la migración. A parir de estas mediciones y descripciones se pueden llegar a hacer comparaciones por países, contando con la información comparable en su momento. Para tales efectos se cuenta con el recurso de los censos científicos.

El análisis demográfico es el análisis de los datos demográficos, el análisis de los procesos demográficos, de los comportamientos demográficos, el análisis de las estructuras demográficas.El análisis tiene como referente no solamente los datos de la cuantificación, las estadísticas demográficas, sino también las estadísticas sociales. La demografía basa sus análisis desde una perspectiva amplia, que involucra a otras disciplinas y saberes, por ejemplo, los análisis socio demográficos, socioeconómicos demográficos, etnodemográficos. Por otra parte, desde una perspectiva longitudinal, se ha desarrollado la demografía histórica, que se basa en archivos históricos, que recogen varias fuentes y registros, que permiten armar trayectorias vitales; pueden ser relativos a los archivos parroquiales u otros registros, por ejemplo, correspondientes a las enumeraciones que se hacían en el pasado. Archivos que nos muestran datos históricos, a partir de los cuales se pueden construir trayectorias generacionales, historias de vida generacionales. En consecuencia, se cuenta con una gama de perfil del análisis demográfico.

La demografía puede considerarse una caja de herramienta para efectuar el análisis, no solamente demográfico, sino, como hemos dicho, sociodemográfico, socioeconómicodemográfico y etnográfico, así como incursionar en análisis más amplios, que respondan al estudio de temáticas y problemáticas acuciantes y en cuestión. Pueden ser análisis que requieran una perspectiva histórica o de otra índole. En ese sentido, llegamos a las teorías demográficas.

Nos interesa hacer una introducción a la demografía para que se pueda abordar, de manera más adecuada, la discusión sobre los censos poblacionales, censos que, además, comprenden la posibilidad de realizar muestreos, a partir de los cuales se puede inferir y estimar comportamientos, relativos a lo que se busca con el análisis muestral, en mayor profundidad. De esta manera, vamos a dedicar un bloque de la exposición, a la introducción a la demografía;después, otro bloque, el siguiente, va a estar dedicado a los censos, al análisis de los censos, al análisis sobretodo de la problemática de los censos, de sus requisitos, de sus condiciones de posibilidad, para la realización de los mismos, como los relativos a la actualización cartográfica, a la cobertura completa, a la adecuada boleta, a la preparación técnica.

Introducción a la demografía

La demografía es una disciplina  que estudia cuantitativamente, mediante el recurso de la estadística, las poblaciones humanas; su dimensión, estructura, evolución y características generales, así como los procesos concretos que determinan su formación, conservación y desaparición. Tales procesos son los de fecundidad, mortalidad y migración: emigración e inmigración. También, en un contexto mayor, se pueden estudiar los fenómenos relativos a la movilidad espacial y la movilidad social, más acá y más allá de la migración. La variedad de combinaciones de esos fenómenos, independientes entre sí, supone la velocidad de las modificaciones de la población, tanto en sus dimensiones numéricas como en su estructura poblacional. La demografía es un campo de estudio, de investigación, de cuantificación, de construcción de indicadores y de análisis de los fenómenos poblacionales. Estudia el tamaño de la población, su composición y distribución espacial, así como de los cambios en la misma y de los componentes en dichos cambios, como fecundidad, mortalidad y migración, además, como dijimos, de la movilidad espacial y la movilidad social. La demografía se ha transformado debido a la acumulación de sus conocimientos y técnicas, además de la madurez de sus análisis; lo mismo debemos decir respecto a sus metodologías de investigación, de cuantificación y de construcción de indicadores. En esta perspectiva ha desarrollado sus propias interpretaciones y teorías.

Se puede hablar de demografía estática y de demografía dinámica; los dos estilos de la demografía, que corresponden a dos perspectivas, una de momento y otra temporal, una transversal y la otra longitudinal,  están interrelacionados entre sí, la separación es un tanto artificial, puesto que el objetivo de estudio es el mismo: las poblaciones humanas.

Demografía estática

Es el enfoque de la demografía que estudia las poblaciones humanas en un momento de tiempo determinado, desde un punto de vista de dimensión, territorio, estructura y características estructurales. La dimensión corresponde al conjunto de habitantes que residen habitualmente en un territorio, geográficamente delimitado. El territorio es el lugar de residencia de los habitantes, que puede globalizarse o, en contraste, desagregarse como, por ejemplo, una nación, una región, una provincia, una ciudad, un municipio, una localidad dada, una comunidad. La estructura de una población es la clasificación de sus habitantes según variables de persona. De acuerdo a las clasificaciones otorgadas por Naciones Unidas, estas variables son: edad, sexo, estado civil, lugar de nacimiento, nacionalidad, lengua, nivel de instrucción, nivel económico y fecundidad.  

Demografía dinámica 

Es el enfoque de la demografía que estudia las poblaciones humanas desde el punto de vista de su despliegue, desenvolvimiento y transformación, desplazamientos o metamorfosis, en el transcurso del tiempo. Sus composiciones urbanas y rurales. Los mecanismos por los que se modifica la dimensión, estructura y distribución geográfica de las poblaciones. Los engranajes y mecanismos de estas dinámicas demográficas son la natalidad, la mortalidad, la familia, la fecundidad, el sexo, la edad, la educación, el divorcio, el envejecimiento, la migración, el trabajo, la emigración y la inmigración. 

Una de las forma de ilustrar las descripciones son las tablas demográficas, que son los datos estadísticos, las cifras, los números índices y gráficos. Las instituciones encargadas utilizan el censo total, por lo menos, de acuerdo a lo establecido por Naciones Unidas, cada diez años, o realizan muestreos, estimaciones, mensuales o, en su caso, anuales. Tienen que estar diseñados de forma que no solo se puedan establecer estadísticas descriptivas, sino que también puedan realizarse análisis demográficos cruzados, también análisis demográficos comparativos. Pueden enfocarse  distintos fenómenos o características específicas, desde económicos hasta culturales; los ingresos anuales, tomando en cuenta las edades, también se puede considerar la distribución de ingresos por clases sociales, en la nación y en una comunidad, por viviendas y familias; investigar, estudiar y analizar los comportamientos culturales de acuerdo a las características demográficas. Así como tópicos generales, teniendo en cuenta su detalle en variables básicas, riqueza, poder y movilidad social.

Los datos estadísticos demográficos son objeto de análisis y de estimaciones, así como de proyecciones; interpolaciones, extrapolaciones, series de tiempo, curvas logísticas, patrones de crecimiento, de acuerdo a un referente de sociedad, patrones de disminución por desastres naturales, epidemias, guerras u otras crisis particulares.  

Teorías demográficas

Transición demográfica

Según el paradigma de la transición demográfica, los cambios en una población tienen tres componentes: nacimientos, muertes y migración. La transición demográfica, en tanto proceso, disminuye el efecto de cuatro grandes riesgos sociodemográficos: la alta mortalidad, la elevada fecundidad, el acelerado crecimiento demográfico y la estructura etaria joven. Dependiendo, con mayor o menor intensidad, así como de velocidad, todos los países de América Latina y el Caribe han iniciado el proceso de la transición demográfica; se ha observado que todos han empezado a reducir sus tasas de fecundidad y mortalidad. El CELADE ha elaborado topologías para identificar los riesgos sociodemográficos que atraviesan los países, según el grado de avance de la transición demográfica. La transición demográfica se caracteriza por diferentes fases.

La transición demográfica

La primera transición demográfica

La transición incipiente: con alta natalidad y mortalidad y con un crecimiento natural moderado, del orden de 2.5 %, tienen una estructura por edades muy joven y una alta relación de dependencia.

La transición moderada: alta natalidad pero cuya mortalidad es moderada. Por este motivo su crecimiento natural es todavía elevado, cercano al 3 %. En esta etapa se ubica, por ejemplo, Guatemala, donde el descenso de la mortalidad, sobre todo durante el primer año de vida, se ha traducido en un rejuvenecimiento de la estructura por edades, lo que también lleva a una elevada relación de dependencia.

 

La plena transición: con natalidad moderada y mortalidad moderada o baja, lo que determina un crecimiento natural moderado cercano al 2 %. Aquí el descenso de la fecundidad es reciente y la estructura por edades se mantiene todavía relativamente joven, aun cuando ya ha disminuido la relación de dependencia.

La plena transición: con natalidad moderada y mortalidad moderada o baja, lo que determina un crecimiento natural moderado cercano al 2 %. Aquí el descenso de la fecundidad es reciente y la estructura por edades se mantiene todavía relativamente joven, aun cuando ya ha disminuido la relación de dependencia.

 

La transición avanzada: con natalidad y mortalidad moderada o baja, lo que se traduce en un crecimiento natural bajo, del orden del 1 %.

Segunda transición demográfica

El concepto de la segunda transición demográfica fue creado por Lesthaghe y D. J. van de Kaa en 1986. Es un concepto nuevo. La segunda transición demográfica, en un contexto estable de baja fecundidad y mortalidad, describe los cambios en la composición de la familia y de las uniones en los patrones de reconstitución de las familias en países occidentales. Además de niveles de fecundidad inferiores al nivel de reemplazo y sostenidos en el tiempo, la segunda transición demográfica se caracteriza por: (i) incremento de la soltería, (ii) retraso del matrimonio, (iii) postergación del primer hijo, (iv) expansión de las uniones consensuales, (v) expansión de los nacimientos fuera de matrimonio, (vi) alza de las rupturas matrimoniales, (vii) diversificación de las modalidades de estructuración familiar.

 

Revolución reproductiva

La teoría de la revolución reproductiva es crítica a las limitaciones de la teoría general de la transición demográfica, derivadas de su metodología de investigación -apoyada en estudios transversales y expresada en las pirámides de población- ya que proyectaría una visión incompleta no holística de la dinámica población (nuevas fases se deben incorporar a la transición demográfica para dar cuenta de nuevos fenómenos) dejando sin explicación algunos de los mecanismos de reproducción de las poblaciones en la sucesión intergeneracional que se están manifestando en las sociedades modernas. Como propuesta de cambio de paradigma la revolución reproductiva -apoyada en estudios longitudinales- pretende dar cuenta de los cambios demográficos de manera sistemática y no alarmista ni catastrofista, integrando en buena medida las consecuencias sociológicas que caracterizan la segunda transición demográfica.

 

La teoría de la revolución reproductiva está descrita por John MacInnes y Julio Pérez Diáz en sus publicaciones The reproductive revolution. Los autores señalan la radical relevancia que tiene en su teoría y en los nuevos fenómenos demográficos el concepto de eficiencia reproductiva, así como la longevidad y el reemplazo generacional en las sociedades modernas. Siguiendo el hilo conductor de las ideas de Kingsley Davis (1908-1997) expuestas en 1937 sobre el futuro de la familia y de la fecundidad, establece consecuencias muy distintas sobre las implicaciones y consecuencias que la revolución reproductiva tiene en el descenso del trabajo reproductivo: el declive del patriarcado, la desregulación social de la sexualidad, el paso del género a la generación como eje de distribución de roles productivos-reproductivos, el reforzamiento de lazos familiares y otras consecuencias positivas de la madurez de masas -el mal llamado envejecimiento de la población -.

 

Censos

En estadística descriptiva, se denomina censo al recuento de individuos que conforman una población estadística, definida como un conjunto de elementos de referencia sobre el que se realizan las observaciones. El censo de una población estadística consiste básicamente en obtener mediciones del número total de individuos mediante diversas técnicas de recuento y se realiza cada determinado período.

El censo es una de las operaciones estadísticas que no trabaja sobre una muestra estadística, sino sobre la población total; mientras que el período de realización depende de los objetivos para los que se necesiten los datos. Se llevan a cabo censos poblacionales cada lapso de tiempo definido institucionalmente, en algunos casos el mismo período es  utilizado para censos agropecuarios. Naciones Unidas ha establecido un temporalidad de diez años para la realización de los censos de población, a fin de que puedan compararse, aprovechando la conciencia del momento del censo. Desde el punto de vista del trabajo de investigación, se considera al censo técnica e instrumento de enumeración, que usa como unidad de cuantificación o registro a la ficha censal de la población.

El censo se lleva a cabo a través de la aplicación de un seguimiento estadístico o encuesta  a toda la población objetiva; en esto, se procede a reducir todos los números de dicha operación; esta información sirve para realizar muestreos cuando no es posible realizar censos, sean estadísticamente representativos o no.

Uno de los casos particulares de censo, pero al mismo tiempo uno de los más comunes, es el denominado censo de población, en el cual el objetivo es determinar el número de personas que componen un grupo, normalmente un país o una nación. En este caso, la población estadística comprendería a los componentes. En general, un censo de población puede realizar algunas actividades extras que no se corresponden específicamente con la operación censal estadística. Se busca calcular el número de habitantes de un país de territorio delimitado, correspondiente a un momento o período dado, pero se aprovecha igualmente para obtener una serie de datos demográficos, económicos y sociales relativos a esos habitantes, considerados desde un punto de vista cuantitativo. Es la fuente primaria de las estadísticas básicas de población que son necesarias para fines gubernamentales y aspectos de planificación económica y social.

Hay dos tipos de censos de población: Censo de hecho o de facto y censo de derecho o iure. En el primero se cuantifican a todos los habitantes, que se hallan, en el momento del censo, en la vivienda o unidad de referencia; el segundo se efectúa entrevistando a las personas en el lugar de residencia habitual.

 

Censo de población

Conjunto de operaciones, que permiten conocer el efectivo de la población de un territorio, en una fecha dada, con detalles referentes a la distribución de esa población por unidad administrativa, de acuerdo a una gama más o menos extensa de Características[1].

En ocasiones se habla de censo general queriendo indicar que queda cubierto todo un país, decenso parcial si únicamente se refiere a determinadas porciones. Generalmente el censo viene prescrito por una ley que fija su fecha de ejecución y eventualmente ciertas modalidades de éste. Toda persona interrogada tiene la obligación de contestar con exactitud, quedando el carácter confidencial de las respuestas protegido por una ley sobre el secreto estadístico. En los casos más favorables los censos efectúan con una periodicidad regular, por ejemplo, cada 10 años. Con semejante periodicidad puede seguirse cómodamente le evolución de los grupos decenales de generaciones. Durante años, algunos estados, como por ejemplo Francia, han gozado de condiciones todavía mejores, ya que a partir de 1801 casi siempre los censos han tenido lugar cada cinco años. Esta excelente regularidad quedó rota después de la segunda guerra mundial, en que las fechas elegidas han sido 1946, 1954, 1962, 1968, 1975 etc. Como viene siendo recomendado por diversas instancias, con vistas a una comparabilidad internacional, es deseable que los censos nacionales tengan lugar en fechas cercanas siendo los años propuestos aquellos cuyas milésimas terminan en cero.

La ejecución de un censo supone una larga fase preparatoria, en el transcurso de la cual puede haber censos de prueba o censos pilotos, encaminados a comprobar diferentes aspectos del procedimiento proyectado, redacción de los cuestionarios, determinación de las secciones censales etc. La ejecución propiamente dicha puede tener lugar en un día fijo determinado, lo cual moviliza unos medios muy importantes para realizar un gran número de operaciones, en un tiempo tan corto. El desarrollo del trabajo sobre el terreno puede más cómodamente repartirse a lo largo de cierto periodo, aunque los informes recopilados tienen que referirse a la situación en una fecha precisa, la del inicio de las operaciones; en este último caso es particularmente indicado fijar el periodo del censo en una época del año en que la población no sea demasiado móvil, puesto que los desplazamientos de las personas son obstáculo para un empadronamiento preciso. En muchos países los cuestionarios utilizados son esencialmente la hoja de domicilio, la hoja censal individual, el censo de vivienda. En cuanto a la explotación de los datos, a pesar de cómo, de qué, constituye la base final del censo.

Su programa tiene que ser concebido desde la fase preparatoria, ya que influirá sobre algunas de las disposiciones, que habrá que tomar para organizar la recogida de datos. Si bien antes que nada las informaciones, que se buscan, conciernen a los datos más específicamente demográficos, localización de la población en el territorio, distribuciones por sexo, edad, estado matrimonial y según las agrupaciones por familias y matrimonios, también se aprovechan las operaciones del censo para recoger unos datos difíciles de obtener de otro modo. Más corriente mente datos referentes alojamiento, nivel de educación, actividad económica, a veces sobre la religión, los ingresos y otras características sociales y culturales de la población.

El censo ofrece asimismo la posibilidad de informar sobre determinados aspectos del movimiento de la población, tanto interrogando a las personas sobre las migraciones efectuadas, desde determinada fecha, como preguntando a las mujeres sobre su historia genésica. Puede que para aligerar el proceso de recolección algunas preguntas solamente sean planteadas a una fracción de la población. Asimismo, la explotación de datos puede pasar, por lo menos en parte, en un recuento por sondeo de los cuestionarios, bien porque se quieran reducir los costes o bien porque se deseen publicar rápidamente algunos resultados. Las dificultades, que bajo todos los aspectos existen para captar instantáneamente la fisonomía constantemente cambiante de una población, se traducen en cierto porcentaje de cómputo duplicado y de omisiones, que tienen repercusiones variables sobre las estadísticas publicadas; a semejantes errores cuantitativos se añaden unos errores cualitativos, relacionados con las características de los individuos que han declarado mal o no han hecho la declaración.

Aparte de su función irremplazable como medio para definir a la población legal y obtener las diferentes características del estado de la población, el censo ofrece la base indispensable para el establecimiento de planes de sondeo, primordialmente en vistas a ulteriores encuestas sociodemográficas. En los países donde el estado civil funciona defectuosamente o no existe, el censo es un medio privilegiado para el conocimiento de la población y para remediar la falta de datos sobre el movimiento de la población. Se procura que en los cuestionarios figure el mayor número de preguntas retrospectivas.

Censo complementario

Censo de un municipio que se efectúa cuando se presume un crecimiento de la población superior al 10%, desde el último censo general y que tiene la finalidad de modificar la población legal de ese municipio. Dado su objetivo y tipo elemental de datos recogidos, la operación más bien merecería la denominación de empadronamiento complementario[2].

Censo de viviendas

Recuento que se rellena con motivo de un censo de población, que recoge la relación de las abitaciones y ambientes con los que se compone una casa o un inmueble, los diferentes datos sobre las características de estos últimos, fecha de construcción materiales número de pisos[3].

Condiciones de posibilidad del censo de población

Hablemos primero de las condiciones de posibilidad técnicas. ¿Qué quiere decir esto? Que se cuente con una masa crítica de demógrafos, de estadísticos, de cartógrafos y, secundariamente, de otras ramas de las ciencias sociales, sobre todo para el análisis. En relación a lo primero, al área operativa de la cuantificación, es importante anotar que es indispensable también contar con geógrafos y con instrumentos geográficos, que permitan no solamente considerar los mapas correspondientes a la geografía de la población y de la geografía humana, sino contar, sobretodo, con los instrumentos de correlación entre espacio y población.

El contingente de recursos humanos e instrumentales mencionados pueden congregarse en una instancia institucional, que en los países y estados se identifican con el Instituto Nacional de Estadística (INE). Entidad que debería ser descentralizada y autónoma, independiente de las contingencias políticas, de las intervenciones gubernamentales y de otros dispositivos y aparatos del Estado, salvo para lo que se requiere estrictamente, en términos de apoyo jurídico político y de logística.

Al respecto, es también importante contar con la experiencia en la realización, administración, programación y elaboración del censo. Así también con la experiencia en la producción de datos demográficos y sociodemográficos. Ambas experiencias o bagajes acumulados implican también tomar en cuenta la historia de los censos, sobre todo contar con la evaluación técnica de los censos anteriores. Hablamos de los análisis intercensales, de tal manera, que esta actividad suponga, en la medida que se pasa de un censo científico a otro, se mejoren la producción de datos, la construcción de indicadores, la difusión y la publicación de estos, atendiendo los requerimientos no solamente del Estado y de las instituciones estatales, sino sobre todo de la sociedad.   

En Bolivia el primer censo científico fue el de 1976, el segundo censo científico fue el de 1992 y el tercer censo científico fue el del 2001; en cambio, el “censo” del 2012 no llego a ser tal, un censo científico, por qué no cumplió con los requisitos técnicos, no se hizo actualización cartográfica, no se respetó la boleta censal, tanto la parte que corresponde a la comparación internacional, así como la relativa a la comparación nacional. Hay preguntas que no corresponden, puesto que no son preguntas armadas metodológicamente, con el objetivo deconstruir indicadores. Este mal manejo del “censo” del 2012 terminó en un desastre, puesto que, en realidad, no hubo tal censo. En consecuencia, no se tiene una base de datos, para producir datos estadísticos e indicadores demográficos. No se tiene hasta ahora ningún resultado, salvo lo que se conoce en la jerga demográfica y estadística como “cocina” de datos, correspondientes a generalidades de la población. Las publicaciones generales esporádicas, provisionales e incompletas, del “censo” del 2012, son lamentables, están llenas de contradicciones. Por ejemplo, se habla de una disminución de la tasa de mortalidad, de la tasa de mortalidad infantil, específicamente, lo que implica necesariamente un aumento del crecimiento demográfico, de la tasa de crecimiento, así, aunque no necesariamente, de una mantención o incremento de la tasa de fecundidad. Sin embargo, el “censo” o los resultados del “censo” del 2012 muestran disminuciones de la mortalidad y sobre todo de la mortalidad infantil y una disminución de las tasas de crecimiento y de las tasas de fecundidad. Esto demuestra que ha habido “cocina”, en el sentido más grueso de la palabra, sin considerar la armonía de todos los resultados. Por eso decimos que los censos y los institutos de estadística deben estar alejados de toda contingencia política, de cualquier influencia política; su composición debe estar integrada por profesionales, por técnicos y analistas bien formados. En estos casos, en lo que respecta a los censos, la producción de datos e indicadores, no se pueden improvisar.

Volviendo a la historia de los censos, lo que antes había del censo científico de 1976, eran, lo que se llama en la jerga demográfica, ennumeraciones de población, en el mejor de los casos, podrían llamarse enumeraciones completas; lo que hace a una de las características generales del censo. Estos censos anteriores a 1976 no son censos científicos. Por otra parte, antes del censo mencionado, hay solamente enumeraciones de la población; esto ocurre tanto con el censo de 1900, así como con el censo de 1950. Son, en realidad, ennumeraciones completas. Lo que había durante la administración colonial eran visitas y revisitas, que tienen que ver con el tributo indígenal. Esto es muy importante aclarar, esta diferencia entre lo que eran las numeraciones de las visitas y revisitas, que, evidentemente, no son en numeraciones completas, puesto que atienden a los tributarios, a las cabezas de las familias sometidas a la tributación. Redundando, las enumeraciones completas no cumplen con los requisitos y la metodología para ser censos científicos. Los censos científicos están construidos metodológicamente para producir indicadores demográficos, sociodemográficos, socioeconómicos y demográficos, inclusive pueden ser capaces de darnos indicadores sociodemográficos y culturales.

Volviendo a las condiciones de posibilidad del censo científico, es importante contar con la empatía y la aprobación de la población, para tal efecto es indispensable que la población esté bien informada de lo que es un censo, de lo que busca el censo, de lo que aporta el censo, pero también de lo que implica la interrelación entre población, que es objeto del censo, y los dispositivos de cuantificación y del censo, que son institucionales. En el mejor de los casos se puede contar con la participación de la población.

En la década de los noventa, del siglo pasado, en un departamento del Instituto Nacional de Estadística, se intentó, a partir de un análisis intercensal, proponer censos experimentales, que incorporen la participación poblacional. Lo que equivalía avanzar hacia censos participativos, donde la población se involucra en la producción de datos y de indicadores. La experimentación se hizo en la población de Lahuachaca, de la provincia Aroma del Departgamento de La Paz. Sin embargo, a pesar de una experiencia experimental y su proyección operativa, no se continuó con la misma experiencia, tampoco se lograron resultados, como para ser promovidos en los censos venideros. De todas maneras, esta incursión queda pendiente, sobre todo cuando se requiere no solamente empatía y aprobación de la población, sino incluso su propia participación.

Considerando la situación actual, la necesidad de realizar un censo científico en el 2022, teniendo, además, en cuenta que no hubo un censo el 2012, que, por lo tanto, estamos atrasados en relación a la producción de datos, no estimativos, sino que corresponden a resultados de censos, es obviamente indispensable y una tarea urgente realizar el censo. Pero para que esto ocurra se tiene que contar con las condiciones de posibilidad técnicas del censo.Por el momento no las hay, puesto que tenemos un Instituto Nacional de Estadística coptado por el partido de gobierno, sometido a las contingencias de los avatares políticos; lo que no es ninguna garantía para que pueda llevarse a cabo un censo científico. No se ha realizado hasta el momento uno de los requisitos básicos de cualquier censo científico, que es la actualización cartográfica. Por otra parte, precisamente por la crisis política y beligerancias políticas, el censo ha entrado en un debate insustancial, no apropiado; este debate es meramente político, entre los bandos involucrados. Cualquier debate al respecto debe ser técnico. En ese sentido, es indispensable comenzar a cumplir con los requisitos y lograr las condiciones de posibilidades técnicas del censo. Lo más aconsejable es contar primero con un Instituto Nacional de Estadística descentralizado y autónomo, profesional, técnico y analítico, independiente de las contingencias políticas. Una vez hecho esto, se tiene que contar con la evaluación crítica de los censos anteriores, sobre todo la evaluación intercensal; buscar mejorar la producción de datos y de indicadores sociodemográficos y socioeconómicos, incluso socioculturales.

En lo que respecta una de las de las discusiones dadas, que tienen que ver con la identidad cultural, la identidad lingüística, la identidad “étnica”, por así decirlo, antes del censo del 2001 se hizo un muestreo expansivo con respecto y en las poblaciones indígenas de Bolivia. Este muestreo expansivo se llamó inapropiadamente Censo de las Poblaciones Indígenas de Bolivia, de tierras altas y tierras bajas, que se realizó en 1994. En este muestreo exhaustivo se contó con la participación de las organizaciones indígenas, CONAMAQ Y CIDOB, así como con el financiamiento de Naciones Unidas. Los resultados fueron realmente ponderables por la cantidad de información, el detalle de información, la cuantificación diferenciada de los pueblos indígenas, sus características estructurales, económicas, sociales, culturales y demográficas, inclusive las relativas a las prácticas en la agricultura y en la agropecuaria, en la caza y en la recolección. Se cuenta con la publicación de estos resultados, relativos al muestro exhaustivo mencionado; han sido publicados los resultados sociodemográficos, así como el análisis de los mismos[4]. Entonces se cuenta con esta experiencia, además de volúmenes de investigaciones antropológicas. Se cuenta con esta experiencia y heurística, que aporta, desde la perspectiva de la producción de datos e indicadores diferenciales, como los relativos a las poblaciones indígenas, a la posibilidad de un censo científico que incorpore la producción de datos e indicadores diferenciales.

Por otra parte, hay que aclarar, que un censo científico no se hace para resolver los problemas de distribución presupuestaria, este es otro asunto. Tampoco de distribución de escaños del Congreso. Aunque un censo pueda servir, secundariamente, para esto, no es el objetivo del censo. Al respecto hay confusión enorme con relación a la utilidad del censo, a la utilización de éste y de sus datos e indicadores estadísticos. Aumentando la confusión, se ha sugerido introducir el tema religioso; bueno, en todo caso, estas son preguntas que se consideran de opinión, que requieren de preguntas de control, para cumplir con los requisitos metodológicos de construir indicadores apropiados, que, en todo caso son destinadas al muestreo, que puede darse en el censo mismo. Para tal efecto se requieren preguntas de control, para la obtención de buenos resultados. Este es otro problema, otra confusión relativa a los pedidos que se han venido haciendo, respecto a la elaboración del censo. Para salir de estas confusiones, es indispensable que el equipo técnico aclare a la población sobre el significado del censo científico, su utilidad y pertinencia. Puede que retome las demandas de la gente, empero, con el objeto de la producción de datos e indicadores, las preguntas demandadas requieren ser transformadas, mediatizadas y convertidas en preguntas metodológicas, para poder obtener resultados adecuados, datos específicos e indicadores diferenciales, correspondientes a los censos.

En resumen, se requiere entonces lograr contar con estas condiciones de posibilidades técnicas para la realización del censo, para tal efecto es indispensable el compromiso de todos los involucrados. Para comenzar, es indispensable contar con un Instituto Nacional de Estadística descentralizado, autónomo y técnico; después se requiere de una actualización cartográfica; seguidamente, para situar y contextuar el censo en cuestión es menester efectuar el análisis intercensal; a continuación o paralelamente se requiere contar con los instrumentos apropiados, de la logística, de la organización, de los equipos,  de la boleta censal integrada, probada  clara, que coadyuve en la conformación de la base de datos, posteriormente, que sea el substrato apropiado para la elaboración de datos e indicadores diferenciales, fuera de los indicadores de comparación intercensal.

El tema de la fecha del censo se ha convertido en otro problema de discusión, pero de una discusión que es política, lo que de por sí no es apropiado. El censo puede darse un plazo perentorio, no necesariamente el plazo que ha llegado a acordar, políticamente,  el gobierno y otras instancias de gobiernos autónomos, sino con definición de plazos que determine un equipo técnico, no los políticos. En consecuencia, para cumplir con el logro de las condiciones de posibilidad y los el requisito técnicos del censo, se requiere de un acuerdo entre las partes involucradas, sobre todo con la población, sobre la condiciones mismas de partida del censo. Un acuerdo que sea, a su vez, un compromiso, para evitar los obstáculos técnicos, metodológicos, inclusive logísticos. Una vez que se haya logrado logrado cumplir con las condiciones de posibilidad y los requisitos técnicos del censo, se puede lanzar la ejecución del llamado censo científico.          

Notas

[1] Ver de Roland Pressat Diccionario de demografía. Oikos-Tau. Barcelona 1987.

[2] Ibidem.

[3] Ibidem.

[4] Análisis sociodemográfico. Poblaciones Nativas. Proyecto Bol/94/P06.